Manteniendo siempre nuestro gozo (Filipenses 4:4-9)


 

“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros”.

Filipenses 4:4-9

 

INTRODUCCIÓN


                 Después de rogar a los hermanos de Filipos que procuraran vivir en armonía superando cualquier mal entendido que pudiese haberse dado entre ellos, el apóstol le exhorta a regocijarse en el Señor siempre. No olvidemos que esta carta ha sido llamada por algunos como la carga del gozo y esto es así porque en ella encontramos muchos consejos que ayudan al cristiano a mantener este gozo maravilloso que viene a nuestra vida como resultado de nuestra comunión con Cristo. Ahora, dificultades siempre existirán, de hecho, el apóstol Pablo se encontraba sufriendo prisión por causa del evangelio en el momento que escribía dicha carta, no obstante, esto no había menguado su gozo, antes en estos versículos nos enseña cómo podemos hacer para no perder el gozo que nuestro Señor nos ha otorgado.

 

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Manteniendo siempre nuestro gozo

REGOCIJAOS EN EL SEÑOR SIEMPRE

 “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!”

Filipenses 4:4


                Es increíble ver cómo un hombre que se encontraba sufriendo prisión tuviese estas palabras de ánimo para sus hermanos en la fe: Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! La verdad es que Pablo era todo un maestro porque enseñaba lo que vivía y para él nada podía robarle el gozo que el Señor le había otorgado. Muchos pueden preguntarse: ¿Cómo es posible mantener siempre el gozo en un mundo tan injusto o aún en medio de duras pruebas? Bueno, la respuesta no es tan difícil como se cree, la clave es entender que el gozo del cristiano no proviene del mundo o de sus logros, sino de Dios, de su misma fe, de su convicción interna de que el sacrificio de Cristo es suficiente para salvarlo y darle vida eterna. En este sentido, el gozo es un estado constante de regocijo, resultado de nuestra comunión con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo y lo único que puede robarnos nuestro gozo es el pecado. Por eso Pablo decía: Regocijaos en el Señor; y no, regocijaos en las alegrías del mundo. Con todo esto, sabemos que a la vida del cristiano pueden venir situaciones difíciles, pero he aquí algunos consejos que el apóstol nos da para mantener nuestro gozo.

 

CLAVES PARA MANTENER NUESTRO GOZO

 

“Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca. Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.

Filipenses 4:5-8


                   Nuestro gozo es el resultado de nuestra salvación, ese regocijo que llena nuestro corazón de felicidad y esperanza al reconocer la maravillosa obra redentora que Cristo ha hecho en nuestras vidas y disfrutar la nueva vida que se nos otorga, totalmente libres del yugo del pecado y la miseria de este mundo. No obstante, sabemos que las pruebas y tentaciones pueden venir a nuestra vida, la persecución por causa de Cristo y otras aflicciones puede azotar nuestra nueva vida, de allí que podríamos preguntarnos: ¿Cómo mantener aun allí nuestro gozo? Consideremos algunos consejos que el apóstol nos da en estos versículos.

 

            Vivamos nuestra vida cristiana con gentileza.

 “Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres…”

Filipenses 4:5


Lo primero que el apóstol nos dice es que esta vida de constante regocijo debe vivirse con toda gentileza delante de las demás personas: Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. La palabra griega que se traduce aquí como “gentileza” es epieikés (ἐπιεικής), una palabra que ha dado mucho problema de traducción a los expertos en lenguas bíblica. La verdad es que epieikés (ἐπιεικής) es difícil de traducir, su significado es tan amplio y rico que encierra a muchas palabras de nuestro propio idioma. En el caso de la RV60 lo traduce como “gentiliza”, Casiodoro de Reina la tradujo en la Biblia del Oso como, “modestia”; la Nueva Versión Internacional de la Biblia lo traduce como “amabilidad”, la versión Dios Habla Hoy lo traduce como “bondad”, la Nueva Traducción Viviente de la Biblia lo traduce como “personas consideradas”, la Biblia Castilian de 2003 lo traduce como “mesurado comportamiento”, la versión de la Biblia católica, Nacar Columga lo traduce como “benevolencia”, y así, pudiésemos seguir. Por tanto, una persona que posee la característica de epieikés (ἐπιεικής), es todo eso, es gentil, amable, bondadosa, con un comportamiento moderado, benevolente y que sabe considerar a los demás. Para vivir en un gozo completo, es necesario desarrollar el fruto del Espíritu, todas aquellas virtudes maravillosas del evangelio que nos convierte en personas agradables, no solo a los ojos de Dios, sino, a lo ojos de los hombres. Cuando es así, nos evitamos de dañar a las personas y nos dan la facultad para soportar en el amor de Cristo a los demás, venciendo cualquier hostilidad humana por medio de la gentileza y bondad.

 

            Nuestro gozo es producto de nuestra esperanza es su pronto regreso.

“El Señor está cerca…”

Filipenses 4:5

 

Nuestro gozo también es producto de las promesas que Dios nos ha hecho a nosotros, y parte de estas promesas es su pronto regreso a esta tierra: El Señor está cerca. Saber que este mundo terrenal no lo es todo lo cambia todo, saber que por difícil que sea la vida tenemos reservados una herencia en el reino de los cielos es importante para no perder el rumbo de nuestra vida: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”, (Mateo 6:19-21). Además de todo esto, nuestra esperanza también es ésta, en que nos espera una eternidad con Dios y anhelamos el día en el que la final trompeta nos llame y seamos arrebatados al cielo: “Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él”, (1 Tesalonicenses 4:13-14).

 

            El afán es combatido por la oración.

“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”.

Filipenses 4:6-7

 

Aquí encontramos un consejo más, y uno muy bueno. Sabemos que el estrés, el afán y la ansiedad es algo que puede robar nuestra paz y gozo, esto producto de las aflicciones. Ahora, ¿qué podemos hacer los cristianos para que la ansiedad no gobierne nuestro corazón? La respuesta es: Orar: Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Cuando las pruebas o dificultades azoten la vida del creyente, este debe buscar la solución a sus problemas en la oración, por ello Pablo les decían que, en lugar de estar en un estado de ansiedad o aflicción, presentaran en oración sus peticiones, rogando por su misericordia y dando gracias al mismo tiempo por su benevolencia. Cuando se hace así, Dios no tarda en responder, el Espíritu Santo nos conforta y su presencia nos da una seguridad tal que regocija y confirma nuestro corazón trayendo una paz que humanamente no tiene explicación, ya que es consecuencia de nuestra comunión y confianza en Dios: Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

 

            Nuestro gozo se completa con una vida enfocada en todo aquello que sea virtuosos.

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.

Filipenses 4:8

 

Finalmente, nuestro gozo se mantiene enfocando nuestra vida en todas aquellas cosas que traen provecho para nuestra vida: Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. La nueva vida que Cristo nos otorga es muy valiosa, es el resultado del nuevo nacimiento y la regeneración por medio del Espíritu Santo, una vida que con su ayuda produce una cosecha de grandes virtudes que caracterizan su carácter, luego, a esto se le debe añadir el enfoque en todo aquello que edifique y construya positivamente nuestra vida. Como cristianos, nuestra vida tiene que ser edificada por la palabra de Dios, su estudio y práctica es determinante en nuestro proceso de madurez espiritual, pero también, debemos agregarle valor a nuestra vida, desarrollándonos en el campo profesional, en los estudios seculares, el arte, los deportes y en general, en todo aquello que construya nuestra vida para volvernos personas competentes y de gran valor para esta humanidad.

 

PERSISTIR EN UNA VIDA PIADOSA CONDUCE A LA VERDADERA PAZ

“Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros”.

Filipenses 4:9

  

                Para terminar, el apóstol Pablo nos dice: Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros. La persistencia en practicar con disciplina todas estas cosas que el apóstol nos recomienda nos conduce a una vida piadosa, y una vida piadosa nos lleva a su vez a experimentar la verdadera paz, una paz que produce en nosotros un estado de satisfacción al encontrarnos en una realidad donde cualquier conflicto que pudiese robar nuestro gozo está ausente. Persistamos en esto y nuestro gozo será constante, acompañado de la paz de Dios.

 

 

1 comentario:

  1. Excelente, exposición de éstos versículos ha sido de gran bendición para los lectores de las sagradas escrituras. Dios Padre lo siga utilizando en la obra de la enseñanza por medio de Nuestro señor Jesucristo con la ayuda de su Santo Espíritu. Amén 🙏

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