“Y dijo: Anda, y di a
este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.
Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para
que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se
convierta, y haya para él sanidad. Y yo dije: ¿Hasta cuándo, Señor? Y respondió
él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya hombre en
las casas, y la tierra esté hecha un desierto; hasta que Jehová haya echado
lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de la
tierra. Y si quedare aún en ella la décima parte, ésta volverá a ser destruida;
pero como el roble y la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así
será el tronco, la simiente santa”.
Isaías
6:9-13
INTRODUCCIÓN
El
capítulo 6 de Isaías comienza con el llamamiento del profeta a su ministerio,
pero antes de enviarlo a la casa de Israel y Judá, el Señor le advierte que no
sería tan fácil, ya que su mensaje no sería escuchado porque los corazones de
sus oyentes estaban endurecidos. Hoy en día vivimos en un mundo muy parecido porque
pareciera que aunque el evangelio se predica, muchos no obedecen y se
convierten, y esto es porque han endurecido sus corazones, pero esto es muy
peligroso.
Israel no escucho a los profetas de Dios por la dureza de su corazón |
I.
EL PELIGRO DE UN
CORAZÓN ENDURECIDO.
Estos
versículos de Isaías nos muestran lo peligroso que es tener un corazón endurecido,
ya que es prácticamente insensible a la voz de Dios y va rumbo a su propia
ruina sin tener el suficiente discernimiento para salvarse a tiempo. Veamos de
acuerdo a estos versículos en qué consiste el peligro de tener un corazón endurecido.
1. Un
corazón endurecido no comprende las verdades bíblicas.
“Y dijo: Anda, y di a
este pueblo: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, mas no comprendáis.
Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega sus ojos, para
que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón entienda, ni se
convierta, y haya para él sanidad”.
El peligro de tener un corazón endurecido
radica en que la persona no es capaz de comprender las verdades bíblicas, y
esto definitivamente es un verdadero peligro porque si no creen en el
evangelio, jamás se salvaran. Dios le decía a su profeta que hablaría a estos
hombres pero no le creerían para convertirse de su maldad: Oíd bien, y no entendáis; ved por cierto, más
no comprendáis. Engruesa el corazón de este pueblo, y agrava sus oídos, y ciega
sus ojos, para que no vea con sus ojos, ni oiga con sus oídos, ni su corazón
entienda, ni se convierta, y haya para él sanidad. Jesús les dijo a
sus discípulos que a través de la proclamación de su mensaje, aquellos que
creyeran serian salvos; pero aquellos que no se perderían eternamente: “Y les dijo: Id por
todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere
bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado”,
(Marcos 16:15-16). Lamentablemente, muchos no creerán porque no entenderán la
gravedad de su situación y en su necio corazón se perderán. Hoy en día el
mensaje del evangelio se predica, pero muchos oyen mas no entiende; ven, más no
comprenden, ya que su corazón esta endurecido y por tanto, el mensaje glorioso
del evangelio que tiene poder de transformar la vida de aquellos que creen en
él no tiene ningún efecto.
2. Un
corazón endurecido conduce al desastre personal.
“Y yo dije: ¿Hasta
cuándo, Señor? Y respondió él: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin
morador, y no haya hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto;
hasta que Jehová haya echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares
abandonados en medio de la tierra. Y si quedare aún en ella la décima parte,
ésta volverá a ser destruida…”
Al
oír estas palabras Isaías se espantó al ver la indiferencia espiritual del
pueblo, y pregunto: ¿Hasta
cuándo, Señor?, y Dios le respondió: Hasta que las ciudades estén asoladas y sin morador, y no haya
hombre en las casas, y la tierra esté hecha un desierto; hasta que Jehová haya
echado lejos a los hombres, y multiplicado los lugares abandonados en medio de
la tierra. Y si quedare aún en ella la décima parte, ésta volverá a ser
destruida… Aquí vemos en que termina
aquella persona que endurece su corazón para no obedecer la voz de Dios y ser
salva, va rumbo al desastre. Israel por su corazón duro pereció, muy parecido
al faraón el cual cada vez que Moisés le hablaba y le ordenaba que obedeciera
la voz de Dios de dejar libre a su pueblo para que otra plaga no viniese, éste endurecía
su corazón no obedeciendo y como consecuencia era azotado una vez más: “Jehová dijo a
Moisés: Entra a la presencia de Faraón; porque yo he endurecido su corazón, y
el corazón de sus siervos, para mostrar entre ellos estas mis señales, pero
Jehová endureció el corazón de Faraón, y éste no dejó ir a los hijos de Israel”,
(Éxodo 10:19-20). Lo cierto es que aquellos que endurecen sus corazones para no
obedecer la palabra de Dios y persisten en sus pecados terminan siendo
destruidos por sus misma necedad: “El hombre que reprendido endurece la cerviz, de repente será
quebrantado, y no habrá para él medicina”, (Proverbios 29:1).
3. Un
corazón endurecido nos condena al infierno.
“… ni se convierta, y
haya para él sanidad”.
Finalmente, un corazón endurecido
conduce al hombre al infierno ya que jamás se arrepentirá de sus pecados y se convertirá
de su maldad: ni se convierta, y haya
para él sanidad.
Jesús en su parábola del sembrador nos habló del final de aquel que
tiene el corazón duro: “El sembrador salió a sembrar su semilla; y mientras
sembraba, una parte cayó junto al camino, y fue hollada, y las aves del cielo
la comieron… Y los de junto al camino son los que oyen, y luego viene el diablo y
quita de su corazón la palabra, para que no crean y se salven”,
(Lucas 8:5, 12). Esta parábola nos
ilustra que aquellos que tienen un corazón duro son semejantes a terreno duro
en el cual cae la semilla y esta no puede germinar ya que las aves del cielo se
la comen, así la palabra de Dios no logra su efecto porque estos se reúsan en
creer y humillarse, y al final, estos se pierden.
II.
LA EXHORTACIÓN A NO
ENDURECER NUESTRO CORAZÓN.
“… pero como el roble y
la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la
simiente santa”.
Con
todo esto, el Señor también arroja una palabra de esperanza: pero como el roble y
la encina, que al ser cortados aún queda el tronco, así será el tronco, la
simiente santa. El roble y la encina, son árboles que generalmente
viven muchos años y se adaptan a duras condiciones climáticas, especialmente la
encina, y aun quedando solo sus troncos, estos vuelven a retoñar. Así hoy en
día hay esperanza para el hombre, para que su corazón endurecido no lo conduzca
a la condenación eterna y para ello la carta a los Hebreos nos dice: “Por lo cual, como
dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros
corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, donde
me tentaron vuestros padres; me probaron, y vieron mis obras cuarenta años. A
causa de lo cual me disgusté contra esa generación, y dije: Siempre andan
vagando en su corazón, y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi
ira: No entrarán en mi reposo”, (Hebreos 3:7-11). La clave es
arrepentimiento. Debemos reconocer nuestros pecados y cambiar nuestra manera de
ver las cosas, porque nuestra vida nos conducirá a la destrucción, lejos de
Dios. Cada vez que escuchamos la palabra de Dios, pero no nos sometemos a ella,
ya sea porque no creemos, o porque no queremos renunciar al mundo, endurecemos
más y más nuestro corazón. Pero necesitamos recibir el consejo oportuno de la
palabra de Dios y volvernos a Cristo en completo arrepentimiento, ya que solo
así seremos salvos.
CONCLUSIÓN.
En
este texto vemos el peligro de tener un corazón endurecido, ya que los tales no
son capaces de comprender las verdades bíblicas y por tanto no se arrepienten
de sus pecados, yendo rumbo al desastre y condenación eterna. por ello, no
debemos endurecer nuestros corazones, sino debemos obedecer su palabra y procederá
todo arrepentimiento.
Me encanta este blog. Dios te siga bendiciendo con su gracia.
ResponderBorrarMuchas gracias Dios les continúe bendiciendo
ResponderBorrarCONOZCO UNA PERSONA QUE ES MUY BUENA PREDICANDO INCLUSO HA TENIDO UN ESPACIO EN UN MINISTERIO RADIAL CRISITANO Y A LA VEZ MAESTRA DE ESCUELA DOMINICAL. PERO HOY EN DIA LOS QUE LA CONOCEMOS QUEDAMOS PERPLEJOS DE SU ACTITUD NO ENTIENDE RAZONES Y APARTADA DE DIOS
ResponderBorrarPor un momento seguro miro al hombre y este la defraudo.
Borrarveremos muchos asi...pero usted y yo sigamos mirando a Cristo y dandole misericordi que alhun momento ella reconozca que no hay fruto solo tiene follage .es apariencia sin frutos
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