Los deseos del anciano a Gayo (3 Juan 1-2)


 

“El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad. Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”.

3 Juan 1-2

 

INTRODUCCIÓN

             Iniciamos ahora el estudio de los primeros dos versículos de 3 Juan. En esta carta, en sus primeros dos versículos podemos ver la estructura básica e inicial de toda carta, además, el anciano le desea a su amado discípulo, al cual llama Gayo, sus mejores deseos. En estos primeros versículos encontramos lo que algunos llaman la triple bendición la cual estudiaremos a la luz de la palabra de Dios. Estudiemos entonces, los primeros dos versículos de esta corta carta.


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Los deseos del anciano a Gayo


UNA CARTA PERSONAL

“El anciano a Gayo, el amado, a quien amo en la verdad. Amado, yo deseo…”

3 Juan 1-2

                En los primeros versículos de esta carta, encontramos la estructura básica que toda carta llevaba: El autor de la carta, el destinatario y su saludo de bendición o deseos hacia el destinatario. Anteriormente hablamos de las características del estilo epistolar y ciertamente esta carta posee dicho estilo. La última vez hablamos de que algunos distinguen entre una carta y una epístola. Una carta es de carácter personal, solo para ser leída por la persona o comunidad a la cual se dirige, luego, después de eso, está ya no vuelve a leerse, porque es una carta para ser leída únicamente por la persona a la cual se dirigió. Por otro lado, una epístola, es una carta que se dirigió a una persona o comunidad en específico, pero fue planeada para ser leída por otras personas a la largo del tiempo que sea necesario, ya que su contenido es educativo o de carácter instructivo. Así vemos ejemplos donde algunas cartas enviadas por Pablo fueron leídas en más de una iglesia: “Cuando esta carta haya sido leída entre vosotros, haced que también se lea en la iglesia de los laodicenses, y que la de Laodicea la leáis también vosotros”, (Colosenses 4:16). Otro ejemplo que tenemos de esto que estamos hablado seria la carta a los Efesios. Esta carta es llamada por algunos como una carta encíclica, que significa que fue planeada para que circule entre varias iglesias para ser leída. Esta afirmación surge del hecho de que la palabra “Éfeso”, en el primer versículo del capítulo 1, no aparece en los textos más antiguos y pocas veces en los manuscritos mas tardíos. En este sentido, en la mayoría de manuscritos antiguos, el versículo que dice: “Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, a los santos y fieles en Cristo Jesús que están en Éfeso, (Efesios 1:1), realmente, la palabra “Éfeso” no aparece y solo queda el espacio en blanco para ponerle cualquier iglesia de cualquier ciudad. Así que muchos afirman que fue una carta planeada para ser enviada a cualquier destinatario solo insertándole la ciudad a la cual se enviaba. Los cristianos del primer siglo vieron valiosas las cartas enviadas por los apóstoles, ya que contenían instrucciones y doctrinas bíblicas, por lo que fueron leídas en sus iglesias y con el tiempo compartidas a otras comunidades cristianas.

 

EL DESEO DEL ANCIANO

“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”.

3 Juan 2

              Aquí encontramos el deseo del anciano a Gayo, a quien amaba mucho: Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma. David Yonggi Cho vio en este versículo lo que llamo en uno de sus libros, las tres bendiciones en Cristo, y ciertamente que lo son. La verdad es que la Biblia afirma que Dios es bueno en gran manera, tanto que es paciente para no castigar la maldad en esta tierra y hace salir el sol sobre buenos y malos: “Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos”, (Mateo 5:45). En este sentido existe una bendición que es de carácter general, para toda su creación, incluyendo a los malos, pero también es cierto que Dios sabe bendecir a los que le sirven, porque Él es un Padre amoroso, de hecho, todo lo bueno viene únicamente de Dios: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación”, (Santiago 1:17). Ahora, el anciano le desea a Gayo que sea bendecido en tres áreas importantes en la Biblia. En primer lugar, que sea prosperado en todo. La prosperidad a veces es mal entendida, muchos creen que ser prospero es tener muchas riquezas, títulos o fama, pero realmente la prosperidad bíblica va más allá. En el libro de Génesis encontramos la historia de dos hombres que tenían muchas riquezas, pero solo uno había experimentado la verdadera prosperidad: “Y dijo Esaú: Suficiente tengo yo, hermano mío; sea para ti lo que es tuyo. Y dijo Jacob: No, yo te ruego; si he hallado ahora gracia en tus ojos, acepta mi presente, porque he visto tu rostro, como si hubiera visto el rostro de Dios, pues que con tanto favor me has recibido. Acepta, te ruego, mi presente que te he traído, porque Dios me ha hecho merced, y todo lo que hay aquí es mío. E insistió con él, y Esaú lo tomó”, (Génesis 33:9-11). La verdad es que Esaú afirmaba tener suficiente, pero estas riquezas no lo habían satisfecho, ni nunca lo harían, porque era una prosperidad de bienes y riquezas que no llenaban su alma, porque siempre desprecio la bendición de Dios y vendió su primogenitura. Sin embargo, Jacob, tenia riquezas y buenas cosas, porque Dios había hecho merced en su vida. Muchas personas hoy se esfuerzan por triunfar en esta vida, en hacer riquezas, fama y tener un nombre de renombre, pero lo hacen sin Dios y todo lo que edifican jamás los satisfacen, sin embargo, aquellos que aman a Dios y lo ponen en primer lugar, nada les falta y Dios los prospera, bendiciendo su familia, proyectos, ministerio y todo lo que tienen es porque el Señor se los ha dado. En segundo lugar, el anciano le desea que tenga salud. La salud es una verdadera bendición, porque hay muchas personas que tienen éxito en la vida y muchas riquezas, pero las enfermedades no le permiten disfrutarlos. Dios ha prometido, no solo bendecir nuestro hogar proveyendo a nuestras necesidades, sino también siendo nuestro sanador: “Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti”, (Éxodo 23:25). La verdad es que tener vida y salud es una gran bendición y como cristianos somos dichosos al tener un Dios al cual podemos acudir en medio de nuestras enfermedades, ya que Él es Jehová Rafá, Jehová nuestro sanador: “Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador”, (Éxodo 215:26). Finalmente, así como prospera materialmente y tiene salud, el anciano le desea que prospere su alma. Aunque el deseo que prospere su alma se encuentra al final del versículo, lo primero que debemos hacer como cristianos es buscar la forma de prosperar nuestra alma, de buscar primeramente el reino de Dios antes de las demás cosas, sabiendo que lo demás vendrá por añadidura: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”, (Mateo 6:33). Como cristianos nuestro primer lugar debe ser Dios, todas nuestras prioridades deben girar alrededor de nuestro Señor, debemos buscar siempre leer la Biblia, congregarnos, tener una vida de oración, servirle en su obra y buscar todo aquello que contribuya a nuestro crecimiento espiritual, porque todo lo demás no sirve de nada si Dios no esta en nuestro corazón, cualquier éxito, fama o riqueza no vale nada si Dios no es nuestro primer lugar. Al final, primero es Dios y las demás cosas vienen añadidas, porque tenemos a un Padre celestial que nos ama y sabe dar buenas dadivas.

 


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