“Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona
mía, estad así firmes en el Señor, amados”.
Filipenses 4:1
INTRODUCCIÓN
Ahora vamos a dar inicio
al estudio del último capítulo de la carta del apóstol Pablo a los Filipenses,
con tan solo 4 capítulos hemos aprendido grandes lecciones espirituales,
especialmente aquellas relacionadas con el gozo del creyente, de hecho, hemos
dicho que esta carta es conocida como la carta del gozo, por considerar varios
aspectos relacionados a este hermoso tema. En el primer versículo de esta carta
del apóstol encontramos otro aspecto de la vida de Pablo que le producía gozo: Ver
firmes a sus hermanos en Cristo, especialmente aquellos que eran fruto de su
ministerio.
El gozo y corona del Apóstol Pablo
EL GOZO Y CORONA DE PABLO: EL PROGRESO ESPIRITUAL DE SUS HERMANOS EN CRISTO
“Así que, hermanos míos amados y deseados, gozo y corona mía…”
Filipenses 4:1
Si hay algo que le
provocaba mucho gozo al apóstol Pablo era el progreso y bienestar de sus hijos
en la fe: Así que, hermanos míos amados y
deseados, gozo y corona mía.
Durante su vida ministerial, el apóstol fundo muchas iglesias, eso lo podemos
ver en el libro de Hechos de los apóstoles, y durante su segundo viaje
misionero, la primera iglesia que fundo fue la de Filipos (Hechos 16:11-40),
allí conoció a creyentes como Lidia, la vendedora de purpura que se convirtió
al evangelio por la predicación del apóstol, junto con Silas proclamaron el
evangelio en ese lugar, también allí liberó a una joven que estaba poseída por
un espíritu de adivinación que daba grandes ganancias a sus dueños, los cuales
al ver perdida su fuente de ganancias los acusaron delante de la autoridades de
Filipos y provocaron que los azotaran con garrotes y echaran en la cárcel; pero
estando en la cárcel, con cepos en los pies, alababan al Señor y esto llamó la
atención de todos los prisioneros, hasta que de repente sobrevino un gran
terremoto que provocó que las cárceles se abriesen, de tal manera de que el
carcelero pensó que todos habían huido y considerando que había pena de muerte
para un soldado o custodio al cual se le escapase un prisionero, intento
suicidarse, pero oyó una voz que lo detuvo y este creyó también al evangelio. Si
hay algo que produce gozo en la vida de un cristiano es ver el fruto de su
trabajo en Cristo Jesús, especialmente considerar el progreso que nuestros
hijos en la fe pudiesen tener, porque esta iglesia había nacido como
consecuencia del ministerio de Pablo, él les había llevado el evangelio y ahora
tenía una bonita comunidad cristiana. Por ello, el apóstol utiliza las palabras
gozo y corona mía, para describir la gran satisfacción que sentía
por sus hermanos en Cristo Jesús. Eran su gozo, porque le provocaba un estado
de regocijo el ver su progreso espiritual, eran su corona, porque eran
consecuencia de una victoria que el Señor le había permitido alcanzar al ser
exitoso en su ministerio en Filipos. La palabra griega que se traduce en la versión
RV60 como corona es stéfanos (στέφανος),
y este tipo de corona no se refiere a la que se pone en la cabaza de un rey, más
bien era una corona que se hacia de laureles y se les daba a los atletas que competían
en los juegos y lograban ganar en medio de todos los participantes. Este era el
tipo de corona que Pablo decía haber logrado ganar, eso representaban los
hermanos en Cristo de Filipos para el apóstol, un gozo y corona.
FIRMES EN EL VERDADERO EVANGELIO
“… estad así firmes en el Señor, amados”.
Filipenses 4:1
El apóstol exhorta a sus
hermanos en Cristo, su gozo y corona, a estar firmes en el Señor: … estad así firmes en el Señor, amados. Las palabras, “estad
firmes”, se traducen de una sola palabra griega que es stéko (στήκω), la cual literalemente significa, “estar
de pie”, o “estar estacionario”. Nuestra vida cristiana demanda que nos
afirmemos en Cristo Jesús, ¿pero qué significa estar firmes en Cristo Jesús?
Estar firme en Cristo Jesús significa mantenernos en nuestra fe,
sin fluctuar ni dudar: “Mantengamos firme,
sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió”,
(Hebreos 10:23). También estar firmes en el Señor implica mantenernos
inconmovibles en nuestra manera de pensar, totalmente persuadidos del evangelio
como nuestra única verdad y no ser amoldados por las ideas
anticristianas de este mundo: “No os conforméis a
este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta”, (Romanos 12:2). Estar firmes en Cristo es perseverar
en el estudio del evangelio, la oración y la comunión con Dios y los santos:
“Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en
la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”,
(Hechos 2:42). Permanecer firmes en el Señor demanda que vivamos alertas,
vigilando nuestra vida para no ser sorprendidos por las acechanzas del enemigo:
“Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el
diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”,
(1 Pedro 5:8). Estar firmes implica que aprovechemos nuestros dones y
armas espirituales para defendernos del ataque del enemigo: “Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y
vestidos con la coraza de justicia, y calzados los pies con el apresto del
evangelio de la paz. Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis
apagar todos los dardos de fuego del maligno. Y tomad el yelmo de la salvación,
y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”, (Efesios
6:14-17). En general, estar firmes en el Señor significa que progresemos
en nuestra vida cristiana, agregándole valor por medio de practicar y desarrollar
las mejores virtudes que Dios produce en nuestras vidas con la ayuda del Espíritu
Santo: “Vosotros también, poniendo toda
diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud,
conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a
la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal,
amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar
ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo”,
(2 Pedro 1:5-8). Como cristianos debemos afirmarnos en este mundo de pecado y
perseveran en la sana doctrina, anunciando el mensaje que transforma al hombre,
peleando la buena batalla de la fe y esperando el pronto regreso de nuestro Señor
Jesucristo.
Excelente explicación de este versículo, sea Dios Padre ayudando al creyente de Nuestro Señor y salvador Cristo a continuar progresando en el evangelio bendito con la ayuda de su Santo Espíritu. Amén 🙏
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