“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos,
y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y
justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a
él mentiroso, y su palabra no está en nosotros”.
1 Juan 1:8-10
INTRODUCCIÓN
Posiblemente hemos escuchado hablar
acerca de la confesión de pecados, pero cuántos de nosotros realmente conocemos
la importancia de esta. Hoy en día muchos creen que no necesitan tal cosa como
confesar sus pecados ya que se consideran buenas personas, otros por el
contario saben que son malos pero se niegan a confesar su maldad, otros
practican mal la confesión declarando sus errores a hombres en lugar de hacerlo
con Cristo. En estos versículos Juan nos habla de la importancia de confesar
para salvación de nuestra alma nuestros pecados, pero, veamos qué es lo que la
Biblia enseña respecto a este tema.
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Pecados no confesados |
I.
LAS CONSECUENCIAS DE
NO CONFESAR NUESTROS PECADOS.
La Biblia habla de la
importancia que el hombre confiese sus pecados ya que es de suma importancia
para la vida del ser humano. Pero, ¿por qué las Escrituras nos exhortan a la
confesión de nuestros pecados? Veamos al menos tres razones de ello.
1. Al no confesar nuestros pecados nuestro corazón se endurece.
Cuando el hombre
decide confesar sus pecados a Dios está realmente reconociendo su maldad como
resultado de un corazón arrepentido, pero cuando decido no confesarlos lo que
está haciendo es no reconocer su pecado y como consecuencia su corazón se endurece
para su propio fin. En la Biblia vemos el ejemplo de faraón el cual viendo los
prodigios de Dios no se arrepintió y su corazón se endureció para su propio
fin: “Pero viendo
Faraón que le habían dado reposo, endureció su corazón y no los escuchó, como
Jehová lo había dicho”, (Éxodo 8:15). Muchos como faraón han
endurecido sus corazones y con el tiempo se han vuelto insensibles al evangelio
de Cristo, todo esto consecuencia de nunca haber reconocido y confesado en
sincero arrepentimiento su pecado.
2. Al no confesar nuestros pecados nuestra vida va directo al fracaso.
La Biblia nos enseña
que todo aquel que no confiesa sus pecados no prospera, sino va rumbo al
fracaso: “El que
encubre sus pecados no prosperará; más el que los confiesa y se aparta
alcanzará misericordia”, (Proverbios 28:13). Todo aquel que confiesa sus pecados reconoce
sus faltas y decide apartarse del mal, pero aquellos que no lo hacen persisten
en su mismo error y este camino lleva por sendas de pecado que lo único que
hacen es destruir la vida del ser humano: “Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es
camino de muerte”, (Proverbios 16:25).
3. Al no confesar nuestros pecados vamos directo al infierno.
Finalmente, el que no
confiesa sus pecados a Jesucristo, jamás alcanzara el perdón de sus pecados. En
la Biblia encontramos la parábola del publicano y el fariseo donde vemos
claramente este principio espiritual donde solo aquel que reconoce su maldad y
los confiesa será justificado.
“A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a
los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar:
uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo
mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros
hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos
veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando
lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho,
diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa
justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será
humillado; y el que se humilla será enaltecido”.
Lucas 18:9-14
Esta
parábola nos muestra en la persona del fariseo a todos aquellos que creen en
sus propias justicias y piensan que no tienen necesidad de confesar sus
pecados, porque no los tienen. Sin embargo, vemos a un publicano, un hombre
pecador que reconoce sus pecados y los confiesa delante de Dios con un corazón contrito
esperando recibir el perdón: Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los
ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí,
pecador. Por tanto, solamente el confesar nuestros pecados puede
salvarnos de la horrenda condenación eterna, pero, ¿en qué consiste confesar
nuestros pecados?
II.
CONFESAR SIGNIFICA
RECONOCER NUESTROS PECADOS Y PEDIR PERDÓN A JESÚS POR ELLOS.
Confesar significa
reconocer nuestros pecados y pedirle perdón a Cristo por ellos para que seamos
perdonados. Por eso el apóstol Juan decía que nadie podía decir que no tiene
pecado porque se hace a sí mismo mentiroso, pero todos aquellos que los
confesemos, Cristo Jesús tiene el poder para perdonarlos: Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos
a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de
toda maldad. Si decimos que no hemos
pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Cuando el hombre se sincera delante de Dios a través de la confesión de sus
pecados allá el descanso para su alma: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y
cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de
iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras callé, se envejecieron
mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí
tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y
no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú
perdonaste la maldad de mi pecado”, (Salmo 32:1-5).
CONCLUSIÓN.
Por lo tanto
terminamos diciendo esto:
1.
El
pecado no confesado endurece el corazón.
2.
El
pecado no confesado nos conduce a caminos de muerte.
3.
El
pecado no confesado nos condena eternamente.
Confesar nuestros
pecados significa reconocer nuestra maldad con un corazón arrepentido y pedirle
a Jesús que nos perdone para llegar a heredar la vida eterna.
Excelente bndiciones de nuestro Señor Jesucristo
ResponderBorrarQue Nuestro Dios y Salvador Jesucristo, le continue bendiciendo.
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