“Si yo
hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal
que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos
los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que
trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis
bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser
quemado, y no tengo amor, de nada me sirve”.
1
Corintios 13:1-3
INTRODUCCIÓN
Iniciamos un nuevo capítulo en esta maravillosa carta
del apóstol Pablo a los corintios donde se desarrolla uno de los temas de gran
importancia en el cristianismo: El amor. Esta capítulo 13 de 1 Corintios es de
gran importancia para los teólogos a tal punto que ha sido llamado el “Himno
de Amor del Nuevo Testamento”. En el Antiguo Testamento hay un capítulo
dedicado a expresar de acuerdo a la poesía hebrea un cántico de amor, y es el Salmo 45 de los
hijos de Coré donde se describen la gloria y la unión de Cristo y la Iglesia.
También tenemos el libro de los Cantar de los Cantares que es un cántico hebreo
que exalta el amor entre un hombre y una mujer a través de 8 capítulos. De
igual forma si buscamos en el Nuevo Testamento un capítulo dedicado al amor
encontramos el capítulo 13 de 1 Corintios. A simple vista la continuidad del
pensamiento que el apóstol Pablo viene desarrollando correspondiente al tema de
los dones espirituales se rompe al llegar a este capítulo, de allí que algunos
crean que Pablo escribió este capítulo al finalizar su carta y la inserto entre
el capítulo 12 y 14 con el fin de establecer la importancia de regular el uso
de los dones a través del amor. Si revisamos la continuidad del pensamiento
vemos que en el capítulo 12 se nos habla primeramente de la diversidad de
dones, operaciones y ministerios, luego se nos enseñan los 9 dones del Espíritu
Santo, después se nos habla de la unidad del cuerpo de Cristo a través de la
diversidad de dones y talentos, luego si nos saltamos el capítulo 13 que habla
del amor llegamos al capítulo 14 que habla de la forma de cómo regular el uso
de los dones de palabra en el culto cristiano. Sin embargo, podemos encontrar
una forma de encontrar la continuidad en todo lo que Pablo viene diciendo si
consideramos la parte final del ultimo versículo del capítulos 12: “Procurad, pues, los
dones mejores. Mas yo os muestro un camino aún más excelente”, (1
Corintios 12:31). Si nos damos cuenta en este último versículo del capítulo 12
Pablo exhorta a los creyentes a buscar practicar los mejores dones, pero a
continuación dice: Mas yo os muestro un camino aún más excelente, y
esta camino aún más excelente es el amor. Por tanto, podemos encontrar la
continuidad con todo lo que se viene hablando a través de este versículo.
![]() |
La preeminencia del amor |
EL CAMINO MÁS EXCELENTE, EL AMOR
“Más yo
os muestro un camino aún más excelente”.
1
Corintios 12:31
Hemos venido hablando de la importancia que los dones del Espíritu Santo
tienen en la vida del cristiano, sin embargo, Pablo no quiere continuar sin
antes recordarles a los corintios el tema del amor. El amor en sí constituye la plataforma donde
tienen origen el resto de las grandes virtudes humanas y al mismo tiempo
determina el uso correcto de los dones espirituales bajo las correctas
motivaciones. El amor es un concepto muy utilizado en nuestra sociedad, y hasta
cierto sentido, un tanto trillado. A la luz de las Escrituras el amor puede
considerarse un don otorgado por Dios a los hombres: “…
porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu
Santo que nos fue dado”, (Romanos 5:5);
pero también es considerado un fruto del Espíritu Santo el cual tiene que
cultivarse y desarrollarse: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”, (Gálatas 5:22-23), y al mismo tiempo
constituye la esencia de nuestro glorioso Señor: “El que no ama, no ha conocido a
Dios; porque Dios es amor”, (1 Juan 4:8). En nuestra sociedad, le llamamos
amor a la pasión sensual que dos jóvenes sienten el uno por el otro, al afecto
de un padre hacia su hijo o viceversa, al cariño cultivado por una amistad
sincera, al pacto matrimonial que mantiene unidos a una pareja; pero, realmente
que es el amor a la luz de la Biblia. Para poder comprender mejor este
concepto, el griego en el cual fue escrito el Nuevo Testamento utiliza cuatro
palabras diferentes para referirse a cuatro diferentes formas en las cuales el
amor puede expresarse entre los seres humanos. Veamos brevemente en que
consiste cada uno.
1. Eros
era una palabra utilizada en la cultura helénica para referirse al amor que
está basado en lo sensual y físico que busca el placer personal de su carne lo
cual lo vuelve egoísta ya que se centra en sí mismo. Generalmente se guía más
por sus instintos y deseos que por el razonamiento. Este tipo de amor habla de
enamorarse, de los sentimientos y de lo romántico, pero no habla de compromiso,
entrega o fidelidad. Algunos lo han llegado a comparar este amor con un
instinto animal.
2. Fileo
(φιλέω) es la segunda palabra que los
griegos usaban para referirse al amor y este denota el afecto entrañable entre
amigos, razón por la cual C. S. Lewis lo llamaba “amistad”. Para los antiguos la amistad era considerada una de las
grandes virtudes y sentimientos que podían surgir entre dos personas, tal y
como la Biblia lo registra referente a David y Jonatán, lamentablemente hoy ha
perdido su valor y solo basta preguntarnos cuántos amigos tenemos realmente
para corroborar esta afirmación. Fileo
nace como respuesta de lo que la otra persona ha hecho por ella y está
influenciado por los sentimientos y emociones. Este tipo de amor, o mejor dicho
cariño está limitado únicamente a los amigos y nunca a los enemigos o personas
que le causan daño.
3. Stérgo
(στέργω), es un amor
que da, comparte y se sacrifica entre familiares. C. S. Lewis lo llamo afecto, y lo considero el más humilde de
todos los amores: “El afecto, como ya he dicho, es el amor más humilde,
no se da importancia. La gente puede estar orgullosa de estar «enamorada» o de
su amistad; pero el afecto es modesto, discreto y pudoroso”. Es un amor hasta cierto punto instintivo, como el de
una madre a sus hijos, pero es incapaz de ir más allá de la frontera de los
lazos familiares.
4. Agapáo (ἀγαπάω),
es el amor de Dios. No está basado en las emociones sino en un acto voluntario,
en la decisión de amar a una persona: “En esto consiste
el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a
su Hijo en propiciación por nuestros pecados”, (1 Juan 4:10). Agapáo no ama como consecuencia de lo
que otros han hecho por él, sino por voluntad propia, sin considerar méritos o
esperar algo a cambio, se extiende a toda persona sin importar su condición
social, económica, material y hasta a los enemigos, “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos,
bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los
que os ultrajan y os persiguen”, (Mateo 5:44).
Es un amor sacrificial y se desarrolla a través de la negación y la vida en el
espíritu.
En este sentido el amor del cual
habla Pablo es el Agapáo (ἀγαπάω),
y llama la atención que este vocablo tiene muy poco uso en la literatura
profana de los griegos; no obstante, este término comenzó a popularizarse en los
textos del Nuevo Testamento como en la Septuaginta, y en el caso específico del
Nuevo Testamento aparece alrededor 130 veces como verbo, y 120 veces como
sustantivo. Por tanto, el amor constituye un regalo de Dios que se derrama en
nuestros corazones y al mismo tiempo es un fruto que el Espíritu Santo produce
en nuestra vida, este amor es sacrificial y entregado para bien de los demás y
de allí la importancia que Pablo resalta ya que en este sentido es capaz de
regular las intenciones y motivaciones bajo las cuales se ejercen los dones
espirituales y el ministerio.
EL AMOR ES LA FUENTE DE MOTIVACIÓN PARA EJERCER NUESTROS DONES
“Si yo
hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal
que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos
los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que
trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis
bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser
quemado, y no tengo amor, de nada me sirve”.
1
Corintios 13:1-3
La importancia y preeminencia del amor radica en el
hecho de que es la fuente de motivación correcta para ejercer nuestros dones
espirituales y ministerio. Si no existe amor en nuestros corazones difícilmente
encontraremos las motivaciones correctas para ejercer nuestros dones. Por
ejemplo, hay muchos que ejercen sus dones solo con el fin de lucrarse de ellos:
“Han dejado el
camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor,
el cual amó el premio de la maldad”, (2 Pedro 2:15). Muchos como los
fariseos ejercen su ministerio y practicas piadosas solo para ser vistos por
los hombres: “Guardaos
de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de
otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos”,
(Mateo 6:1). En general, la principal motivación para ejercer nuestros dones y
ministerio debe ser el amor porque cualquier cosa que hagamos sin amor no tiene
valor para Dios. Por ejemplo, Pablo dice que de nada sirve hablar en muchas
lenguas si no hay amor, sus lenguas humanas o angélicas viene a ser solo ruido
disonante en los oídos de Dios: Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo
amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. También se nos dice que de nada sirve tener
profecía, ni entender todos los misterios maravillosos del evangelio ni poseer
toda la ciencia de este mundo o incluso tener una fe tan grande capaz de
trasladar los montes, ya que si no hay amor de nada sirve: Y si
tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese
toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Aun de nada sirven los grandes sacrificios que se
realicen, si no es el amor lo que los motiva de nada sirve: Y si
repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi
cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. Por lo tanto, debemos evaluar cuales son las
motivaciones que nos impulsan a desarrollar nuestros dones y ministerio, porque
debería ser el amor ya que cuando sea así nuestro único fin será servirle de
corazón sencillo a Dios buscando siempre honrar su nombre y contribuir con el
bien de la iglesia del Señor.
Gloria a Dios 🙌
ResponderBorrarI corintios 13:4-7 quisiera que me expliquen detalladamente, gracias Dios los bendiga
ResponderBorrarDios le Bendiga en la pagina estan los estudios de corintios, completo.
BorrarDios lo diga bendiciendo muy edificante explicación el amor es la plataforma de todo
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