“Entonces se levantó con
sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que
Jehová había visitado a su pueblo para darles pan. Salió, pues, del lugar donde
había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para volverse a
la tierra de Judá. Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la
casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho
con los muertos y conmigo. Os conceda Jehová que halléis descanso, cada una en
casa de su marido. Luego las besó, y ellas alzaron su voz y lloraron, y le
dijeron: Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo. Y Noemí respondió:
Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de ir conmigo? ¿Tengo yo más hijos en el
vientre, que puedan ser vuestros maridos? Volveos, hijas mías, e idos; porque
yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza tengo, y esta
noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos, ¿habíais vosotras de
esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar por amor a
ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano
de Jehová ha salido contra mí. Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y
Orfa besó a su suegra, más Rut se quedó con ella”.
Rut 1:6-14
INTRODUCCIÓN
Continuamos con nuestro estudio en
el Antiguo Testamento del libro de Rut y hasta ahora hemos visto como la
familia de Noemí buscando una mejor vida en Moab, perecieron, estos son su
esposo y dos hijos. Además, tanto ella como sus dos nueras quedaron viudas, lo
cual representaba una verdadera tragedia en aquellos días. Ahora vamos a
continuar con el relato de esta linda historia bíblica.
De regreso a Casa |
DIOS VISITA EN SU TIEMPO A SU PUEBLO
“Entonces se levantó con
sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que
Jehová había visitado a su pueblo para darles pan”.
Rut 1:6
Viéndose en una situación muy trágica, Noemí escuchó que Dios había visitado a su pueblo para bendecirlos: Entonces se levantó con sus nueras, y regresó de los campos de Moab; porque oyó en el campo de Moab que Jehová había visitado a su pueblo para darles pan. Si recordamos un poco, la familia de Nohemí había tomado la decisión de emigrar a Moab para tener una mejor vida ya que en ese momento Belén estaba atravesando por una terrible hambruna: “Aconteció en los días que gobernaban los jueces, que hubo hambre en la tierra. Y un varón de Belén de Judá fue a morar en los campos de Moab, él y su mujer, y dos hijos suyos”, (Rut 1:1). Sin embargo, los planes no salieron como esperaban ya que, en lugar de encontrar la prosperidad, encontraron la muerte y tragedia, tanto así que el esposo de Noemí y sus dos hijos murieron en esa tierra y quedó tanto ella como sus dos nueras viudas y desamparadas.
Consideramos
importante evaluar todo lo que le paso a la familia de Noemí porque deja una importante
enseñanza para nosotros. Ya vimos que la familia de Noemí decidió dejar
su tierra por ir en busca de una mejor vida, al menos, mientras durara
la hambruna en la tierra de Belén, sin embargo, lo más probable fue que
Moab no fue la mejor decisión ya que era la tierra de una descendencia que Dios
desaprobaba por sus muchos pecados. No vemos que la familia de Noemí
buscara la dirección de Dios para tomar la decisión correcta o que tomaran en
cuenta el consejo de su palabra de no habitar en esa tierra o incluso permitir
matrimonios mixtos: “No entrará amonita ni moabita
en la congregación de Jehová, ni hasta la décima generación de ellos; no
entrarán en la congregación de Jehová para siempre”, (Deuteronomio
23:3). Esto nos lleva a entender lo importante que es conocer y obedecer
su palabra ya que todo lo referente a alejarnos del camino incorrecto y
hallarnos en su voluntad lo podemos encontrar en ella, lamentablemente
muchas personas deciden ignorarla sin saber que en ella encontraran la luz que
guiara sus pasos: “Lámpara es a mis pies tu palabra,
y lumbrera a mi camino”, (Salmos 119:105). Lo otro es saber esperar
el momento de Dios para nuestras vidas y esto es algo que realmente
cuesta porque a veces parece que el Señor se tarda en respondernos. Hay momentos
donde las situaciones se ponen difíciles o ya se tiene un tiempo esperando la
respuesta de Dios y es allí donde podríamos adelantarnos a tomar algunas
decisiones que nos afecten. Sin embargo, la Biblia nos exhorta a esperar en
Dios en todo momento. Cuando los egipcios acorralaron al pueblo de Israel y
estos se quejaron creyendo que su fin había llegado, Moisés les dijo que se quedaran
quietos y esperaran ver cómo Dios los libraba para siempre de sus enemigos: “Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la
salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis
visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y
vosotros estaréis tranquilos”, (Éxodo 14:13). Lo primero que tenemos
que hacer es entender que es Dios quien pelea nuestras batallas, nunca
venceremos por nuestras propias fuerzas, si no entendemos esto estamos
perdidos, ya que el Señor se glorificara ya sea a través de nuestras propias
capacidades o por otros medios, pero sea como sea, debemos entender que es Él
quien por nosotros pelea. En segundo lugar, en todo momento debemos
entender que Dios no se ha olvidado de nosotros, sino Él obra en medio de
nuestro silencio: “Y se acordó Dios de Noé,
y de todos los animales, y de todas las bestias que estaban con él en el arca;
e hizo pasar Dios un viento sobre la tierra, y disminuyeron las aguas”,
(Génesis 8:1). Este versículo es hermoso porque ofrece un detalle en cuanto al
cuidado que Dios tiene de nosotros ya que dice que después de 150 de inundación
debido al diluvio universal, el Señor se acordó de todos los que estaban en el
arca, no porque se le había olvidado, sino porque la Escritura quiere resaltar
el gran cuidado que tiene sobre sus amados. Después de 150 días en el arca cualquiera
pudo haber pensado que Dios se había olvidado de ellos y obligarlos a buscar
medios para salvarse, pero no fue así, sino, Noé espero en Dios y Dios obró en
su vida. Que tal si la familia de Noemí hubiera esperado en Dios antes de salir
rumbo a Moab, la historia hubiese sido diferente, porque con el tiempo, Dios
visitó a su pueblo: … oyó en el campo de Moab que
Jehová había visitado a su pueblo para darles pan. Dios nunca se olvidará
de nosotros y debemos saber esperar en Él antes de que la desesperación nos
obligue a tomar decisiones erradas: “Nuevas son cada
mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto,
en él esperaré”, (Lamentaciones 3:23-24). ¿pero cómo podemos
esperar en Él? Bueno, primero orando por dirección para tomar la
mejor decisión: “Muéstrame, oh Jehová, tus
caminos; enséñame tus sendas. Encamíname en tu verdad, y enséñame, porque tú
eres el Dios de mi salvación; en ti he esperado todo el día”,
(Salmos 25:4-5). En segundo lugar, no debemos confiar en nuestra propia sabiduría,
sino permitir que su palabra nos guie: “Fíate
de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia”,
(Proverbios 3:5). Y finalmente, podríamos decir que debemos aprender a
desarrollar la paciencia, para esperar su respuesta y no adelantarnos a
sus propósitos: “Pacientemente esperé a Jehová, y se
inclinó a mí, y oyó mi clamor”, (Salmos 40:1). No obstante, la
familia de Noemí no hizo así, sino su decisión les costó muy caro, aunque aún en medio de esta calamidad, el Señor obraría maravillosamente en su familia,
tal y como veremos más adelante.
DE REGRESO A CASA
“Salió, pues, del lugar
donde había estado, y con ella sus dos nueras, y comenzaron a caminar para
volverse a la tierra de Judá”.
Rut 1:7
Todo había salido mal, la situación se
había convertido en una verdadera tragedia y ante esto Noemí tomo la mejor decisión,
regresarse a su tierra, lo cual es un símbolo de volverse a Dios. La
razón para todos sus sufrimientos no estaba en Dios, sino en sus decisiones, en
este sentido vemos que Noemí no culpa a Dios de todo lo que había pasado, sino
reconoce que el haber desobedecido e ido en contra de su voluntad había provocado
todo esto, de allí que lo mejor que se podía hacer era aceptar su pecado y
volverse a Él regresando a su pueblo. Hoy en día muchas personas culpan
a Dios por todo lo que les ha pasado, pero no entienden que son consecuencias
de una vida lejos de Él y en lugar de volverse en arrepentimiento, deciden
enojarse y alejarse de su presencia, pero eso es un error.
NOEMÍ LE PIDE A SUS DOS NUERAS A NO SEGUIRLA, SINO QUE SE QUEDEN EN SU TIERRA
“Y Noemí dijo a sus dos
nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotras
misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo. Os conceda Jehová
que halléis descanso, cada una en casa de su marido. Luego las besó, y ellas
alzaron su voz y lloraron, y le dijeron: Ciertamente nosotras iremos contigo a
tu pueblo. Y Noemí respondió: Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de ir
conmigo? ¿Tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos? Volveos,
hijas mías, e idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza
tengo, y esta noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos, ¿habíais
vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar
por amor a ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues
la mano de Jehová ha salido contra mí. Y ellas alzaron otra vez su voz y
lloraron; y Orfa besó a su suegra, más Rut se quedó con ella”.
Rut 1:8-14
Finalmente, vemos como Noemí exhorta a sus dos nueras a no seguirla: Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotras misericordia, como la habéis hecho con los muertos y conmigo. Os conceda Jehová que halléis descanso, cada una en casa de su marido. Curiosamente les pide que regresen a casa de su madre y no a la casa de su padre, como era la costumbre, aunque algunos opinan que cuando se referían a las mujeres, se podía hacer referencia a la madre. Noemí pide que la misericordia de Dios sea con ellas ya que a pesar de todo lo que habían pasado, seguían apoyándola. Luego, viene y llora con ellas y las besa, un acto que demuestra el autentico cariño que se expresaba entre los familiares: Luego las besó, y ellas alzaron su voz y lloraron, y le dijeron: Ciertamente nosotras iremos contigo a tu pueblo. Aun así, las dos nueras de Noemí no querían abandonarla, sino acompañarla, pero Noemí les da más argumentos para que desistieran de su intento de acompañarla: Y Noemí respondió: Volveos, hijas mías; ¿para qué habéis de ir conmigo? ¿Tengo yo más hijos en el vientre, que puedan ser vuestros maridos? Volveos, hijas mías, e idos; porque yo ya soy vieja para tener marido. Y aunque dijese: Esperanza tengo, y esta noche estuviese con marido, y aun diese a luz hijos, ¿habíais vosotras de esperarlos hasta que fuesen grandes? ¿Habíais de quedaros sin casar por amor a ellos? No, hijas mías; que mayor amargura tengo yo que vosotras, pues la mano de Jehová ha salido contra mí. He aquí, Noemí expresa la gran amargura en la que se encontraba, ella dice: la mano de Jehová ha salido contra mí; pero no en el sentido de un Dios que provoca un mal sin ningún sentido, sino más bien como consecuencia de no tomar en cuenta su palabra y encontrarse fuera de su voluntad, al final, Dios no evitara que las consecuencias de nuestras malas decisiones nos alcancen, pero si puede ayudarnos a salir de ellas si como Noemí decidimos reconocer nuestros pecados y volvernos a Él. Al final, el argumento de Noemí parece convencer a una, más no a la otra: Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, más Rut se quedó con ella. El nombre de Orfa se traduce del hebreo Orfa (עָרְפָּה), y suena como se dice cuello o cerviz en este idioma, de allí de que algunos lo traduzcan como “joven testaruda” o “joven de dura cerviz”; sin embargo, otros lo traducen como “joven lozanía”, donde lozanía o lozano hace referencia a una buena salud. Luego, tenemos a Rut, cuyo nombre se traduce del hebreo Ruth (רוּת), y algunos han opinado que su nombre significa “amigable”, o “buena compañera”, lo cual describe mucho su personalidad que se refleja a lo largo de todo este libro. Al final, Orfa siguió el consejo de su suegra, ya que besándola se fue a su tierra, de allí el Biblia no vuelve a mencionarla, por lo que afirmar lo que fue de su vida no es nada certero. Hay una tradición judía que afirma que Orfa volvió a su parentela y continúo adorando a los dioses de Moab, que volvió a casarse y que fue madre de hijos, entre ellos, el gigante Goliat, pero esto no posee muchas pruebas que confirmen dicha tradición. Sin embargo, Rut decidió quedarse con su suegra y por este libro vemos cual fue el futuro que Dios le concedió por haber tomado esta importante decisión.
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