“Al oír
esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:
Varones hermanos, ¿qué haremos? Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada
uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y
recibiréis el don del Espíritu Santo. Porque para vosotros es la promesa, y
para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor
nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba,
diciendo: Sed salvos de esta perversa generación”.
Hechos 2:37-40
INTRODUCCIÓN
Estas son las últimas palabras del
primer sermón predicado por la iglesia cristiana en boca del apóstol Pedro y en
el podemos encontrar plasmado uno de los propósitos principales del mensaje del
evangelio: ser salvo de la condenación eterna. Veamos pues como podemos ser
salvos de esta generación perversa.
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El primer sermón de Pedro |
I.
EL PRIMER SERMÓN PREDICADO.
“Al oír
esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:
Varones hermanos, ¿qué haremos?”.
Aquí encontramos el primer sermón predicado
por la iglesia en boca del apóstol Pedro, la audiencia, cientos de judíos que
se habían reunido en Israel para celebrar la fiesta de Pentecostés. Prácticamente,
el apóstol les ha anunciado la realidad de su pecado y el destino de condenación
eterna que les espera a todos aquellos que mueran en ello, y es por eso por lo
que angustiados le preguntan: Varones hermanos, ¿qué haremos? Esta misma
pregunta es la que cada uno de nosotros debemos hacernos porque la Biblia nos enseña
que por causa de nuestras maldades estamos condenados al infierno: “Por cuanto todos
pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios”, (Romanos 3:23). Que
bueno es saber que también la Biblia nos dice cómo hacer para ser salvos, y en
estos versículos Pedro lo dice.
II.
COMO SER SALVOS DE ESTA GENERACIÓN
PERVERSA.
“Pedro les
dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo
para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”.
En estas pocas palabras podemos
encontrar al menos 4 cosas que debemos hacer diligentemente para ser salvos. Veámoslas
una por una.
1. Proceder al arrepentimiento.
“Arrepentíos…”
Una vez más encontramos esta
palabra tan decisiva que marca el principio de la salvación, arrepentimiento. Realmente
el arrepentimiento es más que un remordimiento pasajero, es el reconocimiento
de todas las faltas cometidas expresado por un profundo dolor en nuestro corazón.
Si nos damos cuenta estos judíos lo experimentaron ya que la Escritura nos
dice: Al oír
esto, se compungieron de corazón. Esto es lo primero que el pecador
debe hacer al oír la palabra de Dios, debe reconocer su maldad y dolerse de
todo corazón por lo que ha hecho a tal punto que esté dispuesto a renunciar a
su vida de maldad. De hecho, la palabra griega de donde proviene
arrepentimiento es metanoia que
literalmente significa dar la media
vuelta. Esto es lo que hace el arrepentimiento, hace que una persona cambie
completamente después de haber reconocido su maldad. Un buen ejemplo de esto
que estamos hablando la encontramos en la parábola del hijo prodigo el cual después
de haberse ido de su casa con la parte de la herencia que le correspondía y habérselo
gastado todo viviendo perdidamente, se vio apacentando cerdos y deseaba llenar
su vientre con las algarrobas que les daban a los cerdos, allí experimento un
verdadero arrepentimiento y dijo: “Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi
padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré
a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno
de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose,
vino a su padre”, (Lucas 15:17-20). Si nos damos cuenta este hombre
experimento los siguientes cambios:
1. Volvió en si, es decir, cambio su
manera de pensar reconociendo su estado de calamidad y que se había equivocado.
2.
Cambio
su actitud, ya que estuvo dispuesto a levantarse y pedir perdón a su padre.
3. Se humillo totalmente.
Esto es lo que hace el
arrepentimiento, provoca un reconocimiento por la calamidad de nuestro pecado,
nos hace reconocer lo perdido que estamos y nos humilla delante de Dios para
que corramos a Él buscando su misericordia.
2. Convertirse de Corazón.
“… y
bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los
pecados…”
El siguiente paso después del
arrepentimiento es buscar una autentica conversión. Aquí Pedro les dice que se
bauticen no porque el bautismo quite pecados, sino más bien él quería decir que
después del arrepentimiento es necesario acudir a Cristo para que perdón de
pecados, pero después de ello es necesario comenzar a vivir santa y
piadosamente, como verdaderos hijos de Dios que son guiados por su palabra y están
alejados de los placeres de este mundo, y el bautismo es el inicio de ello
porque es una ordenanza que el cristiano realiza en obediencia a Cristo y que
testifica a todo el mundo que hemos muerto al pecado y hemos nacido a una nueva
vida: “¿Qué,
pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En
ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en
él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos
sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para
muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la
gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva”,
(Romanos 6:1-4). Como nacidos de nuevo no podemos volver a la vieja vida,
tenemos que abandonar todo pecado y comenzar a llenar nuestra vida de Dios,
para no volver a las antiguas costumbres, por ello Pedro volvió a decir en otro
de sus sermones: “Así
que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para
que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”, (Hechos
3:19). Si nos damos cuenta ese es el orden, arrepentirse y convertirse, porque
si no solo sería un remordimiento temporal y nuestra vida seguiría igual.
3. Buscar la llenura del Espíritu Santo.
“… y
recibiréis el don del Espíritu Santo”.
Finalmente, para perseverar en el
nuevo camino que se ha escogido es importante recibir el poder del Espíritu
Santo: y
recibiréis el don del Espíritu Santo. Debido a nuestra condición de
pecado es completamente imposible que el Espíritu Santo more en nosotros, pero
desde el momento en que nos arrepentimos de nuestros pecados y pedimos perdón convirtiéndonos
a Dios pasamos a ser templo y morada de su presencia: “No os unáis en yugo desigual con los
incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y
qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O
qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de
Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios
dijo Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por
lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo
inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis
hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”, (2 Corintios 6:14-18).
La presencia del Espíritu Santo morando en nosotros nos ayuda a perseverar en
la vida cristiana, especialmente si recibimos también el bautismo con el Espíritu
el cual nos da una capacitación sobrenatural para ser mejores testigos de su
gracia: “Pero
recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me
seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la
tierra”, (Hechos 1:8). Por tanto, después del arrepentimiento y la conversión
es clave ser llenos del Espíritu Santo con el fin de permanecer firmes en la fe
y ser salvos del destino que le espera a esta generación perversa.
III.
LA INVITACIÓN A SER SALVOS.
“Porque
para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están
lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. Y con otras muchas palabras
testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación”.
Al final, Pedro nos hace a todos
nosotros una invitación a atender el llamado de Dios porque solamente así
seremos salvos de la condenación eterna.
CONCLUSIÓN.
El primer sermón predicado por el apóstol
Pedro nos hace reconocer la necesidad que tenemos de ser salvos de la condenación
eterna y en cortas palabras nos muestra los pasos que tenemos que dar:
1. Arrepentirnos de todos nuestros
pecados.
2.
Convertirnos
a Dios dejando nuestra vida de pecado y siguiendo el camino que su palabra nos enseña.
3. Siendo llenos de su Espíritu Santo
para tener poder para permanecer firmes en la fe.
Al final, el apóstol hace la invitación
no solo a los judíos, sino a todos aquellos que quieran ser salvos del destino
de condenación eterna que le espera a esta generación perversa.
Estimado pastor porque aquí desvía el mensaje sobre el bautizo en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados porque le quita a la Escritura esta verdad Divina sabiendo que si no somos bautizados en el nombre de Jesucristo No hay perdón de pecados por favor enseñé lo que dice la palabra de Dios y hagan énfasis en el único Bautizo que la Biblia ordena, y es y siempre será en el nombre de Jesucristo para perdón de pecados lo dice la Biblia Hechos 2: 38
ResponderBorrarSi la población NO se Bautiza en el nombre de Jesucristo no hay perdón de pecados y al Reino de los Cielos no entrarán los pecadores, insisto enseñen esta Verdad y no desvíen el mensaje de la palabra de Dios por a las Almas , nuestro Señor Jesucristo pago un precio y fue su sangre por lo tanto enseñemos la verdad que el bautizo debe hacerse en el nombre de nuestro Señor Jesucristo para perdón de pecados Dios les bendiga
ResponderBorrarLa biblia fue escrita gramaticalmente correcta: Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. Hay un cambio de sentido en las palabras “bautícese - singular” y “bautícense - plural” la que tenemos en el texto es singular por lo tanto tiene el sentido de una acción muy personal y muestra que no habla de bautismo en agua como di muestra Mateo 20:19 que es la orden directa de Jesús para bautizarse en agua . “bautícese cada uno” quiere decir sométase voluntariamente y personal mente bajo el señorío de Cristo cada uno. Pero para el bautismo en agua se necesita de otra persona, el ministro quien lo bautiza.
BorrarAsí que si sino conoce las reglas gramaticales puede cometer muchos errores doctrinales.