“En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido
vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba
la oportunidad. No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a
contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener
abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para
tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo
puedo en Cristo que me fortalece”.
Filipenses 4:10-13
INTRODUCCIÓN
Ya poco falta para que terminemos el
estudio de esta maravillosa carta que iniciamos hace un tiempo atrás, la carta
a los Filipenses, la cual nos ha enseñado mucho acerca del gozo cristiano, de
allí que algunos teólogos la llamen, la carta del gozo. Ahora Pablo toca otro
tema muy importante que los cristianos deberíamos tener en cuenta, la
importancia del contentamiento ¿Qué es el contentamiento? ¿Tener contentamiento
es sinónimo de resignación o conformismo? Bueno, iniciemos este estudio considerando
las preciosas verdades espirituales que se encuentran en estos versículos y que
podemos poner en práctica en nuestra vida cristiana.
La importancia del contentamiento |
UN AGRADECIMIENTO ACOMPAÑADO DE UN SUTIL REPROCHE
“En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido
vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba
la oportunidad”.
Filipenses 4:10
Antes
de comentar cualquier cosa al respecto de los versículos, queremos recordar
algo que dijimos al principio de este estudio. Si recuerdan, algunos teólogos
han visto a Filipenses como el resultado de la unión de dos (y aún tres)
cartas. Esto significa que Pablo escribió dos cartas a la iglesia de Filipos
las cuales fueron unidas por sus discípulos y formaron un solo volumen, tal y
como lo que hoy tenemos. Los que afirman que Filipenses es la unión de dos
cartas que Pablo escribió en dos momentos diferentes se basan prácticamente en
dos observaciones. Consideramos la primera aquí y dejaremos la segunda razón
para el siguiente estudio. La primera razón se debe al cambio abrupto del
pensamiento que se presenta a partir de Filipenses 4:10-20, y ahora
estamos haciendo un estudio de los versículos que van del 10 al 13. Hasta
Filipenses 4:9, Pablo lleva el hilo del pensamiento que precede a la temática
de los versículos anteriores, de hecho, pareciera que desde Filipenses 4:4 el
apóstol comenzará a despedirse exhortándolos a regocijarse siempre y termina en
el versículo 9 pidiéndoles que siempre sigan sus enseñanzas: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí,
esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros”, (Filipenses 4:9).
A estas palabras solo le faltan el amén y la despedida quedaría completa. Sin
embargo, la carta no termina en el versículo 9, sino presenta más palabras con
un pensamiento muy diferente al que se venía desarrollado, de tal forma que, de
una despedida, para a agradecerles por las ofrendas y ayudas que le habían
proveído, esto de los versículos 10 al 20, luego, en el versículo 21 retoma la
despedida hasta el final de la carta. ¿A qué se debe esto? Bueno, algunos
lo explican diciendo que lo que tenemos aquí es otra carta que Pablo escribió
en determinado momento, de hecho, afirman que Filipenses 4:10-20 fue la primera
carta que escribió agradeciendo la ofrenda que había recibido y que Filipenses
1:1-4:9, 21-23, es la segunda carta que escribió. Luego vinieron los
discípulos de Pablo y decidieron introducir la primera carta entre los
versículos 9 y 21 de lo que hoy conocemos como capítulo 4. A Filipenses 4-10-20
le han llamado Filipenses A o la carta del agradecimiento, mientras que a
Filipenses 1:1-4:9, 21-23, le han llamado Filipenses B o la carta de la
amistad.
Ahora volvamos al texto: En gran manera me
gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo
cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. Una
vez más la palabra gozo vuelve a aparecer en esta carta, no olvidemos que
Filipenses es también llamada la carta del gozo y a través de ella hemos
aprendido lecciones importantes para mantener el gozo que el Señor nos ha
otorgado. En este caso, el apóstol se gozó en gran manera al recibir una
ofrenda que provenía de los hermanos de Filipos. Las palabras, “al fin”,
que aparecen en este versículo suenan como una especie de reclamo cariñoso y disimulado, como quien dice, “al fin se acordaron de mí”. La Biblia Al
Día traduce este versículo de una forma que capta esta sensación de pequeño
reclamo por parte del apóstol: “Me alegro muchísimo
en el Señor de que al fin hayáis vuelto a interesaros en mí. Claro está que
teníais interés, sólo que no habíais tenido la oportunidad de demostrarlo”,
(Filipenses 4:10, BAD). Pablo disimula su reclamo diciéndoles que la
oportunidad para que ellos lo ayudaran no se había presentado, pero ahora se
gozaba de recibir su apoyo económico. No es que el apóstol Pablo predicara por
sacar ganancia de su ministerio o que les exigiera a las iglesias que había
fundado que le pasaran una mensualidad, ciertamente no era así. Sin embargo,
como obrero dedicado al 100% a la predicación del evangelio, dependía de la
caridad de algunas iglesias o hermanos que proveían para sus necesidades, todo
era por caridad y no por una exigencia que él había impuesto. Su prioridad era
el progreso espiritual de los hermanos y el éxito de su ministerio al predicar
la palabra de Dios, tanto así que, si veía que el recibir ofrenda de alguna
iglesia ponía algún tropiezo en estos objetivos, se negaba a recibirlos, aún
trabajaba con sus propias manos para no ser una carga a nadie: “Si hemos sembrado semilla espiritual entre vosotros, ¿será
mucho pedir que cosechemos de vosotros lo material? Si otros tienen derecho a
este sustento de parte vuestra, ¿no lo tendremos aún más nosotros? Sin embargo,
no ejercimos este derecho, sino que lo soportamos todo con tal de no crear
obstáculo al evangelio de Cristo. ¿No sabéis que los que sirven en el templo reciben
su alimento del templo, y que los que atienden el altar participan de lo que se
ofrece en el altar? Así también el Señor ha ordenado que quienes predican el
evangelio vivan de este ministerio”, (1 Corintios 9:11-14, BAD). De
esta forma, Pablo en ocasiones recibía el apoyo financiero de iglesias
como Filipos, en otras ocasiones era bendecido por la hospitalidad de ciertos
creyentes que lo hacían posar en sus casas y obviamente se encargaban
de sus necesidades: “Entonces una mujer llamada
Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios,
estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a
lo que Pablo decía. Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si
habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos
obligó a quedarnos”, (Hechos 16:14-15). Otras, trabajaba con
sus propias manos, ganándose así su sustento mientras continuaba
compartiendo el mensaje del evangelio: “Después de
estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. Y halló a un judío llamado
Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por
cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a
ellos, y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos,
pues el oficio de ellos era hacer tiendas. Y discutía en la sinagoga todos los
días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos”, (Hechos 18:1-4). La
prioridad de Pablo era la salvación de las almas, no sacar ganancias del
evangelio, para ello, él sabía contentarse y agradecer tanto las ofrendas y
ayudas de hermanos dadivosos como la provisión que Dios le permitía tener a
través de sus propias manos.
LA IMPORTANCIA DEL CONTENTAMIENTO
“No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme,
cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia;
en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener
hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad”.
Filipenses 4:11-12
Luego,
las palabras que a continuación Pablo cita son una verdadera enseñanza para
nosotros: No lo digo porque tenga escasez, pues he
aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Pablo
decía estas cosas no porque estaba interesado en recibir un beneficio económico
de ellos, más bien, deseaba que, a través de su generosidad, ellos fuesen
bendecidos, ya que Pablo había aprendido a estar contento cualquiera que
fuese su situación: Sé vivir humildemente, y
sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado
como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
Lo que aquí Pablo nos está enseñando es la importancia del contentamiento,
¿pero a qué se refiere? La palabra griega que se traduce al español como
“contentarme” es autárkes (αὐτάρκης),
la cual era una palabra utilizada por los filósofos estoicos y la definían como
“autosuficiente”. Para los estoicos, el ser autosuficiente era el secreto de la
felicidad, ahora, ¿cómo la alcanzaban los antiguos estoicos? Los estoicos
enseñaban que prácticamente se tenía que renunciar a todo deseo de felicidad e
importancia en la vida, tenían que hacer que les dejara de importar los lujos,
los placeres, su familia, sus amigos, incluso su propia felicidad, porque
cuando esto pasaba y se adquiría una total indiferencia a la vida, nada podía
afectar su estado de ánimo, ni las calamidades, ni la perdida de sus bienes y
aun, la muerte de sus familiares. Solo aquellos verdaderos maestros adquirían
este nivel alto de autosuficiencia o autárkes (αὐτάρκης),
como la llamaban. Por ello, alguien dijo que los estoicos tomaban todas las
emociones y sentimientos de una persona para convertir su alma en un verdadero
desierto emocional. No obstante, Pablo no habla de este tipo de
autosuficiencia, tampoco desea que nos volvamos unos indiferentes a los asuntos
de la vida, ni conformistas o personas sin deseos de superación, lo que Pablo
desea es que aprendamos a estar contentos cualquiera que sea nuestra situación.
Si hay abundancia, dar gracias a Dios por ello, si pasamos necesidad, ver el
aspecto positivo y reconocer las cosas que si tenemos en lugar de ver las que
no tenemos. Muchas personas son infelices porque después de haber gozado por un
tiempo de abundancia enfrentan escasez y por el esfuerzo de mantener su estilo
de vida se endeudan y esto roba su paz y si son cristianos su gozo. La verdad
es que necesitamos sabiduría para vivir de acuerdo al nivel económico que Dios
nos ha otorgado, dando gracias por lo que hemos recibido, siendo buenos
administradores y trabajando para prosperar sin, y si lo hacemos, no volverlos
locos con las riquezas ya que eso puede llevarnos a situaciones de aflicción.
La clave es mantener el contentamiento, cualquiera que fuese nuestra situación:
“Pero gran ganancia es la piedad acompañada de
contentamiento”, (1 Timoteo 6:6).
LA CLAVE DE TODO ES: TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”.
Filipenses 4:13
Ahora,
la clave para poder superar cualquier situación que enfrentamos en la vida es
esta: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
Los estoicos enseñaban que el hombre logra su estado máximo de autosuficiencia
al ser totalmente indiferentes a las circunstancias de la vida, otros creerían que
el contentamiento puede llevar al conformismo, pero no es así, Pablo siempre fue
una persona que aprendió a ver el aspecto positivo de todo, incluso al
enfrentar grandes tribulaciones o prisiones. El primer paso para lograr el
contentamiento es ser agradecido con lo que tenemos, para ello debemos identificar
las cosas buenas que tenemos ahora mismo, tal vez no tengamos grandes riquezas,
pero tenemos la vida, posiblemente una familia o personas que nos aman, el
sustento diario no nos falta y, sobre todo, el respaldo de Dios que recompensara
nuestra fidelidad si permanecemos firmes. Ahora, para poder ser victoriosos en
cualquier situación que enfrentemos, la clave es nuestra convicción interna:
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. No importa las dificultades que podamos
estar atravesando, si confiamos en el poder de Cristo vamos a salir
victorioso, y nos solo eso, sino también, confiar en Cristo en todo momento,
aun en tiempos de abundancia, nunca olvidemos que nuestro bienestar no proviene
de nuestras propias fuerzas, sino de Cristo y si es así siempre tendremos una razón
para el contentamiento en nuestra vida, de tal manera que como dice William
Barclay en su comentario bíblico de estos versículos, pasamos de ser autosuficientes
a Cristo suficientes.
Que bueno es tener a Nuestro Señor y Salvador Cristo como un todo en nuestra vida, le damos las gracias a Dios Padre por incluirnos en sus planes eternos y con la guía del Espíritu Santo. Amén 🙏🙏🙏
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