La necesidad que el hombre tiene de Dios (Isaías 48:18-19)



“¡Oh, si hubieras atendido a mis mandamientos! Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar. Fuera como la arena tu descendencia, y los renuevos de tus entrañas como los granos de arena; nunca su nombre sería cortado, ni raído de mi presencia”.
Isaías 48:18-19

INTRODUCCIÓN


            La vida del hombre está llena de necesidades que tiene que solventar porque de lo contrario no puede vivir.  La necesidad de un techo, la necesidad de comer y beber, la necesidad de superarse, la necesidad de respirar, la necesidad de sentirse amado y amar, y así sucesivamente podríamos citar las diferentes necesidades que tiene, pero las más relevantes son las espirituales, aquellas que determinan su destino en la eternidad. Veamos tres necesidades en la vida del hombre.


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La necesidad que el hombre tiene de Dios

                               I.            LA NECESIDAD DE SU MISERICORDIA EN NUESTRA VIDA.


En los versículos anteriores el profeta Isaías entona un lamento que el mismo Dios hace sobre su pueblo Israel. Si tan solo Israel hubiese atendido sus mandamientos entonces hubiesen gozado de todas las benevolencias que tenía para ellos. Esto nos hace pensar en cuanta necesidad tenemos de experimentar la misericordia de Dios. Algunas veces hemos pensado en lo frágiles que realmente somos, un virus microscópico puede postrarnos en una cama, un simple accidente de segundos puede convertirse en una terrible tragedia que afecte nuestro futuro, una sola noticia puede cambiar nuestra vida y mostrarnos nuestra gran vulnerabilidad. Por eso el hombre necesita que Dios tenga misericordia de su vida, porque aunque se esfuerce por sobrevivir en este terrible mundo de injusticia, sin Dios no prevalecerá ningún plan. Por eso debemos sujetarnos a su soberanía porque solo entonces conoceremos la verdadera paz: Fuera entonces tu paz como un río, y tu justicia como las ondas del mar. Fuera como la arena tu descendencia, y los renuevos de tus entrañas como los granos de arena; nunca su nombre sería cortado, ni raído de mi presencia.

                            II.            LA NECESIDAD DE CONOCER A DIOS.


La segunda necesidad que el hombre tiene es conocer a Dios. Somos creación suya y por tanto en nosotros existe una necesidad de conocer a nuestro Hacedor.  Muchos a través de las religiones buscan la forma de conocer a la divinidad, pero ninguna de ellas lo lograran, ni siquiera Israel lo logro a través de su judaísmo ya que al final rechazo al Mesías. Todos debemos conocer a Dios y la única manera es a través de Jesús: “Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?”, (Juan 14:8-9). Solamente a través de Jesús podemos conocer a Dios ya que El mes la imagen del Dios invisible y es completamente imposible conocer a Dios o acercarnos a su presencia sin conocer a su Hijo: “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten”, (Colosenses 1:15-17). Por tanto, todos necesitamos conocer a Jesús, porque a través de El conoceremos al Padre.

                         III.            LA NECESIDAD DE ESCAPAR DE LA CONDENACIÓN ETERNA.


Finalmente, la tercera necesidad que el hombre tiene de Dios es salvar su propia alma. Aunque el hombre lucha por salvar su alma debe comprender que ninguna obra puede ayudarlo a conseguirlo ya que aunque logre cumplir 100 mandamientos, pero con uno en que falle quebranta toda la ley: “Porque cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se hace culpable de todos”, (Santiago 2:10).  Por eso Isaías dice que nuestras mejores obras son tan desagradables como trapos de inmundicia: “Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento”, (Isaías 64:6). Por esta razón el hombre está bajo pena de condenación eterna y necesita urgentemente la salvación que solo a través de Cristo puede obtener: “Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados”, (Romanos 3:23-25).

CONCLUSIÓN.


Contrario a cualquier pensamiento de superioridad el hombre es el ser más necesitado de este mundo, pero si pudiéramos priorizar en su lista de necesidades diríamos:

1.      Que el hombre necesita la misericordia de Dios en cada aspecto de su vida (Isaías 48:18-19).
2.      Necesita conocer a Dios por medio de Jesús (Juan 14:8-9).
3.      Necesita ser salvo del infierno por medio de Jesús (Romanos 3:23-25).

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