Las Credenciales Divinas de Jesús (Juan 5:19-29)


“Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis. Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida. Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación”.
Juan 5:19-29

INTRODUCCIÓN



              Llegamos a una sección que contiene uno de los discursos más increíbles, profundos y teológicos de este evangelio. Anteriormente hemos visto la intervención de Jesús en sus discusiones con Nicodemo y la mujer samaritana, pero hoy después de haber despertado el enojo de los líderes judíos por haber sanado a un paralitico el día sábado y recalcar su autoridad sobre el mismo; presentara sus credencias mesiánicas que lo identifican como el verdadero Hijo de Dios. Sus palabras: De cierto, de cierto os digo  nos anuncian que lo que está a punto de declarar debe creerse ya que hace una doble afirmación acerca de su veracidad e importancia. Por un lado este discurso es sorprendente porque ofrece una descripción de su relación con el Padre, divinidad y misión de una manera sistemática y teológica. Por otro lado el discurso ofrece una unidad sorprendente con las profecías mesiánicas del Antiguo Testamento, sus creencias religiosas, tradiciones y literatura apocalíptica post-exilio. En este sentido este discurso de Jesús acerca de sí mismo es una sorprendente joya literaria, y en el tiempo que lo declaró solo podía despertar dos reacciones, o la completa adoración hacia su persona, o el repudio total.

credenciales-Jesús
Las Credenciales Divinas de Jesús


PRIMERA CREDENCIAL: SU RELACIÓN INTIMA CON EL PADRE COMO HIJO



“Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis”.
Juan 5:19-20

                 La primera credencial que Jesús presenta de sí mismo es su estrecha relación como Hijo con Dios el Padre. Si hay algo que lo vuelve divino es ser Hijo de Dios. Por un lado esto nos habla que su naturaleza es semejante a la del Padre, y por el otro nos enseña la estrecha relación que existe entre ellos. Su relación es tan estrecha que todo lo que el Hijo hace no lo hace por sí mismo, sino por medio de Padre y esto que hace esta en comunión con el Padre: No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. La relación del Padre con el Hijo está basada en el verdadero amor y le ha dado al Hijo toda la autoridad para realizar toda clase de obra como un testimonio de su divinidad: Porque el Padre ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis. Esta declaración debió causar un gran impacto entre sus oyentes, especialmente entre sus enemigos ya que prácticamente se estaba haciendo igual a Dios. Definitivamente no hay otro que pueda acreditarse como el Mesías, ya que Jesús es el Hijo de Dios, Dios mismo y como tal es el soberano de todo el mundo.

SEGUNDA CREDENCIAL: TIENE PODER PARA DAR VIDA Y DAR MUERTE


“Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida”.
Juan 5:21

                 Debido a la literatura sagrada del Antiguo Testamento los judíos sabían que solo Dios tiene el poder para dar la vida y la muerte: “Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano”, (Deuteronomio 32.39). El poder de dar vida y de quitarla es exclusivo únicamente de Dios y al atribuírsela Jesús se hace igual a Dios. Por tanto, no puede haber duda en la divinidad de Jesús ya que en Él está la misma autoridad. Durante su ministerio Jesús tuvo la autoridad para resucitar a los muertos, de hecho a excepción de Elías y Eliseo no se registra a nadie más que haya podido resucitar a un muerto como Jesús lo hizo: “Y respondiendo Jesús, les dijo: Id, haced saber a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio”, (Lucas 7:22).

TERCERA CREDENCIAL: MERECE TODA LA HONRA


“El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió”.
Juan 5:23

                  La tercera credencial que certifica que Jesús es el Mesías es que merece toda la honra, misma honra que se le ofrece a Dios Padre a tal punto que aquel que niegue hacerlo, también deshonra al Padre. La palabra honra se traduce del verbo griego timáo (τιμάω) que expresa una reverencia hacia un ser, de tal forma que la honra de la cual Jesús habla no se trata de la honra que se le da a los padres o a una persona, sino que se trata de una expresión de verdadera adoración. Los judíos sabían que solo Dios merecía adoración: “No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen”, (Éxodo 20:4-5). El hecho de honrar a Jesús a tal punto de adorarlo lo eleva a la misma posición de Dios, y esto lo convierte en el verdadero Mesías.

CUARTA CREDENCIAL: SOLAMENTE ÉL DA LA VIDA ETERNA


“De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida”.
Juan 5:24

                   La cuarta credencial que certifica a Jesús como el Mesías divino es que solamente Él tiene la potestad de dar la vida eterna. Por segunda vez Jesús utiliza las palabras De cierto, de cierto os digo para hacer hincapié en la importancia y veracidad de lo que va a decir. Lo más maravilloso de todo lo que nuestro Señor ofrece es la vida eterna y nos dice la forma de cómo alcanzarla: Oír su palabra y creer: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. A diferencia de otras religiones donde se les pide a sus feligreses algún tipo de sacrificio, Jesús solo pide creer en su palabra y nos asegura que al que tal haga no vendrá a condenación eterna ya que ha pasado de muerte a vida. Así de sencillo es el evangelio, todo consiste en creer, creer en Jesús el único a través del cual podemos alcanzar la vida eterna: “Mas ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo”, (Romanos 10:8-9). La fe consiste en creer, pero creer en qué, en que Jesús es el único Señor, el Cristo, el Mesías esperado, el dueño de nuestra vida, y creer en que Dios levando a Jesús al tercer dia de entre los muertos, es decir, creer que Jesús venció el imperio de la muerte y hoy tiene el poder para darnos la vida eterna, sin tan solo creemos en sus promesas.

QUINTA CREDENCIAL: SE LE HA OTORGADO EL TÍTULO DE JUEZ


“Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre”.
Juan 5:22-23

                 A través de la literatura apocalíptica del libro de Enoc y otras fuentes apócrifas los judíos creían que una de las funciones principales del Mesías consistiría en juzgar al mundo por todos sus pecados y en esta ocasión nuestro Señor Jesucristo ratifica esta creencia afirmándoles que todo el juicio se le había otorgado a Él: Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo. La Biblia nos dice que Dios ha reservado un día para juzgar a todos los pecadores de este mundo y Jesús será ese juez. Aquel día la función de Jesús como Abogado terminara (1 Juan 2:1), y se convertirá en el Juez de todo el universo y aquellos que le despreciaron temblaran delante de Él: “Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”, (Apocalipsis 20:11-15). Si hay un solo juez del universo ese es Dios, y a Jesús como Hijo de Dios se le dado esta potestad lo cual lo acreditaba como un verdadero Mesías divino.

SEXTA CREDENCIAL: TIENE EL PODER DE LA RESURRECCIÓN


“De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre. No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación”.
Juan 5:25-29

                   Por tercera vez encontramos la doble aseveración de Jesús que nos introduce a una nueva revelación: De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán. Ya vimos que Jesús tiene la autoridad para dar vida y dar muerte, para dar vida eterna y para juzgar en la eternidad, ahora nos dice que también tiene el poder para resucitar no solo a uno, sino a todos los muertos. Como Juez debe traer a vida a todos los muertos, esto es algo que el mismo Padre se lo ha concedido: Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también ha dado al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio autoridad de hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre.  Aquí aparece uno de sus tantos títulos que aluden a su carácter mesiánico, Hijo del Hombre. En el libro de Daniel se observa una imagen donde Dios se sienta en el trono para juzgar y millones de personas acuden a Él: “Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos”, (Daniel 7:9-10). Los miles de miles que le sirven pueden ser su pueblo redimido, los millares de millares pueden ser los que serán juzgados y el trono y los libros que fueron abiertos nos recuerda al pasaje de Apocalipsis 20:11-15 donde se describe el juicio del Gran Trono Blanco donde Jesús juzgara a todos los muertos por las obras que están escritas en los libros que fueron abiertos. Versículos anteriores a Daniel 7:9 Daniel describe los reinos de esta tierra y las presenta como horrendas bestias, pero a continuación al profeta se le muestra una nueva donde aparece uno semejante a hijo de hombre, haciendo contraste entre el carácter bestial de los reinos humanos y el nuevo reino que está a punto de establecerse: “Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino uno que no será destruido”, (Daniel 7:13-14). A partir de aquí algunos judíos llegaron a relacionar el título del Hijo del Hombre para referirse al Mesías y Jesús utiliza este título para sí mismo.


                Nuestro Señor nos enseña en estos versículos que un día todos los muertos oirán su voz y vendrán a resucitar ya sea para vida eterna o para condenación: No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; más los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación. La idea de la resurrección no era ajena en la teología judía, de hecho Daniel lo menciona también: “Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua”, (Daniel 12:2), y en los tiempo de Jesús creían que los muertos resucitaría en el día postrero: “Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero”, (Juan 11:23-24). La verdad de todo esto es que un día Jesús resucitará a todos los muertos. Los justos resucitarán el día del rapto de la iglesia y los que estemos vivos seremos glorificados juntamente con ellos: “Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor”, (1 Tesalonicenses 4:16-17). Luego los impíos resucitarán el día del juicio final para ser juzgados por todos sus pecados: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”, (Apocalipsis 20:6). A Jesucristo se le ha dado potestad sobre la vida y la muerte y un día resucitara a todos los muertes, unos para vida eterna, y otros para condenación, quiera Dios que todos participemos de la primera.

9 comentarios:

  1. Muchas gracias por tan valioso aporte es muy util para mi estudio gracias que Dios lo siga bendiciendo

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  2. muchisimas gracias por la valiosa explicacion ha servido de graan ayuda que Dios el todo poderoso los ilumine para que sigan compartiendo estos mensages de la Fe

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  3. Padre Celestial tu primera credencial puso lagrimas en mis ojos ...No puede el hijo hacer nada por si mismo ...si no lo que ve hacer al Padre...Porque todo lo que el Padre hace también lo hace el hijo igualmente ....Amen y Amen

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    1. Así es un solo nombre, un solo mediador Jesús, un solo camino, nadie llega al Padre sino por mi

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  4. poderoso y glorioso nuestro Cristo gracias hnos por el estudio yexplicacion

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  5. Alabado sea nuestro padre celestial...

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  6. Alabado sea nuestro padre celestial...

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  7. Muy linda enseñanza
    Quería un estudio de estos versículos
    Me fue de gran ayuda
    Bendiciones

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  8. Bendiciones es una enseñansa que conmube asta lo mas profundo de nuestro ser Dios es grande

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