“Pero
cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga;
esto ordeno en todas las iglesias. ¿Fue llamado alguno siendo circunciso?
Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno siendo incircunciso? No se circuncide.
La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los
mandamientos de Dios. Cada uno en el estado en que fue llamado, en él se quede.
¿Fuiste llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes
hacerte libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo
esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre,
esclavo es de Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de
los hombres. Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así
permanezca para con Dios”.
1
Corintios 7:17-24
INTRODUCCIÓN
Hasta
el momento el apóstol Pablo ha respondido a algunas preguntas que los corintios
le habían hecho por medio de una carta que hoy en día no tenemos. Se ha enfocado
en responderles cuestiones referentes al matrimonio. No debemos olvidar que la
iglesia de Corinto recibía una fuerte influencia de depravación sexual por lo
que el apóstol les recomienda que aquellos que no tiene el don de continencia
que mejor se casen, y en ese sentido les dirige su consejo tanto a los solteros
y viudas, como a los matrimonios donde ambos son creyentes y aquellos donde uno
de ellos es incrédulo. Al avanzar hasta esta sección Pablo trata de aterrizar en el punto principal que quiere dejar claro entre
los corintios: que cada uno considere su condición y dones que ha recibido para
ministrar delante del Señor.
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Cada Quien Ministre según su Condición |
VIVIENDO EN LA CONDICIÓN QUE EL SEÑOR LO LLAMO
“Pero
cada uno como el Señor le repartió, y como Dios llamó a cada uno, así haga; esto
ordeno en todas las iglesias”.
1
Corintios 7:17
A todo esto uno podría preguntarse qué
es mejor, ¿ser soltero o ser casado? Pablo nos aclara en este apartado cual es
el mejor estado para ministrar nuestros dones. ¿El soltero ministrará mejor que
el casado?, o ¿viceversa? El mejor estado es aquel al cual Dios nos ha llamado.
Si ha decidido que le sirvamos siendo casados, ese es el mejor, pero si Él nos
ha dado el don de continencia, nuestro mejor estado para servirle será el de
soltero. Por tanto aclara: Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así
permanezca para con Dios. Por tanto, su consejo para los solteros
que han recibido el don de continencia es servirle así al Señor, y para los
casados la exhortación es continuar es esa condición, y a los que están casados
con un incrédulo, si este consiente en vivir así con él o ella, que no se
separe. Cada quien debe vivir en el estado que Dios le ha llamado de acuerdo a
sus dones. Para aclarar este punto el
presenta dos ejemplos de la esfera religiosa (judíos y gentiles) y dos de la
esfera social (esclavos y libres).
VIVIENDO PARA CRISTO EN LA CIRCUNCISIÓN O INCIRCUNCISIÓN
“¿Fue
llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Fue llamado alguno
siendo incircunciso? No se circuncide. La circuncisión nada es, y la
incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios. Cada uno en
el estado en que fue llamado, en él se quede”.
1
Corintios 7:18-20
Pablo les dice a sus lectores que si alguien siendo ya judío fue llamado al
cristianismo, que se quede circunciso. La circuncisión era la señal del pacto
que Dios había hecho con Abraham y desde entonces los niños se circuncidaban en
el octavo día de nacimiento. Era un símbolo de su fe y obediencia a la ley de
Moisés. Sin embargo, algunos judíos en los tiempos de los Macabeos llegaron a
sentirse reprimidos por este tipo de señal en el prepuso de su pene,
especialmente porque la cultura helenística magnificaba el culto a la belleza
del cuerpo a tal punto que algunos judíos se sintieron avergonzados de la señal
de la circuncisión de tal forma que se sometían a una pequeña cirugía que
trataba de corregir el problema para que estos encajaran en la sociedad.
Posiblemente, algunos creyentes de descendencia judía pudieran recurrir a esta
cirugía, aunque generalmente eran los cristianos judíos que insistían en los
gentiles que se circuncidaran. También pasaba lo contrario, y al parecer era
más común ya que los judíos trataban de hacer que los gentiles cristianos se
circuncidaran. No obstante, el apóstol es claro al decirle que ni lo uno ni lo
otro sirve en la nueva vida de salvación que Dios les ha otorgado. Alguien
pudiera ser circuncidado pero no por eso cumplir con la ley, y viceversa, un
incircunciso podía vivir cumpliendo la ley. En Gálatas les dice que lo
importante es vivir conforme a la nueva vida que han recibido en Cristo: “Porque en Cristo
Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva
creación”, (Gálatas 6:15). Sea que este circuncidado o no, lo que
hoy importa es el tipo de vida que van a llevar. Como nueva creación deben
quedarse en la condición en la cual fueron llamados y vivir como verdaderos
hijos de Dios.
VIVIENDO PARA CRISTO EN NUESTRO ESTATUS SOCIAL
¿Fuiste
llamado siendo esclavo? No te dé cuidado; pero también, si puedes hacerte
libre, procúralo más. Porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo,
liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de
Cristo. Por precio fuisteis comprados; no os hagáis esclavos de los hombres.
Cada uno, hermanos, en el estado en que fue llamado, así permanezca para con
Dios”.
1
Corintios 7:21-24
Así
mismo, si alguien fue llamado a Cristo siendo esclavo no debe preocuparse de su
condición social, aunque si puede procurar su libertad que lo haga. Esto no
significa que Pablo aprobaba la esclavitud la cual generalmente era inhumana,
él sabía que a lo mejor la predicación del evangelio un día llegaría a terminar
con toda esta clase de injusticias, pero ahora lo que quiere es enseñarles a
sus lectores que sin importar su condición social lo importante es el
testimonio que darán como nacidos de nuevo. Así todo hombre viene a ser libre
del dominio de Satanás en Cristo Jesús. De igual forma, aquel que fue llamado
siendo libre es deudor de Cristo y está obligado a testificar de su nueva vida
en la fe sin olvidar que ahora es esclavo de Cristo. Por tanto, no importa la
condición social en la cual fueron llamados, el propósito predominante es el
testimonio que como cristianos darán sabiendo que en Cristo Jesús somos libres
del pecado, pero esclavos de la justicia: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay
varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”,
(Gálatas 3:28).
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