“Cuando los apóstoles que
estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios,
enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos
para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre
ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de
Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo”.
Hechos 8:14-17
INTRODUCCIÓN
Después de aquella gran incursión evangelística que Felipe llevó
a Samaria, muchos de ellos se convirtieron a Cristo, incluso Simón, el mago, testificó
públicamente de su conversión, y tan impactante fue este acontecimiento que los
apóstoles que estaban en Jerusalén escucharon lo que allí había pasado, por lo
que decidieron enviar a Pedro y Juan a fundamentar la obra que ya Felipe había
iniciado. Ahora pasaremos a estudiar este bello, pero controversial pasaje, ya
que a lo largo de la historia su interpretación ha causado diferentes opiniones
al respecto.
Los samaritanos reciben al Espíritu Santo
PEDRO Y JUAN SON ENVIADOS A SAMARIA
“Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria
había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan…”
Hechos 8:14
Si recordamos un poco, muchos habitantes de una de las
ciudades de Samaria habían creído, Felipe el evangelista había predicado a
Cristo y muchas señales respaldaron sus palabras, por lo que tal obra llego a
oídos de los apóstoles que estaban en Jerusalén y decidieron enviar a Pedro y
Juan a Samaria. Ahora, las preguntas serian: ¿Por qué fueron enviados Pedro
y Juan a Samaria? ¿Acaso no bastaba con la proclamación de Felipe para que
estos continuaran su vida cristiana? Bueno, primero recordemos que en el
estudio anterior hablamos acerca de Felipe, al cual las Escrituras llaman “el
evangelista” y que fue uno de los primeros diáconos, este sin duda no tenia
planeado permanecer mucho tiempo en Samaria ya que después de esto veremos
que seguirá su camino para evangelizar a un funcionario etíope y posteriormente
será arrebatado a Azoto para que continuara su labor evangelista. En
segundo lugar, podemos deducir que sus dones no incluían la tarea del
cuidado pastoral o discipulado, sino solamente la de un evangelista.
Probablemente cuando vio el impacto que su obra evangelista había tenido envió
las noticias a Jerusalén esperando que los apóstoles enviasen a alguien
capacitado para darle seguimiento a los recién convertidos y fundamentar la
vida de los mismos en las doctrinas de Cristo. Uno puede ver aquí la
importancia del seguimiento de los recién convertidos, para introducirlos en la
enseñanza de las doctrinas cristianas y darles el apoyo pastoral que necesitan
para progresar en la vida cristiana, por ello, decidieron enviar a Pedro y Juan
para tal labor.
RECIBIERON EL ESPÍRITU SANTO POR IMPOSICIÓN DE MANOS
“… los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen
el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino
que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les
imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo”.
Hechos 8:15-17
Los versículos del 15 al 17 de este capítulo 8 del libro de
los Hechos de los Apóstoles han sido muy discutido y generado diferentes
opiniones. Literalmente lo que aquí entendemos es que tiempo después de que
Felipe había bautizado a los samaritanos que habían creído, los apóstoles
impusieron sus manos sobre estos y recibieron el Espíritu Santo. Entendiendo
esto podemos preguntarnos: ¿Por qué los creyentes de samaria necesitaban
recibir al Espíritu Santo si ya habían creído en la predicación de Felipe y aun
habían sido bautizados? Veamos algunas interpretaciones que le han dado.
¿El principio de un sacramento?
Algunos han visto en este pasaje una especie de sacramento
que todo cristiano debe practicar donde primero viene el bautismo y luego, a
través de la imposición de manos de un clero, una confirmación que invita al
Espíritu Santo a venir a la vida del creyente. La Biblia Comentada de los
Profesores de Salamanca dice al respecto: “Notemos
la clara separación que aparece entre el bautismo que administra Felipe (v.
12-16), y la imposición de manos para conferir el Espíritu Santo que realizan
los apóstoles (v.15-18) … Con mucha razón la tradición exegética cristiana ha
visto en esta “imposición de manos,” que parece pertenecía al catálogo de
verdades elementales de la catequesis cristiana (cf. Heb 6:2), los primeros
vestigios de la existencia de un sacramento que, por entonces, no tendría aún
nombre propio con que ser designado, pero que, desde el siglo V, será llamado
universalmente sacramento de la “confirmación.” En realidad, esa imposición de
manos venía a ser como nuevo Pentecostés para cada cristiano, convirtiéndolo en
adulto en la fe, capacitado no ya sólo para vivir en sí mismo la vida de
Cristo, cosa que tenía por el bautismo, sino también para difundirla,
trabajando por el reino de Dios”. De esta manera podemos ver cómo
algunos interpretan este pasaje, sin embargo, dichas afirmaciones no están en
armonía con la evidencia bíblica que nos enseña que desde el momento que creímos
fuimos salvos y llenos de su Espíritu Santo, sin la necesidad de algún
sacramento ministrado por algún clero especial: “En
él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de
vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu
Santo de la promesa”, (Efesios 1:13).
El bautismo con el Espíritu Santo.
La otra interpretación que se le da es lo que algunos
teólogos cristianos llaman: El bautismo con el Espíritu Santo. Las
personas que suelen interpretar este pasaje de esta forma entienden que la
morada del Espíritu Santo es diferente al bautismo con el Espíritu Santo. El
primero lo ven como el sello que distingue a todo creyente como nacido de
nuevo donde el Espíritu Santo viene a morar en él y su cuerpo se
convierte en templo y morada del Espíritu Santo, mientras que el bautismo con el
Espíritu Santo es una experiencia espiritual que puede recibirse el día de la conversión
o posterior a ésta y que viene a la vida del creyente con el propósito de capacitarlo
de manera sobrenatural para ser un mejor testigo de su gracia y que
generalmente afirman que su principal evidencia es el hablar en lenguas. El Comentario
a Hechos de los Apóstoles de Stanley M. Horton dice al respecto: “Cuando llegaron los dos apóstoles, lo primero que
hicieron fue orar por los creyentes samaritanos, para que recibieran el
Espíritu Santo. Se nota claramente que los apóstoles creían en la importancia
del bautismo en el Espíritu Santo para todos. Aunque los samaritanos habían
sido bautizados en agua y en el nombre (para la adoración y el servicio) del
Señor Jesús, ninguno de ellos había recibido el don del Espíritu con la
evidencia de hablar en otras lenguas. Es decir, que el Espíritu no había
descendido sobre ninguno en la forma en que había descendido en el día de
Pentecostés”. Para defender la enseñanza del bautismo con el Espíritu
Santo consideran todos los relatos donde se afirma que el Espíritu Santo vino
sobre la vida de los creyentes para darles poder y autoridad, que fue la
promesa del Espíritu Santo que el Señor les prometió según Hechos 1:5, 8. Según
la interpretación de esta doctrina, antes de su crucifixión los apóstoles estos
recibieron la morada del Espíritu Santo: “Y habiendo
dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo”, (Juan 20:22);
luego, en el día de Pentecostés estos fueron bautizados con el Espíritu Santo y
hablaron en otras lenguas: “Y fueron todos llenos
del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu
les daba que hablasen”, (Hechos 2:4). De allí tenemos otros 2 relatos
donde los que creyeron fueron bautizados con el Espíritu Santo, uno fue en el
momento de su conversión, en la casa de Cornelio el centurión: “Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro
se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del
Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a
Dios”, (Hechos 10:45-46). Luego, tenemos el caso de aquellos hombres
de Éfeso que ignoraban el cumplimientos de las Escrituras referentes a la
primera venida de Cristo, su muerte y resurrección, estos fueron evangelizados
por Pablo ya que solo creían en el bautismo de Juan, posteriormente de la presentación
del mensaje, estos creyeron y el Espíritu Santo vino sobre ellos y hablaron en
otras lenguas: “Y habiéndoles impuesto Pablo las
manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y
profetizaban”, (Hechos 19:6). Luego, después de estos pasajes de
Hechos, no encontramos el tema de que los creyentes hablaran en lenguas en este
mismo libro, salvo la suposición que algunos hacen afirmando que esto ocurre en
otros pasajes donde no dice que hablaron en otras lenguas, pero enfatiza el
hecho de que los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo, ya que relacionan
el bautismo o llenura del Espíritu Santo con el hablar en otras lenguas (Hechos
4:31). Luego, se tiene 1 Corintios, el capítulo 12 donde se incluye la
diversidad de lenguas como uno de los 9 dones del Espíritu Santo y 1 Corintios
14 se presentan las regulaciones del uso de los dones de palabras, incluido el
don de diversidad de lenguas.
Por tanto, los que abrazan esta enseñanza afirman que este
pasaje que estamos estudiando está relacionado con el bautismo con el Espíritu
Santo, donde los samaritanos que habían creído en el mensaje del evangelio habían
experimentado una conversión, habían sido sellados con el Espíritu Santo y se habían
bautizado en aguas, pero aún no había venido sobre ellos el Espíritu Santo, por
ello cuando los apóstoles llegaron a Samaria decidieron imponerles manos y orar
por ellos para que fuesen bautizados con el Espíritu Santo: porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino
que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les
imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo.
Un hecho irrepetible en el Nuevo Testamento.
Por otro lado, no todos los teólogos
cristianos hacen diferencia entre recibir al Espíritu Santo como morada y el
bautismo del Espíritu Santo, de hecho, ni siquiera consideran dicho bautismo
con el Espíritu Santo como una doctrina. Para encontrar una respuesta a este
pasaje lo suelen ver como un hecho irrepetible, que se dio en este momento
especifico por la voluntad de Dios, pero que no opera de esa manera como regla
general. Así como hubo un Pentecostés, donde los primeros cristianos
hablaron en otras lenguas para testificar en los idiomas de los judíos que venían
del extranjero, también Dios decidió darse a conocer a los samaritanos de
esta manera particular donde ellos abrazarían el mensaje del evangelio, pero,
seria hasta la venida de los apóstoles para recibir al Espíritu Santo. Simón
J. Kistemaker, en su comentario al libro de los Hechos de los Apóstoles nos
dice: “El derramamiento del Espíritu ocurrió en
Jerusalén (2:1–4) y se repitió cuando la iglesia agregó a nuevos grupos: los
samaritanos (8:11–17), los gentiles (10:44–47), y los discípulos de Juan el
Bautista (19:1–7). Pero aparte de estas manifestaciones especiales, el Nuevo
Testamento está desprovisto de referencias a la recepción del Espíritu Santo
por judíos o gentiles a través de la imposición de las manos de los apóstoles.
Debido a Pentecostés, el Espíritu Santo permanece con la iglesia y vive en los
corazones de los verdaderos creyentes (véase Ro. 5:5; 8:9–11; Ef. 1:13; 4:30).
Pablo dice que los cuerpos de los creyentes son el templo del Espíritu Santo (1
Co. 3:16; 6:19). Por lo tanto, por estos pasajes del Nuevo Testamento sabemos
“que todos aquellos que creen y son bautizados también tienen el Espíritu de
Dios”. El comentario de Kistemaker explica que este tipo de
derramamiento del Espíritu Santo y el hablar en otras lenguas ocurre en momento
claves de la iglesia que están directamente relacionados con el origen de la
iglesia en Jerusalén, con el inicio de la iglesia en Samaria y la iglesia gentil,
luego, esta manifestación no volvió a repetirse, sino toda conversión incluye
la venida del Espíritu Santo a morar en su corazón: “y
la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en
nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado”, (Romanos
5.5).
LA NECESIDAD DE LA LLEGADA DE LOS APÓSTOLES A SAMARIA
“… Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo”.
Hechos 8:17
Actualmente la iglesia del Señor se encuentra separada entre
la segunda y tercera interpretación del por qué los samaritanos recibieron al
Espíritu Santo por medio de la imposición de manos después que estos creyeron
al mensaje del evangelio que Felipe les predicó, la discusión tiene años de
existir y probablemente ambos grupos no llegaran a un común acuerdo, lo
importante de todo esto es que ambas interpretaciones no desafían una doctrina
primaria y, por ende, no atenta con nuestros fundamentos de fe, aunque debemos estar
conscientes que el tema del bautismo con el Espíritu Santo y hablar en otras
lenguas se ha abusado enormemente y se ha caído en el extremo que Pablo les advirtió
a los corintios: “Si, pues, toda la iglesia se reúne
en un solo lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos,
¿no dirán que estáis locos?”, (1 Corintios 14:23). Ahora, el objetivo
no es levantar un debate al respecto, solo presentar las interpretaciones que
la iglesia a provisto dicho pasaje, sin embargo, lo que si queremos resaltar en
este último versículo que estamos estudiando es que el Señor quiso que los
samaritanos recibiesen al Espíritu Santo por medio de la imposición de manos de
los apóstoles para que estos reconociesen en ellos una autoridad espiritual.
Al reconocer los samaritanos a los apóstoles como autoridad espiritual, su corazón
estaba dispuesto a estuchar todas sus enseñanzas respecto a la doctrina de
Cristo y dejar a un lado todos los rudimentos y supersticiones religiosas. Recordemos
que durante años los judíos y samaritanos habían tenido enemistades, incluso
los samaritanos solo reconocían la ley de Moisés como autoridad divina y
rechazaban el resto de los Escritos y afirmaban que toda adoración a Dios se tenía
que hacer en el monte Gerizim, donde en el pasado se construyó un templo y
rechazaban a Jerusalén y el templo como el lugar de adoración. Pero con este acontecimiento, Dios
les abrió las puertas a los apóstoles para continuar la labor de discipulado y
adoctrinamiento cristiano, Felipe había terminado su misión de evangelización y
dio paso a la labor apostólica en Samaria.
Excelente análisis contextual de estos textos sagrados y el significado del Ruaj Hakodesh ( Espíritu Santo) en las primeras comunidades cristianas presentando el mensaje del evangelio de nuestro Señor y Salvador Cristo Jesús a los Judíos conservadores y judíos helenistas y otras etnias con la guía del Espíritu Santo
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