Noemí regresa con Rut a Belén (Rut 1:19-22)


 

“Anduvieron, pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén; y aconteció que, habiendo entrado en Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ellas, y decían: ¿No es esta Noemí? Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme, Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido? Así volvió Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada”.

Rut 1:19-22

INTRODUCCIÓN

               Con estos versículos, del 19 al 22, el capítulo 1 del libro de Rut llega a su fin. Hemos visto cómo una familia salió de Belén en tiempos de una hambruna con el fin de buscar una mejor vida y así emigraron a la tierra de Moab, sin embargo, las cosas no salieron tan bien, porque después de 10 años en esa tierra, el esposo y los dos hijos de Noemí habían muerto, y esto lleno de mucho sufrimiento a esta mujer por lo que, no teniendo ya nada, decide volver a su pueblo, pero su nuera, Rut, la moabita, la acompaña.

 

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Noemí regresa con Rut a Belén


TODOS SE SORPRENDE DE VER A NOEMÍ

“Anduvieron, pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén; y aconteció que, habiendo entrado en Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ellas, y decían: ¿No es esta Noemí?”.

Rut 1:19

                Después de todo lo que le había acontecido a Noemí, esta regresa a su pueblo, en Israel, a Belén. Si recordamos habían pasado 10 años desde que la familia de Noemí había partido a Moab y ahora estaban de regreso, tiempo en el cual su esposo e hijos habían muerto: “Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años. Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido”, (Rut 1:3-5). Aunque las cosas estaban yendo mal en la vida de Noemí, el Señor no la había abandonado, porque, a pesar de que hizo solo con su nuera Rut el viaje de regreso a Belén, nada malo les había pasado en el camino y dos mujeres indefensas llegaban bien a su destino: Anduvieron, pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén. Conocer con exactitud la ruta que Noemí y Rut siguieron para ir de Moab a Belén es difícil, saber cuántos días se tardaron y la distancia recorrida no lo podríamos afirmar con seguridad, lo que si sabemos es que fue un viaje difícil para dos mujeres solas, primero por la edad que Noemí debió tener para este momento, era 10 años más vieja que cuando salió de Belén, esto aunado al hecho de la geografía de Moab, ya que era un tanto difícil de recorrer si el destino era Belén ya que algunas barreras geográficas lo rodeaban. Si observamos un mapa de esta época, al oeste estaba el mar Muerto y la parte baja del Jordán; sobre el sur estaba el gran cañón del arroyo Zered que dividía Moab de Edom. Además, desiertos rodeaban los límites de Moab al sudeste y oeste. Sobre todo, también existía el peligro de bandidos que solían asaltar a los viajeros y dos mujeres indefensas eran una buena presa. Sin embargo, a persa de todo esto, el Señor la guio y guardo durante todo su camino. En medio de la calamidad uno tiene que aprender a ver la benevolencia de Dios. A veces puede ser que por nuestras malas decisiones nos encontremos en situaciones que nos producen sufrimiento, pero debemos reconocer nuestra responsabilidad en el asunto, no culpar a Dios por ello, sino entender que son las consecuencias de nuestras malas decisiones y acciones, el resultado de vivir en un mundo lleno de maldad e injusticia; pero si nos volvemos a Dios y aprendemos a ver su benevolencia a favor de nosotros, podemos superar cualquier situación difícil, nos hará el camino a la restauración más tolerable. Noemí se encontraba viviendo una dura experiencia, pero Dios la había protegido a ella y su nuera para que nada malo les pasara y llegara con bien a Belén.


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Mapa de Israel en tiempo de los jueces


Después de 10 años la apariencia de Noemí debió haber cambiado, porque las personas que la conocieron en el pasado se sorprendieron de volverla a ver: y aconteció que, habiendo entrado en Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ellas, y decían: ¿No es esta Noemí? Los habitantes de Belén se sorprendieron de ver de nuevo a Noemí en su actual condición, tanto física como económica, como viuda se había convertido en una desposeída, los años de sufrimiento debieron haber afectado también su apariencia física y el hecho de que una moabita la acompañara también debió haber llamado la atención, de allí que todos se preguntaran si realmente era Noemí esa mujer que sus ojos contemplaban.


¿DIOS LA HABÍA ABATIDO?

“Y ella les respondía: No me llaméis Noemí, sino llamadme, Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?”.

Rut 1:20-21

              Ante la admiración de los habitantes de Belén, Noemí responde: No me llaméis Noemí, sino llamadme, Mara... Tanta era la tragedia que Noemí estaba pasando que ella misma pidió de que ya no la llamasen por el nombre que la habían conocido en el pasado, sino pidió que la llamaran Mara. El nombre Noemí proviene del hebreo Noemí (נׇעֳמִי), que significa placentera, pero ahora todo lo placentero en su vida desaparece y en su lugar su vida se llena de sufrimiento y amargura, por eso pide que ahora la llamen Mara, nombre que se traduce del hebreo Mará (מָרָא), que literalmente significa amargo. En sus palabras podemos detectar la razón de su amargura: …porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías… En estos versículos podemos encontrar dos de los nombres que Dios recibe en el Antiguo Testamento, el primero que aparece es el Todopoderoso, el cual se traduce del hebreo Shaddái (שַׁדַּי), el cual nos habla de su omnipotencia: “Por tanto, tú te has engrandecido, Jehová Dios; por cuanto no hay como tú, ni hay Dios fuera de ti, conforme a todo lo que hemos oído con nuestros oídos”, (2 Samuel 7:22). Para Dios no hay nada imposible: “porque nada hay imposible para Dios”, (Lucas 1:37). El segundo nombre que aparece en la versión Reina Valera 1960 es Jehová, el cual se traduce del hebreo Yavé (יְהֹוָה), el cual otros pronuncian como Yejová o Yahweh, como sugirieron los masoretas. Si bien es cierto su pronunciación exacta es difícil de determinar y de allí que otras versiones prefieren traducir dicha palabra hebreo como El Señor. Este nombre hace referencia a Dios como el Gran Yo Soy, el Auto Existente, el eterno: “Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros”, (Éxodo 3:14). Ahora, volviendo al texto de Rut, Noemí afirma que el Todopoderoso la había puesto en gran amargura y ella había partido llena de Belén, pero después de 10 años Jehová la había vuelto con las manos vacías. ¿Era así? ¿Significan estas palabras de que Dios era el culpable de todo lo que le pasaba? Realmente no en el sentido de que Dios se complace en el sufrimiento humano o es un Dios cruel, sin embargo, no nos libra de las consecuencias de nuestros pecados cuando ignorando el consejo de su palabra decidimos perseverar en ellos. Ahora, las palabras de Noemí no deben entenderse como un intento de culpar a Dios por todo lo que le había pasado, sino un reconocimiento de la soberanía de Dios en su vida, aceptando las consecuencias de sus decisiones, amparándose a la misericordia de Dios. En la parte final del versículo 21 podemos encontrar una vez más esta aseveración y lo hace haciendo uso de un paralelismo sinónimo, una característica literaria de la poesía hebrea: ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido? Jehová había dado testimonio contra ella, el Todopoderoso la había afligido, con ambas frases se expresa la misma idea, no para culpar a Dios por sus actuales aflicciones, sino para reconocer su soberanía y las consecuencias de ir en contra de su voluntad.

 

UNA ESPERANZA A LO LEJOS

“Así volvió Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada”.

Rut 1:22

                 Sabemos que el deseo de Dios es de bien para todos nosotros, pero la realidad del pecado en nuestras vidas nos aleja de ese propósito y puede llevar a las personas al sufrimiento y condenación eterna, pero aquellos que como Noemí reconocen su culpa y se vuelven a Dios tienen esperanza de ser restaurados. Aunque Noemí estaba atravesando por una tragedia, los siguientes versículos nos sugieren una esperanza en todo esto: Así volvió Noemí, y Rut la moabita su nuera con ella; volvió de los campos de Moab, y llegaron a Belén al comienzo de la siega de la cebada. Hay dos cosas que podemos sacar de este versículo, lo primero es que volvieron a Belén, lo cual es un simbolismo de volverse a Dios arrepentido. Lo primero que debemos hacer es volvernos a Dios. Lo segundo es que era el comienzo de la siega de la cebada, es decir, los tiempos de hambruna habían pasado y eso era un rayo de esperanza, no solo para los habitantes de Belén, sino para Noemí, porque el Señor habría de obrar a favor de su vida tal y como lo veremos más adelante.

 

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