El Salmo de Cristo - Parte I (Filipenses 2:5-11)


 

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”.

Filipenses 2:5-11

 

INTRODUCCIÓN


                  Cuando Pablo inicio este capítulo 2 de su carta a los Filipenses, enfatizo en el tema de la unidad de la iglesia y en ese sentido presento algunas actitudes dañinas que provocan la desunión en la iglesia, como el orgullo, los deseos de ser superiores a los demás y sacar algún provecho personal de los demás, así como las divisiones internas que pudiesen crearse. Ahora, el apóstol sigue con este tema, pero para ello, hace uso de un salmo o cantico que la iglesia cristiana entonaba en sus reuniones, el cual es una pieza poética de gran valor y con una cristología alta. En esta oportunidad estudiaremos el origen de este cantico, sus estrofas y cómo la iglesia primitiva creaba himnos con un gran contenido bíblico con el objetivo de promover la enseñanza de su doctrina, considerando que en este tiempo la mayoría de las personas no podían tener acceso a libros. En otra ocasión estudiaremos el contenido doctrinal de este increíble pasaje.


Salmo-de-Cristo
El Salmo de Cristo

 

EL SALMO DE CRISTO

 

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”.

Filipenses 2:5-11


               Esta porción bíblica realmente es un himno que se cree que la iglesia primitiva cantaba y algunos lo han llamado el Salmo de Cristo. ahora, ¿Por qué se afirma tal cosa? Los expertos en cartas paulinas afirman que estas palabras escritas en estos versículos no corresponden al estilo literario con el que Pablo solía escribir, además, la porción bíblica presenta una métrica dividida por paralelismos antitéticos característicos de la poesía hebrea, lo que lleva a pensar que este himno era cantado en hebreo o arameo, el cual a su vez perseguía transmitir un credo acerca de la naturaleza divina y humana de Cristo. Recordemos que en esta época la mayoría de las personas no tenían a su alcance el ser dueño de un libro, por tanto, mucha de la enseñanza se realizaba a través de la transmisión oral, pero esta transmisión oral no consistía en hablar lo que su mente alcanza a recordar que le dijeron, sino, se tenía que memorizar, para luego, transmitir con fidelidad el hecho. Ahora, una técnica mnemotécnica para tal fin eran los himnos. Si tenemos la oportunidad de revisar un himnario bautista, veremos que existen himnos que contienen bastantes afirmaciones doctrinales, 100% bíblicas. Por ejemplo, tenemos el himno: ¡SANTO! ¡SANTO! ¡SANTO!, escrito por Reginald Heber, el cual en su primera estrofa enfatiza la doctrina de la Trinidad: “¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Señor Omnipotente, Siempre el labio mío loores te dará; ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! Te adoro reverente, Dios en tres Personas, bendita Trinidad…”. También podríamos mencionar el himno: SUBLIME GRACIA, de John Newton, que expresa la gracias redentora de Cristo hacia seres indignos que se acercan a Él en verdadero arrepentimiento, expresa lo perdido que estábamos: “Sublime gracia del Señor Que a un infeliz salvó Fui ciego más hoy miro yo Perdido y Él me halló Su gracia me enseñó a temer Mis dudas ahuyentó ¡Oh cuán precioso fue a mi ser Cuando Él me transformó! ...”. Y porque no mencionar el himno de Martin Lutero, CASTILLO FUERTE ES NUESTRO DIOS, el cual sus bases en el Salmo 46, que presenta a Dios como nuestro amparo y fortaleza: “Castillo fuerte es nuestro Dios. Defensa y buen escudo; Con su poder nos librará En todo trance agudo. Con furia y con afán Acósanos Satán, Por armas deja ver Astucia y gran poder; Cual él no hay en la tierra. Nuestro valor es nada aquí, Con él todo es perdido; Mas con nosotros luchará De Dios, el escogido. Es nuestro Rey Jesús, Él que venció en la cruz, Señor y Salvador, Y siendo él solo Dios, Él triunfa en la batalla…”. Y así podríamos seguir citando más cánticos o himnos cristianos antiguos que expresaban elementos doctrinables de nuestra fe bíblica, muy diferentes a las alabanzas que algunos salmistas modernos componen, donde no hay muchos elementos bíblicos, porque a lo mejor ni la Biblia leen, y son más una composición emocional al estilo del género romántico que se cantan en el mundo. Por tanto, los himnos de la iglesia de los primeros siglos tenían como finalidad utilizar la letra de los cantos para ayudar a los cristianos a memorizar algunos aspectos doctrinales y este Salmo de Cristo que aparece en Filipenses parece ser uno de esos. Ahora, si este himno se cantaba en hebreo, es probable que su métrica y ritmo se haya perdido ya que recordemos que esta sería su tercera traducción, porque del hebreo, Pablo lo tradujo al griego en esta carta y luego, del griego se traduce al español. Sin embargo, algunos se han dado a la tarea de traducirlo al hebreo lo cual ha confirmado su métrica y ritmo en su idioma original en el cual fue compuesto, una evidencia más de que este era un himno que la iglesia primitiva canto en este idioma.

 

OTROS EJEMPLOS DE HIMNOS EN EL NUEVO TESTAMENTO


                En el Nuevo Testamento tenemos otros ejemplos de cánticos que se han agregado al texto bíblico, pero en el caso de las cartas paulinas, este sería el más largo y completo que tenemos. Tenemos otros fragmentos de himnos que Pablo uso, como, por ejemplo: “Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén”, (1 Timoteo 1:17). También tenemos: “… Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria”, (1 Timoteo 3;16). Otros ejemplos los podríamos encontrar en Romanos 11:33-36, 2 Corintios 1:3-4, Efesios 1:3-14, Colosenses 1:12-14, Col 1:15-20 y Efesios 2:14-16. A parte de estos himnos que aparecen en las cartas paulinas, tenemos que otros autores del Nuevo Testamento también usaron fragmentos de himnos en sus escritos, por ejemplo, tenemos a Pedro: “Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero”, (1 Pedro 1:3-5). También se ha afirmado que el autor de la carta a los Hebreos utilizo fragmentos de himnos en sus escritos: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre que ellos”, (Hebreos 1:1-4). En el libro de Apocalipsis también encontramos himnos: “… Grandes y maravillosas son tus obras, Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos. ¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo; por lo cual todas las naciones vendrán y te adorarán, porque tus juicios se han manifestado”, (Apocalipsis 15:3-4). Y en Apocalipsis, capítulos 4 al 5 encontramos quizás el himno más largo del Antiguo Testamento. Ahora, en el evangelio según Lucas también encontramos otros himnos tales como, El Magnificat (Lucas 1:46-55), El Benedictus (Lucas 1:68-79), La Gloria in Excelsis (Lucas 2:14), y la Nunc Dimittis (Lucas 2:29-32). Todos estos pasajes son ejemplos de himnos o fragmentos de himnos que se encuentran en el Nuevo Testamento, con todo, existe discusión en cuanto a si todos estos o algunos de ellos fueron cantados en la iglesia primitiva o si fue compuesto por el autor que lo cita. Como sea, podemos ver el contenido doctrinal y bíblico que estos himnos de los primeros siglos tenían, lo cual como ya mencionamos era una forma de garantizar la memorización y enseñanza de los principios bíblicos en este tiempo.

 

SUGERENCIAS DE LA COMPOSICIÓN DE ESTE HIMNO EN ESTROFAS


               Se ha dicho que el himno que aparece en Filipenses 2:5-11, el cual algunos han llamado el Salmo de Cristo, narra la historia de la redención, y ciertamente podrían tener razón. Algunos han tratado de dividir este himno en estrofas. Generalmente los poemas se dividen en estrofas, las cuales a su vez están constituidas de versos, así algunos han dividido este himno en tres estrofas, donde el versículo 5 realmente no formaría parte del himno original, más bien es una nota introductoria del apóstol antes de citar el himno que aparecería a partir del versículo 6, así, la primera estrofa habla de la preexistencia de Cristo, compuesto del versículo 6; la segunda estrofa, la encarnación y muerte de Cristo, de los versículos 7 al 8, y finalmente, la tercera estrofa que ira de los versículos 9 al 11, que entonan la exaltación de Cristo. Ahora trataremos de colocar en letra verde el himno por estrofas y en rojo lo que el apóstol le añadió para darle continuidad y conexión al mensaje que quería transmitir:

 

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

 

            Por tanto, el himno quedaría así:

 

Primera estrofa: La preexistencia de Cristo la preexistencia de Cristo

 

Cristo Jesús siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse.

 

Segunda estrofa: La encarnación y muerte de Cristo


Sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

 

Tercera estrofa: La exaltación de Cristo

 

Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

 

            De esta forma, algunos han estudiado esta maravillosa pieza poética, que algunos afirman que era un himno que la iglesia primitiva cantaba y que presenta muchos temas doctrinales referentes a la naturaleza y divinidad de Cristo, por hoy, solo estudiamos lo concerniente a los aspectos del himno, sin embargo, en una segunda parte nos ocuparemos de la exegesis doctrinal de dichos versículos.

 

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