“Acercándoos a él, piedra viva, desechada
ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa, vosotros
también, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio
santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de
Jesucristo. Por lo cual también contiene la Escritura: He aquí, pongo en Sion
la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el que creyere en él, no
será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él es precioso; pero
para los que no creen, la piedra que los edificadores desecharon, Ha venido a
ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca que hace caer, porque
tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual fueron también
destinados”.
1 Pedro 2:4-8
INTRODUCCIÓN
Definitivamente
el apóstol Pedro está interesado en que sus lectores crezcan en la fe, no
ignorando su nueva naturaleza y esperanza a la cual han sido llamados, desechando
de esta manera sus antiguos hábitos viciados por el pecado e incorporando
nuevos que les permitan llevar una vida santa y espiritual delante de Dios.
Después de haber explicado lo importante que es el crecimiento espiritual por
medio de la leche espiritual que es la palabra de Dios, Pedro nos invita a que
seamos parte de ese edificio espiritual, donde cada uno de nosotros somos
piedras vivas.
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Piedras vivas de una casa espiritual |
ACERQUÉMONOS A LA PIEDRA VIVA
“Acercándoos a él, piedra viva, desechada
ciertamente por los hombres, más para Dios escogida y preciosa”.
1 Pedro 2:4
Aquí
encontramos una gran invitación, la invitación de acercarnos a nuestro Señor
quien es la piedra viva: “Acercándoos a él, piedra viva, desechada ciertamente por los
hombres, más para Dios escogida y preciosa. En este versículo
tenemos una gran enseñanza, lo primero, la invitación de acercarnos a Cristo
para crecimiento espiritual y formar parte de una casa espiritual. Ya el apóstol
habló de la importancia del crecimiento espiritual anhelando la leche
espiritual no adulterada, ahora espera que completemos nuestro crecimiento acercándonos
a la piedra viva y formemos parte de la casa espiritual, que es su iglesia, de
la cual Cristo es la piedra viva. En segundo lugar, la piedra vida nos ofrece
estabilidad y seguridad. Definitivamente Jesús es la piedra viva, y no una
piedra cualquiera, sino, la piedra “viva” en la cual todos podemos apoyarnos y
fundamentar nuestra vida completa. Ahora, esta piedra viva que es preciosa
para nosotros es desechada por otros, pero para Dios es escogida y precisa.
Aunque el mundo ha rechazado a Cristo, Dios lo ha aprobado y le ha dado toda
gloria y honra a tal punto que, para nosotros, los que creemos, es piedra viva.
Nuestro fundamento es Cristo y sobre este fundamento esta erigida la
iglesia: “Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y
sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella”, (Mateo 16:18).
EDIFICADOS EN UNA CASA ESPIRITUAL
“… vosotros también, como piedras vivas, sed
edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios
espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo”.
1 Pedro 2:5
Es
interesante la forma de cómo Pedro nos hace la invitación para acercarnos a
Cristo. Lo primero es que nos compara con piedras vivas que serán edificadas
en un edificio, pero no cualquier edificio, sino en una casa espiritual. En
este sentido esta casa o edificio no es de roca, sino es algo más de eso, es
algo totalmente espiritual, es edificar una comunidad espiritual unida por la
fe en Cristo Jesús, es decir, esta casa espiritual es la iglesia en donde cada
creyente forma para de ella como piedra espiritual que unidas con otras piedras
espirituales forma el edificio espiritual en una comunión perfecta con el Espíritu
Santo: “Así que ya no sois extranjeros ni
advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de
Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la
principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien
coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien
vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu”,
(Efesios 2:19-22). Si armonizamos el enseñanza de Pablo con lo que Pedro nos
está explicando, los cristianos somos piedras vivas las cuales somos edificados
sobre el fundamento anunciado de los apóstoles y profetas que es Cristo, el
cual es la piedra del ángulo sobre el cual el edificio está construido, este
edificio va creciendo en la medida que nuevos creyentes en Cristo se unen a la
iglesia y estos mismos creyentes son edificados para ser morada del Espíritu
Santo: “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del
Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois
vuestros?”, (1 Corintios 6:19). Lo segundo que podemos aprender de
este versículo es que Dios nos ha llamado a ser sacerdotes de esta casa
espiritual para ofrecer sacrificios vivos y agradables a Dios. En el
Antiguo Testamento los sacerdotes se encargaban de ofrecerle a Dios los
sacrificios, estos sacerdotes tenían que ser descendientes de Aarón y los
levitas eran los que le ayudaban, sin embargo, ahora, en Cristo Jesús, cada
cristiano se convierte en sacerdote, de tal manera que nosotros podemos ofrecer
esos sacrificios vivos los cuales ya no son sacrificios de animales, sino más
bien, nuestra propia vida ofrecida en obediencia y servicio a Dios: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios,
que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios,
que es vuestro culto racional”, (Romanos 12:1).
LA PIEDRA ANGULAR
“Por lo cual también contiene la Escritura: He
aquí, pongo en Sion la principal piedra del ángulo, escogida, preciosa; y el
que creyere en él, no será avergonzado. Para vosotros, pues, los que creéis, él
es precioso; pero para los que no creen, la piedra que los edificadores
desecharon, Ha venido a ser la cabeza del ángulo; y: Piedra de tropiezo, y roca
que hace caer, porque tropiezan en la palabra, siendo desobedientes; a lo cual
fueron también destinados”.
1 Pedro 2:6-8
Estas
palabras que Pedro menciona en este versículo son tomadas de un Salmo: “La piedra que desecharon los edificadores ha venido a ser
cabeza del ángulo. De parte de Jehová es esto, y es cosa maravillosa a nuestros
ojos”, (Salmos 118:22-23). El salmista nos habla de una piedra
angular y en la antigüedad era aquella primera piedra que se montaba en una esquina
de la construcción que servía de referencia y base para la cimentación y
colocación de las demás piedras que formarían el edificio. En su sentido
original, esta piedra angular era Israel, la cual era una nación que Dios había
plantado en medio de las demás naciones y que sería clave en la proclamación de
su gloria como nación santa, sin embargo, Israel falló en esta misión y ahora, en
el Nuevo Testamento, esta piedra angular es Cristo mismo: “Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra
que desecharon los edificadores, ha venido a ser cabeza del ángulo El Señor ha
hecho esto, y es cosa maravillosa a nuestros ojos? Por tanto, os digo, que el
reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los
frutos de él. Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado; y sobre quien
ella cayere, le desmenuzará”, (Mateo 21:42-44). Esta piedra
angular sobre la cual el nuevo edificio espiritual es construido es Cristo y
todos aquellos que creen en estas palabras son quebrantados para
arrepentimiento de pecados y edificados para vida eterna; pero aquellos que no
creen, tropezaran sobre esta piedra y serán condenados. Definitivamente no
existe otra piedra angular o fundamento que Cristo Jesús sobre el cual la iglesia
es edificada para vida eterna, Jesús es esa roca sobre la cual el ser humano
puede afirmarse para vida eterna o puede tropezar para su ruina eterna: “Como está escrito: He aquí pongo en Sion piedra de tropiezo
y roca de caída; y el que creyere en él, no será avergonzado”,
(Romanos 9:33).
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