2 Timoteo 4:1-5
Homilética: La Ciencia y el Arte de Predicar |
Corría el tiempo, la época era alrededor de los años 66
al 67 d.C., Nerón el emperador romano había desatado una terrible persecución contra
todos los cristianos, Pablo se encontraba prisionero por causa de su fe y sabía
que sus días estaban por terminar. A pesar de su situación el apóstol mantiene
una actitud optimista y sabía que a lo mejor ya no podría seguir predicando la
palabra de Dios y por ello decide escribir su última carta alentando a su fiel discípulo
Timoteo para que continúe con la misión que Dios le había encomendado. Si hay
alguien que entendió el llamamiento de Dios a predicar su palabra este fue
Pablo. Desde su conversión Dios se lo dejo muy claro: “El Señor le dijo: Ve, porque instrumento
escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes,
y de los hijos de Israel; porque yo le mostraré cuánto le es necesario
padecer por mi nombre”, (Hechos 9:15-16). Y desde entonces se convirtió
en un asiduo predicador de la palabra de Dios, enseñándola en sinagogas, casas
o cualquier lugar donde tuviera la oportunidad, jamás se cansó de hacerlo, y basta
leer Hechos de lo Apóstoles para corroborar esto: “Aconteció en Iconio que entraron juntos en la
sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de
judíos, y asimismo de griegos”, (Hechos 14:1); “Pasando luego por Pisidia, vinieron a
Panfilia. Y habiendo predicado la palabra en Perge, descendieron a Atalia”,
(Hechos 14:24-25); “y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la
provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos
días. Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía
hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido”,
(Hechos 16:12-13); “Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica,
donde había una sinagoga de los judíos. Y Pablo, como acostumbraba, fue a
ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos, declarando y exponiendo
por medio de las Escrituras…”, (Hechos 17:1-3); “Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche
a Pablo y a Silas hasta Berea. Y ellos, habiendo llegado, entraron en la
sinagoga de los judíos. Y éstos eran más nobles que los que estaban en
Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada
día las Escrituras para ver si estas cosas eran así”, (Hechos
17:10-11); “Mientras
Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad
entregada a la idolatría. Así que discutía en la sinagoga con los judíos y
piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían. Y algunos filósofos de
los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá
decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses;
porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. Y tomándole,
le trajeron al Areópago”, (Hechos 17:16-19); “Y cuando Silas y Timoteo vinieron de
Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra…”,
(Hechos 18:5). En conclusión, podemos decir que la vida de Pablo fue predicar
el mensaje del evangelio, y ahora que su muerte se acercaba se preocupó por
delegar esta noble tarea en la persona de Timoteo.
Pablo
encara a Timoteo delante de Dios para que predique la palabra sin desmayar en
el intento: Te
encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a
los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes
a tiempo y fuera de tiempo. La realización de esta obra tenía dos propósitos
fundamentales. El primero era para salvación de las almas al presentarles el
plan de salvación a través de la fe en Jesucristo: redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia
y doctrina. En segundo lugar la predicación de la palabra de Dios ayudaría
a contradecir las enseñanzas de los falsos maestros evitando así que engañen a
la iglesia. Así a través de esta encomienda Pablo estaba asegurando que su
legado continuara y la palabra de Dios se siguiera predicando.
DEFINICIÓN DE HOMILÉTICA
En este sentido la predicación de la palabra de Dios se
vuelve sumamente importante para todo cristiano ya que no es una cuestión de un
solo hombre, o de algunos escogidos, sino un llamamiento que toda la iglesia
tiene de proclamar su palabra: “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación
santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que
os llamó de las tinieblas a su luz admirable”, (1 Pedro 2:9). Por
ello la predicación de la palabra de Dios debe ser un imperativo en la vida de
cada cristiano y por tal motivo surgen dos preguntas que merecen ser
contestadas: ¿Qué significa predicar? ¿Existe un método que nos ayude a
predicar? Con respecto a la primera interrogante, llámese predicación al anuncio verbal
del santo evangelio a las personas a través de un ser humano. Es importante
hacer notar que este mensaje no constituye un mensaje humano, sino uno
celestial, de tal forma que cuando el predicador lo transmite, transmite un
mensaje divino: “entendiendo
primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación
privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que
los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”,
(1 Pedro 1:20-21). Además este privilegio de predicar su palabra ha sido
otorgado únicamente a su iglesia, su predicación e interpretación fue reservada
a través de los tiempos para nosotros y ni siquiera los ángeles pueden optar a
tan grande honor: “Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros,
inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación, escudriñando
qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el
cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que
vendrían tras ellos. A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros,
administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han
predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales
anhelan mirar los ángeles”, (1 Pedro 1:10-12).
Ahora,
esto nos lleva a responder la siguiente pregunta: ¿Existe un método que nos
ayude a predicar? La respuesta es sí, y para este fin la homilética nos ayuda. Homilética
es la ciencia y el arte de predicar para comunicar el mensaje de la Palabra de
Dios. Se estudia cómo organizar el material, preparar el bosquejo y predicar
efectivamente. Presenta a través del
estudio de sermones ejemplares un modelo útil para los que empiezan a lanzarse
al difícil arte de la predicación, mostrando cómo decir las cosas de un modo
claro y concreto. Ahora bien, decimos que la homilética es una ciencia
porque aplica un método lógico y sistemático para la elaboración de sus
sermones. La preparación del sermón no es cuestión del azar, o decir cualquier
cosa que se venga a la cabeza, tiene un proceso que debe seguirse
disciplinadamente, y por ello la homilética es una ciencia. Decimos que es un
arte, porque a través del talento humano y la práctica constante se perfecciona
buscando siempre transmitir de la mejor manera posible el mensaje que le ocupa.
IMPORTANCIA DE ESTUDIAR LA HOMILÉTICA
Vivimos en un mundo seriamente golpeado por el pecado y
la predicación de los principios del santo evangelio se vuelve crucial para
sacar de esta condición a las personas, no obstante, es de gran relevancia e
saber presentar es mensaje de una manera clara y lógica, que persuada sin
fatigar las mentes de los oyentes, y en esto nos ayuda la homilética. Una de
las cosas que Pablo le recalco a Timoteo era la importancia de la enseñanza bíblica
para presentar la fe en Jesucristo y no cabe duda que la buena elaboración de
un sermón es clave para alcanzar este fin: “Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo
que engendran contiendas. Porque el siervo del Señor no debe ser contencioso,
sino amable para con todos, apto para enseñar, sufrido; que con mansedumbre corrija
a los que se oponen, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para
conocer la verdad, y escapen del lazo del diablo, en que están cautivos a
voluntad de él”, (2 Timoteo 2:23-26). Cuando estudiamos homilética
el creyente puede convertirse en un mejor predicador debido a tres razones sencillas:
1.
El estudio de la homilética ayuda al estudiante a estar familiarizado
con la preparación de un sermón.
2.
El estudio de la homilética ayuda a poner en orden los pensamientos e información
bíblica que desea presentar en una lección.
3.
El estudio de la homilética ayuda al estudiante a presentar la Palabra
de Dios de una manera correcta y agradable delante de Dios.
El poder llegar a presentar de manera eficaz el
mensaje de Dios es importante ya que a través de él estamos cumpliendo la gran comisión
que nuestro Señor delego a su iglesia y básicamente en esto radica la
importancia de la homilética: “Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a
toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no
creyere, será condenado”, (Marcos 16:15-016). La predicación es el
medio que Dios utiliza para transmitir su mensaje y para ello utilizas a los
hombres los cuales son responsables de que este llegue a todos los perdidos y
una vez esto hecho, cada quien decide para salvación o condenación el recibirlo
o rechazarlo. Por tal razón todos deberíamos estudia la homilética para
llegarnos a presentar delante de Dios como obreros aprobados que saben aplicar
correctamente la palabra de verdad: “Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como
obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad”,
(2 Timoteo 2:15).
LA PREPARACIÓN DEL SERMÓN Y LA UNCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO
Ahora bien, la preparación cuidadosa de un sermón no es
suficiente, ya que debe ir acompañada de una entera devoción y dependencia del Espíritu
Santo, la combinación de ambos resulta en un sermón ungido con el poder del Espíritu
de Dios. Es importante no confundir la unción en la predicación con los gritos
y el exceso de gestos corporales provocados por las emociones, sino nos
referimos a esa gracia infinita que prende las mentes y corazones de los
oyentes y provoca en el predicador una exposición clara y cautivadora de la
Biblia que guían a la edificación y salvación de las almas. No olvidemos que los
extremos son malos. El predicador que descuida la preparación del sermón confiando
que el Espíritu Santo le ayudara terminara improvisando dando una charla sin
sentido, ya que Dios no respalda a los irresponsables. En contraste, un
predicador que solo dependa de sus habilidades extraordinarias para preparar un
sermón y descuida su comunión con el Espíritu Santo, terminara dando un sermón académicamente
bien preparado, pero seco y no llegara al corazón de los oyentes.
Por este motivo el predicador debe ser capaz de preparar
lo mejor posible su sermón sin llegar a abusar de la sencillez del mismo.
Muchos buscan el momento de predicar destacar, o alardear de sus éxitos personales,
sus logros y dones espirituales, utilizan en ocasiones muchos términos técnicos
de teología para dar a conocer los grandes teólogos que son, pero lo cierto es
que su léxico debe estar adecuado al tipo de oyentes que recibirán su mensaje.
No es lo mismo una predicación destinada a adultos, como a niños, o la que se
imparte en un instituto teológico. El predicador debe saber adecuar su léxico y
sobre todo no olvidar que su propósito principal es exaltar a Cristo y no a si
mimo. Su preparación debe ser la mejor, su mensaje sencillo pero a la vez
poderoso, y en todo momento debe humillarse ante Dios para que todo lo que diga
sea respaldado por el mismo Espíritu Santo. Cuando esto es así, encontramos la fórmula
perfecta para una buena predicación: “Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el
testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me
propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste
crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y
ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana
sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría
de los hombres, sino en el poder de Dios”, (1 Corintios 2:1-5).
EL BOSQUEJO
Un instrumento de gran ayuda en la predicación es la
elaboración del bosquejo. Un bosquejo es un esquema de las diferentes
partes principales de un mensaje bíblico registradas en una hoja de papel.
El uso de un bosquejo al momento de predicar es muy importante, muchos
consideran innecesario su uso, pero lo cierto es que es una herramienta de gran
ayuda por dos razones sencillas. La primera es porque nos obliga a prepararnos.
El tener que completar cada una de las partes de bosquejo nos obliga a
investigar, a cuestionarnos constantemente, a consultar y asegurarnos que el
sermón va por el camino correcto. La segunda razón por la cual es importante un
bosquejo es porque le ayuda al predicador a no salirse del tema principal. Muchas
veces hemos oído sermones donde el predicador habla de todo. Comienza hablando
del pecado de Adán y de cómo Eva fue engañada por la serpiente, luego se salta
a hablar de una ocasión cuando fue engañado por un amigo en el cual confiado,
luego comienza a hablar de la importancia de la amistad y de como David y
Jonatán fueron amigos, pero el odio y egoísmo de Saúl provoco que David huyera,
luego habla de lo terrible que es el odio y como las raíces de amargura
consumen a las personas y recuerda a una personas que fue lastimado durante su
infancia por sus padres, luego exhorta a los padres a ser buenos con sus hijos
y pone el ejemplo de su padre quien fue un buen médico y eso lo induce a hablar
que no hay otro médico como Jesús el cual nos puede ayudar a sanar todas
nuestra dolencias. Si nos damos cuenta este sermón no tiene una estructura
definida y pareciera que el predicador habla lo que se le viene a la cabeza.
Sin embargo, el bosquejo nos ayuda a prepararnos en torno de una sola temática,
sin salirnos del tema, para que la predicación sea eficaz.
Las
partes principales de un bosquejo son:
1.
El Tema
2.
El Texto.
3.
La Introducción.
4.
Las divisiones principales.
5.
Las Subdivisiones.
6.
La Conclusión.
La información proporcionada es sumamente importante porque son una guía muy valiosa para personas que de alguna manera somos responsables de transmitir el mensaje de Dios , es decir El Evangelio de la Gracia de Dios , Muchas Gracias por estas herramientas que nos ayudan a cumplir con la gran Comisión, Dios bendiga su ministerio !!!
ResponderBorrarCarmen Torres 10/9/2019 Deseo aprender mas y estudiar mas de la Biblia y todos los comentarios y estudios que temenos en nuestra Igelcia porque nos hacen preguntas y ami me gusta contester y estudiar porque esto es bien inportante para mi lla que yo he dejaro mucho tiempo pasar y ahora yo deseo vivir mas para Dios que para mipor eso es que esto es muy importante para mi.
ResponderBorrarMUY BUENO......DIOS OS BENDIGA
ResponderBorrarGracias mis hermanos x la enseñanza los amo en el amor de Dios
ResponderBorrarGracias por la información Mr gustaría aprender mas
ResponderBorrarDios les bendiga por esta bendicion de informacion
ResponderBorrarGracias
Excelente información
ResponderBorrarExcelente estudio. Dios lo siga usando de esa manera.
ResponderBorrarmuy completo y claro. BENDICIONES
ResponderBorrarea asi ordenar las ideas y mantenerse en el tema...ser sencillos y poner en primer lugar a Cristo en nuestros sermones...ayuda y beneficia al que escucha...Sacar nuestro Ego y ponerselo en los pies de Cristo...amén ..aleluiya
ResponderBorrar