“Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar
allí tres días, me levanté de noche, yo y unos pocos varones conmigo, y no
declaré a hombre alguno lo que Dios había puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén;
ni había cabalgadura conmigo, excepto la única en que yo cabalgaba. Y salí de
noche por la puerta del Valle hacia la fuente del Dragón y a la puerta del
Muladar; y observé los muros de Jerusalén que estaban derribados, y sus puertas
que estaban consumidas por el fuego. Pasé luego a la puerta de la Fuente, y al
estanque del Rey; pero no había lugar por donde pasase la cabalgadura en que
iba. Y subí de noche por el torrente y observé el muro, y di la vuelta y entré
por la puerta del Valle, y me volví”.
Nehemías 2:11-15
INTRODUCCIÓN
Terminamos el capítulo 2 de este libro con la partida
de Nehemías a Jerusalén y el momento cuando comparte con su pueblo la visión que
tenia de reconstruir los muros. Todo líder necesita tener una visión, esta
visión debe venir de Dios ya que visualiza lo que el Señor desea que se haga en
el futuro. En el liderazgo, todo parte de una visión la cual con el tiempo va
tomando forma hasta que se materializa totalmente, pero antes de cualquier cosa,
necesita ser considerada, planeada, evaluada y declarada a los demás en el
momento oportuno, esperando que Dios también la respalde para que esta pueda
cumplirse según sus propósitos. En estos versículos veremos cómo la visión que
Dios le había dado a Nehemías es finalmente declarada en el momento adecuado.
Nehemías
contempla las ruinas de los muros de Jerusalén
De Gustave Doré
- Doré's English Bible, Dominio público,
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10717116 |
NEHEMÍAS LLEGA A JERUSALÉN
“Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí tres días, me
levanté de noche, yo y unos pocos varones conmigo…”
Nehemías 2:11-12
Después de que el rey Artajerjes le concedió a
Nehemías su petición de ir a Judá con la finalidad de reconstruir los muros de
Jerusalén, este partió y después de algunos días llego a Jerusalén: Llegué, pues, a Jerusalén, y después de estar allí
tres días, me levanté de noche, yo y unos pocos varones conmigo. Algunos consideran que el viaje de Nehemías debió haber
sido de alrededor de 1800 km, esto si siguió la ruta tradicional de Susa a
Babilonia, y de Babilonia a Jerusalén, lo cual implicaba unos 4 meses de viaje;
otros por el contrario sugieren que Nehemías pudo haber tomado una ruta mas
corta, de Susa a Tadmor a través de Damasco y de allí a Jericó y luego a
Jerusalén. Independientemente de que ruta tomo, Nehemías se encontraba
finalmente en Jerusalén con una idea muy clara de lo que deseaba hacer.
Luego, después de 3 días de estar en Jerusalén, se levantó de noche y tomo
consigo a unos pocos varones para que lo acompañasen en su ronda de inspección
la cual hizo en completo secreto, ya que el hecho de que lo haya hecho de noche
indica que no quería tener muchas personas que presenciaran lo que estaba
planeando hacer, aun, tomo consigo pocos varones, probablemente los de mayor
confianza y de esta manera Nehemías inicia su inspección secreta.
LA VISIÓN SECRETA DE NEHEMÍAS
“… y no declaré a hombre alguno lo que Dios había
puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén; ni había cabalgadura conmigo, excepto
la única en que yo cabalgaba”.
Nehemías 2:12
Nehemías es un hombre a través del
cual podemos aprender muchos principios de liderazgo. El liderazgo es clave
para el éxito de cualquier organización y la iglesia no es la excepción. Hasta
este momento Nehemías no es más que un funcionario persa que ha llegado a
Jerusalén, aun no había declarado lo que Dios había puesto en su corazón: “… y no declaré a hombre alguno lo que Dios había
puesto en mi corazón que hiciese en Jerusalén. Cuando Dios llama a una persona a su obra le da
una visión, una visión que no necesariamente tiene que tratarse de una
revelación en sueños o visiones al estilo profético, sino, como Nehemías, puede
poner en nuestro corazón una inquietud de hacer una obra para su gloria y
honra, una visión que al principio solo el líder la conoce. Nehemías sabia
callar la gran visión que Dios le había dado, sabia que aun no había llegado
el momento oportuno para darla a conocer, antes, quiso recorrer la ciudad
para saber en qué condición se encontraba y siendo silencioso, tomo pocos
hombres, los de mayor confianza, decidiendo de que no llevaran caballos, sino de
que lo siguieran en una incursión a pie, excepto Nehemías que si llevaba
cabalgadura: ni había cabalgadura
conmigo, excepto la única en que yo cabalgaba. Algunos opinan que Nehemías cabalgo en un burro, ya
que este animal es menos ruidoso que el caballo y era una bestia de carga muy
usada en sus tiempos, por ello, algunas versiones traducen este versículo
haciendo hincapié en ese detalle: “… me escabullí
durante la noche, llevando conmigo a unos cuantos hombres. No le había dicho a
nadie acerca de los planes que Dios había puesto en mi corazón para Jerusalén.
No llevamos ningún animal de carga, con excepción del burro en el que yo
cabalgaba”, (Nehemías 2:12, NTV).
LA EVALUACIÓN SECRETA DE NEHEMÍAS
“Y salí de noche por la puerta del Valle hacia la fuente
del Dragón y a la puerta del Muladar; y observé los muros de Jerusalén que
estaban derribados, y sus puertas que estaban consumidas por el fuego. Pasé
luego a la puerta de la Fuente, y al estanque del Rey; pero no había lugar por
donde pasase la cabalgadura en que iba. Y subí de noche por el torrente y
observé el muro, y di la vuelta y entré por la puerta del Valle, y me volví”.
Nehemías 2:13-15
Nehemías hace rápidamente una
inspección para ver la situación real en la que se encontraba la ciudad y los
muros. Primero, salió de noche por la puerta del Valle hacia la fuente del
Dragón. Es probable que la puerta del valle se refiera a la puerta que
conduce al valle de Cedrón, de allí se fue hacia la fuente de Dragón,
cuya ubicación es incierta ya que las Escrituras la mencionan con este nombre
solamente en este versículo, de allí que algunos opinan de que la fuente de
Dragón pudiese identificarse con la fuente de Gihón, o alguna otra fuente cuyas
aguas fluyeran al estanque superior e inferior de valle de Gihón. De aquí,
Nehemías avanzó a la puerta del Muladar, o dicho en nuestro idioma, la
puerta del “Basurero”, ya que conducía al basurero en el valle de Hinom. Si
esto es así, significa que Nehemías arribo a Jerusalén desde el norte, desde
allí pudo ver el lado del muro mientras se aproximaba a la ciudad, y tres días
después, salió a realizar su inspección mas detallada, partiendo de la parte
sudoeste de la ciudad, para luego avanzar hacia el sureste de la ciudad para
contemplar la parte de los muros de esa locación. Luego, en su inspección,
Nehemías pasa por la puerta de la Fuente, la cual se cree que era una fuente
que se conducía a la fuente de Rogel, un manantial afuera del muro: “Luego sube a Debir desde el valle de Acor; y al norte mira
sobre Gilgal, que está enfrente de la subida de Adumín, que está al sur del
arroyo; y pasa hasta las aguas de En-semes, y sale a la fuente de Rogel”,
(Josué 15:7). Luego, llega al estanque del rey, el cual se cree que se
refiere a la fuente de Siloé, la cual se encontraba en la parte sur de la
cuidad. De esta manera, Nehemías realiza su inspección nocturna observando
difíciles condiciones en la que se encontraba la ciudad y los muros: … y observé los muros de Jerusalén que estaban
derribados, y sus puertas que estaban consumidas por el fuego… pero no había
lugar por donde pasase la cabalgadura en que iba. Y subí de noche por el
torrente y observé el muro, y di la vuelta y entré por la puerta del Valle, y
me volví. Todo líder
debe primero inspeccionar y entender la situación a la que se enfrenta antes de
realizar cualquier otra cosa. Realizar un diagnóstico de la situación es
siempre bueno, todo con el objetivo de evaluar y considerar los riesgos, los
obstáculos y planear el camino que se debe tomar, anticipar posibles problemas
y planear una estrategia para contrarrestarlos. Nehemías no se lanzo de un
solo a la tarea que Dios le había asignado, antes, evaluó y consideró bien
cuales iban a ser sus siguientes pasos. En cierta ocasión Jesús hablo de la
importancia de planear y considerar los costos, antes de lanzarse a una misión
que pueda fallar: “Porque ¿quién de vosotros,
queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver
si tiene lo que necesita para acabarla?
No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla,
todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre
comenzó a edificar, y no pudo acabar. ¿O qué rey, al marchar a la guerra contra
otro rey, no se sienta primero y considera si puede hacer frente con diez mil
al que viene contra él con veinte mil? Y si no puede, cuando el otro está
todavía lejos, le envía una embajada y le pide condiciones de paz. Así, pues,
cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi
discípulo”, (Lucas 14:28-33). La capacidad de anticiparse es clave
en todo líder y Nehemías era un hombre que entendía perfectamente esto, por
eso, guardo en su corazón la visión que Dios le había dado, antes de darla a
conocer quiso entender la situación inicial de la cuidad y los muros para dimensionar
la realidad de las cosas y anticiparse a los obstáculos que se le pudieran presentar,
porque una vez hecho así, se preparó para presentarle al pueblo su visión.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario