La reconstrucción del muro noroeste (Nehemías 3:1-5)


 

“Entonces se levantó el sumo sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas. Ellos arreglaron y levantaron sus puertas hasta la torre de Hamea, y edificaron hasta la torre de Hananeel. Junto a ella edificaron los varones de Jericó, y luego edificó Zacur hijo de Imri. Los hijos de Senaa edificaron la puerta del Pescado; ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos. Junto a ellos restauró Meremot hijo de Urías, hijo de Cos, y al lado de ellos restauró Mesulam hijo de Berequías, hijo de Mesezabeel. Junto a ellos restauró Sadoc hijo de Baana. E inmediato a ellos restauraron los tecoítas; pero sus grandes no se prestaron para ayudar a la obra de su Señor”.

Nehemías 3:1-5

 

INTRODUCCIÓN

 

Hasta el capítulo 2 hemos considerado cómo Nehemías transmitió su visión a los principales líderes del pueblo judío, una visión que había sido influenciada por Dios y tenía como propósito reconstruir los muros de Jerusalén. Hubo críticas y oposición de parte de aquellos que odiaban el pueblo de Dios, sin embargo, esto no detuvo que la transmisión de la visión tuviese éxito ya que en este capitulo 3 vemos cómo esta fue exitosa, tanto que el pueblo puso manos a las obras para hacerla realidad. Aunque el nombre de Nehemías no se menciona en este capítulo como el líder que direcciono todo este trabajo, no dudamos que realmente fue así. Cuando la visión que un líder cristiano posee es de Dios, esta es aceptada por el pueblo y se materializa a través de la ayuda de ellos y ahora lo vamos a ver en este capítulo.


reconstruccion-muros

The Rebuilding of Jerusalem

By McCabe, James Dabney, 1842-1883 - https://archive.org/details/pictorialhistory01mcca/page/n8/mode/1up, Public Domain, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=116153155

 

EL EJEMPLO DE LOS LÍDERES ESPIRITUALES EN LA RECONSTRUCCIÓN DE LOS MUROS

 

“Entonces se levantó el sumo sacerdote Eliasib con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas. Ellos arreglaron y levantaron sus puertas hasta la torre de Hamea, y edificaron hasta la torre de Hananeel”.

Nehemías 3:1

 

En toda obra o trabajo que se realice en la iglesia, el ejemplo de los líderes de la congregación es determinante para impulsar al resto del pueblo a involucrarse, en este caso vemos cómo el principal líder espiritual de la nación, el sumo sacerdote Eliasib, se involucró junto con los demás sacerdotes en edificar la puerta de las Ovejas.  La puerta de las Ovejas estaba al oeste de la esquina nordeste de la ciudad, su nombre sugiere que por ella entraban las ovejas destinadas al sacrificio en el templo. El trabajo de estos sacerdotes se extendió desde dicha puerta, pasando por la torre de Hamea y llegando hasta la torre de Hananeel. En el caso de la torre Hamea, la palabra hebrea aquí es Meá (מֵאָה), sin embargo, arqueológicamente no se ha logrado identificar a qué torre se refiere, algunos opinan que la lectura del texto es el erróneo y una mejor manera de traducirla seria la “torre de los cien” o los “cientos”, pudiendo indicar que se trataba de un tramo largo de 100 codos que iba desde la puerta de las ovejas hasta la torre de Hananeel, o bien pudiese referirse a su altura o la cantidad de soldados que la resguardaban, difícil de determinar con exactitud, de allí que algunas versiones de la Biblia lo traducen mejor como la torre de los Cien: “Entonces Eliasib, el sumo sacerdote, y los demás sacerdotes comenzaron a reconstruir la Puerta de las Ovejas. La dedicaron y colocaron las puertas, levantaron la muralla hasta llegar a la Torre de los Cien, la cual también dedicaron, y hasta la Torre de Hananeel”, (Nehemías 3:1, NTV). En el caso de la torre de Hananeel, esta es mencionada en Jeremías 31:38 y Zacarías 14:10. La versión de la Biblia RV60 solo traduce el texto afirmando que los sacerdotes arreglaron y levantaron las puertas de la torre Hamea, pero una mejor traducción es que “colocaron y santificaron las puertas”, o como lo traduce la Biblia del Jubileo: “Y se levantó Eliasib el sumo sacerdote con sus hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas. Ellos la santificaron y levantaron sus puertas hasta la torre de Hamea, santificándola hasta la torre de Hananeel”, (Nehemías 3:1, Biblia del Jubileo). Ciertamente la palabra hebrea que se traduce, “santificaron”, es cadásh (קָדַשׁ), que literalmente es eso, santificar, y esto nos enseña que cuando los lideres espirituales de la iglesia se involucran en la obra del Señor, no solo dan el ejemplo a la congregación, sino también deben santificarla con sus oraciones sabiendo que el éxito depende del respaldo de Dios.

 

LA AYUDA DE RECONSTRUCCIÓN TAMBIÉN VINO DE AFUERA

 

“Junto a ella edificaron los varones de Jericó… E inmediato a ellos restauraron los tecoítas”.

Nehemías 3:2, 5

 

Algo más que podemos aprender de este capítulo es que la ayuda para reconstruir los muros de Jerusalén no solo vino de adentro, es decir, de los moradores de Jerusalén, sino también de afuera, de otras ciudades donde la noticia de dicha obra debió motivar a otros judíos a acudir a la ciudad para colaborar en dicha obra. Entre los que acudieron a la reconstrucción estuvieron presentes judíos de Jericó, una ciudad a 30 km al nordeste de Jerusalén; además menciona a los de Tecoa, una ciudad situada a 8 km al sur de Belén. De alguna manera estos judíos que vivían en estas ciudades alejadas de Jerusalén cuando escucharon la noticia de la reconstrucción quisieron presentarse a apoyar dicha obra. Cuando la obra es de Dios y la visión es atrayente, la ayuda y participación no solo viene de la misma congregación, sino, llama a otras personas de afuera que desean contribuir de alguna manera. Los ministros de Dios deben preocuparse por asegurarse que su visión sea de Dios, porque cuando sea así, la ayuda para llevarla a cabo vendrá no solo de adentro, sino de personas generosas de afuera que desean contribuir con el avance de la obra de Dios.

 

NO SIEMPRE TODOS SE INVOLUCRAN

 

“E inmediato a ellos restauraron los tecoítas; pero sus grandes no se prestaron para ayudar a la obra de su Señor”.

Nehemías 3:5

 

Como lo es en toda gran obra, siempre habrá personas que no van a querer involucrarse, en este caso, los tecoítas estuvieron dispuestos a participar en la reconstrucción de los muros, pero sus lideres principales no quisieron hacerlo, aun sabiendo que se trataba de la obra del Señor. A veces pudiese ocurrir y ver que algunos de los lideres de la congregación no se involucran en el trabajo y mejor los miembros se ponen a disposición, no obstante, esto no tiene que desanimarnos porque al final Dios respaldara a aquellos que trabajan para su obra.

 

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Mapa de la reconstrucción de los muros de Jerusalén en tiempos de Nehemías

LA RECONSTRUCCIÓN SE EXTIENDE DEL NORTE A LA ZONA OCCIDENTAL HASTA LA PUERTA DEL PESCADO

 

“… y luego edificó Zacur hijo de Imri. Los hijos de Senaa edificaron la puerta del Pescado; ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos. Junto a ellos restauró Meremot hijo de Urías, hijo de Cos, y al lado de ellos restauró Mesulam hijo de Berequías, hijo de Mesezabeel. Junto a ellos restauró Sadoc hijo de Baana. E inmediato a ellos restauraron los tecoítas…”.

Nehemías 3:2-5

Finalmente, podemos ver como la obra se extendió desde la parte norte que restauraron los sacerdotes desde la puerta de las ovejas y se extendió al occidente hasta la puerta del pescado y lo que comprendió los tramos del muro y sus respectivas puertas: … edificaron la puerta del Pescado; ellos la enmaderaron, y levantaron sus puertas, con sus cerraduras y sus cerrojos... La puerta de los pescados se encontraba en la parte occidental del muro y se llamaba así porque por ella entraban los comerciantes de pescado que llevaban su producto al mercado. La Nueva Versión Internacional de la Biblia nos da una mejor idea del tipo de trabajo que estos hombres fueron realizando, terminando su parte del muro, una familia o grupo después del otro, extendiéndose desde la parte norte donde se encontraban los sacerdotes en la puerta de las ovejas hacia la parte occidental del muro hasta la puerta de los pescados: “… trabajaron en la reconstrucción de la puerta de las Ovejas. La repararon y la colocaron en su lugar, y reconstruyeron también la muralla desde la torre de los Cien hasta la torre de Jananel. El tramo contiguo lo reconstruyeron los hombres de Jericó, y el tramo siguiente, Zacur hijo de Imrí. La puerta de los Pescados la reconstruyeron los descendientes de Sená… El tramo contiguo lo reconstruyó Meremot, hijo de Urías y nieto de Cos, y el tramo siguiente Mesulán, hijo de Berequías y nieto de Mesezabel. El siguiente tramo lo reconstruyó Sadoc hijo de Baná. Los de Tecoa reconstruyeron el siguiente tramo de la muralla…”, (Nehemías 3:1-5, NVI). Podemos ver cómo la unidad de las familias y diferentes grupos logró avanzar considerablemente con la reconstrucción del muro en la parte norte y occidental del mismo. Definitivamente el avance del trabajo en la obra de Dios no depende de un solo hombre, sino de un equipo de trabajo, donde cada uno sabe lo que tiene que hacer y al final, la suma de los esfuerzos y trabajos individuales resulta en el resultado final, porque a Dios le place usar a hombres y mujeres de diferentes dones y habilidades que al complementarse permiten que el reino de Dios avance en esta tierra.



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