“En el principio creó Dios los cielos y la
tierra”.
Génesis 1:1
INTRODUCCIÓN
El libro de Génesis nos habla acerca del principio de todas las cosas, de cómo Dios creo los cielos y la tierra, y todo lo que en ella habita en seis días y en el séptimo descanso y esto es lo que creemos los cristianos: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Sin embargo, hoy en día, en el ámbito científico, se han levantado muchas teorías que le dan una explicación muy diferente de cómo el universo y el mundo se originó, poniendo en tela de juicio el relato bíblico. Considerando esto podríamos preguntarnos: ¿Podemos creer en la teología de la Creación? Muchas personas, abrazando todas estas teorías, han abandonado el relato bíblico y, de hecho, aun en las escuelas se enseñan a nuestros niños haciéndoles creer que el relato bíblico esta totalmente equivocado y no vale la pena creer en ello. Por tanto, ante tal realidad, los cristianos nos vemos en la necesidad de realizar una defensa de nuestra fe, de defender nuestra sana teología y en este caso presentaremos algunos argumentos a favor de la teología de la creación.
¿Es creíble la teología de la creación?
¿LA CIENCIA HA CONTRADICHO LA TEOLOGÍA DE LA CREACIÓN?
“El corazón del entendido adquiere sabiduría; y el oído de los sabios busca la ciencia”.
Proverbios 18:15
El libro de Génesis responde en sus primeros capítulos varias preguntas que el hombre se ha hecho a lo largo de la historia: ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Hacia dónde nos dirigimos? El libro de Génesis comienza con una verdad contundente: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, (Génesis 1:1). En este sentido, el principio de todo se encuentra en Dios, Dios es el creador de los cielos y la tierra, todo fue creado por Él y Él tiene dominio sobre todas las cosas creadas. Esta es la verdad que se nos ha revelado por medio de su palabra. Sin embargo, hoy en día muchos has dejado de creer en el relato de la creación del libro de Génesis, haciendo ver que la Biblia es un libro anticuado de mitologías judías al cual ya no debemos creer. En este sentido muchas personas podrían decir que ya no es necesario creer en el relato bíblico del libro de Génesis que explica el origen de este mundo y de nuestra existencia, afirmando que la misma ciencia hoy en día ha postulado una nueva verdad que revela nuestro verdadero origen. ¿Pero realmente es así? ¿La ciencia ha demostrado que el origen de todas las cosas y nuestra existencia tiene un origen diferente al que la Biblia nos enseña? La verdad es que cuando oímos la palabra ciencia rápidamente podríamos dar por hecho de que es una verdad irrefutable, ¿pero realmente es así? ¿Deberíamos creer en todo lo que la ciencia afirma? Bueno, tratemos de considerar todo esto.
Intentemos
definir de manera sencilla que es ciencia. Ciencia es un conjunto de hechos
comprobables que pretender dar una explicación racional, objetiva y practica de
los fenómenos que ocurren en el universo, fenómenos que se describen a través
de leyes y en su mayoría en modelos matemáticos. Ahora, toda ciencia es
comprobable. Como cristianos debemos amar la verdadera ciencia porque este
conocimiento ayuda al hombre a mejorar su vida, de allí que el libro de
Proverbios exhorta a los sabios a adquirir este entendimiento: El corazón del entendido adquiere sabiduría; y el oído de los
sabios busca la ciencia. La ciencia ayuda al hombre a entender los fenómenos
que ocurren a su alrededor y le permite mejorar su nivel de vida, aunque también
la puede usar para su propio mal, en ningún momento podemos entender que un cristiano
no pueda amar este conocimiento ya que el verdadero conocimiento de todo lo da
el Señor.
Como cristianos encontramos
importante muchos aportes científicos, pero debemos saber que no todos
los enunciados que surgen en el ámbito científico son una verdad contundente,
ya que a veces se contradicen entre ellos. Por ejemplo, Antoine
Lavoisier postuló la ley de la conservación de la materia: “La materia no se crea ni se destruye, simplemente se
transforma”. En este sentido los átomos no se destruyen, solo se
reordenan en otras combinaciones químicas; sin embargo, la fisión nuclear afirma
que, en una bomba nuclear, los átomos pueden fracturarse para crear átomos más
pequeños.
Lo
otro es que no todo enunciado debe tomarse como ciencia, por no
haber tenido la comprobación de su hipótesis. La mayoría de argumento
supuestamente científicos que toman para contradecir la teología de la creación
son teorías no demostradas, y no ciencia, así tenemos la teoría del Big
Bang, la teoría de las eras geológicas y la teoría de la evolución. Estas se
enseñan muchas veces en escuelas y universidades como una verdad absoluta, pero
lo cierto es que son solo teorías que no han podido demostrarse a través del
método científico para clasificarse como ciencias.
TEORÍAS QUE CONTRADICEN A LA TEOLOGÍA DE LA CREACIÓN
Hoy
en día oímos hablar de temas que enfatizan un origen del universo y de nuestra
propia vida que son diferentes al relato de la creación de Génesis, así, oímos que
el mundo no fue creado en 6 días y al séptimo Dios descanso, sino, es un
producto del Big Bang, luego, el hombre no fue creado en el sexto día, sino, es
producto de la evolución de millones y millones de años, además, se encuentra difícil
encajar el relato de los dinosaurios en el relato bíblico, y aun, los ufólogos afirman
que la humanidad es producto de un experimento de clonación que los extraterrestres
hicieron en este planeta para dar paso a la vida. Si esto es así, entonces, cómo
entender el tema de los extraterrestres a la luz de la Biblia. Bueno,
consideramos sano poder hacer una defensa de nuestra fe tomando en cuenta tres
cosas. La primera, todo misterio y supuesta contradicción o error de la
Biblia la podemos encontrar en la sabiduría que solamente Dios provee: “Pero hay un Dios en los cielos, el cual revela los misterios…”,
(Daniel 2:28). Si realmente queremos encontrar la respuesta a las preguntas de
nuestra vida, debemos humillarnos ante Dios y pedirle que nos de el
entendimiento necesario para discernir toda verdad. Lo segundo, no
siempre habrá respuesta para todos los misterios, unos le pertenecen a Dios y
probablemente jamás los comprendamos: “Las
cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; más las reveladas son para
nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las
palabras de esta ley”, (Deuteronomio 29:29). No olvidemos que
nuestro entendimiento y visión es limitada, probablemente haya cosas que no
logremos comprender al 100%, por lo que no debemos sentir frustración de tener
las respuestas a todo. Lo tercero, nuestra convicción se basa en la fe, y
no en las obras o evidencias, de allí, bienaventurado aquel que cree
sin ver: “Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás,
creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron”, (Juan
20:29). En el evangelio todo es por fe y la única manera de entrar es por medio
de creer, sin embargo, esto no significa que se trata de una fe ciega.
Ciertamente se cree para justicia, y alcanzamos sus promesas de vida eterna,
pero una vez que hemos creído, nuestra fe se fortalece por medio de su palabra
y, en la medida que estudiamos su palabra y la misma ciencia viene a confirmar
la veracidad de la Biblia, nuestra fe se vuelve más fuerte ya que las
evidencias que la misma arqueología, la historia, geografía, física, química y
otras ciencias arrojan confirman el relato bíblico como veraz. Agustín de
Hipona dijo: “Fe es creer en lo que no se ve; y
la recompensa es ver lo que uno cree”. Así es el evangelio, todo
comienza con la fe, creer sin evidencias, pero luego, por medio de la Biblia y el
poder transformador de Dios, recibimos las evidencias que fortalecen nuestra
fe.
Habiendo considerado todo esto, hacemos pertinente iniciar una serie de estudios orientados a examinar estas teorías y realizar una defensa de la teología de la creación.
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