Un ministerio que trae esperanza (Mateo 15:29-31)



“Pasó Jesús de allí y vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí. Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel”.
Mateo 15:29-31

Introducción


                  Llegamos a otro impactante relato del ministerio de nuestro Señor Jesucristo donde lo vemos trayendo alivio a cientos de almas atormentadas. Hoy en día vivimos en un mundo lleno de dolor, tragedias, pecado y sin esperanzas, un mundo lleno de grandes necesidades donde los hombres no encuentran descanso para sus cansadas almas. Pero qué bueno es saber que en este mundo de tinieblas hay una luz que ha resplandecido trayendo el alivio que el hombre pecador tanto necesita, y esa luz es nuestro Señor Jesucristo el cual desarrollo un ministerio impactante que incluso hoy en día sigue salvando a miles de personas que creen en Él. No olvidemos que Jesús ya se encuentra en su último año de ministerio y después de una exhaustiva vida de servicio se ha agotado físicamente por lo que decidió salir fuera de Israel para descansar por un momento de las insistentes multitudes que lo buscaban.


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Un ministerio que trae esperanza


¿Jesús Continúa Fuera de las Fronteras de Israel?


“Pasó Jesús de allí y vino junto al mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí”.
Mateo 15:29

               Si recordamos un poco el episodio pasado Jesús había salido fuera de las fronteras de Israel con el objetivo de descansar un poco de su exhaustivo ministerio y para pasar un poco de tiempo más con sus discípulos y darles las últimas instrucciones porque su momento se acercaba ya que estaba en su último año de ministerio, y fue así que se fue a la región de Tiro y Sidón, pero no pudo esconderse porque una mujer sirofenicia lo encontró: “Levantándose de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón; y entrando en una casa, no quiso que nadie lo supiese; pero no pudo esconderse. Porque una mujer, cuya hija tenía un espíritu inmundo, luego que oyó de él, vino y se postró a sus pies”, (Marcos 7:24-25). Después de estos acontecimientos Mateo nos relata que Jesús salió de la región de Tiro y Sidón y vino junta la mar de Galilea y subió a un monte donde se sentó, pero, ¿acaso se refiere que Jesús había regresado inmediatamente a Galilea? Por Marcos podemos intuir que no. Según Marcos, después de los acontecimientos del milagro de la mujer sirofenicia se retiró a la región de Decápolis, que era un confederado de 10 naciones griegas, una región gentil: “Volviendo a salir de la región de Tiro, vino por Sidón al mar de Galilea, pasando por la región de Decápolis”, (Marcos 7:31). Esto quiere decir que Jesús no volvió de inmediato a Israel, sino continúo fuera de sus fronteras, en su retiro por mucho tiempo más. Marcos nos dice que Jesús pasó por la región de Decápolis y si esto es así pasaron muchas semanas antes que volviera a Israel, y considerando el tamaño de Decápolis y que en este tiempo los recorridos eran a pie, algunos opinan que pudieron pasar hasta 6 meses antes que volviera a la tierra de Israel, especialmente porque según Marcos allí realizo milagros, como la sanación del sordo y tartamudo, difundiéndose su fama por aquel lugar: “Y le trajeron un sordo y tartamudo, y le rogaron que le pusiera la mano encima. Y tomándole aparte de la gente, metió los dedos en las orejas de él, y escupiendo, tocó su lengua; y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto. Al momento fueron abiertos sus oídos, y se desató la ligadura de su lengua, y hablaba bien. Y les mandó que no lo dijesen a nadie; pero cuanto más les mandaba, tanto más y más lo divulgaban. Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar”, (Marcos 7:32-37). Por tanto, es creíble pensar que Jesús continuo con su retiro por al menos 6 meses antes de volver a Israel. Esta no es la primera vez que vemos a Jesús tratando de entrar en una especie de retiro. La primera vez que lo intento fue cuando después de escuchar la noticia de que Juan el bautista había muerto intento apartarse a un lugar desierto; pero no pudo esconderse porque la gente rápidamente lo encontró: “Oyéndolo Jesús, se apartó de allí en una barca a un lugar desierto y apartado; y cuando la gente lo oyó, le siguió a pie desde las ciudades”, (Mateo 14:13). El segundo intento de retiro fue cuando Jesús se a parta a la región de Tiro y Sidón, la cual vimos en la ocasión anterior: “Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón”,  (Mateo 15:21). Y ahora lo vemos en la región de Decápolis, 10 ciudades griegas. Es de suponer que aparte de descansar, nuestro Señor quería un poco más de tiempo para pasarlo con sus discípulos y así instruirlos en la misión que les esperaría después de su muerte.



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Mapa de Palestina en tiempos de Jesús


Un Ministerio que Trae Esperanza


“Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel”.
Mateo 15:30-31

                 Por Marcos entendemos que lo más probable es que Jesús recorrió las regiones de Tiro, Sidón y Decápolis rodeando el mar de Galilea, y al final llego a la frontera de Israel y se sentó en un monte; pero fue estando allí que antes de abandonar estas tierras gentiles la gente de Decápolis fue en su búsqueda y le llevaron todo tipo de enfermos y angustiados para que los sanase de sus males, y los sanó: Y se le acercó mucha gente que traía consigo a cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros muchos enfermos; y los pusieron a los pies de Jesús, y los sanó. Es increíble ver cómo el ministerio de Jesús fue tan impactante ya que traía esperanza a este mundo de angustias y tristezas. Allí habían muchos cojos, ciegos, mudos, mancos y enfermos, la mayoría sin esperanza; pero allí estaba Jesús el cual ya había sanado al menos a un sordo y tartamudo (como Marcos lo relata), y lo más seguro es que cuando esta gente lo escucho no dudo en ir en búsqueda de este hombre que traía esperanza a los necesitados, y los sanó, y la gente se maravilló de ello porque nunca habían visto semejante ministerio en un hombre: de manera que la multitud se maravillaba, viendo a los mudos hablar, a los mancos sanados, a los cojos andar, y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel. Por ser gentiles eran politeístas, pero ninguno de sus dioses habían podido darles el alivio que ahora Jesús les traía, y por ello Mateo nos dice que terminaron dando gloria al Dios de Israel, un Dios al cual ellos no adoraban. Hoy en día vivimos en un mundo lleno de maldad, angustia, sufrimiento y desesperanza, pero que hermoso es saber que a la iglesia se le ha confiado un mensaje de Aquel que trajo tanto alivio a miles de angustiados. Cuando Jesús estuvo en esta tierra siempre tuvo palabras de aliento y esperanza para los necesitados, por ejemplo, Ante un leproso, Jesús extendió la mano y le tocó diciendo: “Quiero. ¡Sé limpio! Y al instante quedó limpio de la lepra”, (Mateo 8:3). Ante una mujer encorvada dijo: “Mujer, quedas libre de tu enfermedad”, (Lucas 13:12). Ante un ciego dijo: “Recobra la vista; tu fe te ha salvado”,  (Lucas 18:42). Ante un pecador dijo: “Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”, (Lucas 19:10). Ante un paralítico dijo: “Levántate, toma tu cama y anda”, (Juan 5:8). Ante la muerte dijo: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá”, (Juan 11:25). No cabe duda que el ministerio de Jesús fue impactante y aun hoy en día su misericordia sigue alcanzando a miles y miles de angustiados los cuales encuentra en su persona el perdón de pecados y la vida eterna.



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