“Después le
dijo su suegra Noemí: Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te
vaya bien? ¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado? He
aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas. Te lavarás, pues, y te
ungirás, y vistiéndote tus vestidos, irás a la era; mas no te darás a conocer
al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber. Y cuando él se acueste,
notarás el lugar donde se acuesta, e irás y descubrirás sus pies, y te
acostarás allí; y él te dirá lo que hayas de hacer. Y ella respondió: Haré todo
lo que tú me mandes”.
Rut 3:1-5
INTRODUCCIÓN
Este día estaremos
iniciando el capítulo 3 del libro de Rut, el penúltimo capítulo de este
increíble libro. Hasta este momento hemos seguido esta hermosa historia, desde
la tragedia que Noemí experimentó en tierras de Moab donde ve morir a su
esposos y dos hijos, hasta su regreso a Israel, en Belén. Hemos leído en este
libro como Rut decidió acompañar a Noemí hasta su pueblo y hacerse cargo de
ella, además el relato resalta el hecho de que Dios no las había desamparado ya
que Rut llego a espigar al campo de Booz, un pariente cercano el cual la vio
con misericordia. Ahora, Noemí procurara el bienestar de su nuera.
BUSCADO LA REDENCIÓN
“Después le
dijo su suegra Noemí: Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya
bien? ¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado? He aquí
que él avienta esta noche la parva de las cebadas”.
Rut 3:1-2
Después de un tiempo, Noemí se preocupa del futuro de Rut, la cual había abandonado su tierra para cuidar de ella: Después le dijo su suegra Noemí: Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien? ¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado? Como vimos la última vez, Dios había traído un tiempo de alivio a la vida de ambas viudas ya que Booz había tenido misericordia de ellas permitiendo que Rut espigara en sus campos, esto les había permitido sostenerse en medio de su pobreza. Sin embargo, Noemí debió haber meditado en el asunto y entendió que probablemente Dios les estaba abriendo una puerta para salir de su precaria situación. No dejamos de encontrar más lecciones de vida en este libro, lecciones que nos ayudan en tiempos de duras pruebas. Ya hemos considerado anteriormente como una mala decisión llevo a Noemí y su familia a enfrentar semejante dificultad, pero la actitud de estas mujeres nos ha enseñado a cómo salir de estas situaciones con la ayuda de Dios. Ante la realidad de su dura prueba, Noemí regreso a su pueblo, Belén se humillo delante de Dios reconociendo sus acciones que la habían llevado a semejante amargura, sin embargo, Dios no la abandono, sino, dio gracia a Rut delante de Booz para que esta espigara en sus campos, y de esta manera Dios les estaba proveyendo para su sustento. Ahora, Noemí ve la oportunidad de salir de su situación y asegurarle a Rut un buen futuro, ya que visualiza la probabilidad de que Dios use a Booz para redimir a Rut. Uno puede ver el camino que una persona que se encentre enfrentando una situación difícil debería llevar, esto es, reconocer sus errores, volverse a Dios, esperar pacientemente la solución de parte de Dios, mientras Dios obra dándoles tiempos de descanso para su alma cansada, hasta que finalmente, Dios muestra la salida a dicha situación. Obvio, todo esto lleva tiempo y no es fácil de recorrer, pero aquellos que llegan al final alcanzan la victoria final. Noemí vio que Booz podía redimir a Rut por ser su pariente cercano ya que la ley de Moisés lo demandaba: “Cuando hermanos habitaren juntos, y muriere alguno de ellos, y no tuviere hijo, la mujer del muerto no se casará fuera con hombre extraño; su cuñado se llegará a ella, y la tomará por su mujer, y hará con ella parentesco. Y el primogénito que ella diere a luz sucederá en el nombre de su hermano muerto, para que el nombre de este no sea borrado de Israel”, (Deuteronomio 25:5-6). Ahora, Noemí le dice a Rut que vaya a buscar a Booz a sus campos ya que este se encontraría allí aventando las parvas de cebadas durante toda la noche: He aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas.
Como vimos anteriormente la agricultura y ganadería
era una parte muy importante de la economía del antiguo Israel. Uno de los
principales granos que cultivaban era la cebada y trigo, y en esta
época su cultivo estaba llegando a su final: “Estuvo,
pues, junto con las criadas de Booz espigando, hasta que se acabó la siega de
la cebada y la del trigo; y vivía con su suegra”, (Rut 2:23). Las
siembras en los campos iniciaban con las primeras lluvias en Israel, las
primeras lluvias generalmente caían en la última quincena de octubre o a
principios de noviembre, y por lo regular esta lluvia es la señal para
que el agricultor principie a arar sus tierras y sembrar la semilla. El
Arado se construía con dos vigas de madera que se ensamblan y en la
extremidad enfrente se engancha el yugo; estos se aseguraban en la extremidad
trasera donde se formaba la cruz con una especie de clavo sin cabeza. La parte
superior servía como mango y la parte inferior era a la que se asegura la reja
de fierro que se introducía en la tierra para abrir el surco. Solían usarse
bueyes o asnos para jalar el arado, pero la ley prohibía la combinación de
ambas bestias: “No ararás con buey y con asno
juntamente”, (Deuteronomio 22:10). El arador solía lleva un aguijón,
que no es más que una vara de 1 a 2 metros de largo que terminaba en una punta
aguda, con esta apresuraba la velocidad a la que caminaban los bueyes. Fue con
uno de estos aguijones que Samgar, el juez de Israel, mato a 600 filisteos: “Después de él fue Samgar hijo de Anat, el cual mató a
seiscientos hombres de los filisteos con una aguijada de bueyes; y él también
salvó a Israel”, (Jueces 3:31). Cuando el terreno poseía piedras se
utilizaban especies de azadones o picos para removerlas: “Y a todos los montes que se cavaban con azada, no llegarán
allá por el temor de los espinos y de los cardos, sino que serán para pasto de
bueyes y para ser hollados de los ganados”, (Isaías 7:25). Después
de arar la tierra, venia el proceso de la siembra donde las semillas
eran arrojadas en los surcos que se habían hecho a través del arado, cayendo la
mayor parte de las semillas en estos, pero otras podían caer entre espinos, o
en el caminito que se hacía entre surcos o podían ser comidas por los pájaros: “Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al
camino; y vinieron las aves y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no
había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; pero
salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre
espinos; y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena
tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno”,
(Mateo 13:4-8). Los agricultores siempre tenían que luchar en contra de
los enemigos de las siembras, tal y como los pájaros, la cizaña, las
langostas y aun los ladrones. Luego, el agricultor tenía que esperar que las
semillas produjesen las plantitas y estas crecieran dando el fruto dan
esperado, siendo bendecidas con las lluvia tempranas y tardías: “Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová
vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender
sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio”, (Joel
2:23). Cuando el fruto estaba maduro, entonces venia la cosecha,
donde se introducía la hoz para recoger todo el grano. Ya anteriormente vimos
en versículos anteriores cómo los siervos de Booz se encontraban en estas
labores: “Echad la hoz, porque la mies está ya
madura...”, (Joel 3:13). Durante este proceso de cosecha, se
cortaban los manojos de paja se unían y se amarraban para hacer las famosas
gavillas, estas eran transportadas, generalmente en camellos, a
la era. La era es el lugar que se destinaba para trillar los
cereales y separarlos de la paja y demás basura. Para el proceso de
trillar se usaba un mayal para trillar pequeñas porciones de grano, pero
usualmente se usaba un método más efectivo para abarcar más durante este
proceso y era usando una máquina para trillar. Esta máquina era una tabla
trilladora, la cual era tirada por bueyes sobre el grano y el trillador se sentaba
o paraba sobre el instrumento con una vara en la mano para direccionar a los
bueyes. “He aquí que yo te he puesto por trillo,
trillo nuevo, lleno de dientes; trillarás montes y los molerás, y collados
reducirás a tamo”, (Isaías 41:15). Cuando esta tabla que tenían
dientes pasaba sobre las gavillas, el grano era restregado separándose de la
paja. Luego, había otra persona que se encargaba de introducir una especie de
pala o tridente para tirar al aire y el viento hacia su proceso ya que, el grano,
por ser el más pesado, caía a tierra cerca del trillador, la paja que era un
poco más liviana caía un poco más lejos y el tamo se perdía con el viento. Por
tanto, Booz se encontraba en este ultimo proceso del cultivo de estos granos,
probablemente quería aprovechar el viento de la época y por eso llegaría al
final del atardecer para realizar este proceso: He
aquí que él avienta esta noche la parva de las cebadas.
RUT SE PREPARA PARA BUSCAR A BOOZ
“Te lavarás,
pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, irás a la era; mas no te darás
a conocer al varón hasta que él haya acabado de comer y de beber. Y cuando él
se acueste, notarás el lugar donde se acuesta, e irás y descubrirás sus pies, y
te acostarás allí; y él te dirá lo que hayas de hacer”.
Rut 3:3-4
Noemí le pide a Rut que se prepara para salir a buscar a Booz para procurar la redención por parte del pariente cercano: Te lavarás, pues, y te ungirás…. Según la traducción de la versión RV60, Rut debía lavarse, ungirse y luego vestirse. Literalmente lavarse hace referencia a limpiarse el cuerpo con agua, ya sea, parcial o totalmente, luego el ungirse se refiere a aplicarse algún tipo de ungüento, probablemente en el pelo o alguna parte de cuerpo. En el Medio Oriente antiguo el agua siempre ha sido un recurso escaso, por tanto, el habito de bañarse a diario no existía, sin embargo, cuando habían ocasiones especiales solían limpiarse su cuerpo con suficiente agua. Ahora, también le pide que se vista con sus vestidos: … y vistiéndote tus vestidos. Ahora, la palabra hebrea que Casiodoro de Reina tradujo como vestidos es simlá (שִׂמְלָה), y muchos afirman que una mejor traducción seria, capa en lugar de vestido, ya que dicha palabra sugiere una ropa que cubre todo el cuerpo. Si es así, Rut lo que hizo fue bañarse o limpiar su cuerpo con agua, ungirse con ungüento, probablemente para perfumarse, y ponerse su capa o mejor vestido como opinan algunos. En este sentido veamos como la Nueva Versión Internacional de la Biblia traduce este versículo: “Báñate y perfúmate, y ponte tu mejor ropa…”, (Rut 3:3, NVI). Luego, veamos como lo traduce la Nueva Traducción Viviente de la Biblia: “Mira, haz lo que te digo. Báñate, perfúmate y vístete con tu ropa más linda…”, (Rut 3:3, NTV). Esta claro que el objetivo de todo esto era que Rut se viese hermosa ya que Noemí esperaba que así hallase gracia y simpatía para el momento en el que le hiciera la propuesta de redención, a esta simpatía podríamos llamarle encanto femenino. Uno recuerda como Ester también llamo la simpatía del rey persa debido a su encanto femenino: “Al tercer día del ayuno, Ester se puso las vestiduras reales y entró en el patio interior del palacio, que daba justo frente a la sala del rey. El rey estaba sentado en su trono real, mirando hacia la entrada. Cuando vio a la reina Ester de pie en el patio interior, ella logró el favor del rey y él le extendió el cetro de oro. Entonces Ester se acercó y tocó la punta del cetro”, (Ester 5:1-2). Ahora, mentiríamos si dijésemos que una mujer no posee un encanto femenino que atrae al hombre, pero tampoco debemos creer que estas dos mujeres, Rut y Ester, lo hicieron para manipular a los hombres con un fin egoísta, en ninguna manera, ya que antes de proceder se aseguraron de estar en la voluntad de Dios. En el caso de Ester, después del tercer día de ayuno se vistió con las vestiduras reales para buscar el rey y hacerle su proposición que traería salvación a todo su pueblo. En el caso de Rut, se había dejado guiar por la providencia de Dios quien la había llevado a los campos de Booz, lo cual era el medio que el Señor iba a usar para redimirla, y Rut, gracias a su suegra, supo identificar la oportunidad que se le estaba dando. Es de entender que este encanto al sexo opuesto no debe usarse para el mal, tristemente hay personas que lo usan para alcanzar sus propósitos egoístas, pero no es la voluntad de Dios que tal cosa se haga. En la Biblia encontramos a una mujer malvada que sus encantos femeninos no le ayudaron cuando le llego la hora de su juicio: “Vino después Jehú a Jezreel; y cuando Jezabel lo oyó, se pintó los ojos con antimonio, y atavió su cabeza, y se asomó a una ventana. Y cuando entraba Jehú por la puerta, ella dijo: ¿Sucedió bien a Zimri, que mató a su señor? Alzando él entonces su rostro hacia la ventana, dijo: ¿Quién está conmigo? ¿quién? Y se inclinaron hacia él dos o tres eunucos. Y él les dijo: Echadla abajo. Y ellos la echaron; y parte de su sangre salpicó en la pared, y en los caballos; y él la atropelló”, (2 Reyes 9:30-33).
Volviendo a nuestro texto, Noemí le da instrucciones a Rut de lo que
debía hacer después: irás a la era; mas no te darás a conocer al varón hasta que él haya
acabado de comer y de beber. Y cuando él se acueste, notarás el lugar donde se
acuesta, e irás y descubrirás sus pies, y te acostarás allí; y él te dirá lo
que hayas de hacer. Algunos han visto en todo esto que hemos hablado de
que Rut se bañó, se perfumo con ungüentos y se puso un mejor vestido, con el
hecho de que ella fue a ofrecer algún tipo de tentación o insinuación sexual,
especialmente porque el texto dice que le descubriría sus pies, llegando
algunos a opinar que se refiere a descubrirle sus órganos sexuales. Nosotros no
creemos en esta interpretación, el pecado de la fornicación era grave en Israel
y se pagaba con la muerte y no creemos que Rut fue con estas ideas en su
cabeza. El descubrir los pies de Booz mientras este dormía podría ser una
referencia a la sujeción y ayuda que Rut necesitaba de su pariente cercano,
para luego solicitar la redención.
RUT OBEDECE A SU SUEGRA
“Y ella
respondió: Haré todo lo que tú me mandes”.
Rut 3:5
No podemos dejar esta porción bíblica sin hacer notar la gran obediencia que caracterizaba a esta mujer: Y ella respondió: Haré todo lo que tú me mandes. No cabe duda que la obediencia a Dios trae bendiciones, nosotros debemos ser obedientes a su palabra, a nuestros padre y aquellas personas que reconozcamos como a superiores y se preocupan por nuestro bienestar. Rut supo escuchar los consejos de aquella persona que se preocupaba por su bienestar, de igual manera debemos hacer nosotros para que nos vaya bien en la vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario