“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y
os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para
que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”.
Juan 15:16
INTRODUCCIÓN
El
versículo 16 de este capítulo que hoy estudiaremos nos enseña una preciosa
verdad a todos nosotros que hemos creído en Cristo Jesús, y es que hemos sido
elegidos por nuestro Señor para dar mucho fruto, y un fruto que perdure. Esto
nos muestra que realmente nuestra existencia en este mundo no es producto de la
casualidad, sino de que Dios tiene un propósito especial con ella. Hoy en día
muchas personas viven desperdiciando su vida en cosas vanas, sin saber que hay
un propósito divino en ellas y que por ello Cristo les hace un llamado a seguirle.
Veamos que podemos aprender hoy de este maravilloso pasaje bíblico que el apóstol
Juan presenta en su evangelio.
Comisionados para llevar mucho fruto |
LA REALIDAD DE LA ELECCIÓN INCONDICIONAL
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros…”
Juan 15:16
Ciertamente
aquí se nos ratifica una verdad doctrinal que ha producido polémica entre los
estudiosos de la Biblia por tener diferentes puntos de interpretación, la
elección soberana de Dios para salvación: No me
elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros. Desde el
mismo Antiguo Testamento vemos como Dios en su soberana voluntad escoge a algunas
personas para sus propósitos especiales. Por ejemplo, vemos como Jacob fue
escogido, aun desde antes de nacer: “Y le respondió
Jehová: Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus
entrañas; y un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor servirá al
menor”, (Génesis 25:23). Si nos damos cuenta, el menor, Jacob, fue
escogido por Dios, y esta elección no fue basada en algo que Jacob halla podido
hacer, sea bueno o sea malo, es decir, la elección no fue basada en méritos
personales, sino en la voluntad soberana de Dios, y por ello dice la Escritura:
“Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué
nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob, y a Esaú
aborrecí, y convertí sus montes en desolación, y abandoné su heredad para los
chacales del desierto”, (Malaquías 1:2-3). Bastaba ver como Dios
había tratado a la nación de Edom, descendientes de Esaú, para que Israel comprendiese
que Dios los había amado. Ambos habían pecado en contra de Dios, pero Edom fue
totalmente destruido, mientras que los judíos habían sido deportados 70 años a
Babilonia y ahora estaban de regreso a su nación, aunque con dificultades. La
diferencia de trato era evidente, porque estos últimos no habían sido
exterminados por sus pecados, y fue porque Dios había escogido a su nación,
pero basado en qué merito, ninguno, sino fue una elección soberana basada en su
amor. Ahora, en este pasaje, Jesús transmite la misma idea, la elección
incondicional, no basada en algún merito humano que lo convierta en merecedor
de ser elegido, sino en la soberana voluntad de Dios, por eso Pablo bendice a
Dios por su soberana elección que nos ha salvado para vida eterna: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que
nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos
santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser
adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su
voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos
en el Amado, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados
según las riquezas de su gracia”, (Efesios 1:3-7).
COMISIONADOS PARA LLEVAR MUCHO FRUTO
“… y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca…”
Juan 15:16
Que
buena razón es por la que hemos sido elegidos: No me
elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para
que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca. Estas
palabras nos enseñan tres cosas en cuanto a nuestra elección. La primera, es
que hemos sido elegidos por Jesús, y esto debe llenarnos de gran gozo. Muchas
personas se sienten orgullosas cuando alguna persona importante o de renombre
en alguna organización los eligen para un cargo de importancia; pero cuanto más
debemos sentirnos nosotros orgullosos al saber que hemos sido elegidos, no por
cualquier hombre de esta tierra, sino por Jesús, nuestro Dios. En segundo lugar,
debemos comprender que hemos sido elegidos para un propósito especial, un
propósito que lleva fruto. Si hay una vida que vale la pena vivir es esta vida
que Dios nos ha dado, porque Él en su eterna voluntad nos eligió para algo
especial, tal y como Pedro lo confirma: “Pedro,
apóstol de Jesucristo, a los expatriados de la dispersión en el Ponto, Galacia,
Capadocia, Asia y Bitinia, elegidos según la presciencia de Dios Padre en
santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de
Jesucristo: Gracia y paz os sean multiplicadas. Bendito el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer
para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para
una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los
cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe,
para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo
postrero”, (1 Pedro 1:1-5). Cuando Jesús dice: y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, la
palabra griega que se traduce como “puesto” es tízemi (τίθημι),
la da una idea de constituir a una persona
para un cargo de importancia, y por ello la Nueva Versión Internacional de la
Biblia dice que Jesús nos comisiono con un propósito especifico: “No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a
ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así
el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre”, (Juan 15:16,
NVI). En este sentido, Jesús no solo nos ha elegido, sino también nos ha
comisionado, es decir, nos ha encargado una misión especial, una tarea donde el
uso de todos nuestros dones espirituales y habilidades encajan en el área a la
cual Él nos ha llamado. Por tanto, si somo obedientes a la voluntad divina
podremos ser sensible a su llamamiento, un llamamiento que nos mande a cumplir
un propósito especial en nuestras vidas, sin embargo, debemos ser capaces de
entender ese llamamiento y encontrar nuestra verdadera vocación en los caminos de
Dios. Un buen ejemplo de todo esto que hemos estado hablando es Pablo, el cual
recibió su llamamiento el mismo día de su conversión: “Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los
discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote, y le pidió cartas para las
sinagogas de Damasco, a fin de que, si hallase algunos hombres o mujeres de
este Camino, los trajese presos a Jerusalén. Mas yendo por el camino, aconteció
que, al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz
del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por
qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien
tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y
temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate
y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer”, (Hechos 9:1-6).
Cuando Dios envió al discípulo Ananías a orar por Pablo, le revelo que tenía un
propósito especial con su vida: “El Señor le dijo:
Vé, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia
de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré
cuánto le es necesario padecer por mi nombre”, (Hechos 9:15-16). No
obstante, no fue hasta que oraron por él que pudo llevar a cabo su comisión, la
cual consistía en llegar a ser el apóstol de los gentiles: “Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía,
profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén
el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. Ministrando
éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a
Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado,
les impusieron las manos y los despidieron”, (Hechos 13:1-3). Vasta
estudiar la vida del apóstol Pablo para darnos cuente que cumplió fielmente su
comisión, y no solo eso, sino durante su vida produjo mucho fruto lo cual se ve
en las iglesias que fundo, las almas que gano para Cristo, los ministros que
levanto y las cartas que hoy tenemos que dirigió a iglesias e individuos y que
hoy conforman la mitad del Nuevo Testamento, esto deficientemente constituye un
fruto, y uno que perdura, lo cual nos lleva al tercer punto, un fruto que
perdura. Finalmente, la elección incondicional que hemos recibido de parte de
Cristo nos comisiona para llevar a cabo una comisión especial con la finalidad
de traer un fruto, y un fruto que perdura. Si creemos en las palabras de Cristo
y atendemos su llamamiento, podremos con la ayuda del Espíritu Santo encontrar
el área de servicio y en general, la vida con propósito que Dios tiene para
nosotros, porque solo así podremos producir mucho fruto, y un fruto que
perdurara para siempre.
CUANDO NOS ENCONTRAMOS CUMPLIENDO NUESTRA COMISIÓN, TODA ORACIÓN EN EL NOMBRE DE JESÚS RECIBE SU RESPUESTA
“… para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé”.
Juan 15:16
Este maravilloso versículo termina que esta gran
promesa: para que todo lo que pidiereis al Padre en
mi nombre, él os lo dé. He aquí que la comisión que Jesús nos delega
llegara a tener éxito ya que todo aquello que pidamos al Padre en el nombre de
Jesús, y que esté relacionado con la misión que se nos ha encomendado, será
concedido. A lo largo de la Biblia podemos encontrar muchas oraciones que
fueron respondidas por Dios, desde las más sorprendentes, como cuando Josué
ordeno que el sol y la luna se detuvieran para que la luz del día no
desapareciese e Israel obtuviese su victoria completa sobre sus enemigos: “Entonces Josué habló a Jehová el día en que Jehová entregó
al amorreo delante de los hijos de Israel, y dijo en presencia de los
israelitas: Sol, detente en Gabaón; y tú, luna, en el valle de Ajalón. Y el sol
se detuvo y la luna se paró, hasta que la gente se hubo vengado de sus
enemigos. ¿No está escrito esto en el libro de Jaser? Y el sol se paró en medio
del cielo, y no se apresuró a ponerse casi un día entero”, (Josué
10:12-13). Es bastante obvio que Josué se encontraba en la perfecta voluntad de
Dios, y que Dios quería que Israel destruyera a los amorreos con los cuales
peleaban, y Josué, al ver que la luz del día acababa, queriendo que esta no los
abandonara, pidió que el sol se detuviera, y como esta petición estaba alineada
a la voluntad de Dios, esta petición fue respondida a favor de Josué. De igual
forma, cuando nos encontramos en la voluntad de Dios, realizando aquello para
lo cual hemos sido comisionado, y oramos en el nombre de Jesús pidiendo su
respaldo, nuestras oraciones son respondidas y podremos llegar a tener éxito en
todo lo que hagamos, llegándose a cumplir literalmente las palabras de Jesús: No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a
vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto
permanezca.
Bendito Señor, gracias por escogerme como hija tuya antes de la fundación del mundo, poniendo en mi corazón el servirte según tu voluntad, dame fuerzas para seguir adelante y no rendirme ante las dificultades, te lo pido en el santo nombre de tu hijo Jesús, amén
ResponderBorrarGracias padre celestial por haberme escogido para aser tu voluntad porque hoy en día predico tu palabra en una cárcel porque acá te vine a conocer y me diste las fuerzas para cambiar mi vida y se que esta es tu voluntad sos misericordioso con todo los que te aman...te pido que nos sigas guiando en el nombre poderoso de tu hijo amado Jesucristo...amén
ResponderBorrarQue bueno es Dios. Con nosotros
ResponderBorrarQue nos da oportunidades
Para hacer su voluntad..
Instruyendonos... En su. Palabra.
Gracias por la explicación .Dios los bendiga.
ResponderBorrarGracias Señor por su hermosa palabra de vida,ayudame a llevar los frutos de tu Espíritu Santo,solo no puedo,pero si tu me ayudas Señor los llevaré.Amén.
ResponderBorrarAmen gloria jesus vive el rey maravilloso
ResponderBorrarDios me los bendiga mis hermanos que Dios nos siga ayudando para cumplir su propósito sobre cada uno de nosotros muchas bendiciones
ResponderBorrarQue Dios los bendiga y les siga dando la sabiduría
ResponderBorrarExcelente, muy bien detalado, bendiciones
ResponderBorrarHemos sido elegidos para hacer discípulos que hacen discípulos que hacen discípulos, que nuestro Buen Dios sea conocido en todas las Naciones, para alabanza de su nombre
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