La naturaleza del Hombre


 

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”.

Génesis 2:7

INTRODUCCIÓN

              Hasta el momento hemos considerado quién es el hombre, de acuerdo a la perspectiva bíblica, así como su origen. Ahora queremos estudiar algunos aspectos bíblico referente a su naturaleza. El ser humano ha sido objeto de estudios por parte de la ciencia, se ha estudiado desde el punto de vista, biológico, psicológico, social e histórico, sin embargo, a nosotros nos interesa también entenderlo desde el punto de vista de las Sagradas Escrituras, entendiendo que es creado a imagen y semejanza de Dios.

 

naturaleza-hombre
La naturaleza del Hombre


EL HOMBRE, UN SER MATERIAL E INMATERIAL

                 La Biblia declara: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”, (Génesis 2:7). Con estas palabras el versículo nos enseña mucho acerca de la naturaleza del ser humano. El hombre es un ser que posee dos naturalezas, una es material y otra inmaterial, de esto, Charles Ryrie nos dice en su libro de Teología Básica: “Cuando Dios creó a Adán Él tomó el polvo de la tierra y sopló en él el aliento de vida para hacer una persona viviente (Génesis 2:7). Mientras que hubo dos pasos en el acto de creación, el resultado fue una persona viviente singular y unitaria. Las partículas de la tierra proveyeron el material mientras que el aliento de Dios efectuó la vida. Lo material y lo inmaterial se combinaron para crear una entidad individual. Dentro del material existe una variedad de aspectos: las arterias, el cerebro, los músculos, el pelo, etcétera. Y dentro de lo inmaterial también encontramos una variedad de elementos: alma, espíritu, corazón, voluntad, conciencia, etcétera”. Estudiemos en qué consiste cada una de las partes de la naturaleza del hombre, la que es material e inmaterial.

 

            La parte que es material en el hombre.

“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra…”

Génesis 2:7

Consideremos la parte material del hombre: Primeramente, se nos dice que el hombre fue formado por Dios del polvo de la tierra. Este acto nos revela unos detalles, el primero, a diferencia de algunas cosas o seres que fueron creados de la nada, es decir, solo por el poder de su palabra, el hombre fue formado de algo ya existente, en este caso del polvo de la tierra. Sabemos por el relato del libro de Génesis de que Dios creo los cielos y la tierra por el poder de su palabra, de la nada: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra”, (Génesis 1:1). La palabra “creó” proviene del hebreo bara (בָּרָא), la cual aparece en los versículos 1, 21 y 27 del primer capítulo y se usa en referencia a crear algo completamente nuevo de la nada, lo cual es un atributo exclusivo de Dios: “Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”, (Hebreos 11:3). A este hecho algunos teólogos le llaman creatio ex nihilo, termino latín que significa, “crear a partir de la nada”. Sin embargo, vemos que el hombre fue creado de la tierra, de algo que ya existía, es decir, creatio ex materia, es decir, “creación a partir de la materia”, en este caso, del polvo. Lo segundo que podemos resaltar en este punto que estamos considerando es que vemos el gran detalle de Dios al tomarse el tiempo para formarlo del polvo de la tierra, algo que no hizo con el resto de su creación. Esto solo puede evidenciar una vez más el gran amor de Dios hacia su creación especial, el hombre, el cual fue formado directamente por Él a su imagen y semejanza, de tal manera, que todos los seres humanos son creados por Dios y no es un azar su existencia, aún desde el vientre de su madre, el hombre es creado por Dios: “Porque tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, bien que en oculto fui formado, y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vio tus ojos, y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, sin faltar una de ellas”, (Salmos 139:13-16). Lo tercero que podemos aportar a este aspecto material del ser humano es que éste proviene del polvo, o sea, es producto o está hecho de los mismos materiales que se encuentran en el planeta tierra. La ciencia ha demostrado que los mismos minerales que se encuentran en la tierra están presentes en el hombre de tal forma que cobran sentido las siguientes palabras: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás”, (Génesis 3:19). El nombre que se le dio al primer hombre de la tierra fue Adán, y este nombre proviene del hebreo Adám (אָדָם), la cual tiene relación con la palabra adamah (אֲדָמָה), la cual se usa para referirse a la tierra, sugiriendo su origen.


            La parte que es inmaterial en el hombre. 

“… sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”.

Génesis 2.7

Al final del versículo 7 se nos habla de la parte inmaterial del hombre. Dice que Dios sopló en su nariz “aliento de vida”, en el hebreo se utilizan las palabras neshamá kjai (נְשָׁמָה חַי), lo cual literalmente sugiere eso, de que Dios soplo en la nariz del hombre aliento de vida para que fuese un ser viviente, y esta palabra, “viviente”, se traducen de la palabra hebrea néfesh (נֶֶפֶשׁ), que literalmente hace referencia al alma. Fue el aliento de vida que Dios soplo en la nariz del hombre que le proveyó un alma, para que este viniese a ser un ser vivo, fungiendo así su cuerpo como la parte corpórea en la cual se encuentra dicha alma, la cual a su vez lo convierte en un ser viviente. De esto, Lewis Sperry Chafer, en su libro, Teología Sistemática, Tomo 1, nos dice: “Hablando en líneas generales, la creación del hombre incluyó aquello que era material (el polvo) e inmaterial (el aliento de vida). Esta doble distinción tiene referencia al «hombre exterior» y al «hombre interior» (2 Co. 4: 16); «el vaso de barro» y «su tesoro» (2 Co. 4: 7). Mientras que el alma y el espíritu del hombre se presentan existiendo para siempre, el cuerpo retorna al polvo desde donde fue formado, y el espíritu va a Dios quien lo dio (Ec. 12:7). De acuerdo a ello, la gente puede matar el cuerpo, pero no matar el alma (Mt.10:28)”. Por tanto, vemos como el hombre se compone de dos naturalezas, una que es material y otra inmaterial, una parte corpórea y otra incorpore, una parte carnal y otra espiritual, todo para hacer un solo ser existente, así lo afirma Charles Hodge, en su libro, Teología Sistemática, Volumen 1: “… el hombre se compone de dos principios distintivos: cuerpo y alma: el uno, material, el otro inmaterial; el uno corpóreo, el otro espiritual. En esta declaración está involucrado, primero, que el alma humana es una sustancia; y, segundo, que es una sustancia distinta del cuerpo. De modo que en la constitución del hombre se incluyen dos sustancias distintas”.

 

LA RELACIÓN ENTRE EL CUERPO Y EL ALMA

“y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”.

Eclesiastés 12:7

               ¿Qué relación existe entre al cuerpo y el alma? Bueno, a simple vista es el recipiente que contiene el alma mientras este vive, o como dice Lewis Sperry Chafer, en su libro, Teología Sistemática, Tomo 1: “El cuerpo humano del hombre es la habitación del alma y el espíritu del hombre hasta que muera. Aunque acaba con la muerte, está sujeto a resurrección”. Como dice Salomón en Eclesiastés, el polvo vuelve a la tierra, es decir, el cuerpo del ser humano al morir, y este se vuelve polvo porque de él fue hecho, mientras que el espíritu vuelve a Dios que lo dio. Esta palabra, espíritu, que aparece en Eclesiastés 12:7, se traduce de la palabra hebrea rúakj (רוּחַ), que también puede hacer referencia a un soplido, viento, hálito o aliento, recordándonos que el hombre llego a ser un alma viviente debido a que Dios soplo en su nariz aliento de vida. Tratar de entender cómo es que la vida se produce y logra la parte incorpórea “sincronizase” con la parte material del cuerpo es un verdadero misterio que probablemente nunca entendamos, porque al final la vida humana es un milagro de Dios. En este sentido, Charles Hodge, en su libro, Teología Sistemática, Volumen 1, nos dice: “Así, el hombre, según las Escrituras, es un espíritu creado en unión vital con un cuerpo material organizado. Se reconoce que la relación entre estos dos constituyentes de nuestra naturaleza es un misterio. Esto es, se trata de algo incomprensible. No sabemos cómo el cuerpo actúa sobre la mente, ni cómo la mente actúa sobre el cuerpo. Pero los siguientes hechos son claros: (1) Que la relación entre los dos es una unión vital… (2) Es un hecho de la consciencia de que ciertos estados del cuerpo producen estados correspondientes de la mente… Las emociones de la mente afectan al cuerpo; la vergüenza provoca rubor en las mejillas; el gozo hace que el corazón palpite y que los ojos resplandezcan. Un golpe en la cabeza hace inconsciente a la mente…  (3) También es un hecho de la consciencia que en tanto que ciertas operaciones del cuerpo son independientes de la acción voluntaria y consciente de la mente, como los procesos de respiración, digestión, secreción, asimilación, etc., hay ciertas acciones que son dependientes de la voluntad”.

 

DICOTOMÍA O TRICOTOMÍA

               Estos términos han sido un tema de discusión en la doctrina del hombre. Se entiende por dicotomía al hecho de que la naturaleza humana del hombre tiene solo dos partes fundamentales en su ser: cuerpo y alma. Así vemos que lo afirma vehementemente Charles Hodge, en su libro, Teología Sistemática, Volumen 1: “La doctrina Escritural de la naturaleza del hombre como un espíritu creado en unión vital con un cuerpo organizado, que por tanto consiste de dos, y solo dos, elementos o sustancias distintivas, es de gran importancia”. Sin embargo, hay otros que defienden la tricotomía, que es una forma de considerar al hombre en tres partes esenciales que lo componen, cuerpo, alma y espíritu. Dichas partes son totalmente diferentes entre ellas. Aunque muchas veces hemos oído en las predicaciones la afirmación de que el hombre es cuerpo, alma y espíritu, se debe de tener cuidado de no considerarlo como la tricotomía lo hizo al principio, ya que, para comenzar, estas afirmaciones fueron postuladas por los gnósticos los cuales afirmaban que el hombre nacía con cuerpo y alma, pero adquiría el espíritu después de su bautismo. Esta teoría fue desarrollada basadas en las palabras de Pablo: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo”, (1 Tesalonicenses 5:23). Así, el gnosticismo comenzó con sus enseñanzas de tricotomía afirmando que el hombre está dividido en tres partes: cuerpo, alma y espíritu, que en griego son: soma, psique y pneuma; y en latín: corpus, anima y spiritus. Por tanto, la tricotomía, normalmente cree que el cuerpo nos conecta con el mundo físico que nos rodea, el alma es la esencia de nuestro ser, y el espíritu es lo que nos conecta con Dios. Además, muchos teólogos rechazaron la tricotomía, tales como Charles Hodge, en su libro, Teología Sistemática, Volumen 1: “En oposición a todas las formas de tricotomía, o la doctrina de una triple sustancia en la constitución del hombre, se debe observar: (1) Que se opone al relato de la creación del hombre tal como aparece en Gn 2:7… (2) Esta doctrina (tricotomía) está opuesta al uso uniforme de la Escritura. Bien lejos de distinguir entre nephesh, psuchë, anima, o alma, de ruah, pneuma, animus, o mente como o bien originalmente diferente, o derivada de ella, estas palabras designan todas una y la misma cosa… (3) Una tercera observación a hacer acerca de esta cuestión es que todas las palabras anteriormente mencionadas, nephesh, ruah y neshamah, en hebreo, psuchë y pneuma en griego, y alma y espíritu en castellano, se emplean en las Escrituras de manera indiscriminada para hombres y animales irracionales”. También, el teólogo J. Oliver Buswell Jr, en su libro, Teología Sistemática, Tomo II, lo hace notar: “A diferencia de la tricotomía, el punto de vista común de los teólogos ortodoxos a través de la historia eclesiástica ha sido que el hombre es dicótomo”. Para Charles Ryrie, es un error el enfoque que tiene la tricotomía popular, al querer hacer ver la supremacía que el espíritu tiene en el hombre con respecto a su alma o cuerpo, así lo dice en su libro de Teología Básica: “La tricotomía popular (el hombre está compuesto de cuerpo, alma, y espíritu) hace al espíritu superior al alma, y al espíritu y el alma superiores al cuerpo. El cuerpo relaciona al hombre consigo mismo, el alma con el mundo, y el espíritu con Dios. El espíritu y lo espiritual han de ser cultivados, mientras que lo del alma y lo del cuerpo son despreciados. Este modo de establecer preeminencia es incompatible con el intento de la tricotomía popular de hacer una analogía entre la naturaleza tripartita del hombre y la de Dios”.

            A pesar de la oposición que la tricotomía ha recibido, algunos han llegado a un punto de armonizarla con el pensamiento de la dicotomía que afirma que el hombre está formado de dos partes esenciales, de la corporal y la incorpórea, así el espíritu no está separado del alma, sino forman una solo sustancia, pero con funciones diferentes o, dicho de otra forma, el alma y el espíritu son aspectos diferentes de la naturaleza humana inmaterial. La verdad es que Pablo presenta la totalidad de la naturaleza humano como cuerpo, alma y espíritu allá en 1 Tesalonicenses 5:23, y ninguna parte es más que otra y todas deben santificarse en Cristo Jesús. Además, vemos que Hebreos 4:12 hace diferencia al alma y al espíritu del ser humano: “Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón”, (Hebreos 4:12).

            Entonces, ¿Cuál es la posición bíblica que deberíamos adoptar? ¿Dicotomía o tricotomía? Bueno, por Génesis 2:7 entendemos que el hombre fue creado por Dios y que se le otorgo un cuerpo que es su parte material y luego su soplo de vida le proveyó un ser incorpóreo. No obstante, no podemos negar que la parte incorpórea del hombre posee diferentes aspectos que están presentes en su ser inmaterial, así no solo podríamos mencionar el alma y al espíritu, sino también, el corazón, la carne o naturaleza pecaminosa, la conciencia, la mente, entre otros. Procuraremos estudiar entonces al hombre, como cuerpo, alma y espíritu, así como sus demás características inmateriales en la próxima oportunidad.

 

2 comentarios:

  1. Muy agradecida por el informe presentado, de mucho valor y utilidad. En cuanto a la abundancia del contenido, me hice una pregunta la cual no tengo respuesta. Los conectores, los cinco sentidos, donde los ubicamos en tan Maravillosa Creación?? Perdón el atrevimiento, mis respetos ante tanta Sabiduría Divina!!! Bendiciones!!!

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Dios le bendiga.
      En cuanto a los 5 sentidos, son aspectos que nos ayudan a relacionarnos con el mundo material y asociados con la parte corpórea de nuestro ser, asi el escuchar con el aparato auditivo del oído, el sentir con los nervios y sensores de nuestra piel, el gusto, con la lengua, el ver con nuestros ojos, todos estos son complejas creaciones de Dios que hoy por hoy maravillan a aquellos que se ponen a estudiar su funcionamiento.

      Borrar