“Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He
aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos?
Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del
Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido
también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de
Israel. Y cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o
madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y
heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros”.
Mateo 19:27-30
INTRODUCCIÓN
El capítulo 19 termina con la historia del
joven rico que le pregunto a Jesús lo que tenía que hacer para heredar la vida
eterna, y hasta el momento los últimos estudios han girado alrededor de esta
edificante narración bíblica; pero hoy terminamos no solo dicha historia sino
también el capítulo con la pregunta que Pedro realizo: He aquí,
nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Esta pregunta que hace Pedro nos hace
pensar en lo que los cristianos realmente ganamos por seguir a Cristo, aunque
realmente parece una pregunta imprudente, desagradecida e inoportuna, merece su
respuesta y es nuestro Señor Jesucristo quien realmente la contestara. Lo
cierto es que seguir a Cristo tiene muchas recompensas pero la mayor es la vida
eterna. Veamos cómo se desarrollan estos maravillosos versículos en este
evangelio.
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¿Qué ganaremos por seguir a Cristo? |
¿QUÉ GANAREMOS POR SEGUIR A CRISTO?
“Entonces
respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos
seguido; ¿qué, pues, tendremos?”.
Mateo
19:27
Después de todo lo que ha pasado los
discípulos vieron como tristemente aquel joven rechazo a Cristo porque no
quería dejar todo lo que tenía con tal de seguirlo; pero en el caso de ellos no
había sido así, sino que dejándolo todo lo habían dejado, tal y como lo vemos
en los evangelios. Cuando Jesús llamó a Pedro, Andrés, Jacobo y Juan, estos lo
dejaron todo con tal de seguirlo: “Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio
a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red
en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré
pescadores de hombres. Ellos entonces, dejando al instante las redes, le
siguieron. Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y
Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y
los llamó. Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron”, (Mateo 4:18-22). También Mateo lo había
dejado todo con tal de seguir a su Maestro: “Pasando Jesús de allí, vio a un hombre
llamado Mateo, que estaba sentado al banco de los tributos públicos, y le dijo:
Sígueme. Y se levantó y le siguió”,
(Mateo 9:9). Bueno allí estaban los 12 que a diferencia del joven rico lo
habían dejado todo con tal de seguirlo, pero entonces les debió haber surgido
la pregunta en su cabeza: ¿y nosotros que realmente lo hemos dejado todo qué
ganaremos? Y Pedro lo dijo de la siguiente manera: He aquí, nosotros lo hemos dejado todo, y te
hemos seguido; ¿qué, pues, tendremos? Esta pregunta pudiese sonar algo atrevida, quizás
imprudente o desagradecida, pero creemos que ha Jesús le ha de haber agradado
porque les responde. Hay personas que no siguen a Cristo porque creen que perderán
mucho; dicen no ser capaces de renunciar a su vida de placeres y vanagloria que
este mundo ofrece, pero lo cierto es que todo lo que tienen es efímero y nada
podrán llevarse a la eternidad, en cambio lo Cristo ofrece es eterno y de gran
valor tal y como lo veremos aquí.
LAS RECOMPENSAS POR SEGUIR A CRISTO
“Y Jesús
les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre
se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido también os
sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Y
cualquiera que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o
mujer, o hijos, o tierras, por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará
la vida eterna”.
Mateo
19:28-29
En estos versículos Jesús responde a la
pregunta de Pedro, y en primer lugar, nos dice que aquellos que
dejen todo para seguir a Cristo ganaran un lugar de privilegio en la
restauración de su reino en esta tierra: Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en
la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros
que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos. Los judíos creían en la restauración del
reino de Israel por parte del Mesías y era algo que anhelaban fuertemente, sin
embargo, aquí el Señor les promete a todos aquellos que renuncien a este mundo
de pecado que les hará participes del milenio dándoles un lugar de honra. En Sofonías
promete salvarlos de todos sus enemigos y recogerlos de todas las partes de
donde estuviesen esparcidos: “He aquí, en aquel tiempo yo apremiaré a
todos tus opresores; y salvaré a la que cojea, y recogeré la descarriada; y os
pondré por alabanza y por renombre en toda la tierra. En aquel tiempo yo os
traeré, en aquel tiempo os reuniré yo; pues os pondré para renombre y para
alabanza entre todos los pueblos de la tierra, cuando levante vuestro
cautiverio delante de vuestros ojos, dice Jehová”, (Sofonías 3:19-20). En Ezequiel les promete restaurar
el antiguo reino de David para siempre: “y los haré una nación en la tierra, en los
montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos
naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos. Ni se contaminarán ya más
con sus ídolos, con sus abominaciones y con todas sus rebeliones; y los salvaré
de todas sus rebeliones con las cuales pecaron, y los limpiaré; y me serán por
pueblo, y yo a ellos por Dios. Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos
ellos tendrán un solo pastor; y andarán en mis preceptos, y mis estatutos
guardarán, y los pondrán por obra. Habitarán en la tierra que di a mi siervo Jacob,
en la cual habitaron vuestros padres; en ella habitarán ellos, sus hijos y los
hijos de sus hijos para siempre; y mi siervo David será príncipe de ellos para
siempre”, (Ezequiel 37:22-25). Y en Daniel se
promete que el reino del Mesías se establecería para siempre: “Y en
los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás
destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a
todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre”, (Daniel 2:44). Ahora bien, aquí Jesús
les está prometiendo a sus discípulos que cuando ocurriera esto, ellos tendrían
un lugar de honor a la par de Él. En segundo lugar, aquellos que dejan todo
para seguir a Cristo juzgaran juntamente con Él a los impíos: os
sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel. Aquí Jesús les promete a sus discípulos
que juzgaran a las doce tribus de Israel, pero hoy sabemos que no solo serán
los no convertidos de Israel que serán juzgados, sino también, los impíos de
todas las naciones: “¿O no sabéis que los santos han de juzgar
al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de
juzgar cosas muy pequeñas?”, (1
Corintios 6:2). Y en el libro de Apocalipsis se nos enseña que así sucederá el
día que finalmente Cristo establezca en esta tierra su reino milenial: “Vi a un
ángel que descendía del cielo, con la llave del abismo, y una gran cadena en la
mano. Y prendió al dragón, la serpiente antigua, que es el diablo y Satanás, y
lo ató por mil años; y lo arrojó al abismo, y lo encerró, y puso su sello sobre
él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen cumplidos mil
años; y después de esto debe ser desatado por un poco de tiempo. Y vi tronos, y
se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas
de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios,
los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la
marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”, (Apocalipsis 20:1-4). En
tercer lugar, aquellos que dejan todo por seguir a Cristo serán recompensados
en esta tierra: Y cualquiera que haya dejado casas, o
hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi
nombre, recibirá cien veces más.
En Lucas se lee de la siguiente manera: “Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros
hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido. Y él les dijo: De cierto
os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer,
o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho más en este
tiempo…”, (Lucas 18:28-30). Jesús no promete
hacernos ricos en esta tierra, pero si promete bendecirnos y darnos una vida de
propósito de la cual todos aquellos que nos hallemos en su voluntad nos
sintamos felices. En cuarto lugar, aquellos que dejan todo por seguir a Cristo ganan la
vida eterna: y heredará la vida eterna. La mayor recompensa que una persona
puede tener es que sus pecados le sean perdonados y recibir la salvación de su
alma Cristo nos promete la vida eterna y
eso no tiene precio.
LOS MÁS HUMILDES SERÁN LOS MÁS EXALTADOS
“Pero
muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros”.
Mateo
19:30
Finalmente nuestro Señor Jesucristo promete
que los más humildes serán los más exaltados en el reino de los cielos: Pero
muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros. Lo cierto es que la gloria no le
pertenece a ningún hombre de esta tierra, ni siquiera a aquellos que son los
más usados por Dios. Muchos en esta tierra reciben las adulaciones y aplausos
del mundo y se exaltan a sí mismos por los dones que poseen, pero se les olvida
que todo lo que tienen se les ha otorgado de parte de Dios. El apóstol Pablo
era un hombre exitoso, muy admirando entre el pueblo cristiano que tenía de que
jactarse, pero no lo hacía porque reconocía que todos sus dones no provenían e
él, sino de la gracia que le había sido dada: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy;
y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos
ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”, (1 Corintios 15:10). Pablo decía que por la gracia
de Dios él era lo que era, y reconocía que había hecho mucho, porque
ciertamente lo había hecho, pero rápidamente, antes de jactarse, reconocía que
no era él, sino la gracia de Dios que actuaba en él. Aquel día muchos que están
acostumbrados a la preeminencia y los primeros lugares se darán cuanta que
serán lo últimos, porque no aprendieron a darle la gloria a Cristo: Pero
muchos primeros serán postreros.
Juan el Bautista era un hombre que huía de la popularidad de los hombres, de
hecho cuando le preguntaron quién era, nunca se los declaro directamente: “Este es
el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y
levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? Confesó, y no negó, sino
confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías?
Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No. Le dijeron: ¿Pues quién
eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo?
Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del
Señor, como dijo el profeta Isaías”, (Juan 1:19-23). Realmente él era el cumplimiento de
las profecías de Isaías y Malaquías, el espíritu de Elías estaba en él; pero
nunca alardeo de eso, solo se autonombraba una voz que clamaba en el desierto,
y constantemente estaba dirigiendo la atención de la gente a Cristo. Él no
quería que la gente se fijara en su persona, no desea que la gente hablara de
lo maravilloso que era su ministerio, solo quería que la gente conociera a
Cristo y le pudiera seguir, y de allí sus sabias palabras: “Es
necesario que él crezca, pero que yo mengüe”, (Juan 3:30). Todo debemos hacer esto, aprender a ser
humildes y rendir nuestros talentos y triunfos a Cristo, buscar que su nombre
sea glorificado y no el nuestro, buscar la verdadera humildad, porque cuando
esto sea así, Cristo nos exaltara. Aquí en este mundo a lo mejor no seremos
muchos famosos, pero si buscamos la gloria de Dios y no la nuestra podemos
estar seguros que seremos exaltados por Él en la eternidad: Pero
muchos primeros serán postreros, y postreros, primeros.
Que bellísima reflexión y estudio! Sin duda alguna Dios lo ha bendecido con un don impresionante, la gloria sea por siempre y para siempre para Cristo Jesús!
ResponderBorrarGloria a Dios muy buena enseñanza Dios les bendiga mucho
BorrarQue Dios siga bendiciendo esta página,muy buenos temas como para predicación tiene,me encanta y cada vez que predico la palabra de Dios a veces busco su inspiración de Dio.
ResponderBorrarPresiosa enseñanza tenia una inquietud sobre este tremendo versículo ...dicho por el Amado gracias Dios siga dando Sabiduría y conocimiento A esta.pag...toda la gloria al Rey
ResponderBorrarGracias amados hermanos por esta palabra que transforma mi vida y me ayuda a cambiar las cosas que están a mi lado. Abrazos.
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