“¿Qué, pues? Que, no
obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y
en esto me gozo, y me gozaré aún. Porque sé que, por vuestra oración y la
suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación,
conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien
con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi
cuerpo, o por vida o por muerte”.
Filipenses 1:18-20
INTRODUCCIÓN
Pablo continua su discurso en su
carta referente a las dificultades que el avance del evangelio presenta y ahora
se extiende un poco más en estos tres versículos. Como ya vimos, las
dificultades no estarán ausentes durante el trabajo de la obra de Dios, es más,
Pablo se encontraba prisionero en este momento por su testimonio de Cristo
Jesús, no obstante, su gozo no había desaparecido, es más, buscaba ver el
panorama positivo de sus prisiones y la oposición de sus enemigos como algo que
estaba contribuyendo al avance del reino de Dios y ponía toda su fe en las
oraciones que los filipenses hacían por él.
La esperanza de Pablo en sus cárceles
EL GOZO DEL APÓSTOL EN TODO MOMENTO
“¿Qué, pues? Que, no
obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo es anunciado; y
en esto me gozo, y me gozaré aún”.
Filipenses 1:18
Como dijimos en estudios anteriores,
uno de los temas principales en esta carta a los Filipenses es el gozo del
cristiano y en todos estos versículos podemos verlo, porque un verdadero
maestro lo estaba enseñando, no como mera teoría, o como alguien que había recibido
un curso o seminario intensivo acerca del gozo, sino, como un verdadero maestro
versado en el tema y como alguien que lo había vivido y experimentado plenamente.
Definitivamente el mejor maestro es aquel que enseña algo que él ha vivido, algo
que ha experimentado y Pablo realmente tenia mucho que enseñar acerca del gozo.
El gozo va más allá de una alegría, una alegría es una emoción temporal que se
manifiesta cuando existen condiciones que la producen. Si las condiciones son idóneas
y motivadoras para la persona se produce la alegría, de lo contrario no. En cambio,
el gozo, más que una emoción, es un estado de permanente regocijo que el
cristiano experimenta como consecuencia de su comunión con Cristo y en ese
sentido, el gozo no depende de las circunstancias que nos rodean, sino
de nuestra constante comunión con Dios, de tal manera de que, si esta se rompe,
y solo puede romperse por causa del pecado, nuestro gozo se va. Aun así, podríamos
preguntarnos cómo mantener el gozo aún cuando pasemos por las peores
dificultades. Bueno, en esta carta el apóstol nos irá dando algunos consejos al
respecto que en su momento consideraremos, pero en ese versículo 18 nos sugiere
uno y es de tratar de ver el panorama positivo en medio de las dificultades.
Pablo estaba en la cárcel, cualquiera se hubiera derrumbado emocionalmente,
pero no Pablo, porque aún en medio de su encarcelamiento, veía el panorama
positivo de todo esto. ¿Pero, qué de bueno había de estar encarcelado? El apóstol
había sido capaz de visualizar su situación desde la perspectiva correcta. Es
cierto, el aceptaba sus prisiones, pero también veía que a pesar de que estaba
preso, esto no había detenido el avance del evangelio, la iglesia de Filipos
estaba firme a pesar de todo y aún más, porque sus enemigos estaban predicando
el evangelio con el fin de darle celos, pero lejos de eso se alegraba, porque
esto provocaba que aún más el evangelio avanzara: “¿Qué,
pues? Que, no obstante, de todas maneras, o por pretexto o por verdad, Cristo
es anunciado; y en esto me gozo, y me gozaré aún. Alguien ha dicho
que hay dos formas de ver un vaso de agua medio lleno, o nos enfocamos en la
parte media vacía, que equivale a contemplar nuestras debilidades y lo que no
tenemos, o nos enfocamos en la parte media llena, lo que si tenemos y lo que
podemos hacer. Aunque nos encontremos en dificultades o las cosas no estén
saliendo tan bien, enfoquémonos en ver lo bueno que tenemos, nuestra familia,
nuestra salud, la provisión de Dios, sus promesas y otras bendiciones, porque eso
hará que nuestro gozo sea manifiesto aún en medio de las dificultades.
CONFIANDO DE LAS ORACIONES DE INTERCESIÓN A FAVOR DE SU VIDA
“Porque sé que, por
vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará
en mi liberación, conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré
avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será
magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte”.
Filipenses 1:19-20
La cárcel no había desanimado a
Pablo, él se encontraba confiando en su Señor, veía sus prisiones como otro medio
a través del cual Dios glorificaba su nombre y el evangelio progresaba ya que aún
sus enemigos estaban predicando el evangelio. Además de todo esto, su
esperanza estaba puesta en las oraciones de intercesión que los filipenses hacían
a favor de su vida: Porque sé que, por
vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará
en mi liberación, conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré
avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será
magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte. En nuestras
vidas también necesitamos el apoyo de otros cristianos y Pablo sentía el
apoyo que los filipenses le proveían, ese sentimiento de amistad y amor
provocaba en él un gozo, de tal manera de que sabía que gracias a sus oraciones
y el respaldo de Dios seria liberado de su cárcel y no sería avergonzado,
antes, el Señor se glorificaría en él, ya sea en su vida o incluso su muerte. A
veces la vida cristiana no puede ser fácil, pero debemos confiar en el Señor,
porque al final nuestra fe será recompensada, las oraciones de los unos por los
otros son importantes ya que nos fortalece y en todo momento debemos cuidar que
nada robe el gozo de mantener nuestra comunión con Dios.
Dios le bendiga grandemente mi hermano Walter, por la constancia de ir estudiando libro por libro y recibir las bendiciones que encontramos en esta carta de filipenses, conocida como la carta del gozo por medio de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo con la ayuda de su Santo Espíritu. Amén.
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