“¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Más yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”.
Mateo 12:34-37
Introducción
Para comprender estos versículos es importante no olvidar el contexto
bíblico que los antecede. Debido al odio que se había despertado en los líderes
religiosos hacia la persona de Jesús y ante la impotencia de encontrar algo de
que acusarlo para desacreditarlo delante de la gente, estos hombres no tuvieron
más que acudir a la falsa acusación diciendo que las obras que Jesús hacía eran
porque el diablo le ayudaba. Esto provoco que cometieran el pecado
imperdonable, la blasfemia contra el Espíritu Santo, y ahora nuestro Señor nos
dice lo importante que es cuidar de nuestras palabras ya que por un lado
reflejan lo que hay en nuestras vidas, y segundo, de toda palabra dicha por
nuestra propia boca daremos cuenta en el juicio venidero.
De la abundancia del corazón habla la boca |
Siendo Malo no se puede hablar nada bueno
“¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos?...”
Mateo 12:34
Después de haberlos amonestado por su blasfemia imperdonable, el Señor
les dice que es imposible que alguien malo haga una buena obra, porque ellos
decían que las buenas obras que Jesús hacía eran porque hacía uso de poderes
malignos, y esto es ilógico. Por eso les dice que mejor deberían evaluar un
árbol por sus frutos, si sus frutos eran buenos eso significaría que el árbol
es bueno, pero si su fruto es malo no cabe duda que se trata de un árbol malo.
Así las buenas obras de Jesús testificaban que era bueno, y no solo eso, sino
también el Mesías. En contraste, estos perversos hombres que criticaban las
buenas obras de Jesús difamándolo no sabía que sus malas obras reflejaban lo
que realmente eran y por ello les dice: ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis
hablar lo bueno, siendo malos? Era difícil esperar algo bueno de estos hombres ya
que eran malos, y por tal razón su boca estaba llena de palabras venenosas como
una víbora: ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Si hay algo que
podemos ver en el ministerio de Jesús es su franqueza hacia todos sabiendo que
estaba en este mundo no para ser popular o agradar a todos los hombres, sino
para hacer la voluntad de su Padre. En esta ocasión utiliza una palabra fuerte
para referirse a sus enemigos, y los llama Generación de víboras. Realmente
eran eso, descendientes de una generación que escondida en una apariencia de
piedad iban en contra de la voluntad de Dios, sus antepasados fueron personas que habían perseguido
a los profetas, los habían encarcelado y hasta matado, todo por una falsa
religión, y por tal razón, ¿cómo podrían hablar algo bueno si eran malos?
También es importante hacer notar que siempre que Jesús uso palabras fuertes
como generación de víbora, o sepulcros blanqueados, o hipócritas, o similares a
estas, las dirigió a sus enemigos, a aquellos que en su plena condenación se
oponían a toda la verdad y se aferraban
a sus creencias y tradiciones pensando que eso los salvaría del juicio. Nunca veremos a Jesús utilizando este tipo de palabras fuertes en contra de sus discípulos. De esto uno puede aprender dos cosas. La primera es que debemos evitar insultar a la gente desde el púlpito, especialmente a los hermanos ya que esto seria una mala aplicación de este pasaje. Por otro lado, si bien en cierto que Jesús fue duro con los fariseos, esto no significa que nosotros haremos lo mismo con los incrédulos que se oponen al evangelio ya que no olvidemos que el principio predominante en la Biblia no es devolver mal por mal, sino solamente bien. Lo cierto es que debemos siempre estar prestos a proclamar el evangelio y defender nuestra fe y para esto debemos pedirle sabiduría a Dios para hacerlo de manera eficaz, sin caer el vanas discusiones y sin ofender la dignidad de nadie, solamente denunciar las falsas doctrinas y a quienes las enseñan: “Amados,
por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común
salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis
ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos
hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados
para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia
de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor
Jesucristo”, (Judas 3-4). Por tanto, como Jesús
los cristianos también estamos llamados a contender ardientemente por la fe y
denunciar sin temor a aquellos enemigos que se atrevan a oponerse a la verdad.
Todo Proviene del Corazón
“Porque de la abundancia del corazón habla
la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el
hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas”.
Mateo
12:34-35
Jesús profundiza más acerca de la condición de estos religiosos y llega
hasta la raíz del problema: el corazón. En la Biblia vemos como el corazón es
el centro de todas nuestras emociones e intenciones que posteriormente se
convierten en acciones. Del corazón manan sentimientos como la alegría y la
tristeza, y aun puede impulsar al hombre a adquirir sabiduría o ser un necio: “El
corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se
abate. El corazón entendido busca la sabiduría; más la boca de los necios se
alimenta de necedades”, (Proverbios 15:13-14). Si el corazón del ser humano
es malo, sus acciones son malas: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres
era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de
ellos era de continuo solamente el mal”, (Génesis 6:5), y por ello la
Biblia exhorta al hombre a cuidar su corazón de toda cosa perversa y no
permitir que nada lo contamine: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu
corazón; porque de él mana la vida. Aparta de ti la perversidad de la boca, y
aleja de ti la iniquidad de los labios. Tus ojos miren lo recto, y diríjanse
tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, y todos
tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; aparta
tu pie del mal”, (Proverbios 4:23-27), y se le pide al hombre que instruya su corazón
en la palabra de Dios: “Nunca se aparten de ti la misericordia y la
verdad; átalas a tu cuello, escríbelas en la tabla de tu corazón”, (Proverbios 3:3).
De esta manera podemos estar seguros que si el corazón es bueno, sus acciones
serán buenas; pero si su corazón es malo, sus acciones serán malas y por eso
les dice: Porque de la abundancia del corazón habla la boca. La palabra
abundancia proviene del griego perísseuma
(περίσσευμα), la cual sugiere algo que esta tan lleno que su
contenido derrama. Así las maldades de aquellos fariseos eran tan grandes que
rebalsaba y se expresaba en sus palabras. Sus acusaciones blasfemas provenían
de un corazón lleno de maldad y por ende eran personas perversas; mientras que
Jesús pronunciaba solo la palabra de Dios y la verdad, y sus actos no eran más
que hechos milagrosos que se desprendían de un corazón misericordioso que
buscaba aliviar el sufrimiento de los demás. Jesús nos amplia más este
principio espiritual: El hombre bueno, del buen tesoro del corazón
saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Si nos damos
cuenta, todo lo bueno o lo malo proviene del corazón y por esta razón todos
debemos cuidar que nuestro corazón rebose de toda bondad porque de lo
contrario, no solo nuestras palabras serán malas, sino todas nuestras acciones
se convertirán en pecado: “Porque del corazón salen los malos
pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos,
los falsos testimonios, las blasfemias”, (Mateo 15:19).
De Toda Palabra Ociosa daremos Cuenta
“Más yo os digo que de toda palabra ociosa
que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por
tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”.
Mateo
12:36-37
Ahora Jesús refuerza la gravedad que tienen las palabras ociosas diciendo
que aun por ellas los hombres serán juzgados en el día del juicio. La palabra “ociosa” proviene del griego argós (ἀργός), la cual significa algo
inservible, completamente inútil. Así son todas las palabras que no agradan a
Dios: son maldicientes, llenas de vanagloria, blasfemas y completamente
inservibles, solamente nos condenan. La Biblia advierte del peligro
que las palabras ociosas tienen, por ejemplo, Santiago dice que la lengua es un
miembro difícil de controlar que se jacta a sí misma, que provoca grandes
estragos con sus palabras y es alimentada por el mismo infierno si no se
controla: “He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los
caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también
las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas
con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere. Así también la
lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán
grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de
maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el
cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el
infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de
seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún
hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena
de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a
los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca
proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso
alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos,
¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna
fuente puede dar agua salada y dulce”, (Santiago 3:3-12). Tan
peligrosos son los pecados de la lengua que nos pueden arrastrar al infierno y
por ello debemos buscar la forma de refrenarla porque en la eternidad los
hombres darán cuenta hasta por sus palabras: Más yo os digo que de toda palabra ociosa
que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Por tal motivo
nuestra lengua debe abstenerse de pronunciar cualquier palabra ociosa y
solamente proclamar las grandezas de Cristo. En la vida solo tendremos dos
opciones, o usamos nuestra lengua para confesar nuestra fe para salvación, o
nuestras mismas palabras nos condenan: Porque por tus palabras serás justificado, y
por tus palabras serás condenado. Aquellos hombres que blasfemaron contra Jesús tenía
un corazón malo y por eso sus palabras eran ociosas a tal punto que se
atrevieron a blasfemar contra el Espíritu Santo. Así muchas personas sin saber
lo grave de sus palabras se condenan a una eternidad en el infierno, pero
muchos se salvaran asegurándose que su boca solo confiese su fe en Jesús: “que si
confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios
le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para
justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”, (Romanos 10:9-10).
grasias le damos a DIOS por su palabra i a su vida por conpartir esta palabra poderosa DIOS TE BENDIGA
ResponderBorrarLinda refkexion
BorrarGracias a Dios muy bien entendida la palabra, de gran bendición poder tener el conocimiento del propósito de Dios para con nosotros. Gracias por compartir, Dios me los bendiga.
ResponderBorrarEs muy entendido y faci de comprender me gusto aprendí mucho
ResponderBorrarGracias Dios por esta pagina de Bendicion...!!! Aleluya
ResponderBorrarDios te bendiga hermano. Gracias a nuestro Señor Jesucristo por ti, por tus palabras edificantes.
ResponderBorrarExcelente palabra para reflexionar en la vida que llenamos y permitir que el espíritu de Dios nos guíe por las sendas de justicia y de nuestra boca sólo salga lo bueno bendicionesss
BorrarGracias por tan hermosas palabras
ResponderBorrarHermosa reflexión me gustó mucho y muy bien explicado
ResponderBorrarGracias, por estás palabras que reflejan nuestro interior "de lo que está lleno el corazón habla la boca".
ResponderBorrarSr. Carlos Manuel
Dios le siga bendiciendo asido de mucha edificación para mi vida.
ResponderBorrarExcelente!! Siga Dios dándote la sabiduría para transmitir su mensaje de salvación. Bendiciones!!
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