“Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo:
¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad,
Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya
vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también
el Hijo del Hombre padecerá de ellos. Entonces los discípulos comprendieron que
les había hablado de Juan el Bautista”.
Mateo 17:10-13
Introducción
El apóstol Mateo continua con el relato
posterior a la transfiguración de nuestro Señor Jesucristo. Ya vimos como esta
maravillosa experiencia que Pedro, Jacobo y Juan tuvieron era una confirmación
contundente que se le daba a Jesús de que el camino que había decidido seguir
rumbo a la cruz en Jerusalén era respaldado por su Padre. Por un lado, Moisés y
Elías que representaban la ley y los profetas hablaron con Él acerca del éxodo
que había iniciado, y por otro, se oyó la misma voz del Padre que confirmaba la
aprobación que le daba a su Hijo en todo lo que hacía. Mateo deja muy claro que
esta experiencia que los tres discípulos vivieron no fue un sueño, sino una
visión de la cual ellos tendrían que testificar en el futuro: “Cuando
descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión,
hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos”, (Mateo 17:9). Después de todo esto todo
vuelve a la normalidad Jesús y sus discípulos descienden de aquel monte donde
estaban y todo esto les hace recordar que antes de la venida del Mesías, Elías
aparecería para preparar su camino y restablecer el reino; pero será acaso que
está ya había venido, aunque ya anteriormente nuestro Señor les había explicado
que el Elías profetizado por Isaías y Malaquías era Juan el bautista. Lo cierto
es que mucho no lo reconocieron, así como no reconocieron a Jesús por sus
interpretaciones erradas de la profecía.
¿Es necesario que Elías venga primero? |
¿El Elías profetizado ya vino?
“Entonces
sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que
es necesario que Elías venga primero?”.
Mateo
17:10
Mientras los discípulos descendían de aquel
lugar comenzaron a preguntarse el significado de las palabras de Jesús en
cuanto a su muerte y resurrección: “Cuando descendieron del monte, Jesús les
mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre
resucite de los muertos”,
(Mateo 17:9). Esta observación del Señor en cuanto a que el Hijo del Hombre iba
a resucitar de los muertos posiblemente les provoco seria dudas ya que ellos no
creían que el Mesías debía morir ya que de acuerdo a las enseñanzas rabínicas
de aquel entonces se pensaba en un Mesías que vendría con poder militar a
liberar a los judíos del yugo de la esclavitud y a proclamarse como rey, y de
manera similar pensaban en cuanto a la profecía de Malaquías tocante a Elías y
por eso le preguntaron: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es
necesario que Elías venga primero?.
Ahora ellos estaban confundidos por las enseñanzas que habían recibido de los
escribas ya que según ellos antes del Mesías tenia que venir Elías a preparar
el camino del Mesías y volver el corazón de los padres hacia los hijos y
viceversa, esto de acuerdo con la profecía de Malaquías: “He
aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y
terrible. El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón
de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con
maldición”, (Malaquías 4:5-6). Ellos creían que
Elías el tisbita vendría personalmente, y que su ministerio seria muy parecido
a que se nos narra en el Antiguo Testamento, aquel Elías que se enfrento con
850 falsos profetas y a todos mato. Sin embargo, la profecía se cumplió, pero
no en la forma que se imaginaban, porque no fue Elías tisbita que regreso, sino
más bien el carácter de su espíritu habito en Juan el bautista y efectivamente
preparo el camino del Mesías, pero no a través de las armas o violencia, sino a
través de la predicación del arrepentimiento, este hombre era el cumplimiento
de esa profecía importante; pero muchos prejuiciados por sus conceptos errados
no se dieron cuenta de ello.
La Profecía se Cumplió y Muchos no Reconocieron el Tiempo
“Respondiendo
Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las
cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con
él todo lo que quisieron; así también el Hijo del Hombre padecerá de ellos”.
Mateo
17:11-12
Aunque Jesús ya había explicado
anteriormente que esta profecía de Malaquías y otra de Isaías se cumplieron en
la vida de Juan el bautista, les vuelve a recalcar que este ya vino, pero que
muchos no le reconocieron sino hicieron con el todo lo que quisieron: A la
verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que
Elías ya vino, y no le conocieron, sino que hicieron con él todo lo que
quisieron. Aunque Juan el bautista tuvo un
ministerio sorprendente algunos de los mas religiosos no lo reconocieron, aun
hablando con el: “Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos
enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién
eres? Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron:
¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No.
Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron.
¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto:
Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías”, (Juan 1:19-23). Es increíble la gran
humildad de este hombre ya que a pesar de que, si era un profeta y el
cumplimiento de la profecía, solo dijo de si mismo: Yo soy la voz de uno que clama en el
desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías. Él no quería que las miradas de todo los
judíos se posaran sobre él, sino más bien quería dirigir la atención de ellos
hacia el Cristo: pero al decirle que es la voz de uno que clama en el desierto,
les estaba revelando su verdadera identidad, lamentablemente estos hombres se
negaron en creer porque no encajaban con sus creencias y tradiciones
religiosas, y de esta forma lo rechazaron y no reconocieron la necesidad de
arrepentimiento que tenían y al final, termino siendo decapitado por Herodes
Antipas. De igual forma, así como estos hombres no reconocieron que Juan el
bautista era el profeta que se anuncio en el Antiguo Testamento, así no
reconocieron a Jesús como Mesías, jamás entendieron que muchas cosas que
pasaban eran el cumplimiento de la ley, los profetas y los Salmos, todo porque
estaban prejuiciados con sus conceptos errados, y al final terminaron
crucificando a su Mesías: así también el Hijo del Hombre padecerá de
ellos. Cuantas personas hoy en día no reconocen
a Jesús como el Señor y Salvador de sus vidas porque no quieren renunciar a sus
creencias religiosas, o por malas interpretaciones bíblicas, cuantas personas
se quedaran a la gran tribulación porque no comprenden las palabras de la
profecía tocante al inminente regreso de Cristo por su iglesia, creen que falta
mucho y que el tiempo no es ahora para arrepentirse de sus pecados, cuantos se irán
al infierno porque no creen en él, cuantos morirán en sus pecados porque les enseñaron
a obedecer a su religión, cuantos realmente están equivocados en su manera de
pensar por malas interpretaciones bíblicas, tal y como Pedro lo enseña: “Y tened
entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también
nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha
escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre
las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e
inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia
perdición. Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no
sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza”, (2 Pedro 3:15-17). Debemos tener cuidado
para no caer en el error de estos hombres que no reconocieron que las profecías
tocantes a la primera venida del Mesías se estaban cumpliendo en sus narices,
así nosotros hoy esperemos con ansia su segunda venida viviendo por fe y en
plena santidad delante de su presencia.
La Verdad es Revelada a Aquellos que Creen en Jesucristo
“Entonces
los discípulos comprendieron que les había hablado de Juan el Bautista”.
Mateo
17:13
A pesar de que al principio sus discípulos no
entendían, pero como creían en su Maestro el entendimiento les fue abierto para
que comprendiese bien las profecías, ya que al final entendieron que se refería
a Juan el bautista. Si bien es cierto que la Biblia tiene algunas cosas que son
difíciles de interpretar, no debemos olvidar que nosotros tenemos un Maestro
que nos guía a toda verdad, y ese es el Espíritu Santo: “Os he
dicho estas cosas estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a
quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os
recordará todo lo que yo os he dicho”, (Juan 14:25-26). De igual forma, el Señor a
constituido cinco ministerios dentro de la iglesia con el fin de enseñar su
palabra y perfeccionar a los santos en toda buena obra y madurez espiritual: “Y él
mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a
otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos
a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto,
a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos
niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por
estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del
error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es
la cabeza, esto es, Cristo”,
(Efesios 4:11-15). Por tanto, nosotros debemos poner de nuestra parte para
permitir que el Espíritu Santo a través de sus siervos enseñen la palabra y
podamos crecer, ya que todo lo que esta escrito en ella se debe discernir
espiritualmente: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son
del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender,
porque se han de discernir espiritualmente”, (1 Corintios 2:14). Al final, si nos sometemos a
Dios y abandonamos todas nuestras creencias erradas abriendo nuestro corazón al
conocimiento a su palabra, podremos llegar a entender las maravillas de la
Biblia: “Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley”, (Salmo 119:18).
Interesante comentario, acerca del libro de San Mateo;puesto la palabra revelada, debe divertirse con el Glorioso Espíritu Santo.
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