“Te dé
conforme al deseo de tu corazón, y cumpla todo tu consejo”.
Salmo 20:4
INTRODUCCIÓN
Cada año muchas personas
establecen sus nuevas metas y propósitos para el nuevo año, sin embargo, muy
pocos las alcanzan. Como cristianos nuestro Señor Jesús desea que nos
establezcamos cada día los mejores propósitos, pero, ¿cómo estar seguro que
tendremos su aprobación al momento de establecerlos? En la oración que aparece
en el Salmo 20, el autor bíblico pide que Dios conceda los deseos de nuestro
corazón, pero veamos de acuerdo a la Biblia como establecer los mejores
propósitos.
Propósitos para un nuevo año |
I.
NO DESEAR COSAS FUERA DE LA
VOLUNTAD DE DIOS.
Cada uno de nosotros puede fijar sus
propósitos basado en los deseos de su corazón, pero es importante que estos
deseos estén conforme a la voluntad de Dios, de lo contrario estaremos pidiendo
cosas que van en contra de su voluntad. Santiago nos dice que hay cosas que
pedimos y no recibimos porque pedimos para satisfacer deseos no santos: “Pedís, y no
recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites”, (Santiago
4:3). Un deseo desmedido por las cosas nos puede conducir a la codicia lo cual
es un pecado que Dios no tolera: “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer
de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa
alguna de tu prójimo”, (Éxodo 20:17). Sin embargo, Dios desea que
establezcamos nuestros propósitos de acuerdo a su voluntad y no gobernados por
nuestra codicia.
II.
LOS MEJORES PROPÓSITOS PARA UN
NUEVO AÑO.
Dentro de la oración del salmista
estaba la petición de que el Señor cumpliera todos los deseos de nuestro
corazón: Te dé
conforme al deseo de tu corazón, y cumpla todo tu consejo. Como cristianos podemos preguntarnos cuáles
son los mejores propósitos que nos podemos fijar, sin caer en la codicia y
terminar pidiendo por cosas contrarias a la voluntad de Dios. Nuestro Señor desea
lo mejor para cada uno de sus hijos, tal y como lo declara 3 Juan: “Amado, yo deseo que
tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu
alma”, (3 Juan 2). Si observamos el Señor desea nuestra prosperidad
en tres áreas importantes: Prosperidad material, salud y prosperidad
espiritual. En función de esto, muchos podemos establecer nuestros propósitos orientados
a mejorar nuestra salud, terminar una carrera universitaria o algún estudio de
importancia, ahorrar cierto porcentaje de dinero, casarse, etc. Todos estos
propósito pueden ser nobles si los hacemos bajo la voluntad de Dios, y de igual
o quizás mayor estima son los propósitos que nos establecemos cuando estos
están orientados a mejorar nuestra vida espiritual. Al final Dios desea que así
como prosperamos en lo material, o cuidamos nuestra salud, también lo hagamos
en lo espiritual.
III.
TRES PROPÓSITOS PARA UN AÑO
NUEVO.
“Antes
bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo”.
2 Pedro 3:18
Como cristianos debemos esforzarnos
por crecer en el área espiritual y por ello el apóstol Pedro exhorta a los
creyentes a hacerlo, y si revisamos la Biblia podemos encontrar al menos tres
áreas en las que podemos hacerlo las cuales pueden a su vez ser buenos
propósitos con los cuales nos comprometamos.
1.
Congregarnos
con fidelidad.
“¡Mirad
cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Es como
el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de
Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras; Como el rocío de Hermón, que
desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida
eterna”.
Salmo 133:1-3
Como David, debe existir este gran
anhelo por estar en la casa de nuestro Dios. Esta práctica es de gran
importancia en la vida espiritual porque a través de ella podemos recibir:
1. Los beneficios de estar en
comunión con los hermanos: “¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos
juntos en armonía! El
creyente ermitaño no existe, Dios nos ha llamado a comunión y cada vez que lo
hacemos nuestra vida espiritual crecer al recibir: fortaleza, exhortación,
amor, apoyo, compañerismo, etc.
2.
Recibimos
del Espíritu Santo sus dones y llenura: Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre
la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras; Como el
rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion.
3.
En
general, Dios nos bendice: porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna.
2.
Leer
más la Biblia.
“Si tu
ley no hubiese sido mi delicia, ya en mi aflicción hubiera perecido. Nunca
jamás me olvidaré de tus mandamientos, porque con ellos me has vivificado”.
Salmo 119:92-93
Definitivamente el leer la Biblia
completa es un propósito que no debemos dejar a un lado. Por medio de su palabra
conocemos la voluntad de Dios ya que es la palabra la que nos ilumina el
camino, nos hace más sabios, nos ayuda a madurar y crecer espiritualmente.
3.
Incrementar
nuestro tiempo de oración.
“Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi
voz”.
Salmo 55:17
Otro buen propósito para este año sería
incrementar el tiempo de oración. No importa cuánto oremos en la actualidad,
nunca estará de más el incrementar nuestro tiempo a esta piadosa práctica. La
oración es clave para comunicarnos con Dios, declarando todas nuestras penas y
deseos, y esperar su respuesta y oír su voz. Sin oración es imposible tener una
vida de éxito en el cristianismo. El salmista conocía la importancia de orar y
por eso oraba tres veces al día: Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz.
CONCLUSIÓN.
Dios desea lo mejor para sus hijos,
pero es importante entender que nuestra prosperidad material y buena salud
deben estar en directa relación con la prosperidad de nuestra alma. Entre todos
los propósitos que establezcamos, no debemos olvidar los que contribuyan a
nuestro crecimiento espiritual.
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