“Esto os mando: Que os améis unos a otros”.
Juan 15:17
INTRODUCCIÓN
En
este corto versículo encontramos un mandamiento de Jesús hacia su iglesia: Esto os mando: Que os améis unos a otros. El amor
es uno de los temas de gran importancia dentro de la Biblia, y se presenta de
muchas formas. Si recordamos un poco, ya anteriormente Jesús les dio este
mandamiento que, por un lado, era antiguo, ya que desde el Antiguo Testamento
se había ordenado, pero por otro era nuevo en el sentido de que ellos no
estaban acostumbrados a expresar ese amor en esa intensidad, tal y como Jesús
lo había hecho: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os
améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros”,
(Juan 13:34). Por tanto, tiene merecido que estudiemos más a detalle este
maravilloso tema.
El mandamiento del amor |
UN
MANDAMIENTO
“Esto os mando…”
Juan 15:17
Aquí
encontramos en estas palabras un mandamiento: Esto
os mando… Un mandamiento es un mandato, es decir, una ordenanza que
debe obedecerse sin excepción, y en el caso de los mandamientos del Señor,
todos estos se han dado para que el pueblo los obedezca fielmente y como
consecuencia esta obediencia traiga vida a sus vidas: “Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo
os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la tierra que
Jehová el Dios de vuestros padres os da. No añadiréis a la palabra que yo os
mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los mandamientos de Jehová
vuestro Dios que yo os ordeno”, (Deuteronomio 4:1-2). Sus
mandamientos son mas que leyes de prohibición, son vida para aquellos que los
practican, esta prohibido que alguien se atreva a quitarles o añadirles y traen
gran bendición a aquellos que viven por ellos: “Acontecerá
que, si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por
obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te
exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas
bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. Bendito serás
tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el
fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños
de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. Bendito serás
en tu entrar, y bendito en tu salir. Jehová derrotará a tus enemigos que se
levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán
de delante de ti. Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre
todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu
Dios te da. Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado,
cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos.
Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado
sobre ti, y te temerán. Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de
tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país
que Jehová juró a tus padres que te había de dar. Te abrirá Jehová su buen
tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para
bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás
prestado. Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima
solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu
Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas, y si no te
apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a
siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles”, (Deuteronomio
28:1-14). Sin embargo, aquellos que no obedecen sus mandamientos y viven en el
pecado, sus pecados los conduce a la muerte y condenación eterna: “Porque la paga del pecado es muerte, más la dádiva de Dios es
vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”, (Romanos 6:23). Pero
aquellos que hemos conocido a Dios y le amamos, sabemos que sus mandamientos no
nos son gravosos, sino una verdadera delicia y fuente de gran sabiduría que da
vida a nuestro ser: “Pues este es el amor a Dios,
que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”,
(1 Juan 5:3).
LOS MANDAMIENTOS BASADOS EN EL AMOR
“Esto os mando: Que os améis unos a otros”.
Juan 15:17
Aquí
tenemos un mandamiento que Jesús da de manera muy clara y que no deja lugar a
dudas: Esto os mando: Que os améis unos a otros.
El mandamiento consiste en amar a los demás sin ninguna restricción o
excepción. El llegar a amar es el verdadero fin de la fe cristiana, todo su
mensaje es el del amor, y el mejor ejemplo que tenemos de amor es el sacrificio
del Hijo de Dios por nuestra redención: “Porque de
tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”, (Juan
3:16). Y la misma Biblia enseña que una muestra que somos discípulos de Cristo
es el amor que podemos manifestarnos lo unos a los otros: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como
yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que
sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”, (Juan
13:34-35). Ahora bien, la pregunta seria: ¿cómo llegar a practicar el verdadero
amor? Bueno, la respuesta seria practicando sus mandamientos. Cuando vivimos de
acuerdo a sus mandamientos, su practica nos ayuda a expresar de una mejor
manera el amor y, de hecho, todos sus mandamientos están basados en el amor.
Veamos como los 10 mandamientos dados a Israel estaban fundamentados en el
amor:
1. Primer
mandamiento, no tener otros dioses aparte de Dios, (Éxodo 20:3).
El verdadero amor nos ayuda a escoger a Dios sobre cualquier ídolo de esta
tierra.
2. Segundo
mandamiento, no hacer imágenes para adorarlas, (Éxodo 20:4-6). El
verdadero amor produce una fidelidad a Dios y esto evita que adoremos a las
imágenes de los falsos dioses.
3. Tercer
mandamiento, no tomar el nombre de Dios en vano, (Éxodo 20:7).
Cuando amamos verdaderamente a Dios, su nombre será tomado con reverencia y
temor
4. Cuarto
mandamiento, guardar el día de reposo, (Éxodo 20:8-11). El mandamiento
de guardar el sábado y no hacer ningún tipo de trabajo durante ese día con el
fin de dedicarse a Dios para adorarlo tenia que salir de un corazón que
verdaderamente había aprendido a amar a Dios.
5. Quinto
mandamiento, honrar a padre y madre, (Éxodo 20:12). Definitivamente,
honrar a nuestros padres solo sale de un corazón que los ama.
6. Sexto
mandamiento, no matar, (Éxodo 20:13). La vida es lo mas precioso
y valioso de este mundo, y ningún ser humano tiene derecho de arrebatárselo,
pero este derecho se respeta solo cuando verdaderamente amamos a nuestro
prójimo.
7. Séptimo
mandamiento, no cometer adulterio, (Éxodo 20:14). La fidelidad
matrimonial solo se logra cuando existe verdadero amor en la pareja de
cónyuges.
8. Octavo
mandamiento, no robar, (Éxodo 20:15). El respeto de la propiedad
publica y el no tomar lo que no es de nosotros proviene de un corazón que ama a
su prójimo.
9. Noveno
mandamiento, no dar falso testimonio en contra del prójimo, (Éxodo
20:16). Definitivamente el amor hacia nuestros prójimos nos conduce a no dar un
falso testimonio contra ellos.
10. Décimo
mandamiento, no codiciar, (Éxodo 20:17). Un verdadero corazón que
ama a Dios no tiene necesidad de llenarse de codicia y anhelar las cosas vanas
de este mundo, porque en la llenura del Señor encuentra su delicia.
De acuerdo a esto, podemos
encontrar que al practicar sus mandamientos estaremos expresando nuestro amor
no solo a Dios sino también a nuestro prójimo, y por eso Pablo dijo: “Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás
falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta
sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal
al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor”, (Romanos
13:9-10). Conforme el cristiano conoce lo que la Biblia enseña, conoce a Dios y
le ama, y este amor se expresa también a sus semejantes, porque conoce a Dios: “Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios.
Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha
conocido a Dios; porque Dios es amor”, (1 Juan 4:7-8). Por tanto,
como hijos de Dios estamos llamados a amar, no solo a Dios, sino también a
nuestro prójimo, y es este amor el que nos diferencia como verdaderos discípulos
de Jesús.
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