“Este es
el libro de las generaciones de Adán. El día en que creó Dios al hombre, a
semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los creó; y los bendijo, y llamó el
nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados. Y vivió Adán ciento treinta
años, y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su
nombre Set. Y fueron los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos
años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días que vivió Adán
novecientos treinta años; y murió. Vivió Set ciento cinco años, y engendró a
Enós. Y vivió Set, después que engendró a Enós, ochocientos siete años, y
engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Set novecientos doce años; y
murió. Vivió Enós noventa años, y engendró a Cainán. Y vivió Enós, después que
engendró a Cainán, ochocientos quince años, y engendró hijos e hijas. Y fueron
todos los días de Enós novecientos cinco años; y murió. Vivió Cainán setenta
años, y engendró a Mahalaleel. Y vivió Cainán, después que engendró a Mahalaleel,
ochocientos cuarenta años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de
Cainán novecientos diez años; y murió. Vivió Mahalaleel sesenta y cinco años, y
engendró a Jared. Y vivió Mahalaleel, después que engendró a Jared, ochocientos
treinta años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Mahalaleel
ochocientos noventa y cinco años; y murió. Vivió Jared ciento sesenta y dos
años, y engendró a Enoc. Y vivió Jared, después que engendró a Enoc,
ochocientos años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Jared
novecientos sesenta y dos años; y murió. Vivió Enoc sesenta y cinco años, y
engendró a Matusalén. Y caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén,
trescientos años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Enoc
trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció,
porque le llevó Dios. Vivió Matusalén ciento ochenta y siete años, y engendró a
Lamec. Y vivió Matusalén, después que engendró a Lamec, setecientos ochenta y
dos años, y engendró hijos e hijas. Fueron, pues, todos los días de Matusalén
novecientos sesenta y nueve años; y murió. Vivió Lamec ciento ochenta y dos
años, y engendró un hijo; y llamó su nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de
nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová
maldijo. Y vivió Lamec, después que engendró a Noé, quinientos noventa y cinco
años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Lamec setecientos
setenta y siete años; y murió. Y siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem,
a Cam y a Jafet”.
Génesis 5:1-32
INTRODUCCIÓN
Enoc camino con Dios |
Al llegar al capítulo 5 del libro de Génesis encontramos la segunda genealogía, y en este caso nos muestra la descendencia de Adán por la línea de Set, la cual llegaría a ser la descendencia de donde vendrían dos personajes importantes de la línea mesiánica, el patriarca Abraham y el rey David. Algunas personas han tratado de determinar la fecha en la cual la tierra fue creada basándose en los años que vivió Adán, el primer hombre sobre la tierra, y consecuentemente, siguiendo la descendencia de personajes que aquí se presentan y sus años de vida, sin embargo, hacer esto es un error, ya que si hay algo que debemos tener en cuenta de las genealogías judías es que estas no siempre presentaban todos sus descendientes en estas, solo los personajes más prominentes, los jefes de familia o patriarcas, y por ello son selectivas y a veces con un nombre se cubren varias generaciones. Si nos damos cuenta esta genealogía es un poco más larga, a diferencia de la del capítulo 4 que consideramos la última vez, ya que esta presenta la descendencia del hijo de donde vendría la simiente que le aplastaría la cabeza a la serpiente. La genealogía desde Adán por la línea de Set menciona a diez patriarcas o jefes de generaciones, algunos han calculado cerca de 1, 656 años de historia en estas generaciones presentando muchos detalles acerca de estos primeros hombres y que son muy diferentes a los descendientes de malvados de Caín.
Nombres
|
Edad al nacer el primogénito
|
Resto de vida
|
Vida total
|
Adán
|
130
|
800
|
930
|
Set
|
105
|
807
|
912
|
Enós
|
90
|
815
|
905
|
Cainán
|
70
|
840
|
910
|
Mahalaleel
|
65
|
830
|
895
|
Jared
|
162
|
800
|
962
|
Enoc
|
65
|
300
|
365
|
Matusalén
|
187
|
782
|
969
|
Lamec
|
182
|
595
|
777
|
Noé
|
500
|
450
|
950
|
LAS PRIMERAS 7 GENERACIONES
“Este es
el libro de las generaciones de Adán.
El día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra
los creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron
creados. Y vivió Adán ciento treinta años, y engendró un hijo a su semejanza,
conforme a su imagen, y llamó su nombre Set.
Y fueron los días de Adán después que engendró a Set, ochocientos años, y engendró
hijos e hijas. Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años;
y murió. Vivió Set ciento cinco años, y engendró a Enós. Y vivió Set, después que engendró a Enós, ochocientos siete
años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Set novecientos doce
años; y murió. Vivió Enós noventa años, y engendró a Cainán. Y vivió Enós, después que engendró a Cainán, ochocientos
quince años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Enós
novecientos cinco años; y murió. Vivió Cainán setenta años, y engendró a Mahalaleel. Y vivió Cainán, después que
engendró a Mahalaleel, ochocientos cuarenta años, y engendró hijos e hijas. Y
fueron todos los días de Cainán novecientos diez años; y murió. Vivió
Mahalaleel sesenta y cinco años, y engendró a Jared. Y vivió Mahalaleel, después que engendró a Jared,
ochocientos treinta años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de
Mahalaleel ochocientos noventa y cinco años; y murió. Vivió Jared ciento
sesenta y dos años, y engendró a Enoc.
Y vivió Jared, después que engendró a Enoc, ochocientos años, y engendró hijos
e hijas. Y fueron todos los días de Jared novecientos sesenta y dos años; y
murió”.
Génesis 5:1-20
Aquí vemos las primera 7 generaciones desde Adán, una
descendencia diferente a la de Caín, ya que eran hombres y mujeres temerosos de
Dios, posiblemente debido a la influencia de sus padres Adán y Eva los cuales
les transmitieron esta maravillosa fe y así estos aprendieron a invocar el
nombre del Señor: “Y a Set también le nació un hijo, y llamó su nombre Enós. Entonces los
hombres comenzaron a invocar el nombre de Jehová”, (Génesis 4:26). En
estas primeras 7 generaciones podemos encontrar 4 cosas que podemos resaltar. La
primera es que en estos versículos hacen referencia al
hecho de que el hombre y la mujer han sido creados por Dios a su semejanza:
Este es el libro de las
generaciones de Adán. El día en que creó
Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los creó; y
los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados. La razón por la cual el ser humano existe es porque
Dios lo creo, no es producto de la evolución o de la intervención de algunos
extraterrestres o de cualquier otra causa, y fue creado a imagen y semejanza de
Él, lo cual es un verdadero privilegio ya que ningún otro ser creado tiene esta
característica que es única del género humano. También el texto hace notar que
varón y hembra los creó, es decir, el ser humano fue creado con dos géneros,
hombre y mujer, no existe un intermedio. En la Nueva Versión Internacional de
la Biblia se traduce de una manera más clara este versículo: “Los creó hombre y
mujer, y los bendijo. El día que fueron creados los llamó «seres humanos»”,
(Génesis 5:2, NVI). Así creo Dios al ser humano, varón y hembra creó, y por
tanto no existe otro género, lamentablemente el ser humano se ha pervertido en
este mandato original y todo es debido a que ha olvidado glorificar al único y
verdadero Dios: “Porque
las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente
visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas
hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le
glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus
razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se
hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de
imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la
inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron
entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la
mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el
cual es bendito por los siglos. Amén. Por
esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el
uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los
hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos
con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en
sí mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron
tener en cuenta a Dios, Dios los entregó
a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de
toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia,
homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores,
aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males,
desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables,
sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que
practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también
se complacen con los que las practican”, (Romanos 1:20-32). En estos
versículos el apóstol Pablo nos explica lo que sucede cuando el hombre olvida
que Dios es su Creador y que debe adorarlo. Hoy en día cuanta falta hace que el
hombre reconozca esta verdad sencilla, que Dios es su Creador y que debe
adorarlo, y que varón y hembra los creó al principio. Lo segundo que vemos en estos versículos
es que a pesar de que el pecado había entrado al mundo, Dios bendijo a esta
descendencia y los hizo fructíferos de tal forma que tuvieron muchos hijos e
hijas. A Adán se le dio el hijo de donde vendría la descendencia del
Mesías, Set, y aparte de eso lo hizo fructífero dándole hijos e hijas: y los bendijo, y llamó el nombre
de ellos Adán, el día en que fueron creados. Y vivió Adán ciento treinta años,
y engendró un hijo a su semejanza, conforme a su imagen, y llamó su nombre Set. Y fueron los días de Adán después
que engendró a Set, ochocientos años, y engendró
hijos e hijas. No sabemos
cuántos hijos e hijas más tuvieron Adán y Eva pero lo cierto es Dios cumplió su
promesa de hacerlos fructíferos en la tierra, y no solo a ellos, sino a todos
sus descendientes: Vivió Set… y engendró a Enós…
y engendró hijos e hijas... Vivió Enós… y engendró a Cainán. … y engendró hijos
e hijas… Vivió Cainán… y engendró a Mahalaleel… y engendró hijos e hijas… Vivió
Mahalaleel… y engendró a Jared… y engendró hijos e hijas…. Vivió Jared… y
engendró a Enoc… y engendró hijos e hijas… Definitivamente Dios bendijo esta descendencia con
muchos hijos e hijas de tal forma que se estaba cumpliendo la ordenanza que les
dio en el huerto del Edén al decirles: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos;
llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de
los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”,
(Génesis 1:28). Lo tercero que notamos en estos
versículos es la longevidad de esta descendencia. Es algo notable el
ver la cantidad de años que estos hombres vivían: Y fueron todos los días que vivió Adán novecientos treinta años; y murió… Y fueron todos los días de Set novecientos doce años; y murió… Y
fueron todos los días de Enós novecientos
cinco años; y murió… Y fueron todos los días de Cainán novecientos diez años; y murió… Y fueron todos los días de
Mahalaleel ochocientos noventa y cinco
años; y murió… Y fueron todos los días de Jared novecientos sesenta y dos años; y murió. Si
observamos esta lista el que menos vivió fue Mahalaleel, 895 años, aunque más
adelante aparece Lamec con 777 años, y Matusalén es el que más años vivió y
estos fueron 969 años. Mucho se ha hablado acerca de las razones por las cuales
el hombre vivía tantos años en esta época. Recordemos que cuando Dios creó al
hombre lo hizo perfecto y la muerte no tenía potestad de él, pero después que
pecó, la muerte entro al mundo. Sin embargo, el hombre aun no había pagado los
efectos terribles del pecado y su cuerpo a lo mejor aún gozaba parte de su antigua
condición de perfección y eso le permitía vivir más años. A parte de todo esto
recordemos que el hombre tenía una dieta totalmente vegetariana lo cual algunos
sugieren que les ayudaba a tener una mejor salud, esto aunado al hecho de una
mayor presión atmosférica que aumentaba el oxígeno que les permitía a sus
cuerpos humanos regenerarse más rápido de sus heridas y prevenían muchas
enfermedades, el medio ambiente no se encontraba contaminado y las condiciones
climáticas eran tan diferentes a las que hoy tenemos, todo gracias a la bóveda
de agua que existía arriba de la tierra: “E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban
debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así.
Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y la mañana el día segundo”,
(Génesis 1:7-8). Es cierto que las aguas de arriba pueden ser consideradas con
las nubes, pero también se hacer notar que eran grandes cantidades que se
encontraban sobre el planeta tierra que casi fungía como una protección que
mantenía al planeta con un ambiente fresco y junto con la capa de ozono
impedían que los rayos ultravioleta del sol penetraran y causaran los daños en
la piel que acelera la vejez, tal y como hoy sucede. De esta forma la tierra se
rociaba a sí misma: “y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda
hierba del campo antes que naciese; porque Jehová Dios aún no había hecho
llover sobre la tierra, ni había hombre para que labrase la tierra, sino que
subía de la tierra un vapor, el cual regaba toda la faz de la tierra”,
(Génesis 2:5-6). Todo esto le permitía al ser humano vivir por muchos años. No
obstante, observamos que después del diluvio las fuentes de agua que estaban
arriba se abrieron y las enormes inundaciones cambiaron drásticamente las
condiciones geológicas y ambientales del planeta de tal forma que los años de
vida del hombre comenzaron a disminuir: “El año seiscientos de la vida de Noé, en el mes segundo, a
los diecisiete días del mes, aquel día fueron rotas todas las fuentes del
grande abismo, y las cataratas de los cielos fueron abiertas”,
(Génesis 7:11). Lo cuarto que queremos hacer notar en estos versículos es que el hombre
comenzó a morir. Podemos ver como la muerte llego a todos estos
hombres, a excepción de Enoc, como veremos más adelante, lo cual era un
recordatoria del pecado cometido y las consecuencias con las cuales ahora las
nuevas generaciones tenían que lidiar.
UNA DESCENDENCIA QUE BUSCABA A DIOS
“Vivió
Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. Y caminó Enoc con Dios,
después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. Y
fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues,
Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. Vivió Matusalén ciento
ochenta y siete años, y engendró a Lamec. Y vivió Matusalén, después que
engendró a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y engendró hijos e hijas.
Fueron, pues, todos los días de Matusalén novecientos sesenta y nueve años; y
murió. Vivió Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo; y llamó su
nombre Noé, diciendo: Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de
nuestras manos, a causa de la tierra que Jehová maldijo. Y vivió Lamec, después
que engendró a Noé, quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas.
Y fueron todos los días de Lamec setecientos setenta y siete años; y murió. Y
siendo Noé de quinientos años, engendró a Sem, a Cam
y a Jafet”.
Génesis 5:21-32
Algo que podemos hacer notar de esta descendencia es
que temían a Dios, muy al contrario de los descendientes de Caín. Así como los
nombres de aquellos descendientes de Caín nos reflejaban su carácter impío, el
de estos nos muestran lo cerca que estaban de Dios. Ya vimos el significado de
los nombres de Set y Enós, pero aquí aparecen otros personajes como Mahalaleel cuyo
nombre en hebreo es Majalaleel (מַהֲלַלְאֵל), y significa “alabanza
de Dios”, lo cual nos enseña lo mucho que esta descendencia se acercaba
a su Creador. También veremos mas a delante el significado de otros como Matusalén
y Noé cuyos significados expresaban de alguna manera el juicio que venia sobre
esta tierra por el pecado del hombre y su anhelo de ser redimidos. Veremos en
sus historias como estas generaciones procuraron caminar con Dios y como uno de
ellos junto con su familia lograron escapar del diluvio.
El hombre que camino con Dios.
“Vivió
Enoc sesenta y cinco años, y engendró a Matusalén. Y caminó Enoc con Dios,
después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró hijos e hijas. Y
fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Caminó, pues,
Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios”.
Génesis 5:21-24
Aquí tenemos a uno de los primeros
descendientes de Adán, el séptimo de acuerdo con esta genealogía, un uno de los
mas conocidos, tanto en la cultura judía como en la cristiana, su nombre fue
Enoc. El nombre de Enoc proviene del hebreo Kjanoc
(חֲנוֹךְ) que podría traducirse como “Dedicado” o Consagrado”, y se
llama igual que el primogénito de Caín, con la diferencia que este proviene de
la línea de Set. Fue hijo de Jared y es conocido como el hombre que camino con
Dios y fue traspuesto para no ver muerte. En el pasaje de Génesis 5:21-24
aparece dos veces la palabra caminar y esta proviene del hebreo jalák (הָלַךְ) y se refiere a alguien que transita o se guía por una senda que
conduce hacia un objetivo determinado. En este sentido uno puede entender este
versículo como alguien que no solo camina con Dios, sino también en pos de
Dios. No es lo mismo caminar con alguien y caminar siguiendo a alguien y
buscando un objetivo específico. Por ello el autor a los Hebreos nos enseña de
manera más detallada lo que significa el caminar con Dios: “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver
muerte, y no fue hallado, porque lo traspuso Dios; y antes que fuese
traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios”, (Hebreos
11:5). El caminar con Dios significa tener un testimonio tal que agrada
completamente a Dios. Es importante entender que Enoc camino en pos de
Dios en una época donde a lo mejor la mezcla de descendencias, la de Set con Caín,
ya había ocurrido y por tanto la maldad había crecido en gran manera. Esto se estudiará
en el siguiente capítulo. La mayoría de las personas en este tiempo vivían en
pecados que ofendían mucho a Dios de tal forma que esto lo llevo al punto de
decidir enviar el juicio del diluvio universal, por tanto, caminar con Dios en
una época de extrema maldad es algo que vale la pena resaltar, ya que Enoc lo
hizo. No obstante, si leemos el texto hay algo que nos llama la atención: Vivió Enoc sesenta y cinco años,
y engendró a Matusalén. Y caminó Enoc
con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y engendró
hijos e hijas. Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco años. Si nos damos cuenta, Enoc comenzó a caminar con Dios
después que engendro a Matusalén, a sus 75 años, es decir, antes de esta edad su
vida no era agradable delante de Dios. ¿Por qué? No lo sabemos. ¿Qué fue lo que
paso para que el cambiara radicalmente y se volviera a Dios? No lo sabemos tampoco.
Uno puede suponer que de alguna manera la vida perversa de las personas del
mundo antediluviano influyó sobre el por 75 años: pero algo paso que se arrepintió
de su mal camino y a partir de allí comenzó a seguir a Dios. Esto nos enseña el
cuidado que debemos tener que como cristianos no seamos influenciados por la
maldad que nos rodea y estamos caminando no conforme a su voluntad. Por ello
Pablo nos exhorta a caminar por este mundo como es digno de los hijos de Dios: “Para que andéis
como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena
obra, y creciendo en el conocimiento de Dios”, (Colosenses 1:10).
En cuanto a la vida de este hombre
los judíos durante la época del exilio escribieron un libro apócrifo que es conocido
como el libro de Enoc y en él se habla de cómo este recibió visiones del juicio
que vendría sobre esta tierra por causa del pecado de los hombres, de hecho
Judas nos dice parte de estas profecías: “De éstos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán,
diciendo: He aquí, vino el Señor con sus santas decenas de millares, para hacer
juicio contra todos, y dejar convictos a todos los impíos de todas sus obras
impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras que los pecadores
impíos han hablado contra él”, (Judas 14-15). Por Judas podemos
entender que Enoc recibió estas revelaciones de lo que seria el juicio futuro
por todas las maldades de los hombres y de alguna manera estaba cercano el
diluvio universal que seria el juicio sobre toda esa generación perversa. Ahora
bien, en su caminar recto llego a gradar tanto a Dios que este decidió librarlo
del juicio que venía sobre esa generación antediluviana: Caminó, pues, Enoc con Dios, y
desapareció, porque le llevó Dios. Dios derramaría
su terrible juicio sobre estas generaciones perversas, pero libraría a su justo
para que no lo experimentara en carne propia, por eso lo traspuso, es decir, se
lo llevo para que no viera muerte. De alguna manera esto nos recuerda a la
promesa del rapto, donde Jesús ha prometido librarnos del periodo de gran tribulación
que viene sobre esta tierra: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo
también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo
entero, para probar a los que moran sobre la tierra”, (Apocalipsis
4:10).
Su nombre era un testimonio del juicio que venía.
“Y vivió
Matusalén, después que engendró a Lamec, setecientos ochenta y dos años, y
engendró hijos e hijas. Fueron, pues, todos los días de Matusalén novecientos
sesenta y nueve años; y murió”.
Génesis 5:25-27
Enoc tuvo a sus 75 años a Matusalén y de alguna manera
su nombre sugiere el juicio que vendría sobre la generación perversa de su
tiempo. Matusalén, su nombre proviene del hebreo Metushélakj (מְתוּשֶׁלַח), y su nombre algunos traducen como hombre de jabalina,
pero hay otros expertos que afirman que Metushélakj
(מְתוּשֶׁלַח) es un nombre compuesto que puede traducirse como: “su muerte traerá” o “cuando
el muera vendrá”. ¿Qué traería su muerte? ¿Qué vendría después de su
muerte? El diluvio. Es curioso ver como al hacer la cuenta de los años que vivió
Matusalén versus la fecha en la cual vino el diluvio (a los 600 años de la vida
de Noé según Génesis 7:6) coinciden. De tal forma que cuando su padre le puso Matusalén
a su hijo, hacia un presagio del juicio que venia sobre la tierra para juzgar a
todos los impíos.
Años que vivió Matusalén versus la fecha en la cual vino el diluvio |
La
esperanza de esta generación de escapar del juicio.
“Vivió
Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo; y llamó su nombre Noé, diciendo:
Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de
la tierra que Jehová maldijo. Y vivió Lamec, después que engendró a Noé,
quinientos noventa y cinco años, y engendró hijos e hijas. Y fueron todos los
días de Lamec setecientos setenta y siete años; y murió. Y siendo Noé de
quinientos años, engendró a Sem, a Cam y a Jafet”.
Génesis 5:28-32
Hay muchas cosas que uno puede aprender de esta generación.
Vemos como Enoc camino con Dios en medio de una generación perversa y como
profetizo del juicio divino que venia sobre esta tierra por causa del pecado. También
vemos como Dios libro a Enoc de este terrible juicio trasponiéndolo a los
cielos para que no viera muerte. Sus descendientes Matusalén y Lamec murieron
antes de sufrir este terrible juicio, y Lamec tenía la esperanza de que Dios salvara
su generación que llamo a su primogénito Noé, cuyo nombre hebreo es Nóakj (נֹחַ), que significa “consuelo” o “traer alivio”, por ello
el texto dice: Vivió
Lamec ciento ochenta y dos años, y engendró un hijo; y llamó su nombre Noé, diciendo:
Este nos aliviará de nuestras obras y del trabajo de nuestras manos, a causa de
la tierra que Jehová maldijo. Como veremos mas
adelante Noé fue un hombre que hallo gracia ante los ojos de Dios en medio de
tanta maldad y es un ejemplo para nosotros de vivir santa y justamente en una sociedad
perversa.
A lo largo de estas 10 generaciones uno puede ver como
su esperanza siempre estuvo en Dios y a pesar de la maldad que los rodeaba, hubo
hombres que esperaron en su Señor la restauración de sus vidas a tal punto que
uno de sus descendientes, Noé, alcanzo esa misericordia y tanto él como sus
hijos se salvaron del terrible juicio que venia sobre la tierra. De igual manera,
nosotros los cristianos tenemos que mantener nuestra integridad, caminando con
Dios, sin contaminarnos del pecado y agradando a nuestro Señor en todo, esperando
un día el ser librados de día de la ira que viene para este mundo.
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