“¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso? La misericordia de Dios
es continua. Agravios maquina tu lengua; como navaja afilada hace engaño.
Amaste el mal más que el bien, la mentira más que la verdad. Has amado toda suerte de palabras perniciosas,
engañosa lengua. Por tanto, Dios te destruirá para siempre; te asolará y te
arrancará de tu morada, y te desarraigará de la tierra de los vivientes. Verán
los justos, y temerán; se reirán de él, diciendo: He aquí el hombre que no puso
a Dios por su fortaleza, sino que confió en la multitud de sus riquezas, y se
mantuvo en su maldad. Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; en la
misericordia de Dios confío eternamente y para siempre. Te alabaré para
siempre, porque lo has hecho así; y esperaré en tu nombre, porque es bueno,
delante de tus santos”.
Salmo 52:1-9
INTRODUCCIÓN
Todas nuestras
acciones tienen consecuencia en nuestra vida. Cualquier decisión que tomemos
traerá consecuencias ya sea positiva o negativa a nuestras vidas ya que lo que
se siembra eso mismo se cosecha. En esta vida tenemos dos opciones, o somos
justos o injustos, y en ambos casos recibiremos la paga o recompensa por nuestras acciones.
La recompensa del Justo y del Injusto |
I.
EL ERROR DE PERSEVERAR
EN EL PECADO.
“¿Por qué te jactas de maldad, oh poderoso? La misericordia de Dios
es continua. Agravios maquina tu lengua; como navaja afilada hace engaño.
Amaste el mal más que el bien, la mentira más que la verdad. Has amado toda suerte de palabras perniciosas,
engañosa lengua”.
Las primeras palabras
de este Salmo nos muestran una terrible realidad: la condición malvada del
hombre. Por causa del pecado nuestra naturaleza es tendiente siempre a hacer lo
malo, tanto que aborrece el evangelio y prefiere disfrutar de los placeres
temporales del pecado. El mismo Jesús dijo que la condenación eterna era
consecuencia de que los hombres amaron más las tinieblas que la luz: “Y esta es la
condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas
que la luz, porque sus obras eran malas”, (Juan 3:19). Tristemente
muchas personas hoy en día se jactan de su maldad, abusan de la paciencia y
misericordia de Dios, maquinan toda clase de maldades y se deleitan en sus
malos caminos: “Por
cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los
hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal”,
(Eclesiastés 8:11). Todo esto nos muestra la terrible condición espiritual del
hombre.
II.
LA PAGA DE LOS
INJUSTOS.
“Por tanto, Dios te destruirá para siempre; te asolará y te
arrancará de tu morada, y te desarraigará de la tierra de los vivientes. Verán
los justos, y temerán; se reirán de él, diciendo: He aquí el hombre que no puso
a Dios por su fortaleza, sino que confió en la multitud de sus riquezas, y se
mantuvo en su maldad”.
Lamentablemente la
vida de pecado traerá un pago terrible a la vida de los hombres. La Biblia
enseña en este Salmo y en otros pasajes que la paga del pecado será la muerte: Por tanto, Dios te
destruirá para siempre; te asolará y te arrancará de tu morada, y te
desarraigará de la tierra de los vivientes. Sus días un día llegaran
a su fin y los justos contemplaran su triste fin de tal forma que ni siquiera
sus riquezas o recursos le podrán ayudar aquel día: Verán los justos, y temerán; se reirán de él,
diciendo: He aquí el hombre que no puso a Dios por su fortaleza, sino que
confió en la multitud de sus riquezas, y se mantuvo en su maldad.
Esto nos recuerda a la historia del rico que vivía en opulencia y no se
preocupaba por nada; pero un día murió y paso a la eternidad con su alma
condenada, mientras que Lázaro, el mendigo, murió y heredo la vida eterna:
“Había un hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y
hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado
Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquél, lleno de llagas, y ansiaba
saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían
y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los
ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el
Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro
en su seno”.
Lucas 16:19-23
III.
LA RECOMPENSA DE LOS JUSTO.
“Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; en la
misericordia de Dios confío eternamente y para siempre. Te alabaré para siempre,
porque lo has hecho así; y esperaré en tu nombre, porque es bueno, delante de
tus santos”.
Sin embargo, el justo
será recompensado enormemente por Dios. La Biblia nos habla de la paga que el
justo recibirá de parte de su Dios. El salmista dice que los justos serán como olivo verde en
la casa de Dios, es decir,
sus vidas serán prosperadas y jamás vivirán con incertidumbre porque su
confianza esta puesta en el Dios Omnipotente: en la misericordia de Dios confío eternamente y
para siempre. Los deseos de Dios son de bien para cada uno de
nosotros y por eso Jesucristo nos invita a acercarnos para recibir el perdón de
los pecados y así heredar la vida eterna: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree
al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de
muerte a vida”, (Juan 5:24). Debemos escoger a Jesús porque de lo
contrario no escaparemos del juicio por causa de nuestros pecados.
CONCLUSIÓN.
En esta vida somos
deudores por causa de nuestros pecados, y la paga del pecado para todos los
injustos es la condenación eterna en el infierno. Sin embargo, Dios quiere
bendecirnos y a través de Jesús podemos escapar de este terrible juicio. Y lo
hacemos el Señor de nuestras vidas nos salvara del infierno porque la paga del
justo es la vida eterna.
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