“Pero
dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si
no muere antes. Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el
grano desnudo, ya sea de trigo o de otro grano; pero Dios le da el cuerpo como
él quiso, y a cada semilla su propio cuerpo. No toda carne es la misma carne,
sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las bestias, otra la
de los peces, y otra la de las aves. Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos
terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los
terrenales. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la
gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. Así
también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará
en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en
debilidad, resucitará en poder. Se
siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay
cuerpo espiritual. Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán
alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es
primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra,
terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal,
tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los
celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también
la imagen del celestial”.
1 Corintios 15:35-49
INTRODUCCIÓN
Después
de haber desarrollado las diferentes temáticas en cuanto a la resurrección de
los muertos, el apóstol Pablo no quiere finalizar este tema sin antes explicar
cómo será el cuerpo con el cual resucitaremos. La resurrección de los muertos
es un hecho innegable, siendo el primero que ha resucitado es Cristo, y gracias
a esto se ha posicionado como Señor soberano de la vida y la muerte, como
Salvador de todo aquel que cree en Él. Un día todos aquellos que han muerto
creyendo en esta esperanza resucitaremos, pero, ¿cómo será ese cuerpo? ¿Será el
mismo cuerpo u otro diferente? Para los filósofos griegos la inmortalidad del
alma era algo creíble; pero no creían que el cuerpo pudiese resucitar ya que lo
consideraban malo, por eso, cuando Pablo predico en el Aeropago los epicúreos y
estoicos se burlaron de él: “Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos,
unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez”,
(Hechos 17:32). Los judíos en cambio creían que cuando alguien moría el
espíritu volvía a Dios, y el cuerpo volvía al polvo de donde este mismo se
levantaría en la resurrección: “y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu
vuelva a Dios que lo dio”, (Eclesiastés 12:7). Sin embargo, ahora
Pablo después de explicar todo lo referente a la resurrección de los muertos,
pasara a dar detallen en cuanto a cuerpo con el cual resucitaremos en el día
postrero. Veamos lo que el apóstol tiene que decirnos.
¿Cómo será el cuerpo al resucitar? |
UN NUEVO CUERPO PARA LA RESURRECCIÓN
“Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo
vendrán?”.
1 Corintios 15:35
Aquí
el apóstol formula una pregunta que nos responderá a continuación y que nos
ayudara a entender con qué cuerpo resucitaremos en el día postrero: ¿Cómo resucitarán
los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Aun después de haber
contestado esta pregunta, el conocimiento de con qué cuerpo resucitaremos sigue
siendo una incógnita para muchas personas y a través de la historia se han
creado practicas supersticiosas como por ejemplo la prohibición de quemar los
cuerpos porque de lo contrario este no podría resucitar en el día postrero
porque sería destruido y convertido en cenizas por el fuego. Ahora Pablo nos
aclara que el día de la resurrección tendremos cuerpos completamente diferentes
al que actualmente poseemos, Dios transformara ese cuerpo mortal y débil en uno
completamente espiritual y resplandeciente. Veamos las características de este
nuevo cuerpo.
NUESTRO CUERPO MORTAL DEBE MORIR PARA DAR PASO AL NUEVO CUERPO
“Necio,
lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. Y lo que siembras no es
el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya sea de trigo o de otro
grano; pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a cada semilla su propio
cuerpo”.
1Corintios 15:36-38
Antes
de que el nuevo cuerpo tenga que ser creado es necesario que el actual cuerpo
mortal muera y para eso Pablo pone el ejemplo del grano que tiene que morir
para dar paso al nacimiento de la planta: Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes.
Y lo que siembras no es el cuerpo que ha de salir, sino el grano desnudo, ya
sea de trigo o de otro grano. Antes que la planta pueda nacer tiene
el grano que caer al suelo y morir, y en cierta forma Jesús uso la misma
metáfora para ejemplificar que en el evangelio es necesario morir para nacer a
algo mejor y de mayor gloria: “Jesús les respondió diciendo: Ha llegado la hora para que el
Hijo del Hombre sea glorificado. De cierto, de cierto os digo, que si el grano
de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho
fruto”, (Juan 12:23-24). Cuando uno siembra una semilla en tierra
fértil que tiene suficiente humedad y una temperatura adecuada, la semilla
germina. El proceso de germinación hace que la semilla se desintegre. Al morir,
la semilla da a luz la nueva vida en la forma de una planta en desarrollo que
después madura y produce semilla. Jesús comprendía perfectamente este principio
espiritual y que antes de la victoria es necesario pagar un precio. Él sabía
que era necesario ir al Calvario, pasar por todos los sufrimientos que le
esperaban, morir y ser sepultado para que al tercer día resucitara en gloria. De
igual forma, es necesario que este cuerpo mortal muera para que de paso a uno
nuevo, uno completamente diferente y con mayor gloria: pero Dios le da el cuerpo como él quiso, y a
cada semilla su propio cuerpo. Por tanto, en el día de la
resurrección tendremos un nuevo cuerpo, muy diferente en todos los aspectos al
actual. No olvidemos que este cuerpo es solo un recipiente donde nuestra alma
se encuentra contenida, y es precisamente nuestra alma la que define nuestra
personalidad, es ella la que razona, la que toma decisiones, la que experimenta
toda clase de emociones y la que dará cuentas delante de Dios aquel día, lo
único que cambiara será el recipiente donde volverá a introducirse, un nuevo
cuerpo creado por Dios para entrar a una eternidad de gloria.
UN CUERPO CON UNA NATURALEZA DIFERENTE
“No
toda carne es la misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra
carne la de las bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves”.
1 Corintios 15:39
El apóstol nos
habla a continuación que en el mundo existen diferentes clases de criaturas,
con diferentes cuerpos y cada uno de estos con diferentes características: No toda carne es la
misma carne, sino que una carne es la de los hombres, otra carne la de las
bestias, otra la de los peces, y otra la de las aves. Aquí Reina
Valera tradujo “carne” de la palabra
griega sárx (σάρξ), la palabra griega que se utiliza en el
Nuevo Testamento para referirse a la naturaleza pecaminosa del hombre, y no
tanto al cuerpo humano como tal. En este sentido las diferentes carnes, de
hombre, bestias, peces y aves, nos describen diferentes naturalezas de seres
creados. Por ejemplo, los hombres tienen naturaleza diferente a los peces, ya
que estos pueden sobrevivir en el agua gracias a sus branquias, o las aves, su
plumaje y forma corporal la capacitan para volar, y así también las bestias
poseen diferentes características muy diferentes a las de los hombres. Así será
aquel día, este cuerpo mortal ya no será más sino Dios nos dará un cuerpo
completamente diferente capacitado para vivir en la eternidad. Este cuerpo con
el cual vamos a resucitar en el día postrero tendrá una naturaleza
completamente diferente al actual, será uno con características espirituales y
esas son las que Pablo explica a continuación.
UN CUERPO SIN LAS PRESENTES LIMITANTES
“Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos
terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los
terrenales. Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la
gloria de las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. Así
también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, resucitará
en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se siembra en
debilidad, resucitará en poder”.
1 Corintios 15:40-43
Pablo
aclara que hay diferentes clases de cuerpos, unos celestiales y otros son
terrenales, y cada uno con diferente gloria: Y hay cuerpos celestiales, y cuerpos
terrenales; pero una es la gloria de los celestiales, y otra la de los
terrenales. Es más, aun entre los mismos cuerpos celestiales hay
diferente gloria: Una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de
las estrellas, pues una estrella es diferente de otra en gloria. Así
hoy podemos tener este cuerpo mortal y aunque hay muchas cosas que nos pueden
maravillar de él, lo cierto es que por causa del pecado tiene muchas
limitaciones humanas. No obstante, este cuerpo con el cual resucitaremos es
mucho más glorioso, ya que no solo es completamente espiritual, sino libre de
la contaminación del pecado, completamente santo: Se siembra en corrupción, resucitará en
incorrupción; completamente glorificado y libre de toda deshonra: Se siembra en
deshonra, resucitará en gloria; completamente perfecto, libre de
limitantes y con gran poder: se siembra en debilidad, resucitará en poder.
UN CUERPO COMPLETAMENTE ESPIRITUAL QUE RESTAURA LA IMAGEN DE DIOS
“Se
siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay
cuerpo espiritual. Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán
alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es
primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra,
terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal,
tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los
celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también
la imagen del celestial”.
1 Corintios 15:44-49
Finalmente,
el apóstol Pablo termina afirmándonos que este cuerpo con el cual resucitaremos
será 100% espiritual y restaurara la imagen de Dios en nosotros. En primer
lugar nos dice: Se
siembra cuerpo animal, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay
cuerpo espiritual. La palabra griega de donde se traduce cuerpo en
este versículo es soma (σῶμα), y precisamente se refiere al cuerpo
humano donde el alma se guarda. Hay dos clases de cuerpos, el primero es el
cuerpo animal, donde la palabra animal proviene del griego psujikós (ψυχικός), la cual describe a un ser con una
naturaleza baja, sensual, pecaminosa. Este es el cuerpo con el cual nacemos.
Pero luego, en la resurrección se nos dice que tendremos un cuerpo espiritual,
donde la palabra espiritual proviene del griego pneumatikós (πνευματικός), y describe a un ser completamente
espiritual. Por tanto, Pablo nos enseña a través del uso de las palabras
griegas que el cuerpo con el cual resucitaremos no estará dañado por el pecado,
sino será espiritual, pero que ahora por el momento tendremos que vivir con
este cuerpo, pero como Cristo seremos glorificados: Así también está escrito: Fue hecho el primer
hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo
espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre
es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.
Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales
también los celestiales. Si nos damos cuenta aquí hay un orden,
primero fue creado Adán, alma viviente, pero este fallo y por su desobediencia
el pecado entro al mundo; pero luego vino el postrer Adán que es Cristo,
espíritu vivificante, por medio del cual fue redimida la iglesia. El cuerpo de
Adán fue creado del polvo de la tierra; mientras que el cuerpo de Cristo fue creado
por el Espíritu Santo, siendo el postrer cuerpo mejor que el primero. De igual
forma, el cuerpo del hombre mortal es primero, pero este muere y vuelve a la
tierra porque es terrenal, pero el cuerpo con el cual resucitaremos viene
después es perfecto, es celestial, completamente espiritual y busca restaurar
la imagen de Dios en nosotros: Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos
también la imagen del celestial. Cuando Dios creó al hombre lo hizo
a su imagen y semejanza: “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó”, (Génesis 1:27); lamentablemente esta
imagen se perdió el día que el hombre pecó; pero Cristo promete salvar nuestra
alma y no solo eso darnos un nuevo cuerpo donde se restaure aquella perfección
que se perdió en el huerto del Edén, por ello Pablo dice que los ministros se
encargan de cuidar la iglesia del Señor hasta que todos lleguen a la medida de
la estatura del varón perfecto: “Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas;
a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a
los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de
Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”,
(Efesios 4:11-13). Por tanto, este cuerpo mortal e imperfecto morirá y volverá
al polvo de donde proviene, pero un día resucitaremos con otro cuerpo
completamente espiritual, perfecto y con la imagen de Dios.
Una exposición clara y totalmente fundamentada en la Palabra. Muchas gracias.
ResponderBorrarExcelente explicación de esa palabra de verdad que es muy productiva Dios le bendiga
ResponderBorrarDe mucha bendición el estudio, muchas
ResponderBorrarMuy bien me aclaro dudas. Gracias Dlb
ResponderBorrarGracias por nutrir nuestro espíritu.
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