“Seis
días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que
había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos. Y le hicieron
allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la
mesa con él. Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho
precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume. Y
dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de
entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado
a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidara de los pobres, sino porque
era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. Entonces
Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto. Porque a los
pobres siempre los tendréis con vosotros, más a mí no siempre me tendréis.”.
Juan 12:1-8
INTRODUCCIÓN
Conforme
avanzamos Juan nos introduce a la última semana de Jesús en esta tierra y en
este nuevo capítulo vemos una historia muy hermosa que es contada incluso hoy
en día y recordada de generación en generación entre el pueblo cristiano. Esta
historia es el ungimiento de nuestro Señor Jesucristo antes de su muerte. De
esta historia tenemos al menos otras dos versiones que se narran en los
evangelios sinópticos, Mateo, Marcos y Lucas, y que guardan muchas similitudes
con esta. Para este momento los fariseos y principales sacerdotes habían girado
la orden de buscar a Jesús y capturarlo, conspirando contra Él con el fin de matarlo.
Aquí lo vemos nuevamente en Betania, en casa de Marta, María y Lázaro, seis
días antes de la pascua.
Jesús es ungido en Betania |
JESÚS NUEVAMENTE EN BETANIA
“Seis
días antes de la pascua, vino Jesús a Betania, donde estaba Lázaro, el que
había estado muerto, y a quien había resucitado de los muertos. Y le hicieron
allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la
mesa con él”.
Juan 12:1-2
Aquí vemos
que faltaban seis días antes de la fiesta de la pascua, y si es así significa
que ese día era viernes, muy posible al final del día judío, es decir, cerca de
las 6:00 pm y cercano al día de reposo, considerando que la mayoría de
comentaristas están de acuerdo que la entrada triunfal fue un domingo, con lo
que comienza lo que algunos llaman “la
semana de la pasión de Cristo”, y si es así, quedarían 6 días antes jueves
donde Jesús estaría celebrando la pascua con sus discípulos, y al octavo día, es decir, el viernes, Jesús seria crucificado. Por ser días
cercanos a la pascua, Jerusalén solía saturarse de cientos de judíos que venían
en peregrinación de todas partes del mundo con el fin de pasar la pascua, los
mesones y aposentos se saturaban y esto hacía que algunos buscaran establecerse
en aldeas cercanas a Jerusalén, y en este caso nuestro Señor solía quedarse en
Betania, en la casa de Marta, María y Lázaro: Seis días antes de la pascua, vino Jesús a
Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto, y a quien había
resucitado de los muertos. Podemos ver que Lázaro estaba sentado al
lado de Jesús y que Marta era la que les había preparado la comida y les servía:
Y le hicieron
allí una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la
mesa con él. Como vemos en Lucas creemos que Marta era la hermana
mayor y como principal anfitriona era la que se preocupaba siempre por
servirles y atenderles, y en este afán a veces olvidaba atender las enseñanzas
de su Maestro: “Aconteció
que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió
en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a
los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres,
y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir
sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta,
afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y
María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”,
(Lucas 10:38-42). De esta forma, vemos nuevamente a esta familia que amaba a
Jesús.
EVIDENCIAS DE UN VERDADERO AMOR
“Entonces
María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los
pies de Jesús, y la casa se llenó del olor del perfume”.
Juan 12:3
Como
lo vimos al principio del capítulo 11 de este evangelio, esta familia amaba
mucho a Jesús y aquí vemos la evidencia de este: Entonces María tomó una libra de perfume de
nardo puro, de mucho precio... Creemos que el verdadero amor es
aquel que no solo lo expresa de labios sino se manifiesta a través de sus
obras, y vemos aquí una mujer que tomo una libra de perfume de nardo puro, de
muchísimo precio, y con él ungió los pies de Jesús. Generalmente, antes de
entrar a una casa parte de la hospitalidad consistía en lavarle los pies a los
invitados, pero esta labor era exclusiva de los esclavos, ningún hombre libre
se humillaba para hacer esta tarea, pero aquí vemos a esta mujer, que no le
importo rebajarse al nivel de un esclavo, y es más, ni siquiera uso agua, sino utilizo
un perfume que en su tiempo era de gran valor, que según este texto era
equivalente a trecientos denarios, es decir, casi un año de salario de un
jornalero; pero a esta mujer no le importo el precio, al contrario, quería
ofrecerle a Jesús algo que le costara mucho porque realmente lo amaba. También,
ella enjugo con sus cabellos los pies de Jesús: … y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus
cabellos. Para poder hacer esto tuvo que haberse soltado el cabello,
y soltarse el cabello era muy humillante para las mujeres judías ya que solo
las rameras acostumbraban hacerlo, sin embargo, no le importo sino se humillo
en gran manera con tal de dejar secos los pies de Jesús. Finalmente, la casa se
llenó de un olor tan agradable que testificaba a grandes voces el amor que esta
mujer tenía por su Señor: … y la casa se llenó del olor del perfume. El
verdadero amor nos lleva a la entrega máxima, al sacrificio, a dar lo mejor por
aquellos a quienes decimos amar, el verdadero amor nos impulsa a grandes obras
a favor de los más necesitados, a expresar en verdadero sacrificio y servicio a
través de nuestra vida a favor de Cristo, y todas estas obras son una evidencia
de nuestro amor.
Ahora bien, este evento tiende a
confundirse con otros dos que son parecidos en la Biblia. Por ejemplo, Tenemos
el relato que aparece en Mateo 26.6-13 y Marcos 14:3-9, este nos presenta la
siguiente historia: “Pero estando él en Betania, en casa de Simón el leproso, y
sentado a la mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo
puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su
cabeza. Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: ¿Para qué se ha
hecho este desperdicio de perfume? Porque podía haberse vendido por más de
trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y murmuraban contra ella.
Pero Jesús dijo: Dejadla, ¿por qué la molestáis? Buena obra me ha hecho.
Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando queráis les podréis hacer
bien; pero a mí no siempre me tendréis. Esta ha hecho lo que podía; porque se
ha anticipado a ungir mi cuerpo para la sepultura. De cierto os digo que
dondequiera que se predique este evangelio, en todo el mundo, también se contará
lo que ésta ha hecho, para memoria de ella”, (Marcos 14:3-9). Muchos
afirman que esta historia que aparece en tanto en Mateo 26.6-13 y Marcos
14:3-9, es la misma que estamos considerando en Juan 12:1-8, y de hecho algunas
versiones de la Biblia como la RV60 las enlazan como si fuera la misma. En
ambos relatos Jesús está en Betania, Según Marcos 14:3: “Pero estando él en Betania…”, y
Mateo 26:6: “Y
estando Jesús en Betania…”, y Juan 12:1: “Seis días antes de la pascua, vino Jesús a
Betania”. Sin embargo, en Mateo y Marcos se nos dice que fue una
mujer que vino a buscar a Jesús, pero no se nos da su nombre: “… y sentado a la
mesa, vino una mujer”, (Marcos 14:3), pero en Juan se nos dice que
la mujer era María la hermana de Marta y Lázaro: “Entonces María tomó una libra de perfume de
nardo puro, de mucho precio…”, (Juan 12:3). En ambas historias se
nos dice que trajeron un perfume de nardo puro de gran precio, Mateo y Marcos
dicen que era un vaso de alabastro y Juan dice que era una libra: “… y sentado a la
mesa, vino una mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho
precio”, (Marcos 14:3). Mateo y Marcos nos dicen que derramo el
perfume sobre la cabeza de Jesús: “… y lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado a la
mesa”, (Mateo 26:7). Pero Juan dice que solo lo derramo sobre sus
pies: “… y ungió
los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos”, (Juan 12:3). En
ambas se hicieron las críticas de que semejante hecho era un desperdicio de
perfume, Juan nos dice que Judas lo dice: “Y dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón,
el que le había de entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por
trescientos denarios, y dado a los pobres?”, (Juan 12:4-5); y Mateo
solo nos dice que los discípulos se enojaron: “Al ver esto, los discípulos se enojaron,
diciendo: ¿Para qué este desperdicio? Porque esto podía haberse vendido a gran
precio, y haberse dado a los pobres”, (Mateo 26:8-9), y Marcos dice
que algunos de los que estaban allí se enojaron: “Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y
dijeron: ¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume? Porque podía
haberse vendido por más de trescientos denarios, y haberse dado a los pobres. Y
murmuraban contra ella”, (Marcos 14:4-5). Pero quizás la diferencia
más grande es que Juan nos dice que cuando esto ocurrió estaba en casa de
Marta, María y Lázaro; pero Mateo y Marcos nos dice que estaba en casa de Simón
el leproso: “Y estando
Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso”, (Mateo 26:6). Por
tanto, algunos teólogos no consideran que se trate de la misma historia.
Algunos opinan que estas historias son dos eventos diferentes que ocurrieron
casi por la misma época, al final del ministerio de Jesús, pero con el tiempo
la tradición oral llegó a combinar los detalles de cada una entrelazándolas, y
por eso hoy tenemos historias casi perecidas que parecieran que fueran las
mismas.
Aparte de estas historias, en
Lucas encontramos otra historia de una mujer que ungió al Señor, pero tiene más
diferencias: “Uno
de los fariseos rogó a Jesús que comiese con él. Y habiendo entrado en casa del
fariseo, se sentó a la mesa. Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora,
al saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo, trajo un frasco de
alabastro con perfume; y estando detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a
regar con lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y besaba sus
pies, y los ungía con el perfume. Cuando vio esto el fariseo que le había
convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de
mujer es la que le toca, que es pecadora. Entonces respondiendo Jesús, le dijo:
Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Dí, Maestro. Un acreedor tenía
dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro cincuenta; y no
teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Dí, pues, ¿cuál de ellos le
amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y él
le dijo: Rectamente has juzgado. Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta
mujer? Entré en tu casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado
mis pies con lágrimas, y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste beso;
mas ésta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste mi cabeza
con aceite; mas ésta ha ungido con perfume mis pies. Por lo cual te digo que
sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; más aquel a quien se le
perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados”,
(Lucas 7:36-48). Esta historia es muy diferente a la Mateo, Marcos y Juan, de hecho,
ocurre en la casa de un tal Simón el fariseo, la mujer por lo visto es era una
persona que había tenido una dudosa reputación, quizás como ramera, debido a
los comentarios que hacen de ella y la mayoría ubican esta historia en el
segundo año de ministerio de nuestro Señor Jesucristo.
LA CRITICAS DE UN CORAZÓN AVARO
“Y
dijo uno de sus discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de
entregar: ¿Por qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado
a los pobres? Pero dijo esto, no porque se cuidará de los pobres, sino porque
era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. Entonces
Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha guardado esto. Porque a los
pobres siempre los tendréis con vosotros, más a mí no siempre me tendréis”.
Juan 12:4-8
Acabamos
de ver como un corazón agradecido y que verdaderamente ama no escatima
esfuerzos ni sacrificios para dar lo mejor que tiene, así esta mujer llamada
Maria no escatimo derramar una libra de perfume para ungir a Jesús, aun cuando
el perfume tenía un precio muy elevado en su tiempo. Pero después de haber
considerado estos versículos, los siguientes nos muestran todo lo contrario: Y dijo uno de sus
discípulos, Judas Iscariote hijo de Simón, el que le había de entregar: ¿Por
qué no fue este perfume vendido por trescientos denarios, y dado a los pobres? Pero
dijo esto, no porque se cuidará de los pobres, sino porque era ladrón, y
teniendo la bolsa, sustraía de lo que se echaba en ella. Si nos
damos cuenta el corazón de Judas era malo y lejos de elogiar la obra de amor
que Maria había realizado, el se lleno de envidia y codicia al ver como aquel
perfume que había sido ofrecido a Jesús en total adoración no paso por sus
manos para robárselo si le hubiera sido posible. En estos versículos queda
claro el pecado de Judas, su codicia, la cual crecería tanto hasta llegar al extremo
de vender a su propio Maestro por 30 piezas de plata. Ahora bien, Jesús
reprende las criticas de Judas: Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día de mi sepultura ha
guardado esto. Porque a los pobres siempre los tendréis con vosotros, más a mí
no siempre me tendréis. La obra que aquella mujer había hecho era
una verdadera expresión de amor y adoración hacia Jesús que de alguna manera
preparaba el cuerpo de nuestro Señor para la muerte que le esperaba la
siguiente semana, esto que había ocurrido era también un acto profético de lo
que pasaría la próxima semana en la vida de Jesús.
La cena pascual fue un jueves, no viernes, o sea que estaba en Betania (Jesus) el viernes, y si vemos son dos episòdios diferentes la uncion del viernes antes del domingo que es en casa de Lazaro y sus hermanas, y Maria la que lo unge y el Miercoles 2 dias antes de la crucifixiòn en casa de Simon el leproso y es otra mujer de quièn no menciona su nombre, solo ungio su cabeza, y los dicipulos se enojaron.
ResponderBorrarmaría de madgala unge al señor, se la conoce como la pecadora y oyó que el señor estaba en la casa de SIMÓN, LO QUE HACE ELLA ES CRUZAR el patio, antes de llegar a Jesús, eso lo describía lucas 7 los otro evangelios hablan de 2 días y JUAN DE SEIS días antes, a todo esto jesus dice que lo están ungiendo para su sepultura, no en el caso anterior, en esta ocasión se detalla que es maría la que rompe el vaso de alabastro, la otra no
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