Piedras vivas de una casa espiritual (1 Pedro 2:5-8)


 

“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, la piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados”.

1 Pedro 2:4-8

INTRODUCCIÓN


Definitivamente el apóstol Pedro está interesado en que sus lectores crezcan en la fe, no ignorando su nueva naturaleza y esperanza a la cual han sido llamados, desechando de esta manera sus antiguos hábitos viciados por el pecado e incorporando nuevos que les permitan llevar una vida santa y espiritual delante de Dios. Después de haber explicado lo importante que es el crecimiento espiritual por medio de la leche espiritual que es la palabra de Dios, Pedro nos invita a que seamos parte de ese edificio espiritual, donde cada uno de nosotros somos piedras vivas.


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Piedras vivas de una casa espiritual
 

ACERQUÉMONOS A LA PIEDRA VIVA

“Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa”.

1 Pedro 2:4

 

Aquí encontramos una gran invitación, la invitación de acercarnos a nuestro Señor quien es la piedra viva: “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa. En este versículo tenemos una gran enseñanza, lo primero, la invitación de acercarnos a Cristo para crecimiento espiritual y formar parte de una casa espiritual. Ya el apóstol habló de la importancia del crecimiento espiritual anhelando la leche espiritual no adulterada, ahora espera que completemos nuestro crecimiento acercándonos a la piedra viva y formemos parte de la casa espiritual, que es su iglesia, de la cual Cristo es la piedra viva. En segundo lugar, la piedra vida nos ofrece estabilidad y seguridad. Definitivamente Jesús es la piedra viva, y no una piedra cualquiera, sino, la piedra “viva” en la cual todos podemos apoyarnos y fundamentar nuestra vida completa. Ahora, esta piedra viva que es preciosa para nosotros es desechada por otros, pero para Dios es escogida y precisa. Aunque el mundo ha rechazado a Cristo, Dios lo ha aprobado y le ha dado toda gloria y honra a tal punto que, para nosotros, los que creemos, es piedra viva. Nuestro fundamento es Cristo y sobre este fundamento esta erigida la iglesia: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”, (Mateo 16:18).

 

EDIFICADOS EN UNA CASA ESPIRITUAL

“… vosotros también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”.

1 Pedro 2:5

 

Es interesante la forma de cómo Pedro nos hace la invitación para acercarnos a Cristo. Lo primero es que nos compara con piedras vivas que serán edificadas en un edificio, pero no cualquier edificio, sino en una casa espiritual. En este sentido esta casa o edificio no es de roca, sino es algo más de eso, es algo totalmente espiritual, es edificar una comunidad espiritual unida por la fe en Cristo Jesús, es decir, esta casa espiritual es la iglesia en donde cada creyente forma para de ella como piedra espiritual que unidas con otras piedras espirituales forma el edificio espiritual en una comunión perfecta con el Espíritu Santo: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu”, (Efesios 2:19-22). Si armonizamos el enseñanza de Pablo con lo que Pedro nos está explicando, los cristianos somos piedras vivas las cuales somos edificados sobre el fundamento anunciado de los apóstoles y profetas que es Cristo, el cual es la piedra del ángulo sobre el cual el edificio está construido, este edificio va creciendo en la medida que nuevos creyentes en Cristo se unen a la iglesia y estos mismos creyentes son edificados para ser morada del Espíritu Santo: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”, (1 Corintios 6:19). Lo segundo que podemos aprender de este versículo es que Dios nos ha llamado a ser sacerdotes de esta casa espiritual para ofrecer sacrificios vivos y agradables a Dios. En el Antiguo Testamento los sacerdotes se encargaban de ofrecerle a Dios los sacrificios, estos sacerdotes tenían que ser descendientes de Aarón y los levitas eran los que le ayudaban, sin embargo, ahora, en Cristo Jesús, cada cristiano se convierte en sacerdote, de tal manera que nosotros podemos ofrecer esos sacrificios vivos los cuales ya no son sacrificios de animales, sino más bien, nuestra propia vida ofrecida en obediencia y servicio a Dios: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”, (Romanos 12:1).

 

LA PIEDRA ANGULAR

“Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero para los que no creen, la piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también destinados”.

1 Pedro 2:6-8

 

Estas palabras que Pedro menciona en este versículo son tomadas de un Salmo: “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser cabeza del ángulo. De parte de Jehová es esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos”, (Salmos 118:22-23). El salmista nos habla de una piedra angular y en la antigüedad era aquella primera piedra que se montaba en una esquina de la construcción que servía de referencia y base para la cimentación y colocación de las demás piedras que formarían el edificio. En su sentido original, esta piedra angular era Israel, la cual era una nación que Dios había plantado en medio de las demás naciones y que sería clave en la proclamación de su gloria como nación santa, sin embargo, Israel falló en esta misión y ahora, en el Nuevo Testamento, esta piedra angular es Cristo mismo: “Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos? Por tanto, os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él. Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará”, (Mateo 21:42-44). Esta piedra angular sobre la cual el nuevo edificio espiritual es construido es Cristo y todos aquellos que creen en estas palabras son quebrantados para arrepentimiento de pecados y edificados para vida eterna; pero aquellos que no creen, tropezaran sobre esta piedra y serán condenados. Definitivamente no existe otra piedra angular o fundamento que Cristo Jesús sobre el cual la iglesia es edificada para vida eterna, Jesús es esa roca sobre la cual el ser humano puede afirmarse para vida eterna o puede tropezar para su ruina eterna: “Como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo y roca de caída; y el que creyere en él, no será avergonzado”, (Romanos 9:33).

 

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