La más terrible de las calamidades (Apocalipsis 6:12-17)




Miré cuando abrió el sexto sello, y he aquí hubo un gran terremoto; y el sol se puso negro como tela de cilicio, y la luna se volvió toda como sangre; y las estrellas del cielo cayeron sobre la tierra, como la higuera deja caer sus higos cuando es sacudida por un fuerte viento. Y el cielo se desvaneció como un pergamino que se enrolla; y todo monte y toda isla se removió de su lugar. Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?”.
Apocalipsis 6:12-17

INTRODUCCIÓN


A lo largo del tiempo la humanidad ha sido víctima de terribles catástrofes que han cobrado miles de muertes, desde terremotos, tsunamis, tornado, huracanes, terribles inundaciones, erupciones volcánicas y aun las mismas guerras mundiales figuran entre las más terribles calamidades que este mundo ha tenido que pasar. Cada año que pasa parece que las calamidades superan su nivel de mortandad y sin que el mundo se dé cuenta todo esto va preparando el escenario para la peor de todas las catástrofes que este mundo ha experimentado ya que tarde o temprano el periodo de la Gran Tribulación iniciara. Algunos de los profetas del Antiguo Testamento anunciaron acerca de este periodo terrible y en el libro de Apocalipsis se nos da mayores detalles en cuanto a los terribles azotes que vienen para esta humanidad pecadora. Tal y como lo vemos en los versículos anteriores habrá terribles calamidades que el hombre nunca ha imaginado vivir y como dice el ángel en esos versículos: porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?  Veamos pues como este mundo será conmocionado aquel día.

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La más terrible de las calamidades

                                I.            LA HUMANIDAD SERÁ AZOTADA POR LOS CUERPOS CELESTES.


En primer lugar, esta tierra será azotada por los cuerpos celestes del universo, es decir, por la luna, el sol y las estrellas: “El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas. Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas. El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche”, (Apocalipsis 8:10-12). Podemos imaginarnos lo terrible que será para la humanidad sufrir la mortandad y pánico que estos eventos provocaran. Ahora bien, los tormentos no terminan aquí sino que más adelante se nos dice que los hombres serán quemados por los rayos del sol y una terrible oscuridad los envolverá: “El cuarto ángel derramó su copa sobre el sol, al cual fue dado quemar a los hombres con fuego. Y los hombres se quemaron con el gran calor, y blasfemaron el nombre de Dios, que tiene poder sobre estas plagas, y no se arrepintieron para darle gloria. El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas, y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras”, (Apocalipsis 16:8-11).

                             II.            LA HUMANIDAD SERÁ AZOTADA POR DEMONIOS.


A parte de todo esto, también la humanidad será azotada por terribles demonios durante la gran tribulación: “El quinto ángel tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo. Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra. Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes. Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos. El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas; tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones; tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla; tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses. Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión”, (Apocalipsis 9:1-11). A lo largo de la Biblia uno puede ver la intervención de Satanás y sus demonios para mal de la humanidad provocando su caída, muchas enfermedades e impulsándolos a su ruina, pero este día el averno se abrirá y de él surgirán terribles seres demoniacos que se encargaran de atormentar a los hombres.

                          III.            LA HUMANIDAD SERÁ AZOTADA POR TERRIBLES PESTES Y UNA GUERRA MUNDIAL.


Además, esta humanidad será azotada por terribles pestes y una guerra mundial, de hecho, los jinetes que Juan ve al principio de las terribles visiones le muestra como después de la aparición del Anticristo viene la escasez, guerras y muerte: “Y miré, y he aquí un caballo blanco; y el que lo montaba tenía un arco; y le fue dada una corona, y salió venciendo, y para vencer. Cuando abrió el segundo sello, oí al segundo ser viviente, que decía: Ven y mira. Y salió otro caballo, bermejo; y al que lo montaba le fue dado poder de quitar de la tierra la paz, y que se matasen unos a otros; y se le dio una gran espada. Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano. Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino. Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra”, (Apocalipsis 6:1-8). Y durante los últimos días de la gran tribulación, al final de los 7 años una terrible guerra mundial vendrá: “El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Éufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes del oriente. Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso… Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón”, (Apocalipsis 16:12-14, 16).

                          IV.            LA HUMANIDAD SERÁ AZOTADA POR TERRIBLES CATÁSTROFES NATURALES.


Las Escrituras nos dicen que aquel día toda la tierra será sacudida como un ebrio: “Temblará la tierra como un ebrio, y será removida como una choza; y se agravará sobre ella su pecado, y caerá, y nunca más se levantará”, (Isaías 24:20). Apocalipsis nos describe que durante los primeros toques de las trompetas granizo con fuego caerá sobre este mundo provocando una gran mortandad y terribles incendios forestales: “El primer ángel tocó la trompeta, y hubo granizo y fuego mezclados con sangre, que fueron lanzados sobre la tierra; y la tercera parte de los árboles se quemó, y se quemó toda la hierba verde. El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida”, (Apocalipsis 8:7-9). Finalmente, todo este periodo de gran tribulación finalizará con un terremoto mundial seguido por una lluvia de granizo: “Entonces hubo relámpagos y voces y truenos, y un gran temblor de tierra, un terremoto tan grande, cual no lo hubo jamás desde que los hombres han estado sobre la tierra. Y la gran ciudad fue dividida en tres partes, y las ciudades de las naciones cayeron; y la gran Babilonia vino en memoria delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira. Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados. Y cayó del cielo sobre los hombres un enorme granizo como del peso de un talento; y los hombres blasfemaron contra Dios por la plaga del granizo; porque su plaga fue sobremanera grande”, (Apocalipsis 16:18-21).

CONCLUSIÓN.


Definitivamente una terrible tragedia viene para este mundo, sin embargo, hay una esperanza para todos aquellos que se arrepientan de sus pecados y crean en Cristo: “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Más los perros estarán fuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira. Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente”, (Apocalipsis 22:14-17). Con estas palabras termina Apocalipsis invitando a todos sus lectores a huir de todos estos juicios.




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