“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin
la cual nadie verá al Señor”.
Hebreos 12:14
INTRODUCCIÓN
Un término mal empleado en nuestra sociedad
es la palabra santo. Generalmente, cuando alguien piensa en un santo recuerda
las estatuas que hay en el Templo Católico, pero que es realmente un santo. La
palabra santo tanto en el hebreo como en el griego significan apartado o puesto
aparte, y en este sentido ser santo significa alguien que se ha apartado del pecado
y ha consagrado su vida a Dios. La santidad es sumamente importante porque sin
ella nadie vera a Dios, pero veamos a la luz de la palabra de Dios lo más
descollante referente a ella.
Sin santidad nadie verá al Señor |
I.
DIOS
DEMANDA SANTIDAD.
En
Hebreos se nos hace una advertencia que todo debemos considerar si es que
queremos ver a Dios: santidad, sin la cual nadie verá al Señor. Desde
el Antiguo Testamento vemos como el Señor demandaba a los Israelitas a realizar
los ritos de purificación con el objetivo de no presentarse inmundos delante de
su presencia, e incluso vemos como su santidad mato a algunos hombres que no
tomaron en cuenta sus exigencias. Veamos la importancia de ser verdaderamente
santos. Por ejemplo Nadab y Abiú murieron por ofrecer fuego extraño: “Nadab y Abiú, hijos
de Aarón, tomaron cada uno su incensario, y pusieron en ellos fuego, sobre el
cual pusieron incienso, y ofrecieron delante de Jehová fuego extraño, que él
nunca les mandó. Y salió fuego de delante de Jehová y los quemó, y murieron
delante de Jehová”, (Levítico 10:1-2). En otra ocasión muchos
israelitas murieron como consecuencia de haber visto el arca del pacto sin
haberse consagrado previamente: “Entonces Dios hizo morir a los hombres de Bet-semes, porque
habían mirado dentro del arca de Jehová; hizo morir del pueblo a cincuenta mil
setenta hombres. Y lloró el pueblo, porque Jehová lo había herido con tan gran
mortandad. Y dijeron los de Bet-semes: ¿Quién podrá estar delante de Jehová el
Dios santo? ¿A quién subirá desde nosotros?”, (1 Samuel 6:19-20). También Uza murió por tocar el arca del pacto
cuando esta caía: “Pero cuando llegaron a la era de Quidón, Uza extendió su mano al arca
para sostenerla, porque los bueyes tropezaban. Y el furor de Jehová se encendió
contra Uza, y lo hirió, porque había extendido su mano al arca; y murió allí
delante de Dios”, (1 Crónicas 13:9-10). Aunque hoy vivimos en el
tiempo de la gracia eso no significa que Dios tolere el pecado y por ello cada
uno de sus hijos debe santificarse delante de su presencia, pero veamos las
razones por las cueles debemos hacerlo.
II.
RAZONES
POR LAS CUALES DEBEMOS SER SANTOS.
“Por tanto, ceñid los lomos de vuestro
entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os
traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os conforméis
a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel
que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de
vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. Y si invocáis por
Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno,
conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación; sabiendo que
fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre
preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación”.
1 Pedro 1:13-19
El apóstol Pedro exhorta a todos los
creyentes a vivir santamente, no conformándose a los deseos de la carne, sino
viviendo piadosamente y nos da al menos tres razones por las cueles hacerlo:
1. Porque
Dios es Santo.
“… porque escrito está: Sed santos, porque
yo soy santo…”
La
primera razón por la cual debemos ser santos es porque Dios es santo y nada
inmundo se acercara a Él. Aquí el apóstol Pedro cita un texto del Antiguo
Testamento: “Santificaos,
pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios. Y guardad mis estatutos,
y ponedlos por obra. Yo Jehová que os santifico”, (Levítico 7:7-8).
En esta ocasión Dios se pronunció en contra del pecado y le advirtió a Israel
que no lo toleraría porque su carácter es santo y nada inmundo puede estar
cerca de Él, y ellos, así como nosotros, somos su pueblo y no podemos convivir
con el pecado.
2. Porque
juzgara todas nuestras obras.
“Y si invocáis por Padre a aquel que sin
acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo
el tiempo de vuestra peregrinación…”
La segunda razón por la cual debemos
ser santos es porque Dios juzgara todo pecado. La Biblia es clara al enseñarnos
que hay un día establecido para juzgar a todos los hombres por causa de su
pecados y serán arrojados al lago de fuego (Apocalipsis 20:11-15), pero también
los cristianos hay un día cuando estemos delante su presencia donde evaluara la
calidad de nuestra vida piadosa y las intenciones por las cuales hicimos las
cosas, y algunos sufrirán vergüenza eterna en aquel día, aunque no perderán la salvación:
“Y si sobre este fundamento
alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra
de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego
será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si
permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la
obra de alguno se quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo,
aunque así como por fuego”, (1 Corintios 3:12-15).
3. Porque
nuestra santificación vale la sangre de Cristo.
Finalmente,
debemos ser santos porque nuestra propia santificación vale la sangre del Hijo
de Dios. Cada vez que pecamos estamos menospreciando el sacrificio que nuestro Señor
Jesucristo hizo en la cruz del Calvario, aquel acto vicario de supremo
sacrificio que hizo para perdonar nuestros pecados, limpiarnos de nuestras maldades
y darnos vida eterna es pisoteado. Por tanto, alguien que actúe de esta forma
sin mayores problemas de consciencia debería considerar seriamente si se ha
convertido realmente a Dios: “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a
las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Porque si la palabra dicha
por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió
justa retribución, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan
grande?”, (Hebreos 2:1-3).
III.
¿CÓMO
SER SANTOS?
Por
lo tanto, los cristianos tenemos que esforzarnos por ser santos, pero la
pregunta es ¿cómo ser santos? La misma Biblia nos responde esta pregunta:
1. Se
es santo por el sacrificio de Cristo.
“Quien nos salvó y llamó con llamamiento
santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia
que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos”.
2 Timoteo 1:9
La santificación se obtiene a través
de creer en Jesucristo y no por medio de hacer buenas obras. En este sentido la
santidad es un estado otorgado únicamente por Dios a aquellos que se
arrepienten de sus pecados y por tal motivo vemos como Pablo en sus cartas
llama santos a los cristianos: “Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de
Dios, y el hermano Sóstenes, a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los
santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos con todos los que en
cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y
nuestro”, (1 Corintios 1:1-2).
2. Es
nuestra responsabilidad perfeccionar nuestra santidad.
“Así que, amados, puesto que tenemos tales
promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu,
perfeccionando la santidad en el temor de Dios”.
2 Corintios 7:1
Si bien es cierto que somos santos
por la posición que Cristo nos otorga al salvarnos, esto no significa que
seamos perfectos, de hecho Dios nos pide que perfeccionemos cada día nuestra
santidad y por ello la santificación es un proceso en el cual el hombre tiene
responsabilidad. Es a través de la ayuda del Espíritu Santo, la vida devocional
de adoración, lectura bíblica, oración, servicio y todas aquellas actividades
que contribuyen a nuestro crecimiento espiritual que el cristiano tiene que ir
madurando y desechando todo lo malo de su vida.
3. Un
día nuestra santificación se perfeccionara.
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a
otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de
perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del
cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura
de la plenitud de Cristo”.
Efesios 4:11-12
Las
Escrituras nos dicen que Dios ha constituido a diferentes ministerios para
perfeccionar a los santos y que un día esta perfección alcanzara su plenitud
cuando finalmente pasemos a la presencia de Dios y lleguemos a la estatura del Varón
Perfecto, que es Cristo. Por ello todos debemos esforzarnos para alcanzar ese
estado donde finalmente estemos delante de Dios.
CONCLUSIÓN.
Sin
santidad nadie vera a Dios y debemos agradecer a Cristo por su sacrificio que
nos hace santos delante de Dios sin olvidar la responsabilidad que tenemos de
perfeccionarla hasta el día que nos llame a su presencia donde nuestra santificación
será completada.
Exalente tema.Bendiciones
ResponderBorrarLinda palabra, que bendice mi vida.
ResponderBorrargracias,ayuda mucho a reflexionar nuestra conducta.
ResponderBorrarGloria a Dios
ResponderBorrarGracias por tan buen mensaje, Dios les bendiga
ResponderBorrarMe impacto tremendo tema tan necesario en nuestras vidas para allar gracia delante de Dios
ResponderBorrarHola que el Señor Jesús nos bendiga, tengo una duda con esta palabra.
ResponderBorrarDice sin santidad nadie vera al Señor pero se refiere a cuando nosotros partamos de está tierra
Muy bien explicado Dios le siga enriqueciendo de su palabra y sean de mucha bendición,gracias Dios les Bendiga,shalon
ResponderBorrarNo está totalmente explicado. Porque si la salvación no puede perderse, lo cual yo creo firmemente, entonces si un creyente no vive en santificación y muere, de acuerdo a este versículo, no verá al Señor, lo que es incongruente, porque ¿cómo puede alguien estar en el cielo y no ver al Señor? Aquí tiene que haber otra explicación.
ResponderBorrarPara los Hebreos del Antiguo Testamento, la santidad incluía tanto el concepto negativo de la “separación” como el concepto positivo de la “dedicación.” Para los Cristianos que han nacido de nuevo, la santidad significa específicamente la separación del pecado y del mundo, y la dedicación a Dios. Separarnos del pecado y dedicarnos a Dios, pues sin santidad nadie verá al Señor.
BorrarComplemento a este precioso estudio: Cuando un creyente fallece, Ap 20:5 nos dice que en el instante de entrar al cielo su alma experimenta la "primera resurrección". Esto significa que nuestra alma es hecha perfecta e inmaculada ; así glorificada queda en condiciones de gozar la nueva vida junto a Cristo en espera de la resurrección del cuerpo que resucitará glorificado al venir Cristo con todo su esplendor y en cuerpo y alma con plena confianza compareceremos en el juicio del gran trono blanco.
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