Un testimonio que refleja el poder y la gracia de Dios (Hechos 4:32-33)


 

“Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos”.

Hechos 4:32-33

 

INTRODUCCIÓN


                  Al llegar casi al final del capítulo 4 encontramos estos versículos que nos enseñan un poco más acerca de cómo fue la vida comunitaria de los primeros cristianos. A pesar de que las amenazas hacia la iglesia habían sido muy claras, esta, en lugar de retroceder, siguió creciendo y pronto la comunidad cristiana comenzó a interactuar y velar los unos por los otros, a tal punto que se estableció una comunidad de bienes compartidos. Ahora veremos cómo esta comunidad se caracterizaba por tener una verdadera comunión los unos con los otros, así como la forma en la que testificaban el mensaje del evangelio, con todo poder y con abundante gracia sobre sus vidas.

 

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Un testimonio que refleja el poder y la gracia de Dios


UNA COMUNIDAD UNIDA EN UNA SOLA FE

 

“Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común”.

Hechos 4:32


                      En este versículo encontramos una característica que definieron a la iglesia de este tiempo, era una comunidad cristiana unida por una misma fe: Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma. La palabra griega que se traduce como “multitud” en la RV60 es plézos (πλῆθος), y hace referencia a una congregación de gran número, por lo que Lucas nos habla de cómo los creyentes se habían multiplicado en pocas semanas. Recordemos que la iglesia inicio con un grupo apenas 120 creyentes, pero después de la predicación que se dio en el día de pentecostés, la iglesia se había multiplicado rápidamente. Ahora, resalta el hecho de que esta multitud era de un solo corazón y alma, es decir, existía en ellos una unidad tan sorprendente que los mantenía en plena comunión con Dios y sus hermanos en Cristo. Definitivamente la unidad es clave en la iglesia, si existen diferencias, estas llevan a la desunión y divisiones, las personas no se comprometen con el avance de la obra, pero estos cristianos tenían una fe, una doctrina, un mismo Dios, una misma comisión en común lo cual los unía en un solo propósito. Si queremos avanzar en nuestras iglesias, es importante que estemos unidos, que compartamos los mismos propósitos con el fin de compartir nuestra fe, contribuyendo así con el avance de la obra de Dios y la proclamación del santo evangelio. Hoy en día existen dentro del evangelio muchas denominaciones tales como bautistas, pentecostales, metodistas, presbiterianas, entre otras. A excepción de aquellas que han apostatado, las diferencias entre todas estas están basadas en cuestiones de interpretación de doctrinas secundarias, liturgias y gobierno de la iglesia, sin embargo, mientras mantengamos nuestra fe en Cristo, nuestra vida en santidad y aferrado a las doctrinas fundamentales de nuestra fe que son comunes a todas las verdaderas iglesias del Señor, podemos mantener esta comunión.

 

La parte final de este versículo nos enseña hasta donde llegaba la unidad que esta comunidad cristiana poseía: y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Es interesante entender el significado de la palabra griega que se traduce como común, esta es koinós (κοινός), de donde viene la famosa palabra que algunas congregaciones usan, Koinonía (κοινωνία), y que traducen como comunión, y ciertamente, es comunión, pero este tipo de comunión va más allá de llevarse bien con los hermanos, saludarlos los días de culto o tener un tiempo de refrigerio o fiesta ágape con ellos. La verdadera comunión incluye estas cosas y el interés genuino por el bienestar de su prójimo que lo lleva a incluso entender que sus bienes y propiedades están al servicio de los demás. Tanta era su unidad o Koinonía que los llevaba al hecho de tener un interés genuino por las necesidades de sus hermanos en Cristo y poner al servicio de ellos sus bienes. En este sentido todos los creyentes no consideraban sus bienes como suyos propios, sino estaban dispuestos a compartirlos para ayudar si fuese necesario a los que lo necesitaran. Este tipo de comunidad se ha llamado, comunidad de bienes compartidos, pero procuraremos estudiar más a detalle este tema en el próximo estudio.

 

UN TESTIMONIO QUE REFLEJABA EL PODER DE DIOS

 

“Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús…”

Hechos 4:33


                 Además de todo lo anterior, esta comunidad cristiana de esta época apostólica se caracterizó por dar un testimonio acerca de la resurrección de Cristo con gran poder: Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús. Si hay algo que puede caracterizar al evangelio de otras religiones es el poder transformador que opera en la vida de aquellos que creen en él: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío, primeramente, y también al griego”, (Romanos 1:16). Al leer el libro de los Hechos podemos notar el poder sobrenatural que operaba a través de los creyentes que testificaban acerca del evangelio, milagros eran hechas por ellos, todo tipo de sanidades y liberaciones ocurrían, todo esto era una señal contundente de que el testimonio de los apóstoles era verdadero. A lo largo de la historia uno puede ver cómo el poder de Dios se ha manifestado, en esta época apostólica que duro casi 100 años la iglesia dio testimonio del evangelio y muchos milagros fueron hechos, quizás ha sido la época de la iglesia donde mayores portentos se han realizado y esto fue así, según afirman algunos, porque fue la época donde la iglesia se abrió paso en medio de un mundo pagano, sin embargo, el poder sobrenatural de Dios continuo viéndose a lo largo del tiempo, de hecho, durante la época de la iglesia primitiva que duro un poco mas de 200 años la iglesia se mantuvo firme, siempre creciendo, a pesar de las duras persecuciones de los césares romanos, por ello, alguien dijo en esta época que la sangre de los mártires era la semilla que germinaba a la iglesia, porque a pesar de semejante persecución que termino en muchos martirios y una vida oculta en catacumbas, la iglesia siguió creciendo, pero uno podría preguntarse: Por qué? Porque el poder de Dios se manifestó en este tiempo a través del valiente y decidido testimonio de todos estos mártires. Luego, después del edicto de Milán, allá por el año 313 d.C., la persecución en contra de la iglesia ceso y vino un periodo de gran florecimiento en cuanto al estudio de las Escrituras, pero también la corrupción alcanzo a muchos obispos, y así fue este periodo hasta el 476 d.C. Pero aun en este periodo Dios continúo obrando milagros, milagros que se veían en las conversiones de hombres que habían estado perdidos en las tinieblas, uno puede leer el testimonio de conversión de Agustín de Hipona, cómo el leer un pasaje de la Biblia le dijo lo perdido que se encontraba y lo llevo a la conversión a Cristo para convertirse en uno de los mejores pensadores cristianos de esta época. Y así podemos continuar hablando de cada periodo de la iglesia, periodos que han estado llenos del respaldo de Dios para que esta se habrá paso a través de oposiciones y despiadadas persecuciones, de muchos testimonios de sanidades y milagros, de conversiones de hombre malvados que dejaron su vieja vida para convertirse en verdaderos heraldos de Dios, todo esto y micho más es porque el poder de Dios respalda a sus elegidos y esto no ha cambiado, el Señor continua obrando en esta época que nos ha tocado atravesar, una época donde muchos han apostatado de la fe, llena de frialdad e indiferencia espiritual, donde el pecado esta alcanzando niveles impensables, pero en medio de todo esto se levanta la verdadera iglesia del Señor que es preservada por el poder de Dios y uno puede ver como muchas vidas que antes estaban perdidas han sido transformadas por el poder del evangelio y vemos muchos otros testimonios de sanidades y vidas salvadas por Cristo.

 

UNA ABUNDANTE GRACIA DE DIOS

 

“… y abundante gracia era sobre todos ellos”.

Hechos 4:33


                 Finalmente, vemos a una iglesia sobre la que se veía la abundante gracia del Señor que estaba sobre ellos. Estas palabras llaman mucho la atención, porque si hay algo que el hombre necesita es la abundante gracia de Dios en su vida. La palabra gracia se traduce del griego járis (χάρις), la cual hace referencia a una bondad inmerecida de Dios la cual actúa en la vida de las personas para sacarlas de su vida de miseria en el pecado a través de ofrecer el camino de salvación por medio de la fe en Jesús. Esta bondad inmerecida no solo se ve en nuestra salvación, sino también, en todo aspecto de nuestras vidas, ya que Dios en su infinita misericordia y amor nos bendice a tal punto que esta bendición es evidente en nuestras vidas. La palabra griega que la RV60 traduce como, “abundante”, se traduce del griego, mégas (μέγας), palabra que en nuestro idioma es un prefijo que significa algo que ha sido aumentado en 1, 000, 000. Por tanto, la gracia que actúa sobre el creyente, es abundante, ilimitada, enorme en gran manera y esta es evidente en medio de su pueblo, tanto así, que aun los incrédulos ven la obra de misericordia y amor que Dios ha hecho en su pueblo, por tanto, la abundante gracia sobre nuestras vidas es otra característica de los verdaderos cristianos.



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