“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”.
1 Corintios 11:1
INTRODUCCIÓN
Llegamos al último versículo que
se relaciona con el tema de comer carne de lo sacrificado de los ídolos que
Pablo inicio allá en el capítulo 8 y ha ocupado 3 capítulos enteros, más un
versículo del 11. La conclusión es tremenda. Todo gira en la discreción que
debemos tener al momento de usar nuestra libertad en Cristo basada en los
conocimientos bíblicos que podamos tener. Está claro que el conocimiento debe
ir acompañado del amor, y su objetivo final es la edificación, no poner
tropiezo a los débiles en la fe. El apóstol en varias ocasiones puso su ejemplo
personal de cómo siendo un hombre libre y apóstol del Señor renuncio varias
veces a sus derechos con el fin de salvar más almas para Cristo y ser de
bendición para la iglesia. Pablo era un hombre que no solo hablaba, sino que
hacía, su ejemplo le daba mayor autoridad al momento de poder ordenarles algo a
los creyentes.
EL EJEMPLO LO ES TODO
“Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo”.
1 Corintios 11:1
Charles H. Spurgeon dijo “Que el
principal sermón de tu vida lo predique tu conducta”. Este dicho era una norma indiscutible en la vida
de Pablo. Como predicador del evangelio, Pablo vivía de acuerdo a él, para que
sus palabras estuvieran en armonía con sus acciones. Como ministro del
evangelio, sabía que tenía la responsabilidad de conducir a otros a los pies de
Cristo, y sus acciones podían ser un puente o tropiezo para ese fin. Como
cristianos somos responsables de tener un buen testimonio que alienten a otros
a seguir a Dios. Esta no fue la única
vez que Pablo exhorto a los cristianos a imitarlo. Ya lo dijo anteriormente en
esta carta: “Por
tanto, os ruego que me imitéis”, (1 Corintios 4:16). A los filipenses
les anima a imitarlo a él y los creyentes de buena conducta: “Hermanos, sed
imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis
en nosotros”, (Filipenses 4:17). Reconoce como los cristianos de la
iglesia de Tesalónica vinieron a imitarlo en su fe: “Y vosotros vinisteis a ser imitadores de
nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con
gozo del Espíritu Santo”, (1
Tesalonicenses 1:6).
El apóstol estaba convencido que ser ejemplo entre la
grey de Dios es clave para el ministerio cristiano. Este mismo consejo se lo
dio a Timoteo: “Ninguno
tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra,
conducta, amor, espíritu, fe y pureza”, (1 Timoteo 4:12). Cuando
este principio falla en la vida del liderazgo eclesiástico, las cosas no
funcionan bien, de hecho, nuestro mismo Señor Jesús es un ejemplo para nosotros,
ya que su dependencia al Espíritu Santo, su vida de oración, su integridad y
obediencia al Padre son una contundente comprobación de ello. Se ha dicho con
justicia que las palabras convencen pero el ejemplo arrastra, y Pablo lo sabía
perfectamente y por eso se atrevió a decir: Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo. Durante toda su vida Pablo fue ejemplo en
conducta de tal forma que tenía toda la autoridad moral para amonestar a los
demás tal y como lo hizo con los ancianos de la iglesia en Mileto: “Enviando, pues,
desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia. Cuando vinieron
a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el
tiempo, desde el primer día que entré en Asia, sirviendo al Señor con toda
humildad, y con muchas lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas
de los judíos; y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros,
públicamente y por las casas, testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento
para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo”, (Hechos
20:17-21). Muchas veces se piensa que el ejercer autoridad sobre la grey es
equivalente a ordenar y dejar que otros hagan mientras nosotros solo
observamos; pero en el evangelio no es así, ya que se espera que todo aquello
que el líder pide, él también lo haga, y no solo eso, sino que vaya a la cabeza
de su gente, y por esta razón el apóstol Pedro les dijo a los pastores: “Ruego a los
ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de
los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será
revelada: Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella,
no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo
pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino
siendo ejemplos de la grey. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores,
vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria”, (1 Pedro
5:1-4). Si nos damos cuenta la forma de gobierno se basa principalmente en ser
ejemplo de la grey antes de ejercer cualquier especie de poder autoritario, y
para ser ejemplo necesitamos hacer todo aquello que pedimos, y en 1 Corintios
Pablo les exhortaba a los creyentes a imitar su conducta la cual no hacía nada
que pudiese ser piedra de tropiezo en la vida de los demás. Él era un hombre
libre, pero se hacía como un esclavo con el fin de ganar a los esclavo; él no
estaba sujeto a la ley, pero se hacía como un judío devoto con el fin de
acercarse a ellos y compartirles el mensaje del evangelio; él era judíos, pero
se hacía como no sujeto a las leyes ceremoniales de los judíos con tal de ganar
a Cristo a los gentiles; él era una persona fuerte en la fe y plenamente
convencido de su libertad en Cristo, pero tenía sus consideraciones delante de
los débiles en la fe con el fin de no hacerlos tropezar del evangelio. Esto es
lo que Pablo hacía, y por ello le pide a todos que lo imiten en su actitud con
el fin de contribuir al crecimiento en la fe de todos.
Amén!
ResponderBorrarDios le bendiga...