¿Restaurarás el reino a Israel? (Hechos 1:6-7)


 

“Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”.

Hechos 1:6-7

 

INTRODUCCIÓN

                   Como ya vimos, después de que nuestro Señor Jesucristo resucito de entre los muertos al tercer día, se les apareció durante 40 días a sus discípulos, comiendo con ellos, les dio instrucciones y los preparó para la obra que pronto iniciarían. Ahora, antes de que Él ascienda a los cielos para estar a la diestra de su Padre celestial, estos le hacen una pregunta referente al reino, y es que, si restauraría el reino a Israel, lo que nos muestra que aún no comprendían del todo el propósito del Señor de establecer primeramente un reino espiritual en esta tierra, antes de establecer el terrenal.

 

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¿Restaurarás el reino a Israel?

¿RESTAURARÁS EL REINO A ISRAEL?

“Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?”.

Hechos 1:6

                 Sus discípulos sabían que la ascensión de nuestro Señor estaba pronta, que Él se iría para estar al lado de su Padre y entonces les surge una duda: Si tu te vas, entonces, ¿qué de restaurar el reino a Israel? Por ello le preguntan: Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Esta pregunta revela que los discípulos aun no comprendía perfectamente la misión de Jesús de acercar el reino de Dios a los hombres, porque como el resto de los judíos, ellos esperaban que el Mesías trajese un reino terrenal que gobernaría soberanamente sobre este mundo, de allí que para la mayoría de ellos el Mesías tenia que ser una especie de estratega militar, valeroso guerrero como lo fue David; sin embargo, Jesús venia a establecer un reino totalmente diferente a este, su reino como se lo dijo a Pilato no era de esta tierra, sino espiritual: “Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí”, (Juan 18:36). En el pasado, Israel llego a establecerse como una nación fuerte y soberana, fue en tiempos de David que esta se estableció y sometido a todos sus enemigos, muchos de los cueles llegaron a pagar impuestos a Israel y más tarde, en tiempos de Salomón, el reino experimentó una época de oro, donde la gloria de Dios se manifestaba en el Templo y la fama del reino se extendió a todas las naciones que rodeaban a la nación. Sin embargo, por causa de sus pecados, la nación de Israel decayó espiritualmente lo que los llevo al fracaso político y económico. Primero el reino se dividió en dos partes, el reino del norte con 10 tribus, y el reino del sur, con 2. Luego, sus muchos pecados llevaron a Israel, el reino del norte, a decaer hasta que son conquistados por los asirios y deportados a Babilonia. Años después, Juda, el reino del sur, también cayó a manos de los babilonios, sus muros fueron destruidos, su templo fue quemado y los que sobrevivieron, fueron deportados a Babilonia. Desde este momento, Israel dejó de ser una nación independiente, pasaron 70 años en el cautiverio, luego después de eso regresaron, pero nunca lograron ser una nación totalmente independiente como fue en tiempos de David y Salomón. Durante toda esta época, vivieron sometidos a los babilonios, luego por los persas, después por los griegos y para el momento donde le hacen esta pregunta a Jesús estaba bajo el yugo romano. Ahora bien, el hecho de que Israel hubiese perdido su soberanía por causa de sus pecados no significaba que Dios se olvidaría de ellos, porque en una profecía le había prometido a David que uno de sus descendientes se sentaría en su trono para reinar para siempre: “Y cuando tus días sean cumplidos, y duermas con tus padres, yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas, y afirmaré su reino. El edificará casa a mi nombre, y yo afirmaré para siempre el trono de su reino”, (2 Samuel 7:12-13). Por ello el Ángel cuando le anuncia a María el nacimiento de Jesús, le dice que este niño que nacería sería el cumplimiento de aquel hijo que se le prometió a David que se sentaría para siempre en su trono: “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”, (Lucas 1:31-33). Aunque hoy por hoy Israel ha logrado establecerse como una nación soberana, pero sus muchos enemigos que los rodean amenazan con destruirlos, sin embargo, el Señor no se ha olvidado de la promesa hecha a David y un día nuestro Señor vendrá a establecer su reino en esta tierra, sin embargo, por el momento, como iglesia debemos comprender que antes de que se establezca este reino terrenal, debemos contribuir con la proclamación del evangelio para acercar el reino espiritual del cual Jesús estaba interesado que los hombres conocieran antes.

 

TIEMPOS Y SAZONES

“Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad”.

Hechos 1:7

                  Ante la pregunta de sus discípulos, nuestro Señor responde: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad. Es interesante las dos palabras griegas que Lucas usa aquí para hablar de tiempos y sazones. La palabra que se traduce como tiempo es cronos (χρόνος) y la palabra griega que se traduce como sazones es kairos (καιρός). En un sentido básico, ambas son unidades de tiempo, no obstante, cronos es considerado el tiempo o temporadas que pasan a lo largo de toda la historia de la humanidad, es cualquier instante del momento que una persona está viviendo; pero en el caso de kairos, es un tiempo oportuno, es decir, es un momento previamente preparado por Dios para que un acontecimiento se de en la historia humana. Así que, en este caso, Jesús les dice a sus discípulos que en el caso de cuando será restaurado el reino de Israel, ese momento solo Dios lo conoce y ha decidido no revelarlo al hombre, por tanto, su enfoque debía estar en lo que si ya se les había revelado y esto era la de dar testimonio a todas las naciones predicando el mensaje del evangelio. Por tanto, esto nos enseña que, si bien es cierto, hay verdades que su palabra revela, pero no dan fechas exactas de cuando ocurrirán, como el rapto de la iglesia o la gran tribulación, pero si hay muchas más cuya revelación ha sido compartida a nosotros y debemos vivir por ellas. A lo largo de la historia muchos falsos profetas se atrevieron a profetizar cosas que la mismas Escrituras enseñan que están veladas al hombre y no se pueden descifrar. Por ejemplo, respecto a su segunda venida el Señor dijo: “Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre”, (Mateo 24:36). Aun con esta advertencia, algunos falsos profetas como Elena de White y Charles Russell se atrevieron a anunciar la fecha de su advenimiento lo cual obviamente termino en gran fracaso. La Biblia nos dice que el reino de Israel se restaurara completamente durante el milenio ya que Jesús se sentara en el trono y reinara por mil años en esta tierra: “Y vi tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar; y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años”, (Apocalipsis 20:4). El milenio tendrá lugar después de los 7 años de gran tribulación, pero, cuando entonces iniciará la gran tribulación. Eso no lo sabemos y tratar de averiguarlo es imposible ya que al respecto la Biblia guarda silencio y lo único que podemos hacer es vigilar y estar preparados para su pronto regreso. Moisés dijo algo parecido a todo esto que hemos estaba hablando: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; más las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley”, (Deuteronomio 29:29). Esto es muy parecido a lo que Jesús esta tratando de decirles a sus discípulos, porque las cosas secretas son para Dios, es decir, la fecha exacta del rapto de la iglesia, o de la gran tribulación o de su segunda venida, pero las cosas que si nos ha revelado son para nosotros, para vivir por ellas, para poner sus mandamientos por obra, para anunciar sus preceptos al mundo perdido, para conocerlo cada día más, y este debe ser nuestro enfoque, obedecer aquello que si se nos ha revelado. Al final, Jesús les dijo a sus discípulos que no les correspondía a ellos conocer la fecha en la que se restablecería el reino a Israel, pero sí tenían una tarea que realizar, proclamar su evangelio para acercar el reino de Dios a los hombres, un reino espiritual que los direccionaría a través de la fe en Jesús a la vida eterna.

 


1 comentario:

  1. Excelente, Dios les bendiga siempre con sabiduría y su presencia. Me ha ayudado mucho.

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