La Conquista de Canaán (Parte II)


 

“Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová, estuvieron en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco”.

Josué 3:17


INTRODUCCIÓN


                La última vez que consideramos este tema, hicimos una introducción a la antigua Canaán, tratando de entender las diferentes culturas y clanes que conformaron dicho territorio, también estudiamos la perspectiva histórica que demuestra que estas civilizaciones existieron y no solo han sido mencionadas en las páginas de la Biblia, sino, también en otros documentos antiguos, y no solo eso, sino que también mencionan a Israel que habría de iniciar la conquista de su territorio. Ahora, vamos a entender cómo se produjo esta invasión y las evidencias arqueológicas o geográficas de dicho acontecimiento histórico.

 

La-batalla-de-Jericó

Los israelitas ante la destrucción de las murallas de Jericó - 

"La batalla de Jericó", por Julius Schnorr von Carolsfeld, h. 1851-60.

Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=137200


INICIA LA CONQUISTA DE CANAÁN


               Ya vimos cómo antes de que Josué iniciara la conquista de Canaán, Israel había derrotado a los dos reyes amorreos que se encontraban del otro lado del Jordán y así las tribus de Rubén, Gad y la media tribu de Manasés habían tomado posesión de dicho territorio. Ahora, al mando de Josué, Israel cruzaba el rio Jordán, el cual de manera milagrosa se dividía para darle paso a Israel e iniciar con esto la conquista de Canaán. De acuerdo con G. Ernest Wright, podríamos dividir las conquistas de Josué en tres fases: “Esta campaña comprendió tres fases: 1) el establecimiento de una cabeza de puente segura en la región montañosa central, gracias a la captura de Jericó y Ay y a la alianza gabaonita (Jos 6-9); 2) la campaña del sur, que dejó intacta Jerusalén, pero logró conquistar todo el resto del territorio que más adelante ocuparía la tribu de Judá (Jos 10); 3) una campaña en Galilea, que, si bien logró la ocupación del territorio, dejó intactas todas las ciudades fortificadas, con excepción de Jasor (Jos 11)”. Si consideramos esto el proceso de conquista que Josué lidero en Canaán podríamos dividirla en tres fases: (1) La conquista de Canaán central (Jericó, Hai y la alianza con los gabaonitas), (2) La conquista del Sur (dejando intacta Jerusalén que sería conquistada por David y, (3) La conquista del Norte (dejando intactas las ciudades fortificadas a excepción de Jasor). Ahora, determinar la fecha exacta de la conquista al mando de Josué se vuelve algo difícil, algunos opinan que se dio entre el 1500-1200 a.C. De esto, el Diccionario Bíblico Arqueológico, del editor general, Charles F. Pfeiffer, nos dice: “La Primera Edad del Hierro (1200–900 a. de J.C.). A principios de la edad del hierro, Israel se había establecido en las montañas centrales de Canaán; pero las ciudades fuertemente amuralladas como Jerusalén, Bet-san y Meguido estaban aún en manos de los pueblos cananeos”. Luego, Pedro C. Morales, en su libro, Arqueología Bíblica, nos dice lo complicado que es para algunos fechar los años de la conquista de Canaán: “«El problema del establecimiento de los israelitas en Canaán y de la formación del sistema de doce tribus es el más difícil de toda la historia de Israel», afirmó Roland de Vaux. ¡Estamos advertidos! El destino nacional de Israel solo podía cumplirse en la tierra de Canaán. Una primera lectura del libro de Josué nos da la impresión de que la conquista de Canaán por los israelitas fue rápida (menos de cinco años de lucha), unificada (todo el pueblo de Israel «como un solo hombre»), terriblemente violenta (salvo el caso de los gabaonitas, todos los pueblos fueron conquistados por la fuerza) y total (fueron exterminados todos los pueblos que habitaban en Canaán). Josué y los israelitas habrían entrado en la tierra desde el este del río Jordán capturando a Jericó con la ayuda de la intervención divina y tomando el resto de Canaán en tres campañas militares «relámpago» que pillaron desprevenidos a sus habitantes: hacia el centro del país (Jos 7-9), hacia el norte (Jos 11) y hacia el sur (Jos 10). Todos los pueblos de Canaán fueron derrotados y aniquilados (Jos 11,16-23) … El Libro de Jueces, en cambio, conserva la tradición de que los antiguos israelitas tomaron posesión de la tierra de Canaán durante un largo período de tiempo, con tribus individuales o grupos de tribus relacionadas que actuaban de forma independiente, se hizo de diversas formas (pequeñas operaciones militares, asentamientos pacíficos, convivencia tranquila con tribus cananeas)”. En este sentido algunos han visto una contradicción entre los libros de Josué y Jueces, pero realmente esto no es así ya que recordemos que Josué lideró el inició de la conquista de Canaán, pero a su muerte aun existían territorios que no se habían conquistado y no fue años después que estos territorios fueron tomados por Israel: “Siendo Josué ya viejo, entrado en años, Jehová le dijo: Tú eres ya viejo, de edad avanzada, y queda aún mucha tierra por poseer”, (Josué 13:1), así lo podemos ver en el libro de Jueces donde Dan toma un territorio para él (Jueces 18:27-28), o vemos las alianzas de algunas tribus para iniciar incursiones para conquistar territorios (Josué 1;1-26). También vemos como otras naciones realizaron incursiones militares para dominarlos, así Moab hizo alianza con Amón y Amalec y los dominaron 18 años hasta que Dios los liberó por medio de Aod (Josué 3:12-30), también los amonitas azotaron a Israel para mantenerlos sujetos a su gobierno por siete años hasta que Gedeón fue levantado por Dios para su liberación (Jueces 6:1) y de la misma manera los filisteos ejercieron su opresión sobre los israelitas por 40 años  hasta que fueron derrotados por Sansón (Jueces 13:1). Y Así encontramos más relatos parecidos donde vemos la constante lucha de Israel por establecerse permanente y soberanamente en su territorio, aun, durante del reinado de Salomón se dieron importantes batallas en contra de los amonitas y filisteos, pero no fue hasta el reinado de David, que Israel termino de conquistar permanentemente a las restantes tribus cananeas y venció a las naciones cercanas como Moab, Edom, Amón y aún a los filisteos (2 Samuel 8:1-14) sometiendo a la mayoría a pagarle impuestos a la nación, luego, Salomón llevo a la nación a una época de oro y gran fama: “Así excedía el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría”, (1 Reyes 10:23). Por tanto, uno puede entender que la conquista de Canaán fue un proceso gradual que llevo años, que inicio con las incursiones militares que Josué lideró y donde todas las tribus participaron, divididas en tres fases, la conquista de Canaán Central, luego la Canaán del Sur y finalmente las campañas militares del norte, luego, la mayoría de tribus se repartieron los territorios conquistados, pero no lograron echar a todas las tribus cananeas, pero en el libro de Jueces vemos como las tribus de Israel fueron tomando posesión de otras tierras y la constante lucha por ser una nación soberana, lucha que continuó en el tiempo de la monarquía de Israel hasta el reinado de David que la nación logra consolidar su soberanía total.

 

LA CONQUISTA DE CANAÁN CENTRAL


                La conquista de Canaán Central se basa en la conquista de dos ciudades, Jericó y Hai, así como la alianza con los gabaonitas, dicho relato bíblico se encuentra relatado desde Josué 6-9. Esta conquista inicia con un hecho sobrenatural, el rio Jordán se divide en dos e Israel pasa en seco liderado por Josué, el sucesor de Moisés: “Cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega), las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de Jericó. Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová, estuvieron en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco”, (Josué 3:15-17). Definitivamente este glorioso evento anunciaba el respaldo incondicional de Dios hacia su nación Israel en el inicio de la conquista de aquella tierra que les había jurado a sus padres dárselas en posesión.

 

La conquista de Jericó.

 

“Sube a este monte de Abarim, al monte Nebo, situado en la tierra de Moab que está frente a Jericó, y mira la tierra de Canaán, que yo doy por heredad a los hijos de Israel”.

Deuteronomio 32:49

 

Jericó es una antigua ciudad ubicada en Tell es-Sultan, un oasis en medio de desierto lleno de palmeras y dátiles, junto a una fuente de agua abundante. J. B. Tidwell, en su libro Geografía Bíblica, nos dice: “Jericó era una ciudad amurallada como a 8 Km al oeste del río Jordán y 9 Km al norte del mar Muerto, y 30 Km. al noreste de Jerusalén. No estaba muy lejos el lugar donde Israel acampó antes de que cruzaran el Jordán, cerca del monte Nebo, desde donde se podía ver la "ciudad de las Palmeras" (Deut. 32:49; 34:3). Estaba situada en el llano, pero al oeste estaba cerca del pie de las montañas, de tal manera que los espías protegidos por Rahab, pudieron alcanzarlas muy fácilmente. Josefo describe a Jericó como un llano fértil”. El Diccionario Bíblico, Mundo Hispano, nos da el significado de la palabra Jericó: “(heb., yereho, yeriho, gr. Iericho, ciudad de la luna). A Jericó también se le conoce con el nombre de la ciudad de las palmeras (Deu_34:3), y está ubicada a 8 km. al oeste del Jordán y a 12 km. al norte del mar Muerto, unos 250 m. bajo el nivel del mar. Su clima es tropical, con mucho calor durante el verano”. Jericó es considerada por los arqueólogos como la ciudad más antigua de Palestina, algunos datan su fundación a finales de la Edad de Piedra, esto, basado en las excavaciones que se han realizado en el lugar, así lo dice G. Ernest Wright, en su libro Arqueología Bíblica: “Jericó ha sido intensamente excavada, hasta el extremo de que ya no queda prácticamente ninguna porción estimable sin remover. Sus primeros excavadores fueron los investigadores alemanes Sellin y Watzinger, que trabajaron allí entre 1908 y 1910. Entre 1930 y 1936 una expedición inglesa dirigida por el profesor John Garstang llevó a cabo ulteriores excavaciones, que dieron como resultado unos descubrimientos de enorme importancia. Se supo entonces que la ciudad había sido fundada a finales de la Edad de Piedra, antes de la invención de la cerámica, lo que hacía de Jericó la ciudad más antigua de toda la Palestina excavada hasta aquel momento”. De hecho, en la actual Jericó existe una inscripción grabada en una fuente que le anuncia a los visitantes que están entrando a una de las ciudades más antiguas del mundo, desde el 8000 a.C., según la inscripción, además de resaltar el hecho de que es la ciudad más baja del mundo ya que se encuentra a 1300 pies del nivel del mar, por ello, Pedro C. Morales, en su libro, Arqueología Bíblica, dice: “No sabemos si realmente es la más antigua, pero sí podemos asegurar que es la más baja del mundo (a doscientos cuarenta metros bajo el nivel del mar). No fue solo su ubicación junto a una fuente de agua y su clima privilegiado los que hicieron que estuviera poblada desde tantos siglos atrás, sino su posición estratégica: estaba en la ruta principal entre Transjordania y el corazón de Canaán”. El conquistar Jericó fue clave por su ubicación geográfica, ya que desde allí se extenderían las futuras campañas militares al sur de Canaán.


fuente-Jericó

Fuente dando la bienvenida a Jericó

De Diego Delso, CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=17896008


De acuerdo al relato bíblico, Israel dio 7 vueltas a Jericó, durante 7 días, y al séptimo día, durante la séptima vuelta, se tocaron los cuernos prolongadamente y los muros de la ciudad cayeron, siendo entonces el momento en el que Israel tomo la ciudad: “Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días. Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas. Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante”, (Josué 6:3-5). Esta ciudad fue totalmente destruida, ningún botín se tomó, según la palabra que Dios le había ordenado a Josué: “Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab la ramera vivirá, con todos los que estén en casa con ella, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos. Pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis. Mas toda la plata y el oro, y los utensilios de bronce y de hierro, sean consagrados a Jehová, y entren en el tesoro de Jehová… Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas, y los asnos”, (Josué 6:17-19, 21). Según los descubrimientos arqueológicos, Jericó era una ciudad rodeada de muros de hasta 3.6 metros de alto y y 1.80 metros de ancho, ahora, los hallazgos arqueológicos han comprobado el relato bíblico al encontrar en las excavaciones evidencias de que la cuidad fue quemada en tiempos antiguos, así lo confirma G. Ernest Wright, en su libro, Arqueología Bíblica: “El excavador manifiesta las pruebas de una violenta destrucción de los muros defensivos de la «Ciudad C». Los ladrillos habían rodado ladera abajo. Testimonio de un gran incendio eran las capas de ladrillos quemados, cenizas grises, restos del enlucido de los muros, los depósitos de materias carbonizadas. La inclinación que presentaba la base del muro exterior sugería los efectos de un terremoto, en que pudo consistir la intervención divina a que se alude en el libro de Josué. Dentro de la ciudad, los residuos del incendio alcanzaban en algunos puntos un espesor de 60 cm. Por otra parte, los restos de víveres almacenados, como las grandes tinajas llenas de grano, sugerían que la ciudad había sido destruida al poco tiempo de haber recogido las cosechas”. Ahora, G. Ernest Wright llama a los restos arqueológicos, “Ciudad C”, y esto es así porque a lo largo del yacimiento arqueológico han encontrado otras dos ciudades más antiguas que formaron parte de la misma Jericó, pero en épocas diferentes y la Ciudad C corresponde a la Jericó que Josué conquisto.


taking-Jericho

The Taking of Jericho, c. 1896-1902, by James Jacques Joseph Tissot (French, 1836-1902) or follower, gouache on board, 7 1/4 x 5 15/16 in. (18.6 x 15.1 cm), at the Jewish Museum, New York

By James Tissot - http://www.thejewishmuseum.org/onlinecollection/object_collection.php?objectid=26412& artistlist=1& an=James Jacques Joseph Tissot, Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=8851098


Así Jericó fue conquistada y Josué profirió una maldición para aquel que se atreviera a edificarla: “En aquel tiempo hizo Josué un juramento, diciendo: Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y reedificare esta ciudad de Jericó. Sobre su primogénito eche los cimientos de ella, y sobre su hijo menor asiente sus puertas”, (Josué 6:26).  Años después, esta maldición se cumplió en la vida del hombre que se atrevió a reedificar la ciudad: “En su tiempo Hiel de Bet-el reedificó a Jericó. A precio de la vida de Abiram su primogénito echó el cimiento, y a precio de la vida de Segub su hijo menor puso sus puertas, conforme a la palabra que Jehová había hablado por Josué hijo de Nun”, (1 Reyes 16:34). Los que no creen en la inspiración de las Escrituras y la fidelidad de sus profecías opinan que las palabras de Josué 6:26 fueron introducidas años después de que los acontecimientos históricos de 1 Reyes 16:34 se habían cumplido, de hecho, hay un artículo en inglés, una página web llamada World History Encyclopedia, donde Art Ramos, bajo el tema, Early Jericho (https://www.worldhistory.org/article/951/early-jericho/), hace un comentario al respecto que nosotros traducimos de la siguiente manera: “Las excavaciones realizadas en el lugar revelan una red de muros derrumbados que datan de finales del siglo XVII o principios del XVI a.C. La causa más probable del derrumbe fue un terremoto. Las descripciones de la destrucción por terremotos posteriores (1267 y 1927) coinciden con la descripción de los muros derrumbados en la Biblia. En cada descripción, los acantilados sobre el río Jordán cayeron en el río y lo represaron. También revela que Jericó estuvo desocupada desde finales del siglo XV hasta alrededor del siglo X a.C. Los estudiosos no bíblicos ahora creen que la historia bíblica es una alegoría. La historia fue escrita en algún momento después del 722 a.C., mucho después de la fecha del evento, y fue utilizada para reclamar el territorio para el Reino de Israel. Los eruditos bíblicos señalan la destrucción de los muros 175 años antes como prueba de que la historia de la Biblia es cierta. Afirman que lo único que falla es la datación en la Biblia y que el terremoto fue una recompensa de Dios a los israelitas por seguir sus mandatos. Según la Biblia, Jericó permaneció abandonada hasta que Hiel el Betelita se estableció allí en el siglo IX a.C.”. Por todo esto, podemos comprobar la historicidad de la conquista de Jericó y la fidelidad del relato bíblico. Hoy en día existe una moderna Jericó y el Diccionario Bíblico Mundo Hispano la clasifica en tres ciudades que han existido: “Hay tres Jericó. La ciudad mencionada en el AT estaba situada sobre un monte a unos 2 km. al noroeste de la ciudad moderna. La Jericó del NT está en las cercanías, pero sobre una elevación más alta. La Jericó moderna tiene una población de más o menos 10,000 personas de una descendencia racial bastante mezclada. Jericó es probablemente la ciudad más antigua en el mundo”.

 

dwelling-unearthed

Dwelling foundations unearthed at Tell es-Sultan in Jericho

By A. Sobkowski - Own work, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=2110423

 

La conquista de Hai.

 

J. B. Tidwell, en su libro Geografía Bíblica, nos habla un poco acerca de esta ciudad llamada en la Biblia Hai: “El nombre significa un montón o "la ruina". Era un pueblo en la Palestina central, entre el territorio de la tribu de Benjamín, y como a 3 o 4 Km al este de Bet-el en el camino a Jericó. Generalmente es identificado con el moderno Haiyán al sur del monte llamado El Tell. Al norte hay una hondonada, al oeste hay un valle, y al sudeste un llano”. De acuerdo al libro de Josué, la segunda ciudad en ser conquistada fue Hai, aunque en su primer intento Israel fracaso debido al pecado de Acán (Josué 7), después de erradicar al anatema de en medio de ellos, Dios les entrego la ciudad la cual fue totalmente quemada: “Entonces Jehová dijo a Josué: Extiende la lanza que tienes en tu mano hacia Hai, porque yo la entregaré en tu mano. Y Josué extendió hacia la ciudad la lanza que en su mano tenía. Y levantándose prontamente de su lugar los que estaban en la emboscada, corrieron luego que él alzó su mano, y vinieron a la ciudad, y la tomaron, y se apresuraron a prenderle fuego. Y los hombres de Hai volvieron el rostro, y al mirar, he aquí que el humo de la ciudad subía al cielo, y no pudieron huir ni a una parte ni a otra, porque el pueblo que iba huyendo hacia el desierto se volvió contra los que les seguían. Josué y todo Israel, viendo que los de la emboscada habían tomado la ciudad, y que el humo de la ciudad subía, se volvieron y atacaron a los de Hai”, (Josué 8:18-21). Hoy en día los arqueólogos han identificado esta antigua ciudad en el sitio arqueológico llamado Al-Tall, de esto, la revista en inglés que se encuentra en la web, llamada, Britannica, en su artículo llamado, Ai: ancient city, Canaan (https://www.britannica.com/place/Ai), nos detalla el asunto, dicho artículo está en inglés y lo traducimos de la siguiente manera: “Las referencias bíblicas coinciden en ubicar a Hai (hebreo: ha-ʿAy, "La Ruina") justo al este de Betel (la moderna Baytīn en Cisjordania). Esto lo haría idéntico al gran yacimiento de principios de la Edad del Bronce que ahora se llama At-Tall. Las excavaciones realizadas entre 1933 y 1935 por una expedición francesa descubrieron un gran templo y otros restos del tercer milenio a.C.”.

 

Gustave-Doré-imagen

Gustave Doré, "Joshua Burns the Town of Ai" (1866); La Grande Bible de Tours.

By Gustave Doré - Doré' s English Bible, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10852027

 

Pedro C. Morales, en su libro, Arqueología Bíblica, nos narra un poco más acerca de los hallazgos arqueológicos que vienen a confirmar el relato bíblico: “Durante un mes, un grupo de entre ochenta y cien obreros trabajaron con paciencia por retirar todas las piedras allí acumuladas. Bajo aquellas piedras no se encontraba la tumba del rey de Ay, como señalaba el texto bíblico (cf. Jos 8,29), sino un santuario del Bronce Antiguo. La ciudad del Bronce Antiguo fue destruida violentamente alrededor del 2400 a. C. Marquet Krause encontró restos de colapsos de edificios y destrucción por fuego. En la parte baja de la acrópolis encontró restos de un poblado del Hierro. Los habitantes de este periodo habían construido terrazas para cultivar en la parte oriental del tell. No se encontraron restos del Bronce Reciente, fecha en que presuntamente la ciudad fue tomada por Josué. Marquet-Krause, a la vista de los restos hallados, aseveró que el relato de la conquista de Ay —tal y como aparece en el libro de Josué—, si bien corresponde perfectamente a la situación topográfica del tell, no debía considerarse histórico sino legendario, aunque basado en un lugar real”.


Ruins-Ai-city

Et-Tell ruins have been identified with the city of Ai.

By Alex Ostrovski - Own work, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=74326037


La alianza con los Gabaonitas.

 

La conquista de Canaán Central termina con la alianza con los gabaonitas. Dicha alianza fue consecuencia de un engaño que los gabaonitas tramaron: “Mas los moradores de Gabaón, cuando oyeron lo que Josué había hecho a Jericó y a Hai, usaron de astucia; pues fueron y se fingieron embajadores, y tomaron sacos viejos sobre sus asnos, y cueros viejos de vino, rotos y remendados, y zapatos viejos y recosidos en sus pies, con vestidos viejos sobre sí; y todo el pan que traían para el camino era seco y mohoso. Y vinieron a Josué al campamento en Gilgal, y le dijeron a él y a los de Israel: Nosotros venimos de tierra muy lejana; haced, pues, ahora alianza con nosotros. Y los de Israel respondieron a los heveos: Quizás habitáis en medio de nosotros. ¿Cómo, pues, podremos hacer alianza con vosotros? Ellos respondieron a Josué: Nosotros somos tus siervos. Y Josué les dijo: ¿Quiénes sois vosotros, y de dónde venís? Y ellos respondieron: Tus siervos han venido de tierra muy lejana, por causa del nombre de Jehová tu Dios; porque hemos oído su fama, y todo lo que hizo en Egipto, y todo lo que hizo a los dos reyes de los amorreos que estaban al otro lado del Jordán: a Sehón rey de Hesbón, y a Og rey de Basán, que estaba en Astarot. Por lo cual nuestros ancianos y todos los moradores de nuestra tierra nos dijeron: Tomad en vuestras manos provisión para el camino, e id al encuentro de ellos, y decidles: Nosotros somos vuestros siervos; haced ahora alianza con nosotros. Este nuestro pan lo tomamos caliente de nuestras casas para el camino el día que salimos para venir a vosotros; y helo aquí ahora ya seco y mohoso. Estos cueros de vino también los llenamos nuevos; helos aquí ya rotos; también estos nuestros vestidos y nuestros zapatos están ya viejos a causa de lo muy largo del camino. Y los hombres de Israel tomaron de las provisiones de ellos, y no consultaron a Jehová. Y Josué hizo paz con ellos, y celebró con ellos alianza concediéndoles la vida; y también lo juraron los príncipes de la congregación”, (Josué 9:3-15). Sin embargo, con el tiempo Josué se dio cuenta del engaño; pero ya habían hecho juramento de respetar su juramento por lo que los destino a ser sirvientes de Israel: “Y Josué los destinó aquel día a ser leñadores y aguadores para la congregación, y para el altar de Jehová en el lugar que Jehová eligiese, lo que son hasta hoy”, (Josué 9:27). Hoy en día, los arqueólogos han encontrado los restos de Gabaón, así lo dice J. B. Tidwell, en su libro Geografía Bíblica: “La ciudad se representa hoy por Al-Jib, una aldea como a 8,047 km al noroeste de Jerusalén. En 1956-57 fueron hechas excavaciones y se encontró un gran número de tesoros arqueológicos. Al este está un gran estanque alimentado por un manantial. Más abajo entre los olivos están los restos de un estanque más grande que tomaba las aguas de otro manantial. Este es probablemente el estanque al cual se refiere 2 Sam. 2:13 y Jer. 41:12. Está circundado por un rico territorio montañoso cerca del paso que baja al valle de Ajalón”.


 

ruinas-Gabaon

Ruinas de Gabaón en Al Jib, vistas desde Nabi Samwil

De Natritmeyer - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=90117823



No hay comentarios.:

Publicar un comentario