“Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno,
¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno?
Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Más si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No
hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a
tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi
juventud. ¿Qué más me falta? Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda,
vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y
sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas
posesiones”.
Mateo 19:16-22
INTRODUCCIÓN
Mateo nos presenta hoy una historia que es
muy conocida entre el pueblo cristiano y que se encuentra registrada en los
otros evangelios sinópticos, que son Marcos y Lucas. Esta historia es conocida
como la del joven rico que buscaba la vida eterna y en ese fin busca a Jesús
para realizarle una pregunta muy importante: ¿qué bien haré para tener la vida eterna? ¡Cuán importante es esta pregunta! De
hecho todos nosotros debemos preguntarnos lo que realmente tenemos que hacer
para ser salvos. En estos versículos se nos muestra el camino correcto que
debemos seguir si queremos heredar la vida eterna. El evangelio según Marcos
nos enseña que esta historia ocurrió después que Jesús oro por los niños: “Al
salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla
delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida
eterna?”, (Marcos 10:17).
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El Joven Rico que Buscaba la Vida Eterna |
EL JOVEN RICO QUE QUERÍA SER SALVO
“Entonces
vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna?”.
Mateo
19:16
Después que Jesús oró por los niños, un
joven vino corriendo a Jesús para hacerle quizás la pregunta más importante de
su vida: Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien
haré para tener la vida eterna?
Decimos que este era un joven porque así lo presenta Mateo más adelante: “El
joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud”, (Mateo 19:20). Lucas nos dice que era un
hombre principal entre los judíos: “Un hombre principal le preguntó, diciendo:
Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?”, (Lucas 18:18), y por el relato completo
entendemos que era un hombre rico. Finalmente, Marcos nos dice que este vino
corriendo a Jesús y se hinco delante de Jesús como una señal de reconocimiento
de su autoridad: “Al salir él para seguir su camino, vino uno
corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno,
¿qué haré para heredar la vida eterna?”, (Marcos 10:17). Este hombre había logrado mucho en
su vida, era un principal entre los judíos, por lo que podemos pensar que tenía
cierto prestigio y título prominente en su tiempo, tal vez como una especie de
gobernante o encargado de alguna sinagoga, y aparte de todo esto era rico, y
todo esto lo había logrado en su juventud, ya que aún no tenía los 40 años, ya
que para los judíos, alguien menor a los 40 años era considerado joven. Sin
embargo, aún le faltaba lo más importante, la salvación de su alma.
¿POR QUÉ ME LLAMAS BUENO?
“Él le
dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios…”
Mateo
19:17
Aquí tenemos un versículo que ha sido mal
utilizado por aquellos herejes que afirman que Jesús no es Dios: Él le
dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Muchos opinan que el hecho de que Jesús
haya pronunciado estas palabras es una evidencia de que Él mismo no se
consideraba Dios. Esta palabras se encuentran en los tres evangelios
sinópticos, sin embargo, el sentido en el cual nuestro Señor se lo dice a este
joven principal era un tanto irónico, ya que este provenía de un grupo que se
oponía al ministerio de Jesús, los escribas y fariseos afirmaban que Jesús era
un falso Maestro, negaban su divinidad y lo consideraban un blasfemo, y este
hombre provenía de ellos, pero ahora este estaba aquí llamándolos Maestro, y
preguntándole: ¿qué hacer para heredar la vida eterna? Por eso Jesús le dice:
¿Por qué tú ahora me llamas bueno, si vienes de un grupo que me llaman malo?
¿Hoy cambian de opinión y reconocen su error? Así que como vemos Jesús no está
diciendo que Él no es bueno, al contrario, Él es un Dios benevolente y en quien
habita todo lo bueno.
EL ENGAÑO DE LA SALVACIÓN POR MEDIO DE BUENAS OBRAS
“Más si
quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús
dijo: No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra
a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le
dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?”.
Mateo
19:17-20
Muchos creerían que aquí Jesús nos está
enseñando que para heredar la vida eterna es necesario guardar los
mandamientos; pero no es así, al contrario, nuestro Señor conducirá al joven
rico a ver que nadie puede salvarse por medio de guardar los mandamientos,
porque realmente nadie puede guardarlos: Más si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No matarás. No adulterarás. No
hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a
tu prójimo como a ti mismo. Aquí
nuestro Señor cita algunos mandamientos que estaba relacionado con tener una
buena moral: No matar, no ser adultero, no dar falso testimonio, honrar a los
padres y amar al prójimo, y este hombre lo había hecho muy bien, pero no
completamente: El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud.
¿Qué más me falta? No
dudamos que este joven trataba de vivir de acuerdo a la ley y las tradiciones
que los escribas y fariseos enseñaban, creía que todas estas cosas las cumplían
a cabalidad, pero se engañaba y Jesús se lo demostrara.
ESTE JOVEN NO CUMPLÍA TODOS LOS MANDAMIENTOS
“Jesús
le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los
pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta
palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones”.
Mateo
19:21-22
Cuando escucho a Jesús, este joven no pensó
muy bien lo que se le decía, sino que respondió superficialmente a lo que se le
estaba diciendo, y de hecho le pregunta qué más necesitaba hacer, porque a sus
propios ojos era un hombre justo. Marcos nos enseña que cuando este joven le
hace esta pregunta a Jesús, este lo amo y le dice una segunda cosa que le
mostrara que no es tan justo como él pensaba: “Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le
dijo: Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y
tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz”, (Marcos 10:21). Aquí Jesús le estaba
pidiendo abandonar aquello que verdaderamente era su pecado: Si
quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres. Este hombre no tenía problemas de
inmoralidad, no era un ladrón ni alguien quien pudiera acusarse de algún pecado
escandaloso, pero no estaba totalmente limpio, había una cosa que estaba mal en
él y esto era el amor al dinero, su espíritu codicioso que no le permitía
separarse de sus riquezas, su avaricia que cerraba su corazón para dar de sus
riquezas a los más necesitados: Oyendo el joven esta palabra, se fue triste,
porque tenía muchas posesiones.
Marcos nos dice que al oír esta palabra este joven se afligió porque tenía
muchas posesiones: “Pero él, afligido por esta palabra, se fue
triste, porque tenía muchas posesiones”, (Marcos 10:22), y Lucas nos dice que se puso triste
porque era rico y obviamente no quería perder sus riquezas: “Entonces
él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico”, (Lucas 18:23). Este hombre creía que por
ser un religioso y ser bueno en sus acciones externas era más que suficiente
para ser salvo, estaba engañado creyendo que desde su juventud guardaba los
mandamientos, porque ciertamente desde pequeño había sido instruido en el
judaísmo; pero con esto vemos que realmente no hay nadie que pueda vivir por la
ley, de hecho es imposible que el hombre en sus propias fuerzas sea capaz de
guardar toda la ley, por alguno de todos sus mandamientos fallara. Santiago es
muy claro al decirnos que basta infringir uno de los mandamientos para hacernos
transgresores de la ley: “Porque cualquiera que guardare toda la ley,
pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos”, (Santiago 2:10).
Excelente estudio. De gran bendición para mi vida. Dios les continúe bendiciendo.
ResponderBorrarDe acuerdo. Muy completo y profundo estudio. Muchas gracias!
ResponderBorrarExcelente y Completo estudio de la Palabra, fue muy revelador y de gran Bendicion para mi. Muchas Gracias..
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