“Hermanos
míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá
la fe salvarle?”.
Santiago 2:14
INTRODUCCIÓN
Este versículo leído de manera
aislada podría ser muy controversial y mal usado por aquellos que defiende la salvación
por obras, pero basta leer todo el contexto para llegar a la conclusión que no
es así. Definitivamente la salvación es por gracia y no por obras y Santiago
nos dice que alguien puede decir tener fe, pero si sus obras no testifican el
cambio su fe es vana: ¿de qué
aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe
salvarle?”. No obstante, esta pregunta
que Santiago hace puede hacernos reflexionar en cuanto al significado de la
verdadera fe. Sabemos que la fe es clave ya que a través de ella llegamos a ser
salvos, pero, ¿qué nos garantiza de que nuestra fe es acertada y no estamos
confiando en cosas que no nos salvaran? Evaluemos en esta oportunidad cuál es
la fe que verdaderamente salva.
La verdadera fe que salva |
I.
EL ERROR DE NO
COMPRENDER EN QUÉ CONSISTE LA VERDADERA FE.
Lo primero que el hombre
tiene que entender es ¿en qué consiste la verdadera fe? Para dejar claro este
punto definamos que no es fe:
1. Fe no es confiar que una religión nos salvará.
Muchos piensan que tener
fe es equivalente a pertenecer a una religión y cumplir al pie de la letra
todos sus lineamientos; pero se equivocan porque ninguna religión puede
salvarnos. El mejor ejemplo de esto es Nicodemo, un hombre muy religioso que
pertenecía a la secta de los fariseos, pero no era salvo: “Había un hombre de los fariseos que se llamaba
Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo:
Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer
estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo:
De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el
reino de Dios”, (Juan 3:1-3). Nicodemo como muchos hoy en día tenía
una religión, era un hombre respetable y cumplía la ley de Moisés, pero Jesús
le dijo que no se equivocará porque aún le faltaba nacer de nuevo.
2. Fe no es decir que creemos que Dios es amor y no nos condenará.
Muchos tienen fe
que sus convicciones los salvaran y
piensan que Dios es amor y que no enviará a nadie al infierno pero se
equivocan. El problema con estas personas es que no fundamentan sus ideales en
la palaba de Dios sino en sus razonamientos humanos y no entienden que el deseo
de Dios es salvarnos por medio de Jesús pero por causa de nuestros pecados
podemos llegar a condenarnos: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los
hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”,
(Juan 3:19).
3. Fe no es confiar en mi propia justicia.
Otras personas creen que
por ser buenas no se condenaran y
piensan que el evangelio es para los borrachos, los delincuentes, los adúlteros
y pecadores semejantes a estos. Generalmente son buenas personas, no tienen
vicios, son fieles en el matrimonio, buenos ciudadanos y muy devotos a sus
creencias religiosas, pero eso no los salvará. Un buen ejemplo de esto es
Cornelio, un centurión romano que era un hombre bueno pero aún le faltaba algo
para ser salvo, la fe en Jesús: “Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión de la
compañía llamada la Italiana, piadoso y temeroso de Dios con toda su casa, y
que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. Este vio
claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios
entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio. El, mirándole fijamente, y
atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han
subido para memoria delante de Dios. Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz
venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. Este posa en casa de cierto
Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario
que hagas”, (Hechos 10:1-6).
4. Fe no es decir que todos los caminos nos guían a Dios.
Finalmente, muchos creen
que todos los caminos conducen a Dios a tal punto que no defienden una religión
o ideología en especial sino que comulgan con todas creyendo que hay más que
una verdad absoluta; pero se equivocan, porque solo hay un solo camino: “Jesús le dijo: Yo
soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”,
(Juan 14:6). Las personas que han puesto su confianza en esta creencia se
equivocan porque solamente Jesús es el único camino.
II.
LA VERDADERA FE.
Ahora evaluemos lo que
significa tener fe a la luz de la palabra de Dios.
1. la verdadera fe ve su estado de maldad y reconoce su necesidad de perdón.
Tener fe significa creer
en lo que la Biblia dice acerca de nuestro estado de pecaminosidad y la
necesidad de perdón: “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más
de mi maldad, y límpiame de mi pecado.
Porque yo reconozco mis rebeliones, y
mi pecado está siempre delante de mí. Contra ti, contra ti solo he
pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos; para que seas reconocido justo
en tu palabra, y tenido por puro en tu juicio. He aquí, en maldad he sido
formado, y en pecado me concibió mi
madre. He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, y en lo secreto me has hecho
comprender sabiduría. Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más
blanco que la nieve”, (Salmo 51:1-7). La verdadera fe nos impulsa a
reconocer nuestros pecados y pedirle perdón a Dios por todos ellos.
2. La verdadera fe expresa arrepentimiento.
En segundo lugar, la
verdadera fe nos impulsa al genuino arrepentimiento una vez reconocemos nuestra
necesidad de perdón de pecados: “Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta
ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan”,
(Hechos 17:30). El verdadero arrepentimiento provoca en nuestras vidas un
cambio radical de 180 grados, es decir, un cambio en nuestra manera de pensar,
en nuestros sentimientos y en nuestra actitud, nadie puede decir que tiene fe
si no ha reconocido su maldad y se ha arrepentido de sus pecados.
3. La verdadera fe cree en el sacrificio de Jesús para ser salvo.
En tercer lugar, la
verdadera fe pone su confianza en el sacrificio de Cristo para ser salvo.
Después de haber reconocido su maldad y haber experimentado un verdadero
arrepentimiento, la persona debe poner toda su confianza en el sacrificio de
Cristo para ser salvo: “Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y
creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia,
pero con la boca se confiesa para salvación”, (Romanos 10:9-10).
4. La verdadera fe se refleja a través de una vida cambiada.
Finalmente, la verdadera
fe que salva expresa a través de una vida cambiada: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”,
(2 Corintios 5:17). Una persona que ha depositado su fe en Jesús es alguien
cuya vida es diferente, ya no vive en el pecado porque ha experimentado un
verdadero arrepentimiento por sus maldades y vive agradecido con Dios por la
salvación gratuita que le ha dado a tal punto que sus buenas obras testifican
al mundo entero que hoy es nueva criatura. La verdadera fe tiene obras como
resultado del cambio que Jesús ha hecho en él, y las realiza no porque
haciéndolas será salvo, sino como agradecimiento y porque ahora es un buen
árbol que da buenos frutos, y por eso Santiago decía: “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno
dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o
una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y
alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais
las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la
fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma. Pero alguno dirá: Tú tienes fe, y
yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis
obras”, (Santiago 2:14-18).
CONCLUSIÓN.
La fe no consiste en
creer en ideologías o religiones humanas que prometen salvarnos, sino que la
verdadera fe que la Biblia enseña se manifiesta a través de:
1.
Reconocer
su maldad y necesidad de perdón.
2.
Expresar
arrepentimiento.
3.
Creer
que solamente el sacrificio de Cristo puede salvarnos.
4.
Una
nueva vida que testifica el cambio que Cristo ha hecho.
TOTALMENTE DE ACUERDO
ResponderBorrarEstoy de acuerdo pero mi pregunta es la siguiente. Dios nos enseña que el amor es mayor que la fe entonces cuando el me dice que si tengo toda la fe capas de aser todo pero si no tengo amor de nada me sirve. Entonces puede ver fe sin amor. Entonces una persona que tuviera esa fe tan grande pero no tiene amor podrá ser salvo. Perdón por la pregunta.
ResponderBorrarDios lo bendiga, del amor se desprenden las mas grandes virtudes, ahora bien, por medio de la fe llegamos a creer y Dios nos hace nacer de nuevo y como nuevas criaturas recibimos dones espirituales, ahora, el enfasis de Pablo esta en que veamos que la fuente de motivacion para ejercer nuestros dones es el amor, de lo contrario alguien puede ejercerlos con intensiones egoistas o que no son las correctas. En el capitulo anterior Pablo hablo del don de la fe, es decir, es una operación sobrenatural que sostiene una confianza en Dios en situaciones que al parecer humano son imposibles de sobrellevar, no se refiere a la fe normal que es la conviccion en el sacrificio de Cristo para Salvacion.
BorrarPor ello, en el capitulo 13 hace un recuento de todos estos dones y hace ver que la manifestacion de cualquier don sobrenatural no vale nada si no es motivado por amor. En la Biblia podemos ver como unos hombres tuvieron manifestaciones de algunos de estos dones, pero no eran salvos. El uso de un don sobrenatural no garantiza que la persona sea salva, pero aquellos que han creido, le sirven a Dios y usan sus dones por amor. Pero para esto se necesita primero tener fe, la fe en el creyente es primero y luego experimenta el amor de Dios, pero desde la perspectiva de Dios, el amor es primero, porque El nos amo antes para que por su misericordia llegasemos a creer en El. Al final todos los dones dejaran de ser, incluyendo el don de fe (que es diferente a la fe de creer para salvacion), pero el amor continuara en la eternidad.