“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”.
Filipenses 4:4
INTRODUCCIÓN
Actualmente escuchamos en el mundo
muchas risas que se complacen el los deleites temporales del pecado, y esto es
así porque el hombre busca la felicidad; sin embargo, este debe comprender que
en el mundo solo serán risas sin felicidad. Pero en Filipenses escuchamos una
declaración diferente donde el apóstol Pablo exhorta a los creyentes a estar
siempre gozoso: Regocijaos en el Señor
siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Si
el hombre quiere ser feliz debe comprender que jamás lo encontrara en el mundo,
pero veamos a la luz de la palabra de Dios porque esto es así.
Risas sin felicidad |
I.
LOS LUGARES DONDE EL
HOMBRE BUSCA LA FELICIDAD.
De alguna forma el ser
humano busca ser feliz en este mundo buscándolo en todo lo que el pecado le
ofrece, sin embargo, nada de ello se lo dará porque el pecado aunque produce un
placer temporal, termina condiciéndolo a su destrucción. Veamos algunos
ejemplos de los lugares donde el hombre busca la felicidad, pero al final le
procede tristeza y destrucción.
1.
El
hombre busca la felicidad en los pecados sexuales.
“Se asió de él, y le besó. Con semblante descarado le dijo:
sacrificios de paz había prometido, hoy he pagado mis votos; por tanto, he
salido a encontrarte, buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado. He
adornado mi cama con colchas recamadas con cordoncillo de Egipto; he perfumado
mi cámara con mirra, áloes y canela. Ven, embriaguémonos de amores hasta la
mañana; alegrémonos en amores. Porque el marido no está en casa; se ha ido a un
largo viaje. La bolsa de dinero llevó en su mano; el día señalado volverá a su
casa. Lo rindió con la suavidad de sus muchas palabras, le obligó con la
zalamería de sus labios. Al punto se marchó tras ella, como va el buey al
degolladero, y como el necio a las prisiones para ser castigado; como el ave
que se apresura a la red, y no sabe que es contra su vida, hasta que la saeta
traspasa su corazón”.
Proverbios 7:13-23
Uno
de los lugares donde el hombre busca la felicidad está en el sexo. Realmente
Dios ha diseñado el sexo para ser practicado en el matrimonio con el fin de
procrear y disfrute de la pareja, sin embargo, el ser humano lo ha tergiversado
cayendo en toda clase de desórdenes y desenfrenos sexuales tales como la
fornicación, el adulterio, la homosexualidad, la orgía, la pornografía entre
otras perversiones. En el versículo anterior de proverbios la mujer seduce a un
hombre prometiéndole que se alegraran en sus amores, pero lo cierto es que el
tal es conducido como un buey al matadero. Por ello en Proverbios 5 la Biblia
nos explica de forma más detallada el final de los que caen en esta trampa: “Porque los labios
de la mujer extraña destilan miel, y su paladar es más blando que el aceite;
más su fin es amargo como el ajenjo, agudo como espada de dos filos. Sus pies
descienden a la muerte; sus pasos conducen al Seol. Sus caminos son inestables;
no los conocerás, si no considerares el camino de vida. Ahora pues, hijos,
oídme, y no os apartéis de las razones de mi boca. Aleja de ella tu camino, y
no te acerques a la puerta de su casa; para que no des a los extraños tu honor,
y tus años al cruel; no sea que extraños se sacien de tu fuerza, y tus trabajos
estén en casa del extraño; y gimas al final”, (Proverbios 5:3-11).
Muchos piensan que encontraran la felicidad en practicar una vida promiscua
pero la realidad es que solo encontraran lo contrario.
2.
El
hombre busca la felicidad en los vicios.
“¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las
rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para
quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, para
los que van buscando la mistura. No mires al vino cuando rojea, cuando
resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; más al fin como serpiente
morderá, y como áspid dará dolor. Tus ojos mirarán cosas extrañas, y tu corazón
hablará perversidades. Serás como el que yace en medio del mar, o como el que
está en la punta de un mastelero. Y dirás: Me hirieron, mas no me dolió; me
azotaron, mas no lo sentí; cuando despertare, aún lo volveré a buscar”.
Proverbios 23:29-35
Otro
lugar donde el hombre busca la felicidad es en los vicios que este mundo le
ofrece, especialmente en las drogas y abuso del bebidas embriagantes. Sin
embargo, basta leer el libro de Proverbios los versículos anteriores para darse
cuenta que no es así. El problema con este tipo de pecado es que provoca una
fuerte adicción en el hombre conforme lo practica a tal punto que su consumo
excesivo lo destruye y aunque sus efectos son perjudiciales es incapaz de
escapar de él. En la Biblia vemos como las borracheras a traído desgracia a la
vida de los hombres, por ejemplo, la borrachera trajo la vergüenza a Noé cuando
quedo desnudo enfrente de sus hijos: “Y bebió del vino, y se embriagó, y estaba descubierto en
medio de su tienda. Y Cam, padre de Canaán, vio la desnudez de su padre, y lo
dijo a sus dos hermanos que estaban afuera”, (Génesis 9:21-22).
También vemos el caso de Ela, rey de Israel, quien murió estando tan ebrio para
defenderse de Zimry: “Y conspiró contra él su siervo Zimri, comandante de la mitad
de los carros. Y estando él en Tirsa, bebiendo y embriagado en casa de Arsa su
mayordomo en Tirsa, vino Zimri y lo hirió y lo mató, en el año veintisiete de
Asa rey de Judá; y reinó en lugar suyo”, (1 Reyes 16:9-10). Y
finalmente, podemos recordar a Belsasar, el cual estando ebrio blasfemo en
contra de Dios trayendo a su vida su ruina: “Belsasar, con el gusto del vino, mandó que trajesen los
vasos de oro y de plata que Nabucodonosor su padre había traído del templo de
Jerusalén, para que bebiesen en ellos el rey y sus grandes, sus mujeres y sus
concubinas. Entonces fueron traídos los vasos de oro que habían traído del
templo de la casa de Dios que estaba en Jerusalén, y bebieron en ellos el rey y
sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas. Bebieron vino, y alabaron a los
dioses de oro y de plata, de bronce, de hierro, de madera y de piedra. En
aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía
delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real, y el rey
veía la mano que escribía. Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo
turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la
otra”, (Daniel 5:2-6). Así que este pecado no trae la felicidad,
sino todo lo contrario.
3.
El
hombre busca la felicidad en las riquezas.
“También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre
rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré,
porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis
graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis
bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos
años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche
vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? Así es el que
hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”.
Lucas 12:16-21
El hombre también
comete el error de creer que la felicidad la encontrará en el dinero. Piensan
que las riquezas les traerán seguridad y que les cubrirán todas sus
necesidades, tal y como lo pensó el rico insensato de esta parábola. Sin
embargo, que el dinero no lo es todo. Para comenzar vemos que el error más
terrible que el hombre puede cometer es poner toda su confianza en su dinero y
no en Dios, ya que si no lo consideramos en nuestros caminos todo lo que
planeemos está destinado al fracaso: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la
edifican; si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia”,
(Salmo 127:1). También el dinero puede provocar un deseo excesivo por poseerlo
y la Biblia es clara al enseñarnos que el amor al dinero es el principio de
muchos problemas: “Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando
algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”,
(1 Timoteo 6:10). Aunque el hombre busque la felicidad en las riqueza, lo
cierto es que solo encontrara sufrimiento, ya que este deseo por conseguirlo se
apoderará de él, se convertirá en su amo y su vida se dedicara a conseguir más
y más y con ello vendrán las preocupaciones por conservarlo, hasta que un día
Dios pida su alma y pase a la eternidad a condenación.
II.
CRISTO LA ÚNICA FUENTE
DE VERDADERA FELICIDAD.
No importa donde
busque el hombre la felicidad, si lo hace en este mundo su final será trágico.
Así vemos hoy muchas personas que ríen, que disfrutan de los placeres
temporales de este mundo, pero jamás conocen la verdadera felicidad porque no
la encontraran en lo que el pecado ofrece, y por ello Juan nos exhorta a no
amar las cosas que el mundo nos ofrece: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si
alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en
el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la
vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos;
pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”, (1
Juan 2:15-17). Solamente Cristo trate el verdadero gozo a nuestras vidas al ofrecernos
el perdón de nuestros pecados y ofrecernos una vida diferente, y por ello Pablo
decía: “Porque el
reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu
Santo”, (Romanos 14:17).
CONCLUSIÓN.
Por tanto, solamente
Cristo puede hacer verdaderamente feliz al hombre ya que la salvación que el
ofrece trae verdadero gozo a la vida del creyente ofreciéndole una vida
diferente libre de las consecuencias del pecado, y en la venidera la vida
eterna, y por ello Pablo les decía a los filipenses: Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo:
¡Regocijaos!
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