“Mi pecado te declaré, y
no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú
perdonaste la maldad de mi pecado”.
Salmo 32:5
INTRODUCCIÓN
Hoy
en día la palabra confesión es mal utilizada debido a malas interpretaciones
bíblicas. Por ejemplo, la iglesia católica la considera un sacramento donde el
hombre tiene que confesarse delante de otro hombre para que este reciba la
penitencia por sus pecados. Otras corrientes teológicas contemporáneas enseñan
acerca de la confesión positiva, donde el creyente de confesar o declarar de
forma afirmativa todo aquello que su alma desea, como por ejemplo, confesar que
“esa casa es mía”, “ese automóvil es mío”, “ese trabajo es mío”, etc. Si bien
es cierto Dios nos pide fe, pero debemos tener cuidado que esta enseñanza de la
confesión positiva no nos lleve al materialismo y la codicia. Ahora bien, la
palabra confesión es utilizada en la Biblia especialmente para declarar en
arrepentimiento los pecados cometidos en contra de Dios, y rogar misericordia,
tal y como lo leemos en el Salmo anterior: Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis
transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado. Veamos en esta oportunidad como debe realizarse
esta confesión.
La confesión de pecados |
I. LA NECESIDAD QUE TENEMOS DE CONFESAR NUESTROS PECADOS.
“El que encubre sus
pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se aparta alcanzará
misericordia”.
Proverbios
28:13
Lo
primero que uno puede entender en la Biblia respecto a este tema es la
necesidad que tenemos de confesar nuestros pecados para que estos sean
perdonados. En proverbios se nos enseña que aquellos que no confiesan sus
pecados, sino que los encubren, jamás prosperaran ni alcanzaran la misericordia
de Dios, de allí la importancia de confesar nuestras transgresiones, pero ¿cómo
debemos hacerlo?
II. LA FORMA CORRECTA DE CONFESARSE DELANTE DE DIOS.
Puesto
que la confesión de pecados es determinante para el perdón de nuestros pecados,
es de gran importancia que nosotros comprendamos la forma correcta de cómo
hacerlo. Veamos lo que las Escrituras nos dicen en cuanto a cómo hacerlo.
1. La confesión debe reconocer nuestra culpa por nuestros pecados.
“Si decimos que no tenemos
pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros”.
1 Juan 1:8
En
primer lugar, la confesión de nuestros pecados debe ser resultado de un
verdadero arrepentimiento que reconoce su culpa por las faltas cometidas. Juan
nos dice que aquellos que no consideran la culpa por sus pecados se engañan a
sí mismo: Si
decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no
está en nosotros. De nada sirve la confesión de nuestros pecados si
este no proviene de un corazón contrito y humillado, Dios jamás lo considerara;
pero aquel que reconoces sus pecados y los confiesa en verdadero
arrepentimiento Dios lo atiende: “Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al
corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios”, (Salmo
51:17).
2. La confesión de nuestros pecados debe ir dirigida a Jesús.
“Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda
maldad. Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra
no está en nosotros”.
1 Juan 1:9-10
En
segundo lugar, la confesión por nuestros pecados debe ir dirigida a Jesús.
Nuestras confesiones no deben realizarse delante de hombres con el fin de que
estos nos absuelvan, a menos que sea delante de un creyente maduro que nos dará
un consejo para superarlos, pero antes de confesarse delante de un hombre es
clave que la declaración de nuestras transgresiones sean dirigidas a Jesús con
el fin de que él nos perdone: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para
perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Si decimos que no hemos
pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Solamente Jesús tiene la potestad de perdonar pecados y por ello debemos creer
en su fidelidad y justicia que son la garantía que se nos da para que al
confesarlos seamos perdonados: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre
bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos”,
(Hechos 4:12).
3. Debemos confesar a Jesús como Señor y Salvador.
“Que si confesares con tu
boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los
muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la
boca se confiesa para salvación”.
Romanos
10:9-10
Finalmente,
después de haber confesado nuestros pecados en completo arrepentimiento,
debemos confesar a Jesús como Señor y Salvador de nuestra vida. Pablo nos
enseña esto, primero confesarlo como nuestro Señor: Que si confesares con tu boca que Jesús es el
Señor. Esto significa afirmar y permitir que Jesús sea el dueño
absoluto de nuestra vida, renunciar a nuestra vida de pecado y sometiéndonos a
su palabra. Y segundo, creer en Jesús como nuestro Salvador: y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Creer que
su sacrificio es suficiente para que yo sea salvo, cuando esto es así Pablo
afirma que seremos perdonados de nuestras iniquidades: Porque con el corazón se cree para justicia,
pero con la boca se confiesa para salvación.
CONCLUSIÓN.
La
Biblia nos enseña la necesidad que tenemos de practicar la verdadera confesión
por nuestros pecados, ya que si no lo hacemos jamás prosperaremos y no
alcanzaremos la misericordia de Dios (Proverbios 28:13). Para realizar una
verdadera confesión debemos:
1.
Confesar
nuestros pecados en verdadero arrepentimiento reconociendo nuestra culpa (1
Juan 1:8).
2.
Confesar
nuestros pecados únicamente a Jesús para que sean perdonados (1 Juan 1:9-10).
3.
Confesar
a Jesús como Señor y creer en Él como Salvador (Romanos 10:9-10).
Excelente para mi tarea
ResponderBorrarMuy buen material, felicitaciones... Dios le Bendiga 🤗
ResponderBorrargracias por esta enseñanza
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