Mateo 9:35-38
Introducción
El
capítulo 9 llega a su fin con esta conmemorable escena donde se deja ver la
gran compasión de nuestro Señor y Dios Jesucristo. El versículo 35 de este capítulo
nos presenta un resumen de lo que nuestro Señor ha venido haciendo desde que inició
su ministerio así como describe su triple función: predicar, enseñar y sanar: Recorría Jesús todas
las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando
el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el
pueblo. Ya anteriormente hablamos acerca de lo que significaban
estas tres funciones. Mateo nos recalca lo incansable que era su misión al
recorrer todas las ciudades y aldeas. No obstante, a pesar de su esfuerzo por
llevar el descanso a tantas almas agobiadas, no lograba en su condición de
hombre alcanzar al 100% de ellos.
La gran compasión de Jesús
“Y al
ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y
dispersas como ovejas que no tienen pastor”.
Mateo 9:36
De repente la ardua tarea de liberación de Jesucristo
se interrumpe cuando visualiza a una gran multitud que poseía diferentes
necesidades. Podemos imaginarnos las incontables personas que recibieron alivio
de sus azotes, cuántos de ellos habían sido sanados de diferentes enfermedades,
otros habían sido liberados de espíritus malignos y muchos otras habían
recibido la palabra de Dios directamente de los labios del Gran Maestro
recibiendo alivio para sus cansadas y sedientas almas. Pero ahora aquí lo vemos
contemplando a una gran cantidad de personas que venían a Él esperando un toque
divino. La palabra griega que la RV60 traduce como multitudes es ójlos (ὄχλος) y se utilizaba
para denotar un gran numero incontable de personas. Posiblemente Jesús se
encontraba en una colina donde podía visualiza a esta gran multitud. Mateo dice
que cuando los vio sintió compasión por ellas. En este texto la palabra griega
de donde se traduce compasión es splanjnídsomai (σπλαγχνίζομαι) la cual
literalmente significa “se le movieron
las entraña”. Así de grande es la compasión de Jesús que incluso sus
entrañas se movieron al ver la condición terrible de aquellas personas. En
muchas ocasiones leemos como Jesús tuvo una y otra vez compasión de las
personas (Mateo 9:36; 14:14; 15:32; 20:34; Marcos1:41; Lucas 7:13) y hasta el
momento lo sigue teniendo por cada uno de nosotros. Su enorme misericordia es
una característica que identifica el ministerio de nuestro Señor.
Jesús
tuvo compasión de ellas porque las vio desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.
Por un lado estas palabras denotan la gran necesidad física y espiritual que
distinguían a estas personas. Además de esto también se ve la necesidad que
estas tenían de un pastor que las guiara y protegiera. No es la primera vez que
aparece la figura de la oveja sin pastor en la Biblia. En el Antiguo Testamento
se presenta en varias partes la figura de las ovejas sin pastor (Números 27:17;
1 Reyes 22:17; Zacarías 10:2) y en Ezequiel 34 Dios reprende al liderazgo judío
por descuidar al pueblo al cual los compara como ovejas sin pastor. Se esperaba
que los líderes religiosos llevaran al descanso a las almas abatidas por el
pecado en Israel por medio de mostrarles el camino de Dios; sin embargo, no fue
así, antes eran vistos como sucios pecadores a los cuales ni siquiera se les
querían acercar, y en lugar de practicar la justicia y misericordia, las
cargaban con una serie de tradiciones y cargas religiosas que los arrastraban
más al infierno. Por ello Jesús tuvo compasión de ellas.
La gran necesidad de obreros
“Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, más
los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su
mies.”.
Mateo 9:37-38
Hoy en día la necesidad de obreros es grande, la
necesidad de predicar a Cristo es inmensa pero muy pocas personas están
dispuestas a esforzarse por llevar este mensaje hasta las almas necesitadas. A
lo mejor estamos rodeados por religiosos o mercenarios del evangelio que lo
único que buscan es su propio provecho, otros quizás permanecen indiferentes
ante la necesidad, solo les importa sus propios intereses y no quieren
complicarse la vida. Pero, ¿qué decisión tomaremos ante este desafío? Nuestro
Señor les dijo a sus discípulos lo que tenían que hacer: Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe
obreros a su mies. El surgimiento de nuevos obreros requiere
oración. Generalmente, cuando en el Nuevo Testamento se habla de orar a Dios,
se utiliza la palabra proseújomai (προσεύχομαι); pero en este
caso, la palabra rogad se traduce de la palabra déomai (δέομαι) la cual
denota una oración que expresa un ruego de una alma en gran angustia. Nuestras
oraciones nunca serán iguales, todo depende de lo que estemos pidiendo y la
necesidad que tengamos. No es lo mismo orar por los alimentos que orar por un
familiar que está agonizando. No es lo mismo orar por algún proyecto que
hacerlo cuando nuestra vida depende de ello. Muchas oraciones tal vez no
denotan gran angustia en nuestra vida, pero otras nos impulsan a que derramemos
lágrimas y grandes ruegos por recibir nuestra petición. Jesús les decía a sus
discípulos que era necesario rogar, clamar con lágrimas y gran fervor a Dios el
milagro que levante obreros comprometidos, dispuestos a pagar el precio del
servicio y que sepan guiar a su pueblo por el camino de santidad. Esto debe ser
una prioridad en nuestra vida, ya que hasta el momento sigue siendo una
realidad en nuestro tiempo: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos.
viva cristo rey B)
ResponderBorrarMuy buena enseñanza gloria al Rey de Reyes nuestro Señor Jesucristo aleluya
ResponderBorrarAhora entiendo más, la orden es orar, rogar al Señor que envíe obreros a Su mies. Amén
ResponderBorrarDios les bendiga , servirle al rey de reyes y señor de señores no es nada fácil, pero debemos esforzarnos para lograrlo, oremos , Clamemos, para que a través de la misericordia de dios podamos agradar a Jesús con nuestros servicios
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