“No temáis, manada
pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino”.
Lucas 12:32
INTRODUCCIÓN
No temáis, manada pequeña… con estas dulces y pictóricas palabras
el Señor transmite un sentimiento de seguridad a todos sus discípulos, especialmente
porque vivían en un mundo lleno de amenazas e incertidumbres, rodeados de
temores y amenazar. Hoy en día nuestra realidad no es muy diferente, pero en
Cristo Jesús podemos tener una vida llena de seguridad, paz y libre de todo
temor ya que a
vuestro Padre le ha placido daros el reino. ¿Pero cómo es esto posible?
Veamos mas a detalle este tema.
En Cristo no hay nada que temer |
I.
EN EL MUNDO EXISTEN
MUCHOS TEMORES.
“Huye el impío sin que
nadie lo persiga; más el justo está confiado como un león”.
Proverbios
28:1
Este
Proverbio nos dice en su primera parte una realidad de este mundo: Huye el impío sin
que nadie lo persiga. Debido a su estado de condenación y a la
ruptura que existe en su relación con Dios por causa de su pecado, este vive inquieto,
en ocasiones sin ninguna razón, pero su misma vida de maldad lo acusa y
preocupa ya que no goza del respaldo divino, pero en otras ocasiones hay muchos
factores que pueden preocuparlo en gran manera. Por ejemplo, la delincuencia y
sus trágicas consecuencias, la injusticia social, las enfermedades incurables,
la banca rota, la brujería y opresión diabólica, los accidentes trágicos, entre
otras, son las cosas a las que este mundo le temen. Sin embargo, hay forma de
vivir en este mundo libre de todos estos temores que afligen a las personas, ya
que, mientras el impío huye sin que nadie lo persiga; el justo esta confiado
sin que nadie lo persiga: más el justo está confiado como un león. Pero
¿cómo es posible vivir sin temores en este mundo?
II.
EN CRISTO JESÚS NO HAY
NADA QUE TEMER.
“En el amor no hay temor,
sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí
castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor”.
1 Juan 4:18
Juan
nos confirma que en Cristo Jesús no hay nada que temer ya que el perfecto amor
echa fuera todo temor, y esta seguridad proviene de la seguridad de que aquel
que vive para Dios tiene la garantía de estar en sus manos. Esta seguridad
proviene de una experiencia espiritual que prácticamente esta basada en lo que
Cristo nos ofrece. Veamos en qué consisten esta seguridad.
1. En
Cristo no hay más culpa y temor de la condenación.
“De cierto, de cierto os
digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no
vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida”.
Juan 5:24
Una
de las cosas que este mundo le teme es a la muerte debido a que su alma no está
preparada debido a todos sus pecados. La primera seguridad que tenemos en
nuestra vida es la salvación de nuestra alma lo cual ahuyenta el temor a la
condenación y juicio divino. El mismo Jesús lo aseguro que aquel que creen en
El ha pasado de muerte a vida y no vendrá a condenación.
2. En
Cristo no existe nada que temer porque Cristo ha vencido el mundo.
“Estas cosas os he
hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero
confiad, yo he vencido al mundo”.
Juan 16:33
Como
ya vimos hay muchas cosas malas a las cuales el mundo le teme, pero en el caso
del cristiano no hay nada que temer porque Cristo ha vencido este mundo. La
obra de reconciliación que Jesús opera en nosotros trae paz, una paz que no depende
de los factores externos que nos rodea, no depende de nuestra buena salud, o situación
económica o de cualquier circunstancia que puede traer seguridad; sino nuestra
paz depende de la comunión que existe entre Dios y nosotros, producto de que
Cristo perdono todos nuestros pecados. Aun así, en el mundo hay muchas
circunstancias que trataran de robar la paz que Dios nos ha otorgado, pero debemos
confiar porque nuestra victoria no está en función de nuestras fuerzas o
recursos, sino depende de Cristo, el cual ha vencido la muerte y a este mundo.
3. En
Cristo no debemos temer el día de mañana porque nada nos faltara.
“Por tanto os digo: No os
afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por
vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el
cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni
siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No
valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que
se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?
Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os
digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió, así como uno de ellos. Y
si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste
así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues,
diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los
gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis
necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia,
y todas estas cosas os serán añadidas”.
Mateo 6:25-33
Otras de
las cosas que este mundo teme es al futuro incierto, muchos se preocupan de que
comerán, o que vestirán, o como harán frentes a sus necesidades básicas o
compromisos económicos. Sin embargo, para los cristianos debe de ser diferente,
porque nuestra seguridad y sustento proviene de la provisión de Dios. Por ello Jesús
exhorto a sus discípulos a no estar afanados por nada. Para los judíos el pan y
el vestido eran asuntos de suma preocupación, así como hoy en día existen muchos
compromisos económicos que el hombre tiene que hacerle frente mes a mes, no
obstante, Jesús ratifica que Dios tiene cuidado de todas estas cosas. El Señor
dicen: Mirad las
aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro
Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién
de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo?
Alguna vez hemos considerado esta verdad, cuantas aves existen en el mundo y
ninguna de ella muere de hambre, y sin sembrar y tener graneros nuestro Padre
celestial las alimenta. También dijo: Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni
hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió, así como
uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el
horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?
Si el Padre tiene este detalle con la hierva del campo de vestirla con tanta esplendidez
de tal forma que hoy es y mañana es echada al fuego, cuánto mas no hará por sus
hijos. Debido a esta confianza nosotros los cristianos no tenemos que temer al
futuro porque tenemos un Padre que tiene cuidado de todos nosotros, aun cuando
el mundo se preocupa por la inestabilidad nacional, o por la escasez de trabajo
y falta de oportunidades, o por la crisis económica, nosotros sabemos que
Cristo cuida de nosotros y lo que tenemos que hacer es buscar primeramente su
reino y justicia, y todo esto vendrá por añadidura: No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos,
o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas
cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas
cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas.
CONCLUSIÓN.
Por
tanto, no debemos temer a nada en este mundo, nuestro único temor debe ser el Señor
para vivir santa y piadosamente, siendo perfeccionados cada día en su amor. Cuando
un hombre se reconcilia con Dios y sus pecados le son perdonados, la salvación que
se le ofrece trae una paz a su corazón con la plena certeza que:
1.
En
Cristo no hay más culpa y temor de la condenación.
2.
En
Cristo no existe nada que temer porque Cristo ha vencido el mundo.
3.
En
Cristo no debemos temer el día de mañana porque nada nos faltara.
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