“Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para
que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado; pues a ninguno
tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Porque
todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús. Pero ya conocéis los
méritos de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio. Así
que a este espero enviaros, luego que yo vea cómo van mis asuntos; y confío en
el Señor que yo también iré pronto a vosotros. Mas tuve por necesario enviaros
a Epafrodito, mi hermano y colaborador y compañero de milicia, vuestro
mensajero, y ministrador de mis necesidades; porque él tenía gran deseo de
veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había
enfermado. Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo
misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no
tuviese tristeza sobre tristeza. Así que le envío con mayor solicitud, para
que, al verle de nuevo, os gocéis, y yo esté con menos tristeza. Recibidle,
pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son como él;
porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida
para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí”.
Filipenses 2:19-30
INTRODUCCIÓN
Hemos llegado al final del
capítulo 2 de la carta del apóstol Pablo a los Filipenses. La verdad es que es
una carta pequeña, pero con muchas enseñanzas para cada uno de nosotros. Aunque
no podemos decir que Filipenses es una carta doctrinal, como lo seria Romanos,
si posee temáticas que son de edificación para nuestras vidas, por ejemplo,
Filipenses resalta el tema del gozo y en ese sentido nos proporciona principios
que nos ayudaran a no perderlo aun cuando nos enfrentemos a situaciones
difíciles, además, el tema de la amistad está presente en esta carta. Hoy vamos
a considerar a dos personas que no solo fueron compañeros de milicia con el
apóstol, sino también fueron sus amigos, algo que todos necesitamos cuando
trabajamos en la obra del Señor.
Los amigos y colaboradores de Pablo |
TIMOTEO, UN HIJO EN LA FE
“Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para
que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado; pues a ninguno
tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Porque
todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús. Pero ya conocéis los
méritos de él, que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio. Así
que a este espero enviaros, luego que yo vea cómo van mis asuntos; y confío en
el Señor que yo también iré pronto a vosotros”.
Filipenses 2:19-24
En estos versículos
finales del capítulo 2 Pablo cita a dos colaboradores y amigos, el primero es
Timoteo, al cual lo conoció durante su segundo viaje misionero: “Llegó también a Derbe y a Listra. Y estaba allí cierto
discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre
griego, del cual hablaban elogiosamente los hermanos que estaban en Listra y en
Iconio. Pablo quiso que este fuera con él, y lo tomó y lo circuncidó por causa
de los judíos que había en aquellas regiones, porque todos sabían que su padre
era griego”, (Hechos 16:1-3). Desde este momento, Timoteo se
convirtió en su fiel compañero de milicia, de hecho, estuvo con él cuando hizo
su tarea misionera en Filipos: “Llegó también a
Derbe y a Listra. Y estaba allí cierto discípulo llamado Timoteo… Pablo quiso
que este fuera con él, y lo tomó… Así que[h], zarpando de Troas, navegamos con
rumbo directo a Samotracia, y al día siguiente a Neápolis, y de allí a Filipos…”,
(Hechos 16:1, 3, 11-12). Luego, Timoteo se convirtió en uno de sus
colaboradores más fieles en la obra que realizaba: “Y
habiendo enviado a Macedonia a dos de sus ayudantes, Timoteo y Erasto, él se
quedó en Asia por algún tiempo”, (Hechos 19:22). También, Timoteo es
mencionado en el saludo inicial de 5 cartas que el apóstol Pablo escribió a
algunas iglesias, estas son, 1 y 2 Tesalonicenses, 2 Corintios, Colosenses y
Filipenses. Así que podemos ver que Timoteo llego a ser un gran colaborador de
Pablo. Ahora, en esta carta se menciona el tipo de ayuda que Timoteo le
brindaba a Pablo, veamos que, en primer lugar, Timoteo le ayudaba siendo
su delegado para ir a otras iglesias con el fin de supervisarlas, apoyarlas y
llevar noticias: Espero en el Señor Jesús enviaros
pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro
estado…
Esta no sería la primera vez que lo hacía, vemos, por ejemplo, que también
Pablo envió a Timoteo a Corinto como su delegado para guiarlos en lo que tenían
que hacer: “Por esto mismo os he enviado a Timoteo,
que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en
Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las iglesias”,
(1 Corintios 4:17). También fue a Tesalónica para confirmar la condición de la
iglesia en este lugar: “Pero cuando Timoteo volvió
de vosotros a nosotros, y nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor, y que
siempre nos recordáis con cariño, deseando vernos, como también nosotros a
vosotros”, (1 Tesalonicenses 3:6). Además de esto, Timoteo era
una persona fiel a la obra, que trabajaba no por interés propio, sino por un
verdadero amor genuino hacia los hermanos: … pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se
interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de
Cristo Jesús.
Pablo describe a Timoteo como una persona que se interesaba sinceramente por
los hermanos, lo cual lo hacía un verdadero instrumento útil en la obra de
Dios, porque no era una persona que estaba en la obra de Dios por interés
propio o porque buscaba su propio beneficio, definitivamente no, antes, por
amor a sus hermanos trabajaba a favor de la obra, lo cual lo hacía un
colaborador valioso y muy amado. También era un verdadero hijo en la fe
de Pablo: Pero ya conocéis los méritos de él,
que como hijo a padre ha servido conmigo en el evangelio. Es de hacer notar que
decimos que Timoteo era un hijo en la fe de Pablo, no hijo espiritual, es
decir, Pablo era un padre en la fe para Timoteo y no un padre espiritual, porque
solo hay un solo Padre espiritual, quien es Dios y debemos cuidarnos de no llamar
padre espiritual a nadie más. Recordemos que Pablo tomó a Timoteo para que lo
acompañará en sus viajes misioneros, fue así, como lo instruyo y fue su ejemplo
en este proceso de discipulado, lo cual llegó a construir un lazo de amistad y
amor entre ambos. Hoy en día necesitamos llegar a ser como Timoteo, un
hombre confiable y que se interesa genuinamente por el bienestar espiritual de
los hermanos y el avance de la obra del Señor, que alivio debió sentir
el apóstol de contar con una persona así que aunque estaba privado de libertar,
sabía que podía enviar a su hijo en la fe para confirmar los ánimos y condición
de las demás iglesias: Así que a este espero enviaros,
luego que yo vea cómo van mis asuntos; y confío en el Señor que yo también iré
pronto a vosotros.
EPAFRODITO, HERMANO, COLABORADOR Y COMPAÑERO DE MILICIA
“Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador
y compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades;
porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió
porque habíais oído que había enfermado. Pues en verdad estuvo enfermo, a punto
de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también
de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza. Así que le envío con
mayor solicitud, para que, al verle de nuevo, os gocéis, y yo esté con menos
tristeza. Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los
que son como él; porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte,
exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí”.
Filipenses 2:25-30
Luego, a partir del versículo
25 de este capítulo 2, Pablo habla de otro creyente al cual se refiere como, hermano,
colaborador y compañero de milicia: Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano y colaborador
y compañero de milicia, vuestro mensajero, y ministrador de mis necesidades. Pablo llama a este
hermano, Epafrodito, del cual no se sabe mucho, solo lo que aquí se menciona al
respecto de él, sin embargo, en estos versículos hay mucho que queremos
comentar. Primero, Epafrodito era un verdadero hermano de Pablo,
y esta palabra, hermano, se traduce del griego, adelfós (ἀδελφός), que literalmente significa hermano
en la carne, pero aquí se utiliza el termino en el sentido espiritual, ya que
Epafrodito era hermano en la fe de Pablo, porque ambos eran hijos de Dios, nacidos
de nuevo por la misericordia del Señor. Esto nos muestra el carácter espiritual
de Epafrodito, era reconocido como un verdadero hijo de Dios en medio de
su comunidad, aun los lideres espirituales como Pablo lo reconocían como un verdadero
hombre de Dios. En segundo lugar, a Epafrodito se le llama,
colaborador, palabra que se traduce del griego, sunergós (συνεργός), la cual describe a una
persona que servía de apoyo y ayuda a los demás. Epafrodito era conocido
en la iglesia como una persona muy colaboradora, que apoyaba la obra de Dios en
lo que se necesitara y así se había puesto al servicio del apóstol. En tercer
lugar, Epafrodito era un compañero de milicia. Estas palabras, compañero
de milicia, curiosamente en el griego se traducen de una sola palabra que es sustratiótes
(συστρατιώτης), la cual hace referencia
a eso precisamente, a un compañero de milicia, porque en el caso de
Pablo, él se encontraba militando como heraldo de Cristo, peleando la buena
batalla de la fe y Epafrodito era su compañero en este esfuerzo militar en
contra del reino de las tinieblas. En cuarto lugar, a Epafrodito
se le llama, mensajero, palabra que se traduce del griego, apóstolos
(ἀπόστολος), ya que era un
emisario enviado con un mensaje o noticias de la iglesia de Filipo para
informar a Pablo y, de igual manera, Pablo podía confiar en
Epafrodito para que este llevase su mensaje de regreso a Filipos. Finalmente, Pablo
lo reconoce como un ministrador de todas sus necesidades. Con estas
palabras podemos entender el tipo de servicio que Epafrodito prestaba a Pablo, prácticamente,
era como su mayordomo, es decir, estaba para asistirlo en cualquier necesidad y
esto era considerado por el apóstol como un servicio a la obra de Dios. Muchas
veces podríamos pensar que el servicio en la obra de Dios está relacionado solo
con la tarea de predicar o evangelizar, pero no es así, ya que cualquier
servicio de apoyo que se brinde en la iglesia y que ayude a los ministros de Dios
a facilitar su trabajo en la obra, puede verse como tal. Aquí tenemos a
Epafrodito, encargado de servirle al apóstol en sus necesidades personales, también
podemos recordar a los primeros 7 diáconos que fueron elegidos para servir a
las mesas de las viudas de los griegos: “En aquellos
días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los
griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquellos eran desatendidas en
la distribución diaria. Entonces los doce convocaron a la multitud de los
discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios,
para servir a las mesas. Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete
varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría, a quienes
encarguemos de este trabajo. Y nosotros persistiremos en la oración y en el
ministerio de la palabra”, (Hechos 6:1-4). También podemos recordar
a las mujeres que le servían a Jesús: “Aconteció
después, que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, predicando y anunciando
el evangelio del reino de Dios, y los doce con él, y algunas mujeres que habían
sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades: María, que se llamaba
Magdalena, de la que habían salido siete demonios, Juana, mujer de Chuza
intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes”,
(Lucas 8:1-3). Dorcas, una mujer cristiana, prestaba su servicio a la obra de
Dios dando limosnas a los pobres y haciéndoles túnicas y vestidos para estos: “Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que
traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que
hacía… y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba
con ellas”, (Hechos 9:36, 39). Así que podemos ver que el servicio a
la obra de Dios implica poner a la disposición de Dios y sus santos todos
nuestros dones y habilidades para el progreso del reino del Señor en esta
tierra: “De manera que, teniendo diferentes dones,
según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida
de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que
exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside,
con solicitud; el que hace misericordia, con alegría”, (Romanos 12:6-8).
Ahora, por esta carta entendemos que Epafrodito se enfermó de gravedad durante este tiempo en el que estuvo sirviéndole al apóstol Pablo: porque él tenía gran deseo de veros a todos vosotros, y gravemente se angustió porque habíais oído que había enfermado. Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no solamente de él, sino también de mí, para que yo no tuviese tristeza sobre tristeza. No sabemos los detalles de su enfermedad, pero si fue muy grave a tal punto que su vida estuvo en peligro. Es interesante ver el gran amor y compromiso de este hombre en su servicio a Dios que incluso su vida estuvo en peligro, sin embargo, Dios hizo el milagro y este se recuperó totalmente. Este Epafrodito había sido enviado por los filipenses con el objetivo de apoyar a Pablo en cualquier necesidad, un gesto de verdadero amor lo cual Pablo agradecía y esperaba enviárselos de nuevo con noticias alentadoras: Así que le envío con mayor solicitud, para que, al verle de nuevo, os gocéis, y yo esté con menos tristeza. Recibidle, pues, en el Señor, con todo gozo, y tened en estima a los que son como él; porque por la obra de Cristo estuvo próximo a la muerte, exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí. Quiera Dios que todos seamos como Epafrodito o Timoteo, hombres fieles a la obra de Dios que incluso están dispuestos a poner el peligro su vida de ser necesario, todo por amor a Dios y sus santos.
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