Ahora comprendemos mejor (Juan 16:29-30)


 

“Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios”.

Juan 16:29-30

INTRODUCCIÓN

                Después de tantas palabras los discípulos finalmente comienzan a comprender las palabras que nuestro Señor Jesús les ha estado dirigiendo. Si volvemos a recordar un poco, este discurso de Jesús a sus discípulos nos viene ocupando desde el capítulo 16, siendo así el discurso más largo de Él que podamos encontrar en los evangelios y tiene como propósito preparar a los discípulos para enfrentar el momento de la muerte de Cristo. Ahora los discípulos entienden claramente las palabras de su Maestro y esto nos enseña como también nosotros los cristianos llegamos a entender poco a poco las verdades espirituales de su palabra y conforme el tiempo avanza, nuestra relación de intimidad con Él se fortalece y llegamos a conocerle mejor.


comprender
Ahora comprendemos mejor


AHORA COMPRENDEMOS CLARAMENTE

“Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios”.

Juan 16:29-30

                Finalmente, todas aquellas palabras que Jesús había estado tratando de que sus discípulos entendieran hoy son claras para ellos: Le dijeron sus discípulos: He aquí ahora hablas claramente, y ninguna alegoría dices. Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios. Ahora entendían que Jesús iba a la cruz y que esto era solo un método para volver al Padre, porque Él venia de arriba, del cielo, y volvía hoy de regreso al cielo, ellos entendían que Jesús era el Hijo de Dios, que había salido donde mora el Padre y volvía a Él. Esto nos hace pensar en lo progresivo que es la revelación de Dios en nuestras vidas. Cuando Jesús inicio su ministerio sus obras fueron tan poderosas y su testimonio tan intachable que rápidamente gano muchos seguidores y entre ellos los 12 a los cuales llamo apóstoles. Al principio estos apóstoles veían a Jesús como un gran profeta, pero con el tiempo llegaron a entender que era el Cristo, el Hijo del Dios: “Aconteció que mientras Jesús oraba aparte, estaban con él los discípulos; y les preguntó, diciendo: ¿Quién dice la gente que soy yo? Ellos respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado. Él les dijo: ¿Y vosotros, quién decís que soy? Entonces respondiendo Pedro, dijo: El Cristo de Dios”, (Lucas 9:18-20). Sin embargo, a pesar de que ya se les había revelado de que Jesús era el Mesías, aun así no entendían cuando restauraría el reino y mucho menos la labor de reconciliar al mundo por medio de proclamar su fe, por ello, después de resucitar, el Señor les explica las cosas para que las comprendan mejor: “Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén”, (Lucas 24:44-47). Si nos damos cuenta, fue hasta después de su resurrección que el entendimiento de los discípulos fue abierto para comprender el ¿por qué de su muerte? y ¿qué participación tendrían ellos en la nueva disposición que venía?, la dispensación de la gracia. Y así fue de progresiva la revelación de Cristo en la vida de los apóstoles, al principio lo vieron como un gran profeta al cual querían seguir, luego entendieron que era el Cristo, el Hijo de Dios, luego entendieron por qué tuvo que ir a la cruz, luego, su resurrección afirmo su fe y entendieron que tenían que predicar su mensaje para salvación de las almas y así sucesivamente fueron entendiendo las cosas de Dios y así es en la vida de todo creyente. Nosotros los cristianos debemos esforzarnos y ser diligentes en cuanto a conocer a Dios y a su Hijo amado. Para llegar a conocer a Dios podríamos enumerar al menos dos formas de hacerlo, la primera seria a través de la Biblia que es la única revelación de su palabra y fuera de ella no hay más revelación. Luego, en segundo lugar, podríamos decir que conocemos a Dios conforme crece nuestra relación de amor y experiencias privadas con Él.


                Comprender y conocer a Dios a través del estudio de su palabra.

Podemos llegar a conocer y comprender a Dios por medio de la Biblia. La revelación de Dios se encuentra plasmada en los 66 libros de la palabra de Dios, la Biblia, y fuera de ella no existe más revelación que pueda venir de sueños o visiones ya que el Cannon bíblico está cerrado. Conforme avanzamos en nuestra vida, la revelación de la palabra de Dios es progresiva, al principio, comenzamos a entender quién es Jesús, los temas básicos de la fe cristiana, la obra de salvación que el Señor ha operado en nosotros, aprendemos el ABC de la vida cristiana y así sucesivamente es de esperarse que avancemos en el entendimiento de las verdades espirituales de las Sagradas Escrituras. Hoy en día los cristianos tenemos la ayuda del Espíritu Santo el cual nos da el entendimiento para comprender mejor las verdades de su palabra ya que todo lo que la Biblia contiene se han de discernir espiritualmente: “Lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”, (1 Corintios 2:13-14). Sin embargo, el poder llegar a entender las cosas de Dios a través del estudio de la Biblia también implica un esfuerzo humano, ya que si el hombre no pone diligencia a esta obra, difícilmente llegara a conocer las verdades de Dios, por ello, el autor de la carta a los Hebreos amonesta a sus lectores ya que por su descuido no habían crecido en el conocimiento de la palabra de Dios: “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido. Y todo aquel que participa de la leche es inexperto en la palabra de justicia, porque es niño; pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal”, (Hebreos 5:12-14).


Comprender y conocer a Dios a través de la oración.

                Otra forma de llegar a comprender y conocer mejor a Dios es a través de una vida de oración. Orar implica hablar con Dios, y es obvio que en una relación el poder platicar es clave para llegar a conocerse mejor. En el libro de Jeremías dice: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”, (Jeremías 29:11-13). Definitivamente al ser humano se le hace difícil entender los designios de Dios y a veces no logramos comprender sus planes, pero lo cierto es que Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, un plan de bien y a través de la oración podemos pedir sabiduría y dirección para conocerlo. El Señor promete que aquellos que lo invoquen y oren a Él, los oirá, y no solo eso, sino que aquellos que le busquen de corazón sincero lo encontrarán. Este proceso de búsqueda y respuesta a través de la oración nos ayuda a conocer más a Dios y fortalece nuestra relación con Él.

 

Comprender y conocer a Dios a través de cultivar nuestra vida de intimidad con Él.

                También podemos llegar a conocer mejor a Dios a través de cultivar nuestra vida de intimidad con Él y así gozar de experiencias privadas de amor que confirman nuestra fe. Cuando no somos negligentes en nuestro estudio de su palabra, con nuestra vida de oración, en la meditación de su palabra y vida congregacional, nuestra vida de intimidad con Dios nos ayuda a entenderlo y conocerlo más, pero no en el sentido de obtener nuevas revelaciones, sino para confirmar todo aquello que su palabra ya nos enseña. Cuando tenemos un tiempo de oración y vida devocional para adorar y meditar en su palabra, el Señor puede traer a nuestras vidas paz y gozo, darnos dirección divina en nuestras vidas y guiar nuestro corazón a tomar las mejores decisiones. Nosotros aprendemos a sentir su presencia, a entender su voluntad y oír su voz en nuestro corazón. Cuando todo esto pasa, nuestra relación personal con Dios crece y se hace fuerte y nace una fuerte convicción acerca de lo que Cristo significa para cada uno de nosotros a tal punto que deseamos agradarle en todo y es imposible que alguien que establece una verdadera relación de amor con Él decida continuar en el pecado ya que tiene al Espíritu Santo quien lo reprende: “Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado”, (1 Juan 3:24). Por tanto, si nosotros perseveramos en el estudio de su palabra, en presentarnos en oración cada día y en cultivar nuestra vida devocional con todas aquellas virtudes del evangelio podemos llagar a conocer a Dios y a su Hijo amado y llegar a experimentar una verdadera intimidad con su Santo Espíritu.


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