“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado,
como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de
verdad”.
2 Timoteo 2:15
La Biblia constituye más que un libro religioso, es en
toda su unidad un libro divino otorgado a los cristianos para darles a conocer
su palabra. En este sentido su correcta interpretación es más que importante,
es necesaria para el progreso de su pueblo. Pablo le decía a Timoteo que un
obrero aprobado por Dios era aquel capaz de usar correctamente la palabra de
verdad y por tal motivo cada uno de nosotros debe esforzarse por poner toda
diligencia en este fin. Ahora bien, todo buen intérprete de la Biblia debe
reunir ciertas características que lo definirán como tal y en esta sección las
consideraremos una por una.
Cualidades del Intérprete de la Biblia |
EL INTÉRPRETE BÍBLICO DEBE SER UN CONVERTIDO
“En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los
sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños”.
Mateo 11:25
La primera característica que debe cumplir el
intérprete de las Sagradas Escrituras es que debe haber nacido de nuevo. Muchas
personas han fracasado en interpretar la Biblia simplemente porque no se han
convertido a Cristo, creen que sus talentos intelectuales son más que
suficientes para ello pero lo cierto es que este libro espiritual no lo puede
comprender la mente carnal. El mismo Jesús alabo al Padre porque había
escondido el significado de las verdades divinas de los que se hacían llamar
sabios y entendidos, es decir, los fariseos y escribas, y las había revelado a
los niños, o sea, a las personas sencillas que había creído en Jesús. Si bien
es cierto que la interpretación bíblica requiere cierto nivel de análisis,
lógica y habilidad, pero sin la intervención divina nada puede comprender: “Pero el hombre
natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”,
(1 Corintios 2:14). Sin haber experimentado un verdadero nuevo nacimiento el
ser humano jamás podrá presenciar el poder del reino de Dios y comprender las
verdades espirituales que están contenidas en las Escrituras: “Respondió Jesús y
le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede
ver el reino de Dios”, (Juan 3:3).
EL INTÉRPRETE BÍBLICO DEBE DEPENDER DEL ESPÍRITU SANTO
“Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará
a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo
lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”.
Juan 16:13
El llegar a confiar enteramente en la habilidad analítica y criterio científico
para interpretar correctamente la Biblia es un error, ya que no debe obviarse
la ayuda que necesitamos del Espíritu Santo para tal labor. Apoyar nuestra
negligencia y pereza para no prepararnos en el estudio serio diciendo que el
Espíritu Santo nos ayudara a interpretarla cuando llegue el momento también es
un error. Por tanto, nuestro estudio serio de las Sagradas Escrituras debe
estar siempre acompañado de nuestras oraciones y la dependencia del Espíritu
Santo para sacar el mejor provecho. Nuestro Señor Jesús les enseño a sus
discípulos que durante el tiempo entre su partida y su segunda venida el
Espíritu Santo les conduciría a toda verdad: Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os
guiará a toda la verdad. Como el salmista debemos pedirle al
Espíritu que nos guie en el estudio de su palabra iluminándonos en el
significado de su palabra para llegar a la correcta interpretación: “Abre mis ojos, y
miraré las maravillas de tu ley”, (Salmo 119:18).
EL INTÉRPRETE BÍBLICO DEBE VIVIR DE ACUERDO A LA PALABRA DE DIOS
“Jesús les respondió y dijo: Mi doctrina no es mía,
sino de aquel que me envió. El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá
si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta”.
Juan 7:16-17
Cuando Jesús estuvo en esta tierra se dedicó
exhaustivamente a enseñar la palabra de Dios en todas las aldeas y lugares a
donde iba, y mientras lo hacía dejaba claro la autoridad que esta doctrina
tenia, ya que provenía del Padre, del mismo cielo, y dijo que todo aquel que
hiciera la voluntad de Dios llegaría a conocerla. De esta forma, el intérprete
bíblico debe ser una persona que no solo conoce la Biblia, sino la obedece y su
vida refleja todos los principios sagrados. De nada sirve que una persona
llegue a convertirse en un verdadero erudito bíblico si no pone en práctica
todo lo que aprende. El estudio de la Biblia traerá a nuestra vida sabiduría,
nos enseñara como vivir como padres, hijos, empleados, jefes, buenos
ciudadanos, en comunidad y hermandad en la iglesia, nos mostrara los peligros y
como alejarnos de ellos, a como resistir lo días malos y vencer al final del
camino. Por ello, entre más practiquemos los principios bíblicos más los
entenderemos. La Biblia lo dice de esta forma: “¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es
ella mi meditación. Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus
mandamientos, porque siempre están conmigo. Más que todos mis enseñadores he
entendido, porque tus testimonios son mi meditación. Más que los viejos he
entendido, porque he guardado tus mandamientos; de todo mal camino contuve mis
pies, para guardar tu palabra. No me aparté de tus juicios, porque tú me
enseñaste. ¡Cuán dulces son a mi paladar
tus palabras! Más que la miel a mi boca. De tus mandamientos he adquirido
inteligencia; por tanto, he aborrecido todo camino de mentira”,
(Salmo 119:97-104). Un verdadero interprete bíblico enseña lo aprendido a
través de su conducta, su forma de hablar, de pensar, de tomar decisiones,
todas sus acciones y su vida son un reflejo de la misma palabra de Dios la cual
cada día va prosperando como consecuencia a su obediencia: “Mas la senda de los justos es como la luz de
la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto. El camino de los
impíos es como la oscuridad; no saben en qué tropiezan”, (Proverbios
4:18-19).
EL INTÉRPRETE BÍBLICO DEBE TENER UNA ACTITUD PERSEVERANTE
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de
malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha
sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de
día y de noche”.
Salmo 1:1-2
Finalmente, el intérprete bíblico debe tener un
espíritu perseverante en su estudio de la palabra de Dios. El estudio de la
palabra de Dios es el proceso de toda una vida, esto no termina cuando alguien
termina de recibir un curso de Biblia o cuando se recibe un tirulo en teología,
esto apenas es el comienzo. El estudio de las Sagradas Escrituras debe ser
resultado de un plan intencional para conocerla, debe incluir esfuerzo dedicación para que su estudio no sea una
cuestión de días o semanas, toda nuestra vida debe estar consagrada al estudio
de este precioso libro. Por esta razón el salmista declara una bienaventuranza
para aquellos que se han alejado del camino del mal y han encontrado en la
palabra de Dios una verdadera delicia meditando en ella de día y de noche. Para
lograr esto debemos ser perseverantes y no desmallar en ningún momento. En la
Biblia encontramos el ejemplo de Daniel, un hombre que persevero tanto en su búsqueda
por comprender la visiones que Dios le había revelado que un mismo ángel le fue
enviado para darle la verdadera interpretación: “En el año tercero de Ciro rey de Persia fue
revelada palabra a Daniel, llamado Beltsasar; y la palabra era verdadera, y el
conflicto grande; pero él comprendió la palabra, y tuvo inteligencia en la
visión. En aquellos días yo Daniel estuve afligido por espacio de tres semanas.
No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con
ungüento, hasta que se cumplieron las tres semanas… Entonces me dijo: Daniel,
no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a entender y a
humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras; y a causa de
tus palabras yo he venido”, (Daniel 10:1-3, 12). Hoy en día, la
iglesia del Señor tenemos al Espíritu Santo el cual es el que nos ilumina para
comprender todas las verdades bíblicas, no obstante, esto requiere esfuerzo,
dedicación, perseverancia y consagración para alcanzar este bendito fin: “Por tanto, ceñid
los lomos de vuestro entendimiento…”, (1 Pedro 1:13). Debemos
afirmarnos en nuestra decisión para no desmallar en la búsqueda del
conocimiento e interpretación de la palabra de Dios.
muy buen trabajo, esta información esta excelente, bendiciones!
ResponderBorrarMuy interesante la lectura nos enseña a que como siervos de Dios utilicemos la palabra de Dios de manera correcta al momento de interpretar el texto Bíblico;y sobre todo dejarnos guiar por el Espíritu Santo de Dios,estar siempre en oración,y el buen interprete de la palabra también es aquel que vive lo que dice es decir pone en practica sus enseñanzas ,obedece la palabra.Y finalmente debemos perseveran en el señor Jesucristo hasta el final y en su palabra meditarla siempre y no dejarlo no es un momento es la siempre la palabra de Dios viva en nuestras vida.
BorrarMuy buen documento de lectura, nos inspira a ser buenos interpretes de la palabra de Dios.
Muy buena la lectura aquí aprendemos lo q tenemos que aser bendiciones
ResponderBorrarLa lectura nos lleva a analizar la importancia de aprender correctamente las Sagradas Escrituras, ya que el Señor nos tomará a cuentas sobre la enseñanza que impartamos a las personas que el Señor nos encomiende.
ResponderBorrarExcelente análisis y provechosa lectura, muy agradecido a Dios en tiempos de ayuno.
ResponderBorrarHola, saludos, yo soy interprete.
ResponderBorrar