La oposición de Diótrefes (3 Juan 9-10)


 

“Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia”.

3 Juan 9-10

 

INTRODUCCIÓN

               Retomando nuestro estudio de 3 Juan, nos encontramos en una carta muy corta, de tan solo un capítulo con 15 versículos y cada vez nos acercamos más al final de esta. Como mencionamos anteriormente la carta gira alrededor de tres personajes, Gayo, Diótrefes y Demetrio. En esta oportunidad el anciano dirige sus palabras para denunciar los abusos y soberbia de Diótrefes, una persona que había tomado cierto control como principal en las iglesias joaninas y no permitía que nadie más que pudiese tener una buena doctrina predicase en ellas, ni siquiera el anciano, lo cual estaba fuera de todo comportamiento cristiano.

 

oposicion-Diotrefes
La oposición de Diótrefes

LA OPOSICIÓN DE DIÓTREFES

“Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe”.

3 Juan 9

              En esta carta, el anciano expresa su inconformidad ante la actitud de una persona que estaba provocando daño en la iglesia: Yo he escrito a la iglesia; pero Diótrefes, al cual le gusta tener el primer lugar entre ellos, no nos recibe. A diferencia de Gayo el cual es elogiado por su gran hospitalidad con los misioneros que llegaban a su ciudad, Diótrefes es lo opuesto, porque este no quería ni siquiera recibirlos. El anciano nos dice que este Diótrefes era una persona que le gustaba tener el primer lugar entre ellos, lo cual nos sugiere que había decidido convertirse a sí mismo el líder principal entre las iglesias joaninas. Ya vimos anteriormente que las iglesias joaninas no reconocían posiciones que sugirieran liderazgos principales entre ellos, como obispos, pastores o incluso apóstoles, sin embargo, Diótrefes se había introducido entre ellos con este fin. A pesar de que las iglesias joaninas no aceptaban esta manera de pastorear, sino mas bien vivían en comunidad apoyándose los unos a los otros sin tener un líder principal, Diótrefes había logrado introducirse ejerciendo su influencia sobre ellos; no obstante, el problema con esto era que las intenciones egoístas de Diótrefes al ejercer un ministerio que buscaba beneficiar únicamente no a los miembros de la iglesia, sino solamente a él. Hoy en día existen algunos pastores o lideres principales que no buscan apacentar a la congregación, sino beneficiarse a sí mismos. El trabajo de un pastor en una iglesia es sumamente importante ya que es el responsable de velar por el crecimiento espiritual de los creyentes: “Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso”, (Hebreos 13:17). Tristemente a veces encontramos creyentes desanimados por la actitud de algunos seudo pastores, ya que les restringen el poder aprender de otros buenos predicadores, o tener un servicio fuera de su congregación o estudiar en un instituto teológico que no sea el de ellos, si es que lo tienen. Muchos de estos a veces tienen una carencia de doctrina bíblica, enseñan cosas que no edifican o desafían a una vida de santidad y se oponen a que sus miembros conozcan otra enseñanza que no sea la que ellos promueven. Definitivamente, como pastores deben estar pendientes de lo que sus miembros aprenden o estudian fuera de su congregación, pero con el fin de asegurarse que no estén aprendiendo cosas contrarias al verdadero evangelio, sin embargo, algunos lo hacen porque quieren que estos solo sirvan a sus propósitos egoístas y lograr mantener una membresía de donde se lucran a través de sus ofrendas. Diótrefes era una persona como estas y por eso el anciano lo reprende en esta carta, porque ni siquiera a él lo quería recibir.

 

            El cuidado pastoral en estos tiempos.

Si bien es cierto que las iglesias joaninas no permitían la posición de un pastor u obispo entre ellos, sin embargo, la mayoría de las iglesias utilizaron estas figuras. Por ejemplo, podemos ver que aquellas iglesias que el apóstol Pablo fundaba eran supervisadas por obispos o ancianos que él mismo instituía: “Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído”, (Hechos 14:23). También, las iglesias de Asia Menor a las cuales Juan escribe en su libro de Apocalipsis tenían pastores a los cuales llama ángeles: “Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso… Y escribe al ángel de la iglesia en Esmirna… Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo… Y escribe al ángel de la iglesia en Tiatira…”, (Apocalipsis 2:1, 8, 12, 18). También vemos que la iglesia de Jerusalén tenía estas figuras: “Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo, y se hallaban reunidos todos los ancianos”, (Hechos 21:18). Ahora, vemos que en ocasiones se usan las palabras obispo o anciano para referirse a estos cargos de supervisión y cuidado espiritual dentro de la iglesia. La palabra obispo proviene del griego episcopé (ἐπισκοπή), la cual hace referente a una persona que supervisa una obra, por otro lado, la palabra anciano se traduce del griego presbúteros (πρεσβύτερος), la cual, en su sentido natural, hace referencia a una persona de edad avanzada y que ha alcanzado una sabiduría y experiencia de gran valor, pero por otro lado, también era un titulo que se les daba a las personas que optaban con un título de liderazgo en las comunidades. Es común ver en el Antiguo Testamento que los ancianos eran los que generalmente fingían como los lideres y consejeros principales del pueblo. Por ejemplo, vemos a Moisés convocando a los ancianos, o lideres principales, de los clanes de Israel para darles instrucciones de lo que el pueblo tenía que hacer: “Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua”, (Éxodo 12:21). También, cuando Booz quería arreglar el asunto de la redención de Ruth convoco a los ancianos de la ciudad para tomar la mejor decisión: “Booz subió a la puerta y se sentó allí… Entonces él tomó a diez varones de los ancianos de la ciudad…”, (Rut 4:1-2). Por tanto, fue costumbre hasta la fecha llamarle ancianos a las personas que realizan algún trabajo de supervisión y liderazgo dentro de la iglesia. En cuanto a la diferencia de llamarlos obispo o anciano, el termino parece ser indistinto en el Nuevo Testamento, por ejemplo, en el libro de Hechos el apóstol Pablo se utiliza indistintamente ambos términos llamándolos primeramente ancianos a los lideres de la iglesia: “Enviando, pues, desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia”, (Hechos 20:17), para luego llamar al mismo grupo obispos: “Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre”, (Hecho 20:27, RV60).

Aunque pareciera que la mayoría de las iglesias utilizaban estas figuras para poner hombres idóneos para pastorear a los miembros de una comunidad cristiana, pareciera que las iglesias joaninas no compartían este mismo sentir, ya que, en su entender de las Escrituras, ningún miembro de la congregación era considerado mayor que el otro y ellos consideraban que estos títulos violentaban este principio, así que todos se veían como hermanos y se apoyaban cuidándose unos a otros. Este sentir lo vemos claro en las obras de Juan al no mencionar ni el termino apóstol y ni aun su propio nombre es mencionado. Hoy en día la iglesia ha visto la necesidad de que existan personas idóneas para desempeñar el cargo de pastor o líder principal de la congregación, un líder espiritual, con ciertas características que lo definan como apto para la tarea, tal y como 1 Timoteo 3:1-7 y Tito 1:7-9 lo definen, hombres que cuiden del rebaño por amor, discipulándolos en el camino de la verdad y apartándolos de falsos maestros: “Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria”, (1 Pedro 5:1-4). Lamentablemente, Diótrefes había usurpado este noble oficio para ejercer su dominio en las iglesias joaninas y por ello el anciano lo desaprueba.


LA OPRESIÓN DE DIÓTREFES SERÁ CONFRONTADA 

“Por esta causa, si yo fuere, recordaré las obras que hace parloteando con palabras malignas contra nosotros; y no contento con estas cosas, no recibe a los hermanos, y a los que quieren recibirlos se lo prohíbe, y los expulsa de la iglesia”.

3 Juan 10

              En este versículo vemos más detallado la opresión que este hombre hacia sobre la congregación, ya que usando palabras malignas denigraba a los buenos obreros de Dios, no recibía a los misioneros que llevaban la buena palabra de Dios y les prohibía a sus miembros el escucharlos, ya que no quería que nadie les enseñase cosa diferentes a lo que él les instruía, y si alguien se atrevía a desobedecerlo, amenazaba con expulsarlo de la iglesia, por ello el anciano espera ir pronto y confrontarlo. Aunque esto paso hace más de 2000 años, hoy en día la historia se repite en algunas congregaciones, sin embargo, nosotros oremos para que Dios continue levantando auténticos ministros que solo busquen la gloria de Cristo, el contribuir con el avance del evangelio y no busque lucrase o sacar ventaja de la posición y sobre todo, que alimenten con la buena palabra de Dios y apacienten a la congregación como verdaderos pastores.


1 comentario:

  1. Dios le bendiga grandemente, mi hermano Walter, según esta explicación que ud hace de estos versículos de 3 de Juan, pareciera entender que en las iglesias del primer siglo, los apóstoles y los demás líderes de la congregación buscaban colocar varios pastores en cada iglesia de Cristo, para precisamente evitar que hayan Diotrefes en dichas congregaciones, y ésto corrobora más, la terminología o los diferentes nombres que ellos tenían: ancianos, obispo y pastor, para el mismo cargo, pero hoy en dia esto no es así y es la razón de tantos problemas en las iglesias que hasta se ven muchas divisiones, sigamos el patrón bíblico, de la pluralidad de líderes cristianos. Amén

    ResponderBorrar